APOLOGÍA DE LA IMPUREZA. QUIERO SER ESCORIA


Casi nada en la naturaleza se presenta en estado puro. Probablemente lo más puro sería, para «perdedores», lo menos interesante. Porque de la riqueza que nos aportan todos los elementos que componen un ser, es de lo que nos alimentamos quienes amamos la abundancia de la diversidad.

La energía se transforma. Si elevamos a altas temperaturas elementos impuros de la naturaleza, como en el caso del mineral de hierro, lo que lo hace ser impuro se libera. Las «impurezas», se retiran con facilidad… flotan y emigran. Cuando fluye la energía de tal modo que la pureza se desintegra, esa colección de compuestos que fluye es la escoria.

Y lo que en un lugar es escoria, en otro puede ser el elemento a alcanzar… Está compuesta de Calcio, Silicio, Magnesio, Aluminio, Azufre, Hierro, Manganeso, Titanio y Oxígeno… Es cuestión de química. O física, ¡yo qué sé!

Lo que queda claro es que la escoria, desechada para minimizar la pérdida de hierro, lo que sobra a su pureza, es muy bella y fascinante en sí misma. Desarrolla una gran resistencia durante largo tiempo… y puede, incluso, atrapar la fuerza de las olas del mar…

Y ese ser escoria, al servicio permanente de la humanidad, es lo que nos hace ser hermosa escoria. Yo me siento impura, fuerte y resistente como la escoria.

Salud, cultura, anarquía y riqueza en la diversidad encontréis siempre.

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