Xalbadorren heriotzean, Plentzia Kantari Balmasedan
XALBADORREN HERIOTZEAN
Xalbador es el apodo con el que se conocía a Fernando Aire Etxart, un bertsolari nacido en Urepel (Baja Navarra) el dia 19 de junio de 1920.
Pastor en su pueblo natal debe su sobrenombre a su caserío, Xalbadorenea. Murió de un ataque al corazón el día de su homenaje en Urepel el 7 de Noviembre de 1976.
Todo un mito en el arte del bertsolarismo, el pastor de Urepel «Urepelgo artzaina» como también se le denomina, cubre muchas paginas en la historia del bertsolarismo, siendo un improvisador nato, con un lenguaje muy expresivo y con mucha fuerza.
Xabier Lete compuso esta canción en honor de «Xalbador», con una letra que sigue poniendo la carne de gallina. Ha sido elegida la mejor canción de la historia en euskera.
Y Rozalén se atreve a cantarla. Y no lo hace mal del todo. Más abajo os dejo la versión de erramun Martikorena.
LETRA EN EUSKERA
Adiskide bat bazen
Orotan bihotz-bera
Poesiaren hegoek
Sentimentuzko bertsoek
Antzaldatzen zutena
Plazetako kantari
Bakardadez josia
Hitzen lihoa iruten
Bere barnean irauten
Oinazez ikasia
Ikasia
Nun hago, zer larretan
Urepeleko artzaina
Mendi hegaletan gora
Oroitzapen den gerora
Ihesetan joan hintzana (bis)
Hesia urraturik
Libratu huen kanta
Lotura guztietatik
Gorputzaren mugetatik
Aske senditu nahirik
Azken hatsa huela
Bertsorik sakonena
Inoiz esan ezin diren
Estalitako egien
Oihurik bortitzena
Bortitzena
Nun hago, zer larretan…
AQUÍ LA TRADUCCIÓN
Había un amigo
entrañable y sensible
Transfigurado por
Las alas de la poesía,
Por los versos surgidos de
Un profundo sentimiento
Un cantor que iba por las plazas
aterido de soledad,
que había aprendido con dolor
a tejer palabras y
a expresarse contenidamente
desde la insobornable
verdad de su ser interior
Dónde estás hoy, en qué praderas
pastor de Urepele,
tú que huiste hacia
las altas cumbres,
hacia el mañana que
perdura en el recuerdo
Liberaste tu canción
demoliendo el cerco,
buscando la libertad
más allá de las ataduras
y los límites de tu cuerpo
Convirtiendo tu último aliento
en el verso más profundo,
en el grito contundente
de las verdades ocultas
que jamás se pueden expresar.