Tocando a desconocidos. Richard Renaldi
«Tocando a desconocidos», un proyecto fotográfico que rompe el tabú del contacto físico
Ahmad es de orígen árabe, Assa y Tifanny son afroamericanos y Stefano tiene ancestros italianos. Los cuatro aparecen en la foto acostados sobre la hierba del parque, con evidente y relajada tranquilidad y enredados en una misma madeja física: Stefano y Assa se dan la mano mientras la cabeza del primero descansa en el vientre de Tifanny, a su vez abrazada por el cuello por Ahmad, en cuyas piernas descansa el brazo de Assa… Ninguna de las cuatro personas se conocían antes de la foto. Eran extraños que accedieron a romper con el miedo, con categoría de tabú social, hacia el contacto físico.
Touching Strangers (Tocando a desconocidos), un proyecto fotográfico del estadounidense Richard Renaldi (Chicago, 1968), es una palpable constatación de que las pieles pueden juntarse y que la ternura se despliega cuando el contacto se produce. Desde 2007 el fotógrafo invita a personas elegidas aleatoriamente para que interactúen ante la cámara y rompan el tabú social de que tocarse es incorrecto, inconveniente, incómodo o embarazoso.
Los modelos a los que Renaldi ha retrado en varias ciudades de los EE UU invaden con sinceridad y mutuamente sus espacios personales. Con la ayuda del fotógrafo, que explica sus intenciones y sugiere posibilidades, los anónimos modelos —de los que sólo trasciende el nombre de pila, el obvio perfil racial y el muy descriptivo lenguaje corporal y de atuendo o vestuario— se entregan al abrazo, al acogimiento, a la caricia, al gesto de aprecio, a la simpatía… Es fácil adivinir incluso en algunas de las piezas de la serie emociones que se acercan al amor o la fraternidad.
En las imágenes de Touching Strangers —que Renaldi realiza con una enorme cámara clásica de gran formato y negativos de 8 por 10 pulgadas (20,3 por 25,4 centímetros y una composición clásica— abundan las parejas imprevistas: Julie, una chica blanca con traje de novia, abrazada por Xavier, un adolescente negro con bandana y ropa de estilo hip-hop; Naomi y Bruce, una muchacha desenvuelta y un serísimo hombre de traje negro y maletín; Radhika, india con sari, y Lucas, anglosajón cien por cien; el policía uniformado Nathan y la adolescente Robyn (camiseta con la bandera de los EE UU y shorts vaqueros)…, pero también hay grupos familiares en los que aparece insertada una persona ajena.
«En general, cuando le pides a dos personas que se toquen van a hacer una de dos cosas: o bien se dan la mano o colocan los brazos uno alrededor del otro. Yo creo que puede haber formas más interesantes de tocar a los demás», explica el fotógrafo establecido en Nueva York en una entrevista con NPR. «A veces me preguntan si creo intencionadamente contrastes en las parejas. La respuesta es más compleja, porque se trata de un proceso orgánico que tiene que ver con lo cómodos que [los modelos] se sienten o cuan abiertos estén a mis sugerencias».
Ahora Renaldi está embarcado en la edición de un libro con el fotoproyecto. Bajo el padrinazgo de Aperture Foundation, la módelica asociación sin ánimo de lucro que fomenta la fotografía social, ha lanzado una campaña de microfinanciación en Kickstarter. El objetivo inicial era recaudar 10.000 dólares (unos 7.600 euros) y en el momento de escribir esta reseña el proyecto ya tiene garantizadas aportaciones de 56.000 (42.600 euros).
Los promotores de la campaña explican que el objetivo de Rinaldi es «introducir una variable impredecible en una fórmula fotográfica tradicional», el retrato para «crear relaciones espontáneas y efímeras entre completos desconocidos». Destacan también la dificultad del proceso, que implica «complejas negociaciones con los participantes» para llevarlos a una zona confortable, «en una intimidad física que normalmente se reserva para los seres queridos o amigos», dando lugar a imágenes «hermosas y extrañas» de «profundos paisajes emocionales».
Creemos que estas grandes fotografías tienen algo positivo que decir sobre la conexión humana, sobre una sociedad que ha enseñado a las personas a que no se toquen entre sí, algo que pueden y deben trascender más allá de los límites establecidos», dice Chris Boot, director ejecutivo de Aperture Foundation.