Libro V

   [Libro V]

   El noble enperador Alixandre fue su naçimiento quinientos años antes que el Nuestro Señor Jhesuchristo naçiese. Sus nobles fechos fueron en esta manera sacados abrebiadamente:

   En el tienpo que reinaba en Egito un poderoso rey que se llamaba Tañor, que era mucho sabio en la enigromançia y en todas las siençias de las artes liberales, sopiendo que los de Persia, que eran sus poderosos enemigos e venían sobre él, quesiendo saber de sus avenimientos e usando de sus çiençias, falló que toda su tierra avía de ser conquistada e destroída. Por lo no lo ver, salióse de noche de su palaçio e fuese desfigurado de tierras en tierras llamándose maestre Natalamo. E honrábanlo las gentes por su sabieza. Los de Egito, non fallando su Rey ni cosa con que d’él sopiesen para se defender de sus enemigos, preguntaron al su ídolo por nuebas d’él. Respondióles que nunca más d’él ni de otro abrían reparo fasta que el su fijo vernía en Egito e los sacaría del cabtiverio e serbidunbre de los persianos e que ál no les podía aprobechar.

   E así, andando maestre Natalamo de tierra en tierra, allegó en la çibdad de Corintio, que es en el Inperio de Greçia, adonde reinaba el rey Felipo de Macadonra, que era casado con la reina Olinpies, que era moça e mucho fermosa, que aún non avía fijos en ella, el qual, conversando con ellos, alcançó mucha pribança e gobernábase el dicho reino por él, en tal manera que se enamoró de la dicha reina. Non se le osando descobrir sopiendo de su bondad, díxole / [Fol. 75 v., col. a] en secreto:

   -Señora, el dios Mares me mandó que vos saludase de su parte, que vos ha escogido entre las del mundo para fazer un fijo de vos que pase su señorío por todo el mundo e mándabos que esta noche durmades en vuestra sala sola en vuestra cama con grandes çirios e lunbrezas por que vos beades su venida, que será en forma de león e después en forma de toro e después en forma de ángel con alas; e después, en forma de ome, abrá su ayuntamiento con vos. Por ende, alçad las manos al çielo dándole loores e conplid su mandado mucho en secreto, ca los dioses así lo quisieron sienpre e por conplir esto levaron al Rey, vuestro marido, de aquí a otras tierras, como es ido. Linpia e perfumada vuestra persona e palaçio e cama (e) yagades qual naçiste. E yo bome.

   La reina, mucho encrédula (274) e gozosa, conplió todo lo por él dicho. E obrando este maestre Natalamo de sus encantamentos, entró aquella noche en la dicha sala. Tomando aquellas figuras, dormió con ella a todo su plazer. Dízese que cató ora e tienpo para tomar mucha parte de los signos e planetas de que alcançan los omnes en el conçebimiento de las madres, que alcançó Alixandre en su enjendramiento, de doze signos, los nuebe e de ocho planetas, las seis. E por esto fue el más conplido omne del mundo todo en todas cosas.

   E así se salió Natalamo secreto e la Reina fincó preñada del dicho Alixandre. Él, como oviese siete años, fue dado a criar e dotrinar al maestro Aristótiles e le mostró de todas las çiençias. Creçiendo Alixandre, porque las cosas fechas no pueden ser sin ser sabidas, andaba el dibulgo entre las gentes que Alixandre mucho pareçiese al dicho maestre Natalamo [col. b] e como lo entendiese, oviendo ya doze años, pesándole d’ello, fízolo sobir ençima de una alta torre [e] lançólo muerto d’ella abaxo, de lo qual ploguiendo a todos, le dixo el padre:

   -Fijo Alixandre, Dios te dexe reinar e ensalçar e mandar toda tu natura de reinos, que yo creo que de los dioses te es así otorgado.

    

   Título de cómo Alixandre cobró el caballo Buçifal; otrosí de cómo desató el [nudo] (275) que los estrólagos fadaron e cómo fue armado cavallero

   Seyendo Alixandre de diez e seis años, fízose armar cavallero a su padre e porqu’él sabía qu’el padre tenía encerrado un potro brabo, que hera fijo de un elefante e de una yegua, enjendrado por aventura, que avían dicho los sabios que el que lo cabalgase sería enperador acabado, Alixandre, esforçando su coraçón, non dudando como avía despedaçado algunos que lo quisieron probar, a pesar de su padre e madre e criados, quebrantando los fierros, entró adonde estaba. E como lo viese el potro, fincó las rodillas ant’él e dexóse enfrenar e ensillar; porque hera todo mucho blanco llamáronle Buçifal, que fue el mejor e más famoso de todo el mundo, del qual se lee que nunca se dexó cabalgar a otro sinon Alixandre, que si él en sus batallas mataba a uno, que Buçifal mataba a dientes e pernadas con las manos dos e más.

   E así armado en su caballo, fiziéronle probar los rugidores de su reino un lazo que de grandes tienpos por un sabio fuera plegado de unas correas de cuero mucho delgadas en que dizían letras en él entalladas: «El prínçipe que este nudo soltare será rey sobre los reyes». E tomándolo Alixandre, non pudo tanto bolver ni rebolver que cabo ni fin le fallase. Como Alixandre viese las gentes dudar en sus fechos porque en él non se conplía la profeçía, sacó su espada, e como aquel que nunca falleçió ar-dideza // [Fol. 76 r., col. a] y esfuerço, diole un golpe que fizo aquel lazo todo menudo. Dixo contra las gentes:

   -Creo que segund yo cuido que soltado es este nudo.

   Con lo qual, el Rey e Reina e todos sus naturales obieron singular plazer por todas estas señales e otras muchas que en él avía e veían de cada día.

    

   Título de cómo Alixandre, por mandado e conplazer a su padre, conquistó a todos los reinos de Greçia que estaban rebelados al rey Felipo, su padre, e mató a Pausona porque mató a Felipo, su padre, e reinó él

   Guerreando Alixandre en una de las probinçias que eran rebeldes al padre, levantóse un falso conde, falso e poderoso basallo de su padre enamorado de la Reina. E pensando todo mal, cuidándola aver e, matando al Rey, reinar en su reino, entrando en su palaçio dio muchas feridas al Rey e dexándolo por muerto tomó la Reina en su poder.

   Como a las cosas que a Dios non plaze[n] non se pueden acabar, allegó Alixandre, acabando su conquista, e ferió con su espada aquel falso Pausona; e dexándolo por muerto con muchos de los sus traidores, tomó a su madre e levantó a su padre, diziéndole:

   -Levántate, señor, e mata con tu espada a este traidor.

   E levantóse e matólo con su espada. E abraçando e besando a su fijo, díxole:

   -Fijo, la mi vendiçión te alcançe.

   E púsolo en la su silla real e púsole la su corona en la cabeça. E encomendándolo Aristóteles, su maestro, se le salió el ánima; e soterrado por su fijo, mostróle Aristóteles mucha çiençia e fue su alguazil e guiávase mucho por él. Fízose de grand coraçón e de alta ánima. Entraron griegos e recebiéronlo por señor e por su rey. Levantóse [col. b] Alixandre e predicó al pueblo. Díxoles:

   -El nuestro señor es muerto e yo non tengo señorío sobre vosotros, mas yo uno de vos só e quiero lo que vos queredes e non entraré en ninguna de las vuestras casas; mas oid el mi dicho e el mi consejo, ca yo vuestro defendedor e vuestro amador só, por tal me conoçeredes sienpre e conoçistes en la vida de mi padre: mándovos que temades a Dios e lo obedescades. Tomad por rey al que obedeçe a Dios e al que mejor piensa del pueblo, al que mayor piedad aya de vuestros padres, al que mejor parta entre vosotros vuestras ganançias, al que meta su cuerpo por vos, al que non vos dexe de defender por ningund sabor ni dé dilaçión a qual se sea, al que fuerdes seguros del su mal e esperedes el su bien, al que por sí se irá meter por vos entre vuestros enemigos.

    

   Título de cómo los griegos reçebieron Alixandre por su rey e lo asentaron en la silla del reino e de las cosas que le respondieron e de los mandamientos e amonestaçiones que les fizo en alto sermón

   Quando los griegos oyeron estas palabras, maravilláronse del su seso e del su grande entendimiento, de cómo pensó él lo que no pensaron los otros reyes que fueron antes d’él. Dixeron:

   -Oímos la tu razón, reçebimos el tu consejo e el tu desengañamiento a nuestro pueblo; nos ponemos nuestro fecho en ti e reina sienpre sobre nos, que nos non tenemos que otro omne del mundo meresca ser rey más que tú.

   Levantáronse e reçebiéronlo por rey e por señor. Posiéronle corona sobre su cabeça e bendixiéronlo. Díxoles Alixandre:

   -Oído he la vuestra oraçión que feçistes por mí en fazerme rey de vos; yo pido por merçed al que me ayudó al vuestro amor, al que firmó en vuestros coraçones de me obedeçer, que meta en mi coraçón de lo serbir, que me non enbarque con ningund sabor de los sabores del mundo e / [Fol. 76 v., col. a] de (non) me trabajar en el vuestro bien.

   Acabado esto enbió sus cartas a los adelantados de todos los logares de su reinado, dexiendo en ellas:

   «El mi Señor e el vuestro, el mi Criador e vuestro, del çielo e de la tierra e de las estrellas e de la mar, Él puso en mi coraçón la su conçiençia e el su temor e guióme al su serbiçio e endeudóme de lo serbir porque me crió; fízome uno de los omes donde salen los buenos castigos e gradéscolo por el bien que me començó de fazer e ruégole que lo cunpla. Bos sabedes de cómo nuestros padres e los vuestros adoraron los ídulos, que non aprobecha ni nuzen ni oyen, ni been. Al que ha conoçimiento conbiene que aya vergüença de sí e de non adorar a imagen de mano fecha; pues tornadvos a conoçer a Dios e a serbirlo e creed en la dibinidad, la qual mereçe más que esta piedra».

   Enbió dezir por sus cartas a sus caballeros la su voluntad e la su vida. Mandóles que se aguisasen para ir [a] lidiar con sus enemigos e con los amigos por que los costriñiesen [a] creer en la dibinidad; a los que non la quisiesen creer, que lidiasen con ellos.

   E luego que vieron sus cartas, mobiéronse para él bien guisados e ordenados. Mandóles dar sus soldadas. Falláronlo tan esforçado e de tan grand coraçón e tan franco, que nunca vieron otro tal rey; e con grand mansedunbre e muy ánimo e muy piadoso a los flacos e a los pobres e fuerte en lo de Dios, muy temido. Creían los omes que sería grand cosa. Pues que reinó, eran departidos los griegos de muchas partidas, que non las reinaba un rey. Tomóse a guerrear con ellos muy fuertemente e tornólos a ser él rey e señor de todos. Él fue el primero que fizo a toda Greçia obedeçer un rey.

    

   Título de cómo Alixandre respondió a Darío, Rey de Babilonia, sobre el tributo que le enbió demandar, que le pagaba Felipo, su padre, e de cómo quiso matar sus mensajeros [col. b] e de cómo pasó a Oçidente

   En el tienpo que Alixandre ovo acabado todo esto, enbióle demandar Darío, Rey de Bavilonia, el tributo que su padre, Felipo, le solía pagar de çierta suma de huebos de oro, que le solía pagar por que non le guerrease. Respondióle Alixandre diziendo así:

   -Ya es muerta la gallina que ponía aquellos huebos.

   E luego llamó a consejo todas sus gentes e potestades, diziéndoles:

   -Mis buenos parientes e fieles vasallos, ya vedes cómo Darío, con sobervia e non contento del tributo que fizo pagar a nuestros antepasados, nos demanda nuebo tributo. Porque si así oviese de pasar mejor sería morir libres que bevir atributados, por ende, bayámoslos a buscar antes que ellos busquen a nos e pisemos sus tierras antes que ellos las nuestras; metamos espanto e miedo en sus coraçones antes que ellos en los nuestros. Vida desonrada non es buena de soportar.

   Todos a altas vozes dixieron:

   -¡Bivas tú, señor! E muébete que nos siguiremos tu voluntad e non te faltaremos en quanto espíritu tengamos en nuestros cuerpos.

   Acabadas estas cosas, mobióse Alixandre a guerrear a todos los reyes de Oçidente e llegó a tierra de Egito, como ovieron dicho los sabios. E fizo fazer una çibdad e púsole de su nonbre Alixandría, que es al mar Vermejo. E conquistó aquella tierra. Entró en tierra de Sin e d’Ermonia Grande.

   Darío, como esto sopo (276), enbió sus cartas aquellos pueblos e a su cavallería, escritas en esta manera:

   «Darío, Rey de los reyes e de los pueblos de Tiro e de Sin e de Ermonia:

   Feziéronme saber cómo era salido este ladrón griego e venido entre vosotros, como desobediente, con todos aquellos ladrones que pudo ayuntar; onde bos mando que toda su conpaña prindades e los echades en la mar con todas sus armas e averes, que non escape uno e el ladrón señor d’ellos enbiádmelo preso acá por que yo lo castigue, porque sé yo que lo podedes vos bien fazer con vuestro poder e sabi-duría // [Fol. 77 r., col. a], ca él es despreçiado griego. E escusadme, pues sé yo que podedes».

    

   Título de la batalla que ovo Alixandre con el alguazil e el capitán de Darío e con todas las gentes de aquellas tierras

   Ayuntadas las dichas gentes de Darío con su alguazil e capitán, seyendo gentes demasiadas, e Alixandre con sus gentes, en el sesto año del su reinamiento ovo su batalla con ellos, que fue mucho profiada porque los contrarios heran muchos más; pero pasado grand parte del día, los de Darío fueron vençidos. E fueron muchos d’ellos muertos e prisos, en tanto número que fue cosa marabillosa. En esta batalla fizo Alixandre maravillosos fechos; su cavallo Buçial non menos derribó e mató.

   En este tienpo que Alixandre començó a guerrear non acostunbraban los grandes prínçipes lidiar por sus manos, sino estar detrás de sus conpañas en carros con triunfos ordenados, que los traían caballos. E Alixandre los abezó a pelear mucho contra voluntad de Aristótiles, su maestro e su alguazil mayor, que gelo estrañaba e vedaba ásperamente. Respondióle así:

   -Maestro honrado, todas las cosas que mandardes faré, pero tú no me mandes que, lidiando mis vasallos, yo esté a mirar, que non es cosa razonable ellos trabaxar por mí e yo folgar, como dueña, en tálamo; e si los otros prínçipes miran quando pelean los suyos, creería que más lo fazen con falta de coraçón que con entendimiento conplido e mi coraçón non es de costelaçión de lo poder sofrir.

   Muchas fueron las tierras e aberes que allí Alixandre ganó, de los quales las villas tenía para sí e las roberías todas dexaba a los suyos enteramente, diziendo que, pues lo sudaban, que era de razón de lo gozar. E tal fue sienpre su costunbre.

    

   Título de la carta qu’el rey Darío enbió Alixandre quando sopo el daño que d’él avía reçebido e cómo quiso Alixandre matar sus mensajeros porque le llamó ladrón en sus cartas e de la vatalla que con él ovo [col. b]

   Sabidas estas nuebas, Darío escrebió su carta en esta manera:

   «Darío, Rey e señor de todo el mundo, que luze como el sol, Alixandre, el ladrón:

   Bien sabes tú qu’el Rey del çielo me fizo rey de la tierra, pós(i)ome la corona e honra e nobleza e riqueza d’ella. Dixiéronme que con algunos ladrones te apoderaste e pasaste el río Descobas a fazer daño en mis tierras, posístete la corona e fezístete rey. E esta cosa es sabida de locura de los griegos; luego que esta mi carta obieres, quítate de la (277) locura que començaste e porque eres moço yo te la perdonaré, pues heres despreçiado, non mi igual. E tórnate a tu tierra, si non, en mal punto ella te conoçió. Enbíote una medida llena de oro por que sepas que he mucho d’ello, con que puedo fazer lo que quiero; e una espada por que sepas que he todo el mundo en poder; un alfulén por que sepas que he mucha caballería; una çorriaga para castigarte como a moço».

   Dio esta carta a sus mensajeros e, como Alixandre reçebió esta carta e la ovo leída, mandó desnudar los mensajeros e atar las manos atrás; mandó traer su espada como que los quería despedaçar [e] dixiéronle los mensajeros:

   -Señor, ¿quál rey viste tú que matase los mensajeros por recadar el mandado de su señor? Esto es cosa que nunca fizo ninguno antes de ti.

   Díxoles Alixandre:

   -Vuestro señor entiende que yo só ladrón e non rey e por eso quiero en vos fazer fechos de ladrón; non me culpedes, mas echa[d] la culpa a vuestro señor, que me vos enbió, seyendo yo ladrón.

   Dixiéronle:

   -Señor, nos conoçemos la tu vondad; pues danos nuestros cuerpos e nos diremos a nuestro señor quanto avemos visto e seremos tus testigos.

   Díxoles:

   -Pues que vos omildes, yo reçibo vuestro ruego por tal que conoscades mi piedad e que soy carniçero del soberbioso e non del omildoso.

   Mandólos desatar e dar de comer e fizo una carta en que dezía así:

   «Alixandre, el fijo de Felipo, al rey Dar[í]o quitada, que es Rey de los reyes, que le temen las / [Fol. 77 v., col. a] estrellas del çielo, que es dios, lunbre del mundo:

   ¿E cómo puede ser qu’el [que] alunbra a todo el mundo como el sol temiese a honbre despreçiado e flaco tal como Alixandre? Pues non entiendas que eres Dios, ca eres omne arrufador. ¿Cómo puede ser que omne mortal que ha de dexar su señorío a otro e dexar su mando a otro derecho es a Dios airarse contra aquel que señoreaba por su nonbre? Sepas que lo he yo por lidiar contigo e tengo fiuza en Dios que me anparará de ti. E a Él me acomiendo e por él me guío.

   Fezísteme saber por tu carta del mucho oro e plata que has; debes saber que esto puedo yo mucho bien escusar. Enbiásteme una espada e una zuriaga e una arca llena de senabe; sepas que la [çurreaga] (278) só yo, que me enbió Dios para te castigar. Bien feziste en me enbiar la espada, que f[i]uzia he en Dios que me dará toda tu tierra en poder. El alumén de la senabe que me enbiaste es blando e sabroso de comer e non han en ello mal sabor; pues tales son tus caballeros, non son de temer. E yo enbíote una medida de primienta en señal de mis caballeros por que sepas que tal es su sabor. Tú cuidásteme espantar por contarme tu fortaleza, pero he fiuzia en Dios que te abaxará, pues te alçaste con soberbia».

   Selló la carta e diola a los mensajeros; e dioles el oro que le avía enbiado Darío e mandólos ir.

    

   Título de las conquistas que Alixandre fizo después d’estas cosas e cómo fue [a] lidiar con Darío e lo que con él le acaeçió

   Alixandre subió al monte de Afraín e ganó muchas villas e castillos e tierras. Fue a una villa que llaman Quila, que hera grande, e çerráronle las puertas. Mandóles dar fuego e digiéronle:

   -Sepas que non çerramos las puertas por lidiar contigo, sinon porque cuidará Darío que nos plazerá conti-go [col. b] e nos matará por ello.

   Díxoles Alixandre:

   -Abrid las puertas, ca yo non pasaré allá fasta que vença a Darío. E ya sabedes lo que fago a todos los que me obedeçen.

   Abriéronle las puertas e sacáronle viandas e todas cosas neçesarias por dineros. Andudo después tanto fasta que se encontró con el rey Darío, qu’el su poder era como arenas en la mar. Como Alixandre vio tantos poderes, dixo contra los suyos:

   -Amigos, menester es que apercibamos nuestras manos, ca creo que sobre nos son judíos e paganos. Si uno matamos, creo que siete naçieron por él, como la sierpe que mató Hércules, que abía siete cabeças e si le cortaban una, naçían siete; pero sin duda los firamos, qu’el mi Dios e el vuestro será conusco. En esta batalla van todas las tierras que deseadas tenemos.

   Respondiéronle todos así:

   -Señor, ya te deximos en la salida de Greçia que nunca te desanpararíamos tobiendo ánimas en el cuerpo; e nos prestos somos.

   E de la otra parte llegado Darío, esforçando su caballería con afetuosas palabras e con promesas de dádibas a ellos fechas, mostrándoles el daño que Alixandre les avía fecho e esperaba fazer, començada entre ellos grande vatalla, que duró la profía entre ellos desde mañana fasta después de mediodía, en que corrían las sangres d’ellos como los arroyos de las aguas en inbierno, [e]sforçáronse los de Darío en el lidiar e los de Alixandre estobieron firmes. Quando vio Darío que los mejores de los suyos eran muertos e malferidos, començó a fuir en su cabo en su caballo. Allí se apoderó Alixandre d’ellos e fueron muchos muertos e cativos. Fueron en ellos los sus fijos e fija e su muger e su madre de Darío. E pasó Darío sobre un río que estaba elado, quebró el yelo con los suyos que iban en pos d’él e sopozáronse todos e morieron muchos d’ellos.

    

   Título de cómo morió la muger [de] Darío e de la honra que Alixandre le fizo e de la carta que Darío le enbió sobre sus fijos e madre e del acuerdo que sobre ello ovo Alixan-dre // [Fol. 78 r., col. a] e de lo que sobre ello fizo e respondió

   Seyendo la muger de Darío en poder de Alixandre e faziéndoles honrada estançia con sus fijos e suegra, adoleçió; e moriendo, Alixandre la fizo grandes llantos sobr’ello, cobriéndose de luto con muchos de los suyos. Fízola levar a su marido mucho onradamente con dozientos cavalleros de los catibos apostados noblemente, escorriéndola él mesmo todo un día. Como llegaron con el cuerpo d’ella a Darío, que era en sus tierras recogiendo gentes para la defender, dixo a los que la traían:

   -Sé yo que mi muger era buena e que por [no] (279) consentir desonrar su persona se dexó morir.

   Como esto oyeron los que la traían dixiéronle:

   -Señor, ¡qué malamente pecas en ello, ca si en tu poder fuera, no le fizieras más honra en la vida ni en la muerte!

   Como le ovieron contado todo el fecho, fincó las rodillas en tierra e alçó las manos al çielo e dixo:

   -¡O Señor del mundo! Si de ti es hordenado que por mi linaje perdamos nuestro señorío e reinado, otórgalo Alixandre, que rey es conplido de todas cosas.

   Fizo una carta en que le enbió pedir merçed que oviendo piedad d’él le enbiase sus fijos e su madre e que tomase su fija Rosana por muger e que les daría sus thesoros todos e partida de sus tierras.

   Como Alixandre ovo esta carta, púsola en el su consejo. Respondiéronle todos que era bien, pues Darío le daba lo que a él conplía todo para se quitar de trabaxo e con probecho e honra. Alixandre, no contento del su consejo, díxoles:

   -Lo que Darío me promete yo téngolo por mío e en le dar sus fijos e madre por dineros non sería obra de rey, sinon de mercadero; en casarme con su fija, la que Maçeo non quiso tomar, a mí sería desonor. Enbióle luego su madre e fijos e fija onradamente con sus catibos. Porque Darío non le enbió prometer el señorío por qu’él (280) quisiera, sopo que ayuntaba gentes para defender su tierra; tiró su camino derecho para lo buscar. Como so-po [col. b] Darío que sobre él venía, fuese fuyendo para se ir a Poro, Rey de India, con sus gentes. Como se podieron ver los unos a los otros, dieron salto Nabarsones e Besçeus, que heran grandes omes que Darío los avía criados e fechos mayores de su casa, en él por lo matar, por tal que oviesen la graçia de Alixandre. Díxoles Darío:

   -Non lo fagades e miénbresebos de quánto bien e quánta merçed vos he echo; Alixandre rey es e, si bos queredes engraçiar a él con la mi sangre e muerte, non vos lo gradeçerá, antes vos matará, que los reyes sienpre demanda[n] vengança de los otros reyes, non catando los traidores a ello.

   Feriéronlo de sus espadas e cayó de su caballo.

    

   Título de cómo los traidores de Nabarsones e Versus mataron a Darío, su señor, e de lo que Darío dixo Alixandre estando ferido e de la honra que Alixandre le fizo a su enterramiento; e de cómo casó con su fija e de los libros que enbió a Greçia

   Llegó Alixandre e Darío allí adonde yazía antes que moriese. Paróse sobre él e alinpióle la tierra que tenía en su cara e púsole la mano en sus pechos. Díxole llorando de sus ojos:

   -Darío, levántate e sey rey de tu tierra. E a Dios lo juro que te apoderaré e te faré reinar e te tornaré quanto te tomé; e te ayudaré contra tus enemigos, ca yo por endeudado me tengo de ti, por quanto comí de la tu vianda quando fue a ti en razón de mensajería. Pues levántate e non desmayes, que los reyes más sufren las ocasiones que otros omes. Fazme saber quién te lo fizo e vengarte he yo d’él.

   Levantando Darío su cabeça, tomóle las manos e besándogelas díxole estas palabras:

   -Alixandre, non te preçies ni te pongas en más alto estado ni fíes en este mundo. Abóndete por lo que a mí aconteçió que seas preçiado. Ruégote que guardes a mi madre e que la pongas en el logar de la tuya; dote a mi fija / [Fol. 78 v., col. a] por muger.

   E callóse un poco e finóse. Mandólo Alixandre labar [con] (281) musgo e con espeçias e mortajar con paños texidos con oro. Fizo ayuntar los griegos e los persianos armados e fízoles fazer azes; mandó a diez mil d’ellos ir adelanle su lecho con sus espadas sacadas; otros diez mil detrás; otros diez mil de diestro; otros diez mil de siniestro. Fue Alixandre en la delantera con todos las mayores de los griegos e de los persianos. Fueron así sus azes ordenadas fasta que llegaron al sepulcro e soterráronlo. Mandó prender los matadores e fízolos colgar sobre el sepulcro de Darío. Como esto bieron los persianos, creçióles amor con Alixandre. Tomó la fija de Darío por muger, como él lo avía mandado. Dexó en Persia por rey un hermano de Darío porque sus fijos eran pequeños.

   Tomó Alixandre todos los libros d’estremonía e de filosofía e de física e enbiólos todos a Greçia, por donde los griegos fueron sabios e lo son oy en día. Fizo derribar e quemar las casas de los ídolos e a ellos mesmos e los fuegos e logares de los sacrefiçios de los gentiles. Fizo muchas çibdades e villas en Oriente e levó omes e mugeres de Greçia para los poblar.

    

   Título de la carta que enbió Alixandre Aristótiles e de la respuesta que d’ella l’enbió

   Estando Alixandre en Persia enbió una carta Aristótiles, su alguazil, en que le fizo saber cómo avía conquistado a Persia e que le fazía saber cómo fallara en la tierra de Persia omes sabios:

   » d’entendimiento agudos e han señorío sobre los pueblos. Eran desobedeçidos a los reyes e esta es cosa que enpeçe mucho al reino e quiérolos todos matar e quiero aver vuestro consejo».

   Respondióle Aristótiles en esta manera:

   «Rey:

   Si sodes poderoso de los matar todos, non sodes poderoso de matar su ti-er[r]a [col. b] ni canbiar su arte e sus aguas; mas abedlos con bien fazer e amarvos han de coraçón, qu’el bien fecho vos dará más su amor que non vuestra braveza. Sepades que non lo abredes a vuestro mandado sinon con verdad e con bien fazer. Guardadvos de los pueblos, que non digan que estorçedes su fecho».

   Quando le llegó la carta, fizo Alixandre como él le aconsejó. Fueron los de Persia mejor mandados que ningunos de las otras gentes. Escrevióle otrosí Alixandre:

   «Así como conbiene a los omes mi enseñamiento que sean de los aberes e de las heredades de tanto como a ellos conbiene e pueden conplir para sienpre, sinon conbiéneles que ayan de los aberes que pueden aver honra, otrosí conbiene ni es enseñamiento de ser el omne engañado de aprender los saberes de lo que es menester para aprovecharse d’ello».

Respondióle Alixandre:

   «Maestro honrado e noble, en todo se fará como vos me(n) consejades e de cosa de vuestro noble consejo non saliré ni lo mande Dios».

    

   Título de la carta que enbió la Reina a su fijo Alixandre faziendo sus conquistas

   Andando Alixandre faziendo sus conquistas, llególe una carta de la reina, su madre, que dezía así:

   «Olinpias, la reina, a su fijo Alixandre, el que fue flaco e se arrezió en el poder de Dios, se alçó por su alteza:

   Fijo, non te precies, que eso te abaxará. Sepas que con poco te mudarás del estado que tienes; fijo, guárdate de esta cosa, que es cosa que te nuzirá. Fijo, cátame los thesoros e los averes que as ayuntado; enbíamelo dezir con un caballero».

   E como Alixandre leyó esta carta de su madre, preguntó a los sabios del su consejo e non le sopieron qué dezir. Llamó a su escrivano e díxole:

   -Escribe quánto aber avemos ganado e dónde lo tenemos condesado. Escrívolo todo a mi madre, ca ella non quiera cosa sinon saber lo que es.

   E fízolo así todas aquellas tierras e ponía en logares çiertos reyes // [Fol. 79 r., col. a] que los gobernasen e rigiesen por él; otrosí adelantados que le recabdasen sus rentas, como los solían pagar los pueblos a los otros señores, e que las condeçiesen en çiertos logares, ca esto abía fecho en todas sus conquistas.

    

   Título de cómo Alixandre fue a las Indias en busca de Poro, Rey de India, e del trabaxo que pasó en el desierto e de la carta que le enbió; e de la batalla que obo con él e con sus alimanias e cómo lo mató uno por otro

   Asosegadas estas cosas, pasó Alixandre azia India en busca de Poro, Rey d’ella. Andudo treinta días continos por el desierto de Arepe, que es el mayor e más brabo del mundo, que es entre Persia e las Indias, donde él e los suyos fueron mucho trabaxados de las animalias e salvajes estrañas que son allí, (e) matando muchas d’ellas con asaz trabajos, pereçiendo algunos d’ellos, espeçialmente de las mordeduras de las serpientes, que son dragones e aspis e de otras siete naturas, que penaba mucho de las sus ponçoñas enbeninadas. E sobre todo los aquexaba la fanbre; e mucho más la seca, que la fanbre sosteníanla con muchas animalias que mataban e con yerbas, pero la sed los aquexaba e llegaba a punto de muerte, así a las vestias como a los omnes. En aquel desierto no abía agua ninguna, sino algunas çisternas de las aguas del çielo, que lluebe allá mucho poco. Porque Alixandre avía mucha ansia de su persona, e mucho más de sus gentes, que veía lazdrar, llególe su despensero con un cuero de vino que le avía quedado de su despensa quando Alixandre avía repartido todo lo otro. Díxole:

   -Señor, toma d’esto para ti e para algunos de los tus sierbos por que a lo menos tú con ellos non perescades.

   Tomándolo Alixandre en su mano, (e) dixo:

   -Non plega al mi Señor que, moriendo mis gentes por mí, yo solo [col. b] remanezca bibo.

   Cortando el cuero con su espada lo derribó todo en tierra. Así derramado, tomó aquel serbiente en un atanbor pequeño un poco de aquel vino que por tierra se esparçía e díxole:

   -Toma, señor, beve a lo menos esto por siquiera conorte de una hora.

   Catándolo Alixandre le d[i]xo (282):

   -¿E cómo ya cuidas tú que yo [no] (283) pueda soportar el trabaxo más que otro omne? Dígote, sinon porque veo que lo fazes con lealtad, que de cruel muerte te faría morir.

   E derramógelo en la tierra.

   Visto e sabido esto por las conpañas, a todos le fue maravilloso el esfuerço. E forçándose en las bondades d’él, a pocas horas en el día pasado allegaron a una grande çisterna e mucho clara. Dudaron de la bever porque fallaron en ella muchas ponçoñadas serpientes que se bañaban e vebían. Bieron estar arrededor del lago demasiadas animalias e abes avejas, que por su enponçoñamiento no osaban llegarse a ellos ni vever de aquella agua. E como Dios avía puesto entendimiento e esfuerço en Alixandre, fizo quitar afuera aquellas sus gentes, porqu’él avía sabido, seyendo moço d’escuela, cómo el onicornio era dino de alinpiar aquella agua de aquellas ponçoñas. Como solía venir una vez al mediodía a veber allí cada día, como las conpañas estaban quexadas, vieron venir el unicornio, que es fuerte animalia e pelea con un cuerno que tiene entre anbos los ojos; e corrió todas las serpientes e animalias de derredor de la çisterna. Corridas, dio salto en el agua, nadando e rebolviéndolo con su cuerno a todas partes; después vevió quanto pudo e fuese a su paso, non [a]catando (284) cosa contra las gentes ni contra las animalias que redradas del agua estaban, ca las serpientes todas eran idas a sus cuebas acostunbradas. Luego se baxaron las animanias a vever e luego se fueron como espavoridas de las gentes, ca estaban cada día acos-tunbradas / [Fol. 79 v., col. a] d’esperar al onicornio para vever, seguiendo su curso, como Dios lo dio a todas las cosas que crió. Porque bio que estaban temerosas de vever por las ponçoñas, él entró en el su caballo, bebió él primero e después vebieron todos, pero non les dexó bever quanto quisieron el primero día fasta que fueron tenprando la sed. Pasando asaz trabajos trabesaron aquel desierto.

    

   Título de la carta que Alixandre enbió al rey Poro e de lo que le respondió ásperamente; e de las animalias que Poro tenía para lidiar e cómo Alixandre las buscó arte e de la vatalla que obo con Poro e lo mató

   Pasa[n]do Alixandre aquellos peligros, escrivió una carta a Poro, señor de India, en que dezía:

   «Alixandre, Rey de los reyes del mundo, a Poro, señor de la India:

   El mi Señor Dios me ayudó a conquerir las tierras e me anparó e me fizo merçed contra mis enemigos. Enbióme por vengador de los que en Él non creen e lo niegan; pues conbídote al mi Dios e al tuyo e al mi Criador e al tuyo e al Criador, Señor de todas las cosas, que lo adores e non a otro, que bien te lo mereçe, por quanto te fizo rey sobre los de tu tierra e fízote mejor que a ellos. Pues crei en el mi consejo e enbíame los ídolos que tú adoras, dame trebuto e serás seguro(s) de mí, si non, júrote por Dios que en toda tu tierra te andaré e ronperla he e quemarla he; e faré que aya qué dezir de ti. Ya sabes qué fizo el mi Dios a Darío, cómo me ayudó contra él; pues non preçies ninguna cosa del mundo tanto como la paz».

   Respondióle Poro por una respuesta mucho dura e braba. Fue Alixandre contra él e Poro avía guisado elefantes e lobos que eran acostunbrados para lidiar. Quando Alixandre los vio, espantóse e, non sopiendo manera cómo lidiase con [col. b] ellos, demandó a las sus conpañas e non sopieron qué le dezir. Después pensó mucho en ello e ayuntó sus menestrales e mandóles fazer veinte mil imágines de omes de cobre de forma de onbres, uecas de dentro; púsolos sobre carros de fierro e fízolos fenchir de leña seca de dentro e pególes fuego e ordenólas por fazes e ardiólas. Movióse Poro contra Alixandre con sus elefantes e con sus conpañas e con sus lovos. Los elefantes cuidaron que aquellas imájenes heran omes e, trabando d’ellas, quemaron sus rostros e así conteçió a los lovos otro tal. E fuéronse todos fuyendo de aquel fuego.

   Como Alixandre vio fuir aquellas animalias, ferió con sus azes en los de Poro, por manera que duró aquella lid veinte e dos días continos, recogiéndose cada noche a sus reales, en los quales morieron muchas nobles gentes d’anbas las partes, ca Poro era mucho poderoso e tenía muchas gentes demasiadas. Como aquello vio Alixandre, llamó a Poro e díxole:

   -Non es honra de rey de meter su cavallería en logar de muerte podiéndolo escusar. Ya ves cómo se pierden nuestras conpañas e quién nos metió en esto; e apartémonos e yo e tú e lidiemos uno por otro e aquel que matase al otro aya el su reinado.

   D’esto plogo mucho a Poro porqu’él hera mucho grande de cuerpo e valiente e Alixandre era mediano.

   Dadas sus seguridades e puestas sus conpañas en azes por que ellos lidiasen en medio d’ellos, fuéronse el uno para el otro e, ronpiendo sus lanças sobre sus escudos, metieron mano a sus espadas e, dándose grandes e espesos golpes, duró la vatalla grand parte del día. Como de nuebo se conbatieron, dio Alixandre una voz muy grande. Como aquello oyese Poro, pensando ser alguna maldad e temorizado por ello, volvió la cabeza azia los suyos; feriólo Alixandre con su espada entre el pescueço e el onbro e fendióla fasta las espaldas e cayó luego muerto del caballo. // [Fol. 80 r., col. a]

   Como la cavallería de Polo vieron su señor muerto, açercáronse arrededor d’él e començaron de pelear brabamente por el grand pesar que de su muerte avían. Díxoles Alixandre:

   -¿Por qué me lidiades de aquí adelante, pues el vuestro Rey es muerto e jurastes las condiçiones entre mí e él puestas?

   Respondiéronle:

   -Señor, avemos miedo que si nos diéremos por vençidos que nos matades; pues más queremos morir onrados.

   Díxoles Alixandre:

   -Aquel que echare sus armas en tierra será seguro.

   Echáronlas todas en el suelo e quedó la lid. Sosegó so sí aquellas tierras e fizo sepultar el cuerpo del rey [Poro] (285) mucho onradamente, como a él perteneçía.

    

   Título de cómo Alixandre se fue de India a la tierra de los armiños, que heran gentes sabias e probes, e lo que acaeçió con [e]llos a su vista

   Acabadas estas cosas, salió Alixandre de India e llegó a la tierra de Siçia, adonde vebían unas gentes pobres e sabias. E sabida por ellos su venida, enbiáronle veinte cavalleros de los más sabios, que se encontraron con él antes que allá allegasen. E dixiéronle estas gentes que se llamaban berminios. Dixieron:

   -Rey, tú non has razón ni causa por qué lidiar con nuestras gentes e dañar nuestras tierras, ca non te lo mereçimos. Somos gentes pobres e non avemos moradas ni logares señalados donde vibamos ni tratamos mercadorías ni dineros; quando afán o trabaxo o bien nos viene, con paçiençia lo sofrimos deziendo: «Dios lo da e lo tuelle». E sienpre lo serbimos. Entre nos todos no ay cosa sinon la sapiençia; si tú aquélla demandas, ruega a Dios que te la dé, ca non se ganará por lidiar. Nos, en lo que podamos, demostrártela híamos de voluntad.

   E como esto oyó Alixandre, mandó a todos los suyos quedar en su real e fuese él con ellos con pocos de [col. b] los suyos. E fallólos despojados e pobres e sus mugeres e fijos, que cogían las yerbas de los canpos para comer e traían del agua para beber. Estudo con ellos faziéndoles muchas preguntas en questiones de sapiençia, pagándose mucho d’ellos. Pero doliéndose de su pobredad, díxoles:

   -Demandadme algunas buenas cosas que dé a todo vuestro pueblo.

   Dixiéronle:

   -Querríamos que nos dieses vida por sienpre sin dolor e non te demandamos más.

   Díxoles Alixandre:

   -¿Cómo puede fazer vebir a otro por sienpre el que non tiene poder en sí de se fazer vebir a sí mismo una ora? Esto non es poder de ninguno, sinon de Dios.

   Dixiéronle:

   -Pues que tú esto sabes, ¿para qué bienes astragar tantas gentes e ayuntar los thesoros de las tierras, sabiendo que las aves de dexar?

   Díxoles:

   -Yo non fago esto por mí, ca el mi Dios me enbió por fazer prebalezer la su ley, para castigar los que non creen en ella. ¿Non sabedes vosotros que las ondas de la mar non se mueben fasta que las muebe el viento? Yo, si el mi Dios no me enbiase, non saliera de mi logar. Yo sienpre obedeçí el mandamiento de Dios e obedeceré fasta que venga la muerte, que me iré desnudo, como vine, a Él.

    

   Título de lo que aconteçió Alixandre en India la Menor con la muger e fijos del Rey de Dopra, que sus gentes de Alixandre abían en batalla

   Alixandre desde su comienço fue acuçioso en las cosas que avía de fazer. Fue tan atrebido e quexoso en sus conquistas que muchas vezes iba él mesmo desconoçido en achaque de mensajero suyo a los que quería conquistar por espiar los reinos e ver sus fortaleças e estançias. E aún así fue Darío, como lo él ha dicho, a su muerte, que avía comido su pan quando fue en aquella mensajería.

   En este logar fue que aquella Reina e fijos enbiaron sus mensajeros a Alixandre con esforçada cosa, diziendo no lo querer obedeçer. La Reina enbió entre ellos un avisado pintor que le traxiese la figura de Alixandre / [fol. 80 v., col.a] por ver qué tal era, pues que tantos nobles fechos fazía. Fecho así, Alixandre mesmo, desconoçido, fue con la respuesta, dexando quatro de caballo en un monte que le esperasen allí. Como él fuese solo en su caballo e llegado al palaçio de la Reina e dadas sus cartas, como los fijos d’ella sopieron que era mensajero de Alixandre, lo quisieron matar, sinon por la reina, su madre, que lo metió en su cámara. Como fue dentro él, miró catando la figura qu’ella d’él tenía pintada [e] entendió que era el mesmo Alixandre. Díxole:

   -Tú Alixandre eres.

   Como él lo vio, veyéndose en peligro de muerte, esforçando su coraçón le respondió que sí era, por çierto. Díxole ella:

   -¿Cómo fueste tan osado que, matando a mi marido, el Rey, veniste solo a poder de sus fijos e vasallos?

   Díxole:

   -Reina, tú dizes verdad, que yo vine a vuscar [m]i (286) muerte, pero vei e considera tú quál te puede venir más bien, de mi muerte o de mi vida.

   Ya en esto él avía acordado que si viesen que matar lo querían, qu’él mesmo se mataría antes que morir de las manos de sus enemigos. Díxole la reina:

   -Esforçado e noble Rey, yo te daré la vida e el galardón d’ella esperaré de ti.

   E sacólo de noche de su palaçio e vínose a los que avía dexado en el monte. Después vino Alixandre en aquella tierra e dexóla toda a ella e a sus fijos e dioles muchas más de las que tenían.

    

   Título de lo [que] conteçió Alixandre con los judíos de Jherusalem quando lo salieron a reçebir e de las cosas qu’el ángel de Dios le dixo

   Acabadas estas cosas, salió Alixandre de aquellas tierras e vino sobre los judíos, que eran el pueblo de Israel, porque los gentiles los desamaban deziendo ser de mala ley. Como lo sopo Jair, que a la sazón era saçerdote del santo tenplo, con toda la proçesión e con su Tora e ençensarios e reliquias del tenplo, cantando altas vozes, rebestidos de sus vestimentas, segu[n]d es la ley de Moisén [lo salió a reçebir]. Como Alixandre los vio, deçendió de su caballo e, fincan-do [col. b] las rodillas, con mucha humilda[d] besándole las vestimentas de Jair, saçerdote mayor, la adoró besando en la tierra, otorgándole libertad para todo su pueblo. E dando mucho oro en ofrenda para el santo tenplo, los dexó en toda folgura.

   E como esto vieron sus gentes, maravillados mucho d’ello e pesándoles mucho por dos cosas, la primera, por los querer mal por [no] (287) ser de su ley, la segunda, porque d’ellos esperaban aver mucha robería, preguntándole por qué lo fiziera así, Alixandre les dixo:

   -Amigo[s] (288), como sabedes, yo persigo a los rebeldes al mi Dios; quiero que sepades que como yo llegué ante aquel santo saçerdote e su gente con propósito de los dañar, vi estar delante su Tora un ángel de Dios con una grande espada resplandeçiente sacada en su mano. Catándome de fuerte catadura me dixo: «Alixandre, dexa este pueblo mío en paz e libertad, que mi pueblo escogido es e non lo enojes ni vituperies, ca yo lo crie e governé por los desiertos e lo delibré de los peligros e males de las jentes, si non, luego mataré a ti e a tus gentes con esta espada que tú ves».

   E con esto asosegó a todas sus gentes.

    

   Título de lo que aconteçió Alixandre sobre la çibdad de Sudra e de lo que escrevió Aristótiles, su maestro, porque non los podía conquistar e del consejo que le enbió; e de las cosas que (a)vio en la dicha çibdad entrando desconoçido e de cómo la cobró

   Después de acabado aquel fecho de Judea, partióse Alixandre para la çibdad de Sudraca, que era en una isla de la mar, que era poderosa e noble. Como quier que los él requiriese que lo obedeçiesen por señor e que ál d’ellos non querían, pero nunca en ello falló sinon con muchas razones de no. Como esto viese Alixandre, enbióles rogar que çiento de los nobles e ançianos veniesen a su nao [a] fablar con él e que sería su probecho. Venidos, atanto se contentaron de su razón e promesa que le otorgaron el dicho señorío. Tornando en su çibdad e consultado con su pueblo, respondiéronle todos, e aquellos çiento los prime-ros (289) // [Fol. 81 r., col. a], que ante padeçerían muerte que catar señorío ni dar tributo sinon a un solo Dios. Enbiando otra vez por otros çiento e venidos a su nao, fueron concordes con lo que los otros çiento primeros levado abían. E así como llegaron en su çibdad, canbiándoseles la voluntad, dixiéronle de non, como los otros.

   Como esto viese Alixandre, veyéndose engañado d’ellos, escrevió este fecho Aristótiles, su maestro, por que le aconsejase cobrar aquella çibdad (290). Como Aristótiles leyese su carta, luego entendió que aquellos omnes la costelaçión de su tierra los ensoberbezía a no se incrinar a sojuzión. Escrevióle:

   «¡O fijo honrado!:

   Sábete que quando Dios crió el mundo fundó todos elementos de las tierras cada uno de diversas costelaçiones e a cada uno dio poder de criar omes e animalias e abes e (291) pescados a su natura e sustançia. Creo que esas gentes, estando en su tierra, el su elemento non los dexa conoçer miedo ni sobjuçión. Esto se prueba porque, quitados d’ella e venidos en tu nao, concórdanse contigo e llegados a su villa, tornan a ensoberbeçer. Para que esto mejor puedas probar, faz traer mucha de aquella tierra de la çibdad a la tu nao e, fazitillando con ella sobre el su tillado por que tengan ellos sobre ella sus pies, enbía por aquellos omnes mesmos que primero a ti venieron e comételos con las razones primeras e si otorgan sobre aquella tierra en tu nao lo que en la villa e non más, crei que les viene de la natura e costelaçión de la su tierra. Si así fuere, crei que de balde trabajarás sobre ellos e deves catar otra manera».

   Entendiendo Alixandre este consejo, como era de agudo e sotil engenio, fizo enterrar el tillado de su nao de aquella tierra, non sopiendo ninguno para qué se fazía. Venidos aquellos dozientos omes en la proa de la nao, estando sobre la dicha tierra, respondieron todo [col. b] lo primero: que antes morerían e comerían sus fijos por fanbre que lo obedeçer. E por los más probar, levólos a la tilla d’abant, donde no estaba tierra, e fallólos en la buena razón primera.

   Veyendo esto, conoçiendo ya que este fecho non era en ellos sinon en la costelaçión de la tierra, mandólos [ir] deziéndoles que se aperçibiesen a la guerra, ca los entendía tomar e desatar por su soberbia. Veyendo Alixandre cómo aquellas jentes estaban endureçidas e que espendería mucho tienpo sobre ellos, cató otra manera, que fue ésta: Alixandre entró desfigurado en aquella çibdad e vio todas las casas iguales e sendos ataútes a las puertas. Vio estar ante un juez dos omnes que contendían en pleito sobre esto: el uno dixo al juez:

   -Yo conpré d’este mi vezino un solar de casa e, ronpiendo los çimientos, fallé esta jar[r]a llena de oro e dógela, pues es suya, e no me la quiere tomar.

   Respondió el otro e dixo:

   -Señor, yo non he por qué la tomar, todo lo vendí e sobre sí.

   E non replicaron en esto. Como el escrivano que allí era vio aquello, dixo al alcalde:

   -Señor, pues éstos non lo quieren, tomadlo vos.

   Díxole el alcalde:

   -Mal me conoçes, que cada uno d’estos ternía derecho de tomarlo e non quieren, pues ¿cómo lo tomaré yo sin derecho?

   Preguntó el alcalde a los omnes si avían fijos. Degiéronle que sí e mandó casar el fijo del que lo falló con la fija del que lo vendió e que los diesen aquel oro.

   Fuese Alixandre a casa de un honbre honrado e díxole sobre fabla cómo se maravillava de aquel juizio del oro. Preguntóle el huésped que por qué eran las casas iguales, por qué tenían aquellos ataútes a las puertas. Díxole que por que ninguno non ensoberbie al otro con mayor casa que la suya e por que, entrando a casa e saliendo, conoçiesen que avían a morir, por que se guardasen de pecar; otrosí que por esto del oro non lo quisieran tomar. Alixandre le dixo que se maravillaba mucho de todo esto. Díxole el huésped:

   -¿E hay en el mundo omnes / [Fol. 81 v., col. a] que no fagan esto?

   -Sí, muchos -dixo Alixandre.

   Dixo el huésped:

   -¿E llueve en sus tierras?

   Como Alixandre vio esto, veyendo que non los podía tomar sinon por amor, fuéndose a sus naos trató avenençia con ellos por aquel su huésped conoçiéndole todo el fecho e obedeçiéronle, quedando libres de todo.

    

   Título de cómo Alixandre fue a las tierras de Çin e de las cosas que el Rey de Çin dio de tributo Alixandre, (e) obedeçiéndolo por señor, e de otras conquistas e pueblas que Alixandre fizo fasta que sojuzgó el mundo

   Después d’esto pasó Alixandre a la tierra de Çin. Quando fue açerca d’ella obedeçiólo. El Rey de Çin, antes que allá llegase, enbióle la su corona deziendo:

   -Más perteneze a ti que non a mí.

   Presentóle çinco mil pesos de plata e mil e quinientas libras de oro e dozientos alfollos e çient espadas indias entremezcladas con aljofar e çient caballos e dos mil peones de afán e çient sillas e çient paños de seda e peso de dos mil dragones de musgo e doçientas libras de filo cárdeno, mil lorigas con sus yelmos. E como llegaron estos mandaderos del Rey de Çin Alixandre con el presente, reçibiólos bien e castigólos cómo bisquiesen con las leyes que les dio e fuese de allí. E anduvo por todas las tierras de Oriente de los turcos e sojuzgólas todas. Pobló allí muchas çibdades e villas e puso reyes de su mano. Mandóles que levasen tributo cada año, segund sus tienpos podiesen sofrir.

   Tornóse después a Oçidente e fizo eso mesmo en ella, poblando muchas pueblas. E pasó todo el mundo so el su señorío. E fizo destroír todos los ídulos e casas e fuegos d’ellas de todos los logares. Alcançó Alixandre en este tienpo trezientos e veintetrés mil cavalleros, sin los escuderos e omnes de pie. E de diez e nuebe a-ños [col. b] que reinó e en ocho años que guerreó, conquistó a todo el mundo, fuendo él por sí mesmo a las conquistas mayores, enbiando sus capitanes e jentes a las otras.

   Fállase d’él que cosa que a la hora pudo fazer que nunca la dexó para otro día. E por esto conquistó tan brebe todo el mundo; lo poseyó nuebe años en paçífica posesión, guardando todas las leyes e fueros qu’él les dio e adorando a un Dios, como él les mandó, en los quales él mesmo solía andar por el mundo todo desconoçido por ver cómo se gobernaban en cada logar, faziendo justiçia adonde era neçesaria e usando de toda franqueza e libertad, como convenía a sus caballeros serbiçiales, como cada uno mereçía, sobre todo guardando los pueblos en justiçia en toda su vida e tienpo.

    

   Título de la carta que enbió Alixandre a Aristótiles, su maestro, quando ovo conquistado las tierras del mundo para que le fiziese libro cómo lo sopiese e podiese governar e de lo que le respondió e enseñó

   «Vos, fijo honrado e entendido e Rey justiçiero:

   Vi vuestra carta en que me mostrades el pesar e el cuidado que vos abíades porque yo non vos podía aguardar ni andar conbusco ni ser en vuestros consejos; rogástesme que vos fiziese libro que vos guiase en buestros fechos como por mí vos guiaríades. Vos sabedes que yo non dexé de andar con vos por enojo que d’ello oviese, mas dexélo porque só ya viejo e flaco.

   Lo que me demandastes es tal cosa que la non caben los cuerpos vibos, mayormente los pargaminos, que es cosa muerta. Mas por el deudo que bos yo he é de conplir vuestra voluntad, pero conbiénevos que non querades que vos yo descubra más d’esta poridad de lo que yo dixiere en este libro, que atanto he dicho que fío por Dios e por vuestro entendimiento que lo entenderedes aína, pues, p[i]enso, en sus // [Fol. 82 r., col. a] palabras ençerradas con las maneras que sabedes de mí entenderlo hedes ligeramente. Pero non çerré tanto sus poridades sinon por miedo que no cayese este mi libro en manos de omes de mal entendimiento, en desmusarados que non sepan de lo que non mereçen ni quiso Dios que lo entendiesen. E yo faría en descobrir poridad que Dios mostró; ende, conjuro a vos, Rey, como conjuraron a mí que lo tengades en poridad, ca el que descubre su poridad non es seguro que mal ni daño ende non le venga.

   Por ende, vos fago yo emiente lo que vos solía dezir e vos avíades ende grand sabor, porque todo rey del mundo non puede escusar esfuerço de coraçón de los omes con que prendan esfuerço, non puede fazer ninguna cosa acabada, a menos d’esto en este mi libro contenido, que son ocho tratados. El primero tratado es en las maneras de los reyes; el segundo es del estado del rey e en su manera como deve fazer en sí mesmo e en su aber e en sus ordenanças; el terçero es de las maneras de las justiçias; el quarto es de los alguaziles e de los escribanos e de los adelantados e de los alguaziles e de los escribanos e de los cavalleros e de manera de armarlos; el quinto es de los mandaderos del rey; el sesto es del ordenamiento de sus conbatidores; el sétimo es del ordenamiento de las vatallas; el ochavo es de los saberes escondidos e de propiedades de piedras e de plantias e de las poridades estrañas en física».

    

   Título de cómo los reyes son de quatro maneras apartadas condiçiones

   Los reyes son de quatro maneras. El uno es franco para sí e escaso para su pueblo. Dixieron los de India que el que era escaso para sí e para su pueblo faze derecho; dixieron los de Persia contra ellos:

   -El que es franco para sí e para sus pueblos, aquel faze derecho.

   Todos dixieron que el franco para sé e escaso para su pueblo es destruimiento del pueblo. Otro tal es el que es escaso para sí e franco para su pueblo, pero ya ¡quánto es mejor!

   Pues que [a nos] (292) conbiene a departir estas cosas, querémosvos [col. b] demostrar qué es la franqueza e qué es la escasesa e qué es lo que es además de franqueza e qué es lo de menos. Dixieron los sabios que los cabos de todas las cosas son malos e los medios son buenos; dixieron que aguardar e aguisar franqueza es muy grabe e aguisar la franqueza es muy refez. E derecha franqueza es de dar omne lo que l’ conviene aquel que lo ha menester e al que lo mereçe. El que pasa d’esto sale de regla de franqueza e entra en regla de gastar, pero el que lo da al que lo ha menester non es mal. El que lo non da con sazón, como es menester, es tal como el que vierte el agua en la mar. El que lo da aquel que non lo ha menester es tal como el que guarneze su amigo contra sí. Pues todo rey que lo da al que lo ha menester e a la hora que lo á menester e al que lo mereçe, aquel es rey franco para sí e para su pueblo, aquél posieron los antiguos por franqueza. El que da los dones al que los non mereçe, aquel es el gastador e el dañador del reino. La escaseça es nonbre que non conbiene al rey; si algún rey por ventura á de ser escaso, conbiénele que meta lo que deve dar en mano de ome fiel e franco que lo sepa partir.

    

   Título de lo que dixo Aristótiles de qué manera á de aber el rey con el pueblo

   Alixandre, yo vos digo que todo rey que pasa su poder e demanda de su pueblo más que non puede çufrir mata a sí e a su pueblo. Dígovos, que sienpre vos lo dixe, que la franqueza e el duramiento de los reyes es en escusar de tomar aberes de sus pueblos. Esto dixo el (en) grand Umero en uno de los sus castigos, que es el bien conplido en rey e es seso natural e bien conplido para su reino e duramiento de su ley (e) escusar de tomar averes de sus gentes. Alixandre, non mató al rey en Egit sinon que su voluntad hera más de dar que su reino rendía, por que ovo de menester de tomar aberes de sus gentes e sobre sí levantáronse sobre él los pueblos e fue destroído su reino.

   De la franqueza es de dexar omne, lo qual conbiene que por las cosas encubiertas que son en los omnes que non las demanden ni las quiera saber e que non retraya lo que queda e que no pare mi-entes / [Fol. 82 v., col. a] al yerro del torpe.

   Alixandre, ya vos dixe muchas debezes, e agora vos quiero dezir, una buena razón: sepades qu’el seso es cabeça de todo el hordenamiento e enderreçamiento del alma e espejo de las tachas. Con el seso despreçia el omne los pesares e honra las cosas amadas e es cabeza de las cosas loadas e raízes de las bondades.

    

   Título de las maneras del seso e de las cosas que d’él preçeden

   La primera manera del seso es querer omne buen prez e que lo demande por su derecho es cosa loada; el que lo demanda más que por natura es cosa denostada. E el nonbre es la cosa demandada; el reino es cosa que deve omne querer sinon por el nonbre, onde el primero grado del seso es nonbradía e, si lo non demandare por su derecho, viene por ella inbidia. De la inbidia viene (ella) la mentira. La mentira es raíz de las maldades. Por la mentira viene la mestura. Por la mestura viene la malquerençia. Por la malquerençia viene el tuerto. Por el tuerto viene el departimiento. Por el departimiento viene odio. Por el odio viene la varaja. De la varaja viene enemistad; de la enemistad, lid. Lid de la lid es contra el juizio e desfaze el pueblo e vençe la natura. La contra de la natura es daño (293) de todas cosas del mundo. Quando demandare el seso el reinado por su derecho, viene, por ende, la verdad. De la verdad viene el themor de Dios. La verdad es raíz de todas las cosas loadas. Por themor de Dios viene justiçia. Por la justiçia viene la conpaña. De la conpañía viene la franqueza. De la franqueza viene el solaz. Del solaz viene la amistad. De la amistad viene defendimiento. Por esto fírmase el juizio e la ley e puéblase el mundo. Esto es conbeniente a la natura, pues pareçe que demandar al reino como deve es cosa loada e durable. Alixandre, guardad[vo]s (294) de conplir vuestras voluntades, que matarvos han, que por conplir [col. b] omne todas sus voluntades viene natura bestial, que es cobdiçiosa sin razón, e gózase el cuerpo, que se corronpe, e piérdese, que ha de aver fin.

    

   Título del segundo tratado del estado del rey cómo deve ser

   El segundo tratado es en estado del rey cómo deve ser en sí. Conviene al rey que aya un nonbre señalado que no conbenga sino a él. Alixandre, todo rey (295) que faze su reino obedeçiente a la ley e que la desama, la ley lo mata. Yo vos digo lo que dixieron los filósofos, que la primera cosa que conbiene a todo rey es guardar los mandamientos de su ley, que demuestre al pueblo que tiene firmemente su ley e que la voluntad se acuerda con el fecho. Si la voluntad d’él se acuerda con el fecho, non puede ser que Dios e los omnes no lo entiendan. Con esto será Dios pagado e los omnes d’él.

   Conbiene que ordene sus prínçipes e sus alcaldes e que sea muy noble de coraçón e sin desdén, que sea de buen seso e de buena manera e que sepa bien escodriñar la verdad de las cosas que ant’él venieren o pueden venir de cada cosa e que sea piadoso e, si saña le veniere, que la non quiera mostrar por fecho, a menos de pensar ante en ello. Quando le veniere voluntad de fazer alguna cosa, conbiene que la torne con su seso e que sea señor de su voluntad e non la voluntad d’él. Quando se acordare en el derecho, que luego lo faga; e que se vista nobles paños, de guisa que sea estimado entre todas las otras gentes, e que se apueste con buena palabra, que sepa bien lo que quiere dezir, e que aya la voz alta, que la voz alta yaze en ella pro. Para quando quisiere començar, non fable mucho ni a vozes, sinon quando le fuere menester. Pocas vezes lo oyan los omnes, si non (296) afazerse han a él e non le preçiarán nada. Non aya gran conpaña con mugeres ni con omnes refezes.

   Por esto dizen los de India que quando el rey se demuestra a menudo al pueblo atrébense a él e non le preçian nada. E conbiene que les paresca de lexos con conpaña de caballeros e de omnes armados. Quando fuere su fiesta, paresca una vez en él como públicamente e fable con él como bien razonados, que gradesca a Dios la merçed que le fizo en // [Fol. 83 r., col. a] serle todos obedientes. Dígales que le[s] fará mucho de algo e mucho de plazer si fueren obedientes; amenázelos si non lo fueren. E meta mientes a todos sus pueblos e délos algo e perdonar á los pecadores d’ellos. Esto sea una vez en el año e non más. E quando esto oyere el pueblo, abrá plazer e alegría e creçerles han los coraçones e dezirlo han en sus casas, cada uno a su conpaña; e amarlo han todos, chicos e grandes, e obedeçerlo han. Con esto será seguro del levantamiento de los pueblos e ninguno no será atrebido de fazer mal en todo su reino.

    

   Títulos que traen mercadurías al reino, que non les tomen portazgo

   Conbiene al rey que a los que traen al logar do es él las mercadorías, que non les tomen portazgo e que les manden bien pagar. E quando esto fiziere, será su villa abondada de todas las cosas del mundo e será bien poblada; e creçerá su renta, que a las vezes dexa el omne poco e gana mucho.

   No andedes tras vuestra voluntad en comer, en bever ni en dormir ni en forniçio. Alixandre, non querades segui[r] forniçio, que es de natura de los puercos e las vestias han en él mayor poder que los omnes; demás, es cosa que enbejeçe el cuerpo e enflaqueze el coraçón e mengua la vida en meterse omne en poder de mugeres.

   Alixandre, non dexedes una vez o dos o tres en el año que coman conbusco vuestros pribados o vuestros ricos omes e que ayan con vos solaz. Conbiénevos que onredes al que es de honrar e poner a cada uno en el logar que mereçe e que les fagades cosas que bos amen e que les dedes qué vistan; e si les dierdes vestiduras de vuestro cuerpo, tenerse han [por] (297) más honrados. A los que non dierdes una vez, daldes otra, fasta que los igualedes a todos.

   Conbiene al rey que sea asosegado e que non ría mucho, ca reyendo mucho non le temerán tanto los omes. Conbiene que ant’él todos estén asosegados e que le ayan miedo e vergüença; e si alguno mostrare desdén, que lo escarmiente por ello. E si fuese omne de alta guisa, su escarmiento sea alongarlo de sí fasta que lo entienda e non lo faga otra vez. Si él desdeñoso fuere de omnes refezes, muera por ello.

   Dize en un libro de India que entre demandar el rey al pueblo o el pueblo al rey non ay sino atrevimiento e desdén. Dize Estala-mus [col. b] qu’el mejor de los reyes es el que semeja como la vestia braba que es çercada de buitres.

    

   Título de cómo deben obedeçer los omnes e los pueblos

   Alixandre, obedençia de los omnes al rey no puede ser menos de quatro cosas: la primera es la ley; la segunda es bienquerençia; la terçera es buena esperança; la quarta es grand temor. Pues punad en endereçar el tuerto e enmendar todas las querellas de los omes. Non dedes carrera al pueblo que diga, qu’el pueblo, quando dize, puede fazer; (e) pues guardadvos del dicho e estorçerés el fecho.

   Sabed qu’el buen pareçer es el reino e el temor. Dize en un libro de India que sea el vuestro miedo en los coraçones de los omnes más temido e más dudado que en las armas, que así es el rey como la llubia del çielo, que es vida del mundo e de quantos biven e vienen con ella relánpagos e truenos e rayos e piedra a las vezes e pierde los panes e frutos adonde cae a las vezes e matan omes e vestias; por eso non dexan los omnes de guardar a Dios e de le gradeçer el bien e la merçed que les faze e non les viene emientes de los otros daños que les viene[n] por ella.

   Alixandre, sabed toda vía faziend[a] (298) de la pobrez del vuestro reino cómo fazen. Fazedles algo de vuestro aver, que lo que da omne ante que lo pidan aquello faze durar el reino e ámanle los omes por ello e faze plazer a Dios.

   Alixandre, toda vía aved mucho pan por miedo de los años malos porque, si por pecados año malo viniere, avredes qué dar e qué vender; e con esto quedaredes todo daño de vuestro reino e de vuestro pueblo.

   Alixandre, meted mientes en vuestra fazienda toda vía. Ser[á] vuestro consejo muy bueno e vuestro fecho e del mejor ordenamiento que vos podades fazer. E non ayan miedo del vuestro escarmiento los buenos e los omes de paz, que vos teman los malfechores, de guisa que sea el vuestro temor en sus coraçones, que cuiden que sienpre abedes ojo para ver, do quiera que estén, sus fechos. Alixandre, castígovos que escusedes quanto podierdes en / [Fol. 83 v., col. a] vuestra justiçia, que asaz abedes en vuestra prisión luenga o en otras muchas penas que podedes fazer.

   Alixandre, guardadvos del menor enemigo que bos abedes así como si fuese el mayor del mundo ni desdeñedes a omne de poco poder, que a las vezes faze grand mal.

    

   Título de cómo el rey e toda persona se deve guardar de non falsar la jura

   Alixandre, guardadvos de fallir vuestra jura e de tollervos de vuestra palabra, que es despreçiamiento de vuestra ley. Alixandre, guardadvos de jurar, sinon en tal cosa que ayades de conplir de todo en todo si sopiésedes morir por ello. Alixandre, guardadvos que nunca vos quexedes por cosa pasada, que esto es seso de mugeres, que han poco d’él. Alixandre, nunca digades de sí en las cosas de non; nunca digades de no en las cosas que dixierdes de sí.

   Toda vía para mientes en las cosas que ovierdes de dezir o de fazer, de guisa que non semeje a levantamiento en vuestro fecho ni fiedes por serbiçio sinon por omne que ayades probado por leal e por verdadero. Guardad vuestro cuerpo e vuestro aver e guardadvos de las cosas veninosas, que muchas vezes mataron los omes omes buenos con ellos. Véngabos en miente del presente que bos enbió el Rey de India. E enbióbos en él una fermosa mançeba que fue criada de beganbre fasta que fue tornada de natura de las vívoras e, si non fuera por mí, que lo entendí en bufar e del miedo de los salvajes d’esa tierra, podiéravos tomar. E después fue pr[ov]ado (299) que mataba con su sudor a quantos se allegaba.

   Alixandre, guardad vuestra ánima, que es noble e çelestial e la tenedes encomendada. Non seades de las de los torpes que non se quieren guardar e, si podierdes de guisar de non comer ni vever ni levantar a menos de catar estremonía, faredes bien. Non paredes mientes en los dichos de los torpes que dizen que la çiençia del estremonía que non pueden d’ella saber nada los omes e que la cosa que ha de ser [col. b] que la non puede toller. E yo digo al omne que cate las cosas que han de ser, maguer non se pueda estorçer d’ellas; mas rogaría a Dios quando lo sopiere e pedir le ha merçed e guardarse ha quanto podiere, como fazen los omes ante que venga el tienpo del invierno, de cobrir sus casas e de vestir e de calçar e de aver mucha leña e otras cosas por miedo del frío; otrosí en el tienpo del verano guarnéçense de las frías e del pan antes que vengan los tienpos malos del pan; otrosí guárdanse antes que venga el tienpo de la guerra de aver muchas armas e de se basteçe[r]se.

   Alixandre, guardad vuestro alguazil así como guardaríades vuestro cuerpo e metedlo en consejo de vuestra fazienda en poco o en mucho. E llegadle a vos toda vía, que es cosa que bos estará muy bien ant’el pueblo e abredes d’él solaz en vuestro apartamiento. Parad mientes cómo está el alferze ca[bo] el rey en los trebejos del axidrez; como está bien, queda delante d’él. Es enxienplo que semeja mucho con éste. Non creades que ningund reino puede ser menos de buen alguazil, que es cosa que non puede ser.

   

   Título del tratado terçero en la manera de la justiçia

   El trat[ad]o terçero es en la manera de la justiçia. Alixandre, la justiçia es manera buena e es de las maneras de Dios, non les puede omne dar cuenta. Sepades que la contraria del cuerpo es la justiçia, que con la justiçia se fizo el çielo e la tierra e se pobló todo el mundo. La justiçia es figura del seso. E con la justiçia reinan los reyes e obedéçenle los pueblos e segúranse los coraçones de los omnes temerosos; e salva todos los coraçones de toda la malquerençia e de toda la inbidia. Por eso dixieron los judíos que mayor pro es en justiçia del rey que en el buen tienpo, que más vale rey justiçiero en la tierra que grand llubia. E dixieron qu’el rey e la justiçia son hermanos que non pueden escusar el uno al otro.

   La justiçia es un nonbre que quiere dezir e fazer derecho e toller el tuerto e pesar el derecho e justiçia [es] medir derecho. Es un nonbre que ayunta muchas maneras buenas e depártese en muchas partes. E la justiçia conbiene seguir los alcaldes quando juzgan en sus juizios. Justi-çia // [Fol. 84 r., col. a] conbiene omne seguir entre sí e entre Dios.

   Yo vos quiero mostrar una figura señal filosofía de ocho partes e que demuestra quanto ha en el mundo e cómo podrés llegar a lo que vos conbiene de la justiçia. Partirlo ha por departimientos, redondo, que ande aderredor cada partida en una razón. Quando començáredes de qualquier parte que quisierdes, demostrársebos á delante, así como anda el çielo en derredor. Porque son todos los ordenamientos suso e yuso fechos por el mundo, vi por bien de començar en esta figura en el mundo.

   Esta figura es flor d’este libro e la pro de vuestra demandança. Si non oviese en este libro más d’esta figura, avía grande conplimiento; pues pensad en ello pensamiento verdadero e con [col. b] entendimiento sotil entenderedes todas vuestras faziendas. E quanto dixe en este libro esplanadamente todo yaze en esta figura (300). / [Fol. 84 v., col a]

    

   Título del dicho que dixo Aristótiles a Alixandre que entendiese

   Alixandre, entended este dicho e preçiadlo mucho, ca por la vuestra graçia mucho dixe de çiençia e de filosofía, qué es el seso e cómo se ayunta. Descobrí muchas poridades çelestiales que non puede escusar por mostrarvos el seso verdadero quál es e cómo lo puso Dios en los omnes [e] las gentes lo deven entender. Esto es cosa que avedes menester.

   Sepades que la primera cosa que Dios fizo fue una sinple e espiritual e muy conplida. Figuró en ella todas las cosas del mundo e púsole nonbre seso e d’él salió otra cosa no tan noble que l’ dizen alma; e púsola Dios en su virtud en el cuerpo del omne, pues el cuerpo es como çibdad e el seso es como el rey de la çibdad e el alma es el alguazil que le sirbe e que le honra con todas sus cosas. Fizo morar el seso en el más alto logar e en el más noble d’ella e es la cabeça del omne. Fizo morar la cabeça del ome en todas las partes del cuerpo de fuera e de dentro. Sírbele e ordénale el seso e finca el cuerpo bivo fasta que Dios quiere que le venga la fin.

   Alixandre, entended estas palabras e cuidad en ellas e guiadvos por el fecho de Dios en todas vuestras cosas. Sea vuestro alguazil uno e metedlo en consejo de todas cosas vuestras e de todos vuestros hordenamientos. E fiad en vuestros alguaziles en aquel que contra vuestra voluntad fuere, que este es el mejor. Por esto dixo Hermes quando le demandaren: «porque era el consejo del consejador libre de la voluntad». Esta es palabra verdadera.

   Quando ovierdes consejo con vuestro alguazil, no lo fagades luego, mas atended un día e una noche, si no fuere cosa que ayades miedo que non podredes recabdar si tar[d]ardes (301); estonçes vos conbiene de fazerlo luego. Con la prueba grande entenderedes manera de vuestro alguazil e de la guisa que vos ama. Si amare vuestro reino, d’esa guisa será su consejo para vos.

   Non tomedes consejo de omne viejo, que así como enflaqueze el cuerpo, así enflaqueze el seso. Esto fazed quando ovierdes consejo de ome joven. E éstos siguen a las naçençias de los o-mes [col. b] en qué signo naçen, que maguer qu’él quiera demostrar otro menester, aquél non da su naçiençia, allá tira su natura.

    

   Título del fijo (302) del texedor que vieron los sabios que abía de ser alguazil del rey por su naçimiento en unos enxienplos que pone Aristótiles

   Enxienplo d’esto es lo que conteçió a unos estremonarios que pasaron por una aldea e, posando en una casa de un tejedor, (e) naçióle un fijo de noche. Tomaron su naçimiento e fallaron que sería omne sabio e alguazil del rey en grande estado e, marabillándose d’ello, non lo di[x]eron a su padre ni a ninguno. Como el padre lo viese creçido, quísole enseñar su ofizio e nunca d’él lo pudo aver. E fuésele e dexólo con su natura. E [a]prendió leer e sabieza e fue alguazil del rey.

    

   Título de un fijo de un rey que fallaron los estrólagos que sería ferrero

   Lo contrario d’esto es lo que aconteçió a un fijo de un Rey de India que vieron en su naçençia que sería ferrero. Non lo dixieron a su padre e como creçió el moço, punó su padre, el Rey, de lo mostrar çiençia e manera de los reyes. E non lo podiendo acabar con él, dexólo e obo de ser ferrero. E pesándole d’ello, acordóse con sus sabios e consejáronle que lo dexase con su natura e fízolo así.

    

   Título de cómo castigaba Alixandre que non feziese cosa sin su alguazil

   Alixandre, non fagades cosa, pequeña ni grande, a menos del vuestro alguazil, que los antiguos dizen que en demandar ome consejo cabeça es de la [c]ordura (303). Dizen que en las vidas que fazen los de Persia que un rey consejóse con sus alguaziles en grand poridad de su reino. Díxol’ uno d’ellos:

   -Non conbiene a rey que demande consejo a ninguno de nos sino apartadamente e que non sepa el uno del otro. E así será más poridad su fazienda e más en salvo; non abrá inbidia el uno del otro e cada uno le será más leal en su poridad e darle ha más conplido consejo.

   Dixo un gentil:

   -Así como creçe la mar con las aguas de los ríos que caen en ella, así afuerça el coraçón del rey con el consejo de sus alguaziles e puede aver por arte lo que non puede aver por fuerça ni por caballeros.

   Dixo un sabio de los Reyes de Persia:

   -Toda vía demandad consejos de vuestros omnes en vuestra fazienda e, maguer que vuestro consejo sea bueno e muy alto, por eso non escuse-des // [Fol. 85 r., col. a] de demandar con el vuestro consejo otro ajeno, que si fuere el otro tan bueno como el vuestro, afirmarvos hedes en él; si non fuere tan bueno o mejor, escusadle.

   Así probaredes vuestro alguazil o aquel que demostrades vuestra fazienda por despender aver, pues si vos consejare que escusedes vuestro thesoro, si no fuere en grand cuita, non bos es leal ni fiedes por él; si bos consejare que tomedes aberes de los omnes, sabed que vos muestra mala manera por que vos desamará el pueblo e con esto será daño del reino; si vos conbidare con el su aber que ganó con vos que fagades en ello a vuestra guisa e que gelo gradezcades, que sepades qu’él quiere matar su cuerpo por conplir vuestro serviçio. Tal devedes buscar que sea vuestro alguazil, que ame vuestra vida e que vos obedezca toda vía e que pune en conplir vuestra voluntad con cuerpo e con aver quanto mandardes.

   Conbiene que aya en él estas quinze maneras: la primera, que sea conplido de sus mienbros; la segunda es que sea de buen entendimiento e sabio e acordado en lo que le dixieren e bien razonado. E que non recuda a quanto le dixieren e que aya çiençia para entender lo que le dixieren de la primera palabra lo que le quieren dezir e que sepa dezir por su lengua lo que tiene en el coraçón; la terçera es que sea fermoso de rostro e non sea desdeñoso e desvergonçado; la quarta es que sepa dezir lo que dixiere bien e en pocas palabras e enseñadamente; la quinta es que sea verdadero en su palabra e ame la verdad e desame la mentira e que sea loado en su reçebir e manso; la sesta es que se vista bien de buenos paños; la sétima es que non sea muy comedor ni bebedor; la otaba es que sea de grand coraçón e de noble voluntad e que ame su honra e reçele su onra; la nobena es que despreçie las cosas açidentales d’este mundo e que non aya cuidado sinon de las cosas que creçen en honra de su señor en las que sea loado; la dezena es que ame justiçia e los justiçieros e que desame el tuerto e que se duela de los que las reçiben e que gelo faga emendar e que non lo dexe por ruego ni por otra mala manera ni por amor ni por desamor; la honzena es que sea firme en las cosas que obiere de fazer e que non sea cobarde ni medroso de flaca alma e que a[me] caballería e lidiar en vatallas; la do-zena [col. b] es que sepa bien escrebir e [sea] retenedor de las eras del mundo e de las costunbres de los reyes e de las nuebas de los omnes antigos e de los engeñosos loados e que aya husado con otro alguazil; la trezena es que sea sabidor de todas sus rentas, de guisa que non se le pueda esconder cosa de los vuestros propios; la catorzena es que non sea de mucha palabra ni jugador ni dezidor de mal; la quinzena es que no veva vino e que non se trabaje en los viçios seglares d’este mundo e que sea su noche en las cosas de las justiçias e onor, como el su día, e sea creyente en Dios e en vuestra creençia.

   Sepades qu’el omne es de más alta natura que todas las cosas vivas del mundo e que non ha manera de propia en ninguna criatura de quantas Dios fizo que no la aya en el omne. Esforçado como león, es cobarde como liebre; es malfechor como cuerbo; es montés como león pardo; es franco como gallo; es escaso como can; es duendo como paloma; es artero como gulpeja; es sin arte como obeja; es corredor como gamo; es pereçoso como oso; es noble como elefante; es amansado como asno; es ladrón como picaça; es loçano como el pavón; es guiador como falcón; es perdedor como nema; es velador como abeja; es fuidor como cabrón; es triste como araña; es manso como el camello; es brabo como el mulo; es mudo como el pescado; es fallador como tordo; es malaventurado como el búho; es siguidor como caballo; es sofridor como puerco; es dañoso como mar; es probechoso como tierra.

    

   Título del castigo mayor que dio Aristótiles a Alixandre so los alguaziles e sobre los escribanos e de sus señales e maneras e aver amor de las gentes

   Alixandre, el mayor castigo que vos yo puedo dar es éste: que vos aperçibades e non fagades por que vos quieran mal los omnes; y la cabeça del seso, después de la creençia de Dios, es bienquerençia de los omes.

   Castígovos e dígovos e aperçíbovos que non tomedes por alguazil a omne rubio ni vermejo ni fiedes por el tal omne; guardadvos d’él como vos guardaríades de las vívoras de India, las que matan con el ca(n)tar. Quanto más vermejo fuese e más rubio es peor, / [Fol. 85 v., col. a] que en estas figuras segnefica la traiçión e la inbidia e la artería. E por fuerça es esta natura a los omnes e por esto mató Caín Abel, su hermano.

   Alixandre, conbiénevos que sean vuestros escribanos para escrebir vuestras cartas e vuestros previllejos escogidos quales yo diré. E vuestra carta muestra quál es el vuestro seso e el vuestro entendimiento; los escrivanos, el cuerpo del alma. E la letra es el afeitamiento e de[ve] ser bivo e muerto e sesuso. Así conbiene que sean vuestros escribanos, que metan la razón bien conplida (e) en letra fermosa e apuesta, que sienpre los reyes se alegraron con sus escrivanos. E así como los escribanos saben buestras poridades e razónanlas ante los consejos a vuestra honra, así le devedes guardar a él e a sus cosas e que l’ pongades en logar de uno de vuestros alguaziles e será muy mejor vuestra fazienda e más en poridad.

    

   Título de cómo el pueblo es thesoro del rey e del fecho de los mandaderos

   Alixandre, sabed que vuestro pueblo es vuestro thesoro, el que non se pierde e el que aína se cobra. Con él sodes rey, pues asmad que vuestro pueblo es huerto e que ha en él muchas frutas e que non es como las mieses, que se remueben e que las sienbran cada año, que los árboles son toda vía fincables e que non los han de senbrar cada año; pues como preçiades vuestros thesoros, que es cosa con que dura vuestro reino, (e) así devedes guardar vuestro pueblo, que non les faga ninguno mal ni soberbia, que non sea cojedor más de uno e que sea probado en probar las cosas e que sea rico e leal e que coja por vos el fruto e que non derraigue el árbol e sofridor e de buenas maneras, que si así non fuere, reçelarlo han los omes e dañará sus voluntades.

   Non sean dos alguaziles, que de la parte que cuidardes ganar con ellos, de esa perderedes, qu’el uno quiere pujar sobre el otro e punará de creçer las rentas con daño del pueblo e cada uno querrá algo para sí e para fazer bien a los que le sirben.

    

   Título del mandadero, cómo demuestra el seso qu’es su ojo en lo que no vee e de las señales que en ellos deve aver e quáles son las mejores entre ellos [col. b]

   Sabedes, Alixandre, que mandadero del omne demuestra el seso que es su ojo en lo que non vee e es su oreja en lo que non oye e su lengua do non se açierta. Pero conbiénevos que enbiedes vuestro mandadero e que l’ escojades el mejor que ovierdes en vuestro reino de seso e de entendimiento e de pareçer e de fialdad e d’escusar las cosas en que puede (304) caer en culpa. Si le fallardes atal, enbiadlo seguramente e poned vuestras cosas en él después que sopierdes vuestra voluntad. Non le castiguedes de lo que ha de recudir, que mucho aína verá cosa si la oviere de otra manera; si non fuere tal como dicho es, ademenos sea fiel e verdadero e non diga más ni menos de lo que mandardes dezir e que sea retenedor de lo que le mandardes dezir e que sea retenedor de vuestro castigo e recor[d]ador de lo que le respondieren por ello; si non fallardes atal, sea fiel a lo menos e non más, que dé vuestra carta al que la enbiardes e que vos torne con respuesta.

   El mandadero que entendierdes que es cobdiçioso de levar aver del logar do lo enbiades no le querades, que no le darán aver por vuestra pro. E non enbiedes omne levador, que los de Persia, quando los enbiavan mensajero, dezíanle que veviese vino e, si lo vevía, sabían que las faziendas del rey eran descobiertas e corrutas. E mostrábanle aver; si veían que avía gran cobdiçia sabían qu’el poder del rey en ellos era. Guardadvos, Alixandre, de enbiar vuestro alguazil e de sacalle de vuestra corte, que vos verná por ello grand daño si lo fezierdes.

   Las señales de vuestros mandaderos e las que caen e desplanen, la mejor de todas es fialdad e lealtad. Si non fuere el mandadero atal, engañarvos ha e reçebirá dones e serbiçio por daño; e fazervos ha traiçión en lo que le mandardes dezir e entrarvos ha a la mengua en vuestro ordenamiento, tanto quanto él vos fizo de traiçión.

    

   Título de cómo los caballeros son raíz del reino e su apostura // [Fol. 86 r., col. a]

   Alixandre, los caballeros son raíz del reino e su apostura, lo que vos devedes parar mientes, que sean apuestos e bien guisados e bien ordenados en los escojer los caballeros, fasta que se vos non encubra estado de lo que es de vos, çerca ni de lexos, que la mejor cosa de las cosas del mundo son quatro, e non quatro sinon porque en cada logar de la tierra á quatro partes: a delante, a diestro, a atrás, a siniestro. Así, son las partes del mundo quatro: Oriente, Oçidente, Meredíe, Setentrión. Pues dad a mandar a cada raíz quatro; e si queredes más, sean diez, que los diez son quatro conplidos, que (305) ha en ellos uno e dos e tres e quatro e, quando se ayuntan, viene ende diez. Es conplido de lo que ha en las quatro cuentas. Mandad que aya cada rico onbre diez adelantados e que aya cada adelantado X alcaldes e serán çiento; e que aya cada alcalde diez alarifes e serán mil ; e que aya cada alarife diez omes mandaderos, serán mil lidiadores. Si ovierdes menester çient omes mandaderos, venga un alcalde e vernán con [é]l diez alarifes e serán con [é]l çient lidiadores; si ovierdes menester diez omes mandaderos, mandad venir un alarife e vernán con [é]l diez omes.

   Esto es lo que quisimos dezir. Por esto menguársevos ha la costa e fazerse á lo que quisierdes más aína e sin lazeria. Non trabajaredes en fazienda de los caballeros, que cada un omne manda diez so su mano. Serán con vos por la primera señal que fezierdes. Abrá cada cavallero d’ellos a que tenga ojo un grande sobre otro.

   Han menester los caballeros un escrivano sabio e fiel e entendido e apercebido e sabidor de las señales de los omes, buen cavallero e atal que sean seguros d’él que non les fará traiçión en lo que les dan por él. Fazed por que vos ayan vergüença e temor e pavor, por que bos fagan obediençia. Non les dedes logar de llegar a vos cada que vernán a fablar e librar con vos, ca es manera de los dar atrevimiento e d’echarvos [col. b] la vergüeña. Tened manera que sus neçesidades vos den por sus cartas a vuestro escrivano por que las leades, que por tal manera se perdió el Rey de Athenas e mucho aína perderíades el cuerpo, como lo han fecho otros muchos. E las cosas que ovierdes de librar o dar, dádegelas por escrito en las espaldas de sus cartas, todo delante vuestro alguazil. E conbidadlos a comer las fiestas e las pascuas e serán contentos de vos e amarvos han.

    

   Título de cómo Aristótiles consejaba a Alixandre por su cuerpo

   Alixandre, non lidiedes por vuestro cuerpo en vuestras lides. Toda vía guisad que sea vuestra morada en las nobles çibdades. Non fagades lo que los de Equela, que nunca se ayuntaron rey con otro que non pensase el uno contra el otro de lo matar. Es cosa probada por la natura on[de] naçieron los omes e pensad en lo que fizo Caín Abel; aberriguada cosa es que el inbidia e el amor e el mundo fazen esto. Sabed que las vid[a]s (306) son cuerpos e alma e cada uno quiere vençer al otro e dura la lid en quanto son las partes iguales. Fazed por ser vençedor por buenas maneras con dádibas e promesas de bien fazer por que vos obedezcan con bien. Ordenad vuestras cavallerías con armas e con petrechos e con bestias e con todas cosas de guerra, por poner temor en vuestros enemigos, por que las cosas que podades acabedes contra ellos sin lid. Toda vía estad en logar donde veades pelear e conbatir vuestras gentes e loadle a cada uno lo que fiziera; al bueno prometedle algo e al cobarde, escarmiento con denuesto. Toda vía parad mientes en el estado de vuestros enemigos e do vierdes que son más flacos, allí ferid. Dadles lugar por donde fuyan, (e) que mejor es vençer así que non que lo profidien mucho. Fazed vuestros engenios e algaradas e ordena[d] vuestras vatallas como yo vos obe enseñado. Fazer por que todas vuestras cosas sean acabadas sin mucho peligro e la postrimera cosa que ovierdes de fazer sea la lid. E non / [Fol. 86 v., col. a] menospreçiedes vuestros enemigos, aunque sean menos que los vuestros.

    

   Título de la poridad que fazía Aristótiles quando era alguazil de Alixandre, por donde le mostraba vençer sus enemigos

   Alixandre, esta es la poridad que fazía e que vos dezía sienpre quando íbades a lidiar con buestro enemigos, quando enbiávades vuestros alcaldes; e es de las poridades celestiales que condesó Dios en los omnes. Ya probastes de su verdad e de su pro, porque fuestes bien apreso e bien aventurado. Toda vía me demandastes e me seguistes que vos lo demostrase; non quise que vos lo sopiésedes, mas quise que oviésedes pro d’ello toda vía. Agora quiérovoslo descobrir e mostrar a conplimiento (307) que me tengades poridad. E obrat por ello e nunca vos herrará. Así, vos castigo que nunca bayades a lidiar con ninguno de vuestros enemigos fasta que sepades por esta cuenta quál vençeredes. Si vierdes que l’ non podedes vençer por vos por esta cuenta, fazed contar los nonbres de vuestros cavalleros e de vuestros alcaides; enbiad al que fallardes por esta cuenta que ha vençer nonbre del caudillo de la una hueste e de la otra, cada uno en su cabo. Lo que se ayuntare dé cuenta de cada uno por sí. Sacadlos nueve a nueve puntos de nuebe fasta uno e del otro nonbre a otro tal. Poned lo que fincare de la una e de la otra todo aparte cada uno por sí. Demandad en la cuenta que vos muestro agora, cada uno en su capítulo, e fallarlo hedes en verdad, si Dios quiere.

    

   Título de la cuenta que fazía Aristótiles a (308) las caballerías en las vatallas

   Esta es la figura d’esta cuenta que diximos adelante, por donde se deve contar el cuento fecho en la coluna adelante:

 

3 3 3 2 2 2 5 3 2 3 3 12 3 3 5 II V 5 5 5 3 X   A b c d e f g h i l m n o p q rr ss t v x y z [col. b]
 

   Uno e nuebe, el uno vençe a los nueve.

   Uno e VIII, los VIII vençen al uno.

   Uno e VII, el uno vençe a los VII.

   Uno e VI, los VI vençen al uno.

   Uno e V, el uno vençe a los V.

   Uno e IV, los quatro vençen al uno.

   Uno e III, el uno vençe a los III.

   Uno e II, los dos vençen al uno.

   Uno e uno, el que demanda vençe al otro.

 

   Dos e IX (309), los nueve vençen a los II.

   Dos e VIII, los dos vençen a los VIII.

   Dos e VII, los VII vençen a los II.

   Dos e VI, los II (310) vençen a los VI.

   Dos e V, los V vençen a los II.

   Dos e IV, los dos vençen a los IV.

   Dos e III, los tres vençen a los II.

   Dos e II, el demandador vençe al otro.

   Tres e nuebe, los tres vençen a los IX.

   Tres e VIII, los ocho vençen a los III.

   Tres e VII, los tres vençen a los VII.

   Tres e VI, los VI vençen a los III.

   Tres e V, los III vençen a los V.

   Tres e IIV, los IV vençen a los III.

   Tres e III, el que demanda vençe al otro.

   Cuatro e IX, a los IX vençen a los quatro.

   Cuatro(s) e VIII, los quatro vençen a los VIII.

   Cuatro e VII, los VII vençen a los IV.

   Cuatro e VI, los IV vençen a los VI.

   Cuatro e V, los V vençen a los IV.

   Cuatro e IV (311), el que demanda vençe al otro.

   Cinco e IX, los V vençen a los IX.

   Cinco VIII, los ocho vençen a los V.

   Cinco e VII, los V vençen a los VII.

   Cinco e VI, los VI vençen a los V.

   Cinco e V, el que demanda vençe al otro.

   Seis e IX, los IX vençen a los VI.

   Seis e VIII, los VI vençen a los VIII.

   Seis e VII, los VII vençen a los VI.

   Seis e VI, el demandador vençe.

   Siete e IX, los VII vençen a los IX.

   Siete e VIII, los ocho vençen a los VII.

   Siete e VII, el que demanda vençe al otro.

   Ocho e IX (312), los IX vençen a los VIII.

   Ocho e VIII (313), el demandador vençe al otro.

   Nuebe e nuebe, el demandador vençe al otro.

    

   Título de las señales que Aristótiles escrevió en este libro a Alixandre por que conoçiese las condiçiones de los omes para se aprovechar e guardar d’ellos // [Fol. 87 r., col. a]

   Alixandre, las señales de las naturas de los omes son éstas, por que sepades conoçer sus naturas e condiçiones para tomar el que quisierdes para vuestro serviçio: el omne que ha la boca mucho ancha e larga es mucho esforçado; el ome que ha los labrios tenprados e vermejos es bien tenprado; el omne que ha los dientes tirados afuera es manso e non es seguro d’él; el que ha la cara ancha e gruesa es torpe, de gruesa figura; el omne que ha los labrios gruesos es loco e de poco entendimiento; el omne que ha los dientes iguales e ralos es de buen talante e sesudo; el omne que ha la cara magria e delgada e amarilla e luenga es desvergonçado; el ome que ha las sienes anchas e las venas gruesas es mucho sañudo; el omne que ha las orejas grandes es torpe e retenedor de lo que oye; el omne que ha la vos gruesa es esforçado e ardit e verdadero; el omne que ha la boz apresurada e tenprada en todo es sesudo e verdadero; el omne que la ha apresurada e delgada es desvergonçado e torpe; el omne que la ha gruesa (e) demasiadamente es sañudo e de malas maneras e manos; el que ha la boz mugiriega es mucho inbidioso e artero; el omne que ha la voz clara e fermosa es loco d’entender e de grand coraçón; el que ha los onbros anchos es esforçado e de poco sentido e seso; el omne que ha el espinazo encogido es mucho brabo e sañudo; el omne que lo ha derecho e igual e espinoso es de buenas señales; el omne que ha los onbros altos es de mala voluntad e desvergonçado; el que ha los braços luengos que le dan a la rodilla e le llegan a ella, es franco e noble e de grand coraçón. A este tal dizen coraxi; el que los ha mucho cortos es mucho cobarde e barajador; el omne que ha la palma luenga e delgados dedos e luengos faze bien todas cosas suyas; el omne que ha la palma llana e apuesta es sabio e bien entendido; el omne que ha las piernas gruesas e los corbe(n)jones es fuer-te [col. b] e torpe; el omne que ha el pie grueso e pequeño muestra ser de poco entendimiento; el omne que ha los corbejones delgados demuestra ser cobarde; el omne que los corbejones ha gruesos demuestra vien esforçado; el omne que es castrado por mano de omne es sañudo e loco atordido; el omne que naçió castrado es mucho de peores condiçiones qu’el otro; el omne que ha la palma corta es omne loco del todo; el omne que ha los pasos mucho angostos e piernas (e) apresuradas es de mala voluntad; el omne que ha la cabeça grande e el pescueço grueso e gordo es rezio eunal; el que ha la cabeça mucho pequeña e el pescueço luengo e delgado es loco de sentido; el omne que ha la carne húmida e blanca e que non es muy delgado ni grueso ni muy luengo ni corto, que es mezclado blanco con bermejo, el rostro derecho, los cabellos tenprados color de oro, buenos ojos negros encarnados e la cabeça tenplada, el pescueço derecho e igual, que non aya carne sobr’él ni en los cuadriles, que aya la voz clara, tenprada, la palma delgada e los dedos luengos, que es de poca fabla e de poco reír, sino quando fuese menester, e que aya la cara dura, risueña e leda, que non sea enbidioso en mandar lo ajeno e non quiera mandar mucho ni vedar, Alixandre, esta es la mejor figura que Dios fizo en los omes. E punad por los aver tales para vuestro serviçio; con ellos barataredes bien. Sabed qu’el señor más ha menester los omes que los omes al señor; pues punad de los aver por estas señales con vuestro entendimiento bueno. Pero así como vos guardades de alguazil vermejo, así vos guardad de omnes de barbas demasiadas e de çejas juntas e negras.

    

   Título de cómo Aristótiles enbió Alixandre la regla que tomase para gobernar su cuerpo por que non oviese menester físico

   Alixandre, porque es el cuerpo feneçido e viénele mucho daño por los umores diversos que ha en él, tobe por bien de poner / [Fol. 87 v., col. a] en este tratado cosas estrañas de poridades de física e de su ordenamiento. Quando vos las entendierdes e feziéredes, escusaredes al físico, ca non está bien al omne demostrar quantos males acaeçen a los físicos. Pues quando vos sopierdes este ordenamiento, escusaredes el físico, sinon cosas que bienen de tienpo antiguo, que non podredes escusar por guisa del mundo.

   Conbiénevos, quando vos levantardes de dormir, que andedes un poco por que estandades los mienbros e que pendedes la cabeça e salirán los bafos por ella, que salen del estómago a ella quando duerme el omne. Lavadvos en el tienpo del estío con agua fría, reteñor los bafos del cuerpo e guardadvos ha la calentura natural e comeredes mejor por ello. Vestidvos paños linpios e guisadvos lo más apuesto que podierdes, que vuestra ánima se vos alegrará con ella e esforçársevos ha vuestra ánima e vuestra natura, ca la virtud del cuerpo se deleita e se conorta con [e]l sabor de la buena vestidura. Fregad vuestra boca con cosas que huelan bien e ternedes la lengua más clara e noble e darvos ha más sabor de comer. Fazed buenos safumerios segund el tienpo, que aprobechan mucho a los çinco sesos e faze tardar las canas. Purgad la cabeça con polvos de su natura e avrán hedad, que quando se esfuerça el ánima, esfuérçase el cuerpo e alégrase el coraçón e corre la sangre por las venas del cuerpo con alegría. Después d’esto, ved vuestros ricos omnes e los mas sabios que podierdes e fablad e conplid con ellos quanto vos conpliere. E trabajad por que comades con apetito e non quanto podierdes.

   Dormid e folgad sobre comer por que la vianda non deçienda a los estentinos del estómago cruda, sin cozer, en el estómago. Dígovos que así como el dormir es malo ante de comer, que es mucho peor el trabajar demasiado después de comer sin dor-mir [col. b] o sin folgar. El comer de muchas viandas a la ora es más dañoso que si vos fartardes de una, pero si de muchas comierdes, comed las más ligeras primero por que bayan a fondón del estómago porque se gastan antes e dezienda a los estentinos sin enbargo de los más fuertes que están en el estómago arriba d’ellas; si las viandas más rezias comierdes primero, irán baxo del estómago e non dexarán dezender a las otras a los estentinos fasta que las otras sean gastadas. Otrosí non çenedes cosa si vierdes que la vianda del ayantar non es gastada del estómago, que los omnes dizen que más omes matan las çenas que armas. En esto en parte dizen verdad, que es la çena sobre el ayantar e por que el estómago non será vazío, ca el estómago non ha más natura para comer una ora que otra, sinon que estando vazío coman quando quisieren. Alixandre, sobre todas cosas vos guardad del mucho comer e del vino demasiado, espeçialmente sin agua, ca este comer demasiado trae los muchos açidentes e dolores de muchas maneras; otrosí bos guardad de comer sin gana, ca el estómago non da d’ello al calor natural. E non durmades a la noche sin comer, como e[s] dicho, (e) salvo si sentierdes el estómago enpachoso; estonçes es mejor dormir sin çenar. Pero en todas las cosas susodichas dexo a todas las personas que sigan la costunbre usada en sus comeres e fechos de su criança.

    

   Título de lo que Aristótiles castigó Alixandre sobre la premia o pesar del omne e sobre los quatro tenporales del año e de su naturaleza

   Alixandre, guardad la natura natural que mantiene el cuerpo e tomad plazer en todas cosas, ca la tristeza daña el cuerpo. La mucha premia enchica el coraçón, espeçialmente con la premia e presión mezclada con el pesar. Por esto los sabios tomaron dos puercos, que son las más allegadas animalias a las naturas de los omnes. Prendieron el uno e[n] cosa çerrada; dexaron andar el otro a su plazer. Gobernáronlos de una viandas e farturas. Quando los mataron, fa-llaron // [Fol. 88 r., col. a] al preso enchicado su coraçón la meatad más qu’el suelto, que andaba a su plazer.

   Guardadvos de tomar en vuestro cuerpo melezinas ni sangrías, sino con grand neçesidad, ca las melezinas todas son enponçoñadas e dañan al cuerpo e las sangrías saca[n] la sangre que mantiene el cuerpo. Sobre todo es dañoso a los viejos, que les va faltando natura. Alixandre, guardad vuestro cuerpo honrado e noble quanto podierdes e guardad la calentura natural, ca mientra dura la calentura natural en el cuerpo del omne, ha humidad tenprada con que se gobierna; tanto que en él dura, non se consume el cuerpo. El cuerpo del omne non se consume sino por dos cosas: la una es por vejez natural, que viene por vevir omne mucho tienpo. E por esto se seca el cuerpo del omne e dáñase su fechura; la otra es feneçimiento açidental, que viene por las enfermedades e açidentes e por las ocasiones e malas guardas, segund dicho es.

    

   Título de las cosas que engruesan o enmagreçen el cuerpo del omne

   Las cosas que engruesan el cuerpo son: que se tenga el omne viçioso e folgado e coma las cosas dulçes e sabrosas e beba leche caliente, e lo de las cabras es lo mejor, e vino dulçe e aguado e con razón; e duerma sobre ello en lecho blando en logares fríos [e hue]la (314) buenos umores; canbiar una vez en el mes, que vea rostros fermosos e oya cantares e leer en libros; e que aya vida con los omnes que bien quiere e de quien sea seguro; que vea sus riquezas e que faga bien por que lo loen; que se vista en buenos paños. E con estas cosas engruesa el cuerpo del omne.

   Las otras cosas que fazen enmagreçer a éstas son: comer e vever poco e malas viandas e trabajar mucho al sol; e dormir poco e en cama mala e dura e dormir sin comer e afanar sobre comer; comer cosas saladas e agras e ver las cosas con que le pesa e todas las cosas contrarias a las que engruesan al omne, como dicho es.

    

 

   Título de los quatro te[np]orales (315) del año e de las sus calidades. E comienza en el primover e en siguiente a los otros [col. b]

 

   Conbiénevos saber, Alixandre, parar mientes en los quatro tienpos del año. Sabed qu’el primover es caliente e úmido; el aire tenprado. Creçe en él la sangre e faze en él pro toda cosa tenprada de las viandas, como pollos e perdizes e codornizes e gallinas, los huebos blandos e leche de cabras e lechugas. Non ha en todo el año tan buen tienpo de sangría e de purgas e de seguir mugeres e baños. Todo esto puede sofrir, ca el tienpo lo adereça por bondad que ha en sí. Este tienpo entra ocho días por andar de febrero. Dura fasta ocho días por andar de mayo, de natura de aire.

    

   Título del tienpo del verano e sus condiçiones e vertudes

   Después del primover viene el verano, que es tienpo caliente e seco. Creçe en él colora rubia. Conbiene al omne guardarse en él de las cosas calientes de las viandas e de las melezinas, guardarse de comer mucho por que non se amate la calentura natural, comer las viandas frías, así como carne de bezer[r]os con vinagre e pollos, de la fruta, ma[n]çanas dulçes e milgranas e çiruelas; guárdese de sangrías, sino con grand neçesidad, ni siga melezinas ni se trabaje mucho con mugeres. Este tienpo entra ocho días por andar de mayo. Dura fasta ocho días por andar de agosto, de natura de fuego.

    

   Título de la otañada e de sus condiçiones e virtudes

   Después del verano viene el otoño, que es tienpo frío e seco. Creçe en él la malenconía. Dévese el omne guardar en él de toda vianda que sea frí(c)a e seca, comer las viandas calientes e húmidas, así como los pollos e los corderos e las ubas, los vinos anexos e sotiles, e partirse de toda malenconía. Non se trabaje más que en el berano e siga más las granadas e el pleito de las mugeres, si neçesario le fuere. Entra este tienpo ocho días por andar de agosto. Dura fasta ocho días / [Fol. 88 v., col. a] por andar de nobienbre, de natura de tierra.

    

   Título del inbierno e de su natura e condiçiones

   El inbierno es frío e húmido e creçe en él la flema. E en este tienpo debedes mudar las viandas todas por que, así como vieniere la friura, vayades mudando las viandas que solíades comer. Deve omne comer viandas calientes, así como palomas e ansares e asaduras de puercos e de carneros anales e las espeçias calientes, vino vermejo e verças calientes e figos pasos e nuezes e letuarios calientes, e guardarse de sangrías, sino con neçesidad; e non faze mal el trabajo al omne ni el pleito de mugeres ni el mucho comer, porque la dixeçión es más caliente e non nuze. Entra este tienpo [asta] (316) ocho días por andar de febrero, de natura de [agua] (317).

    

   Título de cómo se departe el día e por la noche e cómo reinan la sangre e umores

   La sangre es dulçe e reina en el omne desde la nona parte de la noche fasta la terçia ora del día. La colora es amarga e reina en el omne desde la terçia parte del día fasta la nona parte d’ese mesmo día. La malenconía reina en el ome desde la terçia parte de la noche fasta la nona parte de la noche. Quien en estos quatro tienpos enfermare bien puede entender de quál natura es la enfermedad; tome consejo cómo guarezca.

   Estos quatro umores son mantenimiento de la vida del omne. Nunca se trabajan sinon de tajar la vida del omne de noche e de día. Guardad la calentura natural, como dicho es, ca mientra dura en el cuerpo del omne, ha umidad tenprada con que se gobierna mientra o dura. E non se consume el cuerpo sinon por dos cosas: la una, por vejez de vevir mucho; la otra, por feneçimiento açidental que biene por las enfermedades, como dicho es.

    

   Título de las naturas de las piedras e de sus propiedades [col. b]

   Alixandre, las piedras preçiosas han en sí muchas virtudes, entre las quales el eazar es nonbre persiano (e) que quiere dezir «el que tuelle el mal e (318) tiene el alma en el cuerpo». E es de dos naturas. Éstos aprobechan a muchas cosas, espeçialmente a los que beben ponçoña o son tocados d’ellas, dándoles a vever de la raedura d’ella.

   Las giregonças son de tres maneras: vermejas e amarillas e cárdenas. Éstas aprovechan a la pestilençia; ésta es la vermeja. La amarilla esforçarle á el coraçón a fazer todo bien. El que toviere la cárdena será mucho esforçado, como león, e será más temido.

   Las esmeraldas son de muchas maneras. Son la color verde sobre todas las verduras e aprovechan cada una de su figura. La una muda el aire en verde color; la otra faze al omne entender de las cosas por venir e acreçienta las riquezas. E sana las fiebres e aprobechan al demoniado e al que ha la gota coral. E refrena la luxuria e quita dolor d’estómago e es loado de los omes, cada una en apartamiento de la otra, aunque todas son verdes, pero devisadas.

   La piedra turquesa préçianla mucho los reyes e los grandes omes. E la su propiedad es la mayor, qu’el que la trae non muere de armas ni de ocasión, que nunca fue fallada en mano de omne que moriese de armas ni de ocasión. E aprobecha, al que la veve raída, a la mordedura del alacrán e las malas bestias.

   La piedra eluropia es de maravillosa vertud e mala de aver, ca sus virtudes son que quita la claridad al sol e al omne que la tiene, que non lo pueden ver. E fállase en esta manera: que las garças reales las fallan dentro donde naçen en sus mineros por graçia que les dio Dios, que las ponen en sus nidos que fazen sienpre en los árboles baxos, sobre los poços de los ríos; e quando yazen sobre sus huebos o fijos que non los puede ver cosa viva e que non se falla nido ni fijos de garça real ser fallados; pero que si aquella piedra es fallada, que puede ser en esta manera: que los omnes engeniosos que veen // [Fol. 89 r., col. a] la garça usar en el río al tienpo de moltiplicar, que si mirare en la sonbra del río, que podrá ver en ella la sonbra del nido adonde yaze la piedra, aunque no lo verá. E subiendo un omne avisado por el árbol que está sobre él poco e otro que esté baxo, que lo fará llegar sobre el nido por la sonbra, e metiendo la mano dentro, que aí fallará la piedra e, en apretándola, que non la podrá ver (e) debaxo. E d’éstas ay pocas, aunque dizen los sabios antiguos que las ay e por esto non se falla su nido.

   La piedra del carbúnculo es mucho noble e préçianlas los altos prínçipes e otrosí los saçerdotes para en los tenplos. Su virtud es que de noche, con la escoridad mayor, se pueden armar a la claridad d’ella quinientos omes d’armas e caminar a la lunbre d’ella; otrosí alunbrar un tenplo sin otra candela. Fállase esta piedra en la frente de un animal que es tamaño como un raposo e d’esa fazión; tráela entre anbos los ojos, más arriba, en la frente, cubierta de un cuero duro de su color e pelo, que deçiende sobre la frente. E es tan grande como un huebo de pabón. Quando se quisiere alunbrar con él de noche, alça aquel cuerno arriba e sale su lunbre en torno d’él; e alexos sale a diez leguas, como la estrella del luzero mayor del çielo. E quando anda del día, cúbrela toda vía, e más por non ser visto por ella. E matando aquel animal, sácanla de allí.

   Alixandre, otras muchas piedras ay, que son de diversas maneras e virtudes, así como caifires e diamantes e rubíes e esmeraldas. E a las más d’éstas toman en el desierto de la Mayor India en esta manera: en aquella montaña desierta ay una peña tajada e muy alta donde abitan los grifos, que es llana ençima. Fazen los omes de noche choças, donde se esconden de día de los grifos, que son animales fuertes, medio águila e medio león, que llevan un buey bolando en sus manos. Pónenl[e]s (319) de noche al pie de la peña quartos de vacas desollados frescos. Como viene el día, dezienden por ellos e llévanlos arriba e cómenlos en la peña; e tomándose los unos a otros volando con ellos, cáenseles abaxo mal comidos en pedaços e vienen pegadas [col. b] en ellos muchas d’estas piedras. Salen los omes de noche de aquellas cabañas e tómanlas, quando muchas o pocas, e façiónanlas los maestros con sus artefiçios. Otras se fallan en la mar con redes; otras, en fuentes manantias e mineras d’ellas.

    

   Título de las naturas de las carnes e de los pescados e frutas e de sus condiçiones e fuerças e tachas e virtudes

   Alixandre, en las naturas de las carnes conbiene ade[xa]r (320) todas las más gruesas, así como son bacas e carneros (321) viejos, ca dize Galieno que peores son los carneros viejos que las vacas nuebas, que han muchas superfolidades, mayormente las gruesas. Las obejas todas son malas.

   Todas las aves de las aguas fazen malos umores, que todas han las carnes negras, ca de tal color torna el espíritu. Las gallinas e las perdizes e tórtolas e palomas, quando comiençan a volar, éstas son probechosas al visdo. Las codorniçes son buenas al pique ha la piedra, pero las corças son mejores.

   Conbiene adexar omne toda carne de puerco, mayormente de aquellos que han más de dos años e de seis meses ayuso, ca son vistosos e gruesos e fuertes de moler.

   Las carnes saladas son muy peores que las otras, mayormente a los que son menguadas a la vista; a las çenas fazen tiniebra (322) los ojos e la sangre negra.

   Los çierbos son non buenos, pero las corças son mejores. Las liebres e los conejos no son buenos, pero los nuebos son mejores, espeçial para los que han la piedra, ca su sustançia es atal. Los cabritos mamadores son mucho buenos e ligeros para moler. La carne de las çebras es mucho sana para la vista del omne, la más que en las carnes se falla. Las carnes de las cabras son dañosas, e más las viejas. Los corderos mamadores son dañosos, e más quanto menores.

    

   Título de los pescados de los ríos e de la mar e de sus propiedades

   Los pescados de los ríos, los menores de los buenos son mejores, pero todos fazen llorar los ojos; pero las truchas son mejores. Los pescados de la mar conbiene escojer de los menores e que non sean muy gruesos. Otrosí digo qu’el salmón es mucho de loar por to-da / [Fol. 89 v., col. a] bondad, sinon tan solamente que es muy grueso; e por eso conbiene comerlo con vinagre e primienta. Otrosí el sábalo e el albur son mucho buenos asaz. Otrosí (el) las xibias e pulpos e langostas cómalos al tienpo de la quaresma. E todos los grandes pescados de la mar son mejores de dexar que de comer.

    

   Título de las carnes e pescados podridos e de las legunbres e frutas e de las maldades d’ellas

   Las carnes e pescados començados a podreçer o podridos son malos e dañosos. Los sabios antiguos sienpre los contaron por ponçoñas con que mueren las gentes; guardaos, Alixandre, d’ellas.

   De los huebos, son buenas las yemas, comidas non mucho duras ni blandas; lo otro es dañoso al bisdo, así como mal asadas e otras maneras.

   Los quesos son cosa gruesa e dañosos al visdo; e son peores los anejos.

   Las legunbres, así como son abas e lantejas e otras cosas, son dañosas al visdo e, sobre todo, ajos [e] çebollas. Dize Galieno que éstas çiegan.

   La natura de las frutas todas son dañosas. Dize Galieno qu’él, seyendo moço, abía las [f]iebres cada año e que le bedó su padre que non comiese fru[ta]s (323) e que lo dexaría. Jura e afirma que nunca más las obo. Dize que [de] las ma[n]çanas, las dulçes son mejores; las peras, mejores que las ma[n]çanas; de las frutas, que los figos e las ubas e las avellanas son las mejores, (e) así las nuebas como las pasas e pasos.

   Las naturas de las verças, las hermuelles son las mejores porque degisten. El peregil es bueno para fazer aguas. El apio e el finojo, el mastuerço, la ortiga son melezinas para estas otras frutas. Otrosí fabla este libro de otras frutas e melezinas e de sus naturas e daños e virtudes, de las quales non puse aquí porque son prolixas e de larga escritura. E quédense a los físicos, aunque se deve presumir que en estas viandas que la costunbre e el elemento de la tierra e la criança de las personas vençen a todas cosas en uno con los a[i]res (324).

    

   Título de cómo Alixandre, gobernando el mundo todo en nuebe años e tobiéndolo en paz e en justiçia, le fueron dadas yerbas, de [col. b] que morió, e de las cosas que a su muerte pasaron e de su sepoltura

   Conquistado todo el mundo por Alixandre, como dicho es, e requiriéndolo en toda paz e justiçia e visquiendo todos en unas leyes e costunbre, quitados todos los ídulos e muertos sus saçerdotes e quemadas sus casas e sacrefiçios, adorando todos un Dios criador e verdadero, andando él por sí en nuebe años, quando con sus gentes, quando solo e desconoçido, a ver cómo se mantenían en justiçia e mirando el estado de la tierra e de las çibdades e de sus todos aferes, puso el diablo en voluntad al conde Antípater de le dar yerbas para le matar, seyendo mucho su pribado.

   Fabló con Jobas, su copero, e diole yerbas en el vino de ponçoña. E poco rato, sentiéndose mal e demandando una péndola para gomitar, los traidores estaban avisados d’esto, diéronle la péñola enponçoñada e doblóse la ponçoña en el estómago. Continuando su camino allende de Bavilonia para Alixandría, aquel día mesmo, aquexándolo el dolor de la ponçoña, descabalgó de su caballo. Un su criado desnudó una loriga e fízole cama d’ella en tierra; e acostándose en ella, posiéronle un poco de oro de suso sobre quatro palos, por que non le diese el calor del sol. E como los sabios le ovieron dicho Alixandre que avía de morir sobre cama de fierro e so çielo de oro e se biese [y]azer (325) sobre aquella loriga, que era de fierro, e so aquel paño de oro que tenía por çielo, luego entendió que era llegada su muerte. Llamó a su escrivano e díxole:

   -Faz una carta que enbíe a mi madre antes que muera, fecha en esta manera:

   «Alixandre, sierbo fijo del sierbo, el que su cuerpo poco aconpañó a los de su tierra, la su alma ha de fazer vezindad en el otro mundo luengo, pero (a) su madre, Olinpies, la Reina amada, el qual nunca folgó con ella en esta çercana casa, ella abrá de fazer vezindad en la casa alongada. Ruégote madre, que non quieras semejar a las mugeres en flaqueza de coraçón, como yo puné sienpre en non semejar a los omnes en esto ni en ninguna cosa de sus fechos.

   Sepas que no me pesa con la muerte, porque hera çierto que vernía; tú, otrosí, non te duelas, ca non eres tan sinple de entender que yo era de los que non avían de morir. Se-pades // [Fol. 90 r., col. a] que yo fize esta carta porque cuido que te conortarás tú con ella; pues non fagas falleçer el mi cuidado.

   Vien sabes tú que a lo que yo vo que es mejor que lo en que estó e más linpio; pues avísate que me sigas fermosamente por[que] mi nonbre que solía aver del reinado e del seso es destajado. E resuçítalo tú con el tu seso e con la tu fuerça. Non quieras fazer por el mi amor sinon lo que yo quiero, ca señal del amor del amigo es que faga lo que quisiere su amigo. Sepas, mi madre, que los omes paran mientes en tu entender e en tu desmayamiento por saber si reçebiste el mi castigo o si lo despreçiaste. Madre, piensa que todas criaturas del mundo, como son so la jeneraçión a la corruçión, han de tornar a la materia honde se fezieron. Cata quántas gentes son perdidas; e las que son pasadas son derribadas.

   E sepas que tu fijo nunca quiso aver las pequeñas maneras de los pequeños reyes. Tú, otrosí, non quieras aver las maneras pequeñas de las flacas madres de los reyes. Sea muy grande el tu conorte, segund las grandes cosas de la tu piedad. Sepas que quantas cosa[s] fizo Dios son pequeñas luego e creçen después.

   Ruégote, madre, quando sopieres mi muerte, que mandes fazer un estrado grande e fermoso e aguisa de comer en él mucho pan e vino e carne; e faz conbite a muchos omes de tierra de Libia e de Uropa e de Maçedonia e de Asia a un día sabido, que non finque ni[n]guno que non venga a las mesas de la Reina a comer e vever. E quando fueren llegadas, faz pregonar que non entre ninguno a casa, sinon el que non ha acaeçido en alguna ocasión, por que tal que sea el llanto de Alixandre, más estraño que todos los otros llantos».

   Quando llegó a muerte, mandó que lo posiesen en un ataúd de oro e que lo levasen Alixandría e que lo sepultasen allí. E guardaron el su mandamiento e leváronlo los reyes e prínçipes sobre sus onbros.

    

   Título de lo que los sabios dixieron sobre el cuerpo de Alixandre

   Açercáronse al ataúd de Alixandre muchos sabios e dixo el [col. b] mayor d’ellos:

   -El que nunca lloró rey aqueste llore; el que nunca se maravilló de ningún acaeçimiento de aqueste se marabille.

   Dixo contra los sabios:

   -Diga cada uno de vos algund dicho por conortarnos predicando.

   Levantóse uno de los dezípulos de Aristótiles, ferió con su mano en el ataúd e dixo:

   -¡O tú, tan bien razonado, cómo estás callando!

   Dixo otro diçípulo:

   -Solía Alixandre guardar el (a) oro e agora te quisiste de los pecadores alongar e a los buenos e linpios allegar.

   Llevaron luego su cuerpo a Alixandría. Quando fue açerca de la villa, mandó su madre que lo saliesen a reçebir todas las gentes en la mejor manera que podieron. E fiziéronlo así.

    

   Título de las cosas que dixo e fizo la madre de Alixandre sobre el cuerpo e de cómo fue sepultado en Alexandría

   Como llegaron las gentes e posieron el ataúd delante d’ella, dixo:

   -¡O fijo, maravilla es cómo el que allegó al çielo la su sapiençia e a los cabos de la tierra el su reinado e obedeçiéronle los reyes apremiadamente oy ha dormido e non se puede despertar, está callando e non puede fablar! ¡Cómo daría grand don e pornía en buen estado el que podiese fazer a Alixandre poner en el su predicamiento e conortada con el su conortamiento! E non lo faría, sinon por[que] aína seré con él. Pues Dios te salve, fijo, vivo e muerto, que buen bivo fueste e buen muerto heres.

   E açercáronse allí muchos sabios. Fallaron e predicaron sobre él de muchas sapiençias e después mandólo soterrar allí, en Alixandría. Mandó fazer el conbite qu’él le mandó por su carta. Quando los omes fueron allegados, non entró ninguno a su casa d’ella. Dixo:

   -¿Cómo non entra acá ninguno de aquéllos?

   E dixiéronle:

   -Tú mandaste que non veniese aquí ninguno, sinon al que non (ha) acaesçiera en alguna pérdida o ocasión; e non ay aquí ninguno que esto non aya acaesçido.

   Dixo ella:

   -¡O Alixandre!, cómo semeja la tu / [Fol. 90 v., col. a] postrimera a la tu primera probaste en me conortar conplido conorte.

   Quando Alixandre reinó avía XIX años e duró en su reinado XVII años. D’éstos, lidió los ocho años, en los quales señoreó por lança e alvedrío a todo el mundo. E tóbolo todo asegurado en IX años e en justiçia paçíficamente, de Oriente a Oçidente. Fue la suma de sus cavalleros armados, sin los escuderos e omnes de pie, CCCXXIV mil .

   Fue Alixandre roxo e poco delgado e mediano. E el un o[jo] (326) avía garço e el otro prieto e los dientes agudos e menudos. El su rostro semejaba de león e muy fuerte. Usó de lidiar de diez e seis años en vida de su padre. Fállase que fue el más sabio e esforçado e atrevido e enjenioso e esforçado e avisado e franco e liberal de todos los naçidos. Dízese por él que la cosa que pudo acabar a la ora que nunca la dexó para después. Morió en edad de XXXVI años. Fizo muchos libros de sapiençia e de los dichos de los prínçipes e de las gentes. Uno d’ellos es este que se sigue.

    

   Título de los castigos e dichos e enseñamientos del enperador Alixandre

   Dixo Alixandre:

   -Conbiene al ome que aya vergüeña de fazer la cosa fea, porque se enojarán d’él, (e) tanbién los suyos como los estraños; si entend[i]era que no gelo sabrá ninguno, aya vergüeña de su alma e déxelo por ella. E si non lo dexare por estas cosas, aya vergüeña de Dios.

   Mandaba cada día pregonar a su puerta tres vezes al día:

   -Omes, obedeçed a Dios; es mejor que fazer pecado. Pues guardaos, que la obediençia aprobecha, la desobediençia nuze.

   Dixo:

   -Sinon por el saber, non se confirmaría el mundo ni se endereçaría el reinado. Todas las cosas son el seso [e] la lengua, que lo juzga sobre todas las cosas.

   Dixo:

   -El saber es mandadero del seso. Si el mandadero mentiere, fará valer menos al que lo envía.

   Pasó Alixandre por una villa en que reinaron siete reyes. Dixo:

   -¿Fincó [col. b] aquí alguno del linaje d’estos reyes que reinaron en este logar?

   Dixiéronle:

   -Sí, fincó un omne.

   Díxoles:

   -Mostrádmelo.

   Dixiéronle:

   -En los fosados mora toda vía.

   Fízolo llamar e vino. E díxole:

   -¿Por qué estás toda vía en los fosarios e dexas de guardar el estado de tus anteçesores? Ebas, quiérote fazer rey en su logar.

   Díxole:

   -¡O Rey bienaventurado!, yo he agora una cosa de fazer e quando lo acabare, faré lo que mandares.

   Díxole:

   -¿Qué cosa as tú de fazer seyendo toda vía en los fonsados?

   Dixo el omne:

   -Por apartar los huesos de los reyes de entre los uesos de los sierbos. E fállolos iguales e non puedo dar recabdo.

   Dixo Alixandre:

   -Puna en demandar la tu honra e de tus padres, si coraçón has.

   Díxole aquel omne:

   -Ante he grand coraçón en que busco vida en que non ha muerte, mançebez sin vejez, riqueza en que no á pobreça, alegría en que non ha tristeza e sanidad sin enfermedad.

   Dixo Alixandre:

   -Yo non he d’esto ninguna cosa.

   Díxole el omne:

   -Yo lo demandaré al que lo ha.

   Díxole Alixandre:

   -Yo nunca vi omne más sabio que éste.

   Estando Alixandre un día por librar los omes como solía, vio que non venía ninguno. Dixo a los que estaban con él:

   -Yo non cuento este día por día de mi regimiento.

   Dixiéronle que en la hueste de Darío avía CCCI mil caballeros. Dixo:

   -El buen cozinero non se espanta del mucho ganado.

   Entraron a él sus patriarcas e dixiéronle:

   -Después que Dios te dio reinados, ¿por qué non has muchas mugeres por tal que ayas muchos fijos?

   Dixo:

   -Non al que vençe los omes que le vençan las mugeres.

   Entró un omne a él con paños rotos e fabló bien e respondió bien a lo que le preguntó. Dixo Alixandre:

   -Si el tu vestido fuese tal como la razón tuya, abrías dado a tu cuerpo lo que mereçe de afeitamiento, como diste a tu alma lo que mereçe de saber.

   Dixo el omne:

   -¡O Rey!, la razón ya la puedo aver por mí; e la vestidura, tú me la puedes dar.

   Mandóle dar (327) // [Fol. 91 r., col. a] algo que bestiese.

   Traxieron un ladrón ant’él e mandólo enforcar. Dixo el ladrón:

   -Señor, lo que yo fize, fízelo a pesar de mí.

   Díxole Alixandre:

   -Por eso, te enforquen a pesar de ti.

   Entró a él un omne e díxole:

   -Señor, mándame dar CCI mil maravedís.

   Díxole Alixandre:

   -Non los mereçes.

   Díxole:

   -Si non los meresco yo, tú los mereçes dar.

   Preguntó a Platón, el sabio:

   -¿Qué conbiene al rey de fazer toda vía?

   Díxole:

   -Pensar de noche en bien del pueblo e mandarlo fazer del día.

   Preguntáronle:

   -¿Qué fue lo que te [más] (328) te plogo (329) de quanto ganaste en el tu reinamiento?

   Díxoles:

   -Al que fize bien más del bien que me él fizo.

   Dixo a su maestro Aristótiles:

   -Conséjame en lo que los omes usaren en mis fechos.

   Díxole:

   -Cata qu’el que ha sierbos e los mantiene bien fázelo señor de las rentas.

   Díxole Aristótiles Alixandre:

   -Señor, ¿por qué lidias tú por tus manos, que sabes tú que los prínçipes d’este tienpo non han lidiado ni lidian por sus manos? Antes deves estar en carro dorado e alto tirado de seis cavallos e aconpañado de algunos buenos en logar alto, donde beas tú lidiar los tuyos.

   Díxole:

   -Maestro, no sería bien que los míos lidiasen por mí e yo estobiese en tálamo, como dueña, mirando. E si los otros prínçipes non han lidiado e non lidian por sus manos, creerse deve que más lo fazen por cobardía que no por esforçados.

   Dixo el portero:

   -Alixandre, avemos muchos presos e son tus sierbos.

   Dixo Alixandre:

   -No quiero ser rey de los sierbos, sinon de los francos e que son libres.

   Contendieron dos omes ant’él e díxoles:

   -El juizio fará plazer al uno d’ellos e al otro pesar; pues conoçed la verdad e fará plazer a anbos.

   Dixiéronle:

   -¿Por qué honras a tu maestro más que a tu padre?

   Dixo:

   -Porque mi padre ha la vida finable, pero mi maestro ha la vida durable.

   Dixo:

   -Non gané en mi reinamiento cosa que tanto preçiase como obe poder de galardonar al que me fizo mal e non lo fize.

   Quando fueron presos los fijos de Darío e las mugeres e fija e madre, contáronle de la su fermosura. Non las quiso ver, quánto más de fazer otra cosa. Dixo:

   -Fea cosa es que, pues no nos vençían los omnes lidiando connusco, (e) que nos vençan las mugeres, seyendo ellas nuestras presas.

   Predicó ant’él el (330) predicador. Alongó mucho la predicaçión e enojóse Alixandre. Dixo:

   -Non es buena la mucha predicaçión que es dicha segund el poder [del] que la dize, mas segund el poder del que la oye.

   Preguntaron a los que estaban [col. b] con él:

   -¿Cómo se gana el amor de los omnes?

   Díxoles:

   -El que ha poder de fazer que lo faga; el que non ha, que non lo faga mal.

   Preguntáronle que con qué estuerçe omne del rieto. Díxoles:

   -Que diga lo que cree.

   Dixiéronle que dos hermanos abían bien lidiado non seyendo él aí, que dixiera el uno al otro:

   -Maravilla será si nos conoçerá el Rey esto que nos fezimos non seyendo él connusco.

   Que respondiera su hermano:

   -Por no conoçer el R ey lo que mereçemos, non dexemos nos conoçer lo qu’él nos mereçe.

   Mandóles dar grande algo.

   Dixo:

   -Más aprobecha a los omes de sus enemigos que de sus amigos, que su enemigo retrae el su yerro e castígale él por ello e puna de no tornar a él; el su amigo encubre el su yerro e aféitagelo e por eso non se quita d’él.

   Preguntáronle:

   -¿Cómo oviste tan grand poder, seyendo tú tan mançebo?

   Dixo:

   -Porque puné sienpre en aver muchos amigos e fazer bien a mis enemigos. E con esto, reiné e me apoderé.

   Dixo:

   -El perdidoso es el que, perdido, viene co[n]migo e non el que perdió fijo o aver.

   Dixo:

   -Esperan los omes el tu bien fazer e más te vale aver miedo del tu mal fazer.

   Pasó un día ante unos omes que vevían que cuidaron que era omne que solía reír con ellos e echáronle del agua sobre él. Quando entendieron que era Alixandre, desmayáronse mucho. Díxoles:

   -Non vos desmayedes, que esto non lo feçistes a mí, mas fezísteslo aquel que lo cuidastes echar el agua sobre él.

   Estando un día Aristótiles, su maestro, asentado e los fijos de los reyes, que aprendían, delante él parados, dixo al uno d’ellos:

   -Quando tú reinares, ¿qué me farás?

   Díxol’:

   -Porné en ti todo mi fecho.

   Dixo a otro:

   -E tú, ¿qué dizes?

   Dixo:

   -Darte he parte en el mi reinado.

   Dixo Alixandre, que era moço:

   -E tú, ¿qué me farás quando reinares?

   Dixo:

   -Maestro, no me demandes oy por lo que abré de fazer cras, mas pregúntame por lo que agora faré e dame vagar de lo ál, que si yo reinare, como tú dizes, estonçes veré lo que te erré. E conbiene de fazer al omne como yo [a] (331) tal como tú.

   Díxole Aristótiles:

   -De çierto sé yo que tú serás grand rey, ca la tu natura lo muestra e la façión de tu rostro.

   Dixo a un su mayordomo que avía estado con él grand tienpo que nunca le desengañara de ninguna tacha que en él oviese. Díxole:

   -Non he sabor de tu serbiçio.

   Díxole:

   -Señor, ¿por qué?

   Díxole:

   -Porque só onbre e los omes non / [Fol. 91 r., col. a] pueden estar que non yerren. Si tú non entendiste el mi yerro en tanto, pues eres neçio; si tú lo entendiste e lo encobriste, eres mi engañador.

   Dixieron:

   -Non lazdrará el seso en demandar saber las cosas, mas lazdrará el cuerpo que lo lieba, como la blancura, que se non muda ella mesma.

   Dixiéronle:

   -Alixandre, ¿cómo te venieron los omes tan aína a te obedeçer?

   Díxoles:

   -Porque lo que apareçió por la mi justiçia e de la mi vida e el mi buen entendimiento.

   Solía Alixandre castigar su conpaña diziéndoles:

   -Onrad vuestros padres e vuestros amigos e fazed bien a los que se echan a vos.

   Tollió a un su mayordomo su eredamiento e púsolo en otro non tan noble. Vino a él después de un tienpo pasado. Díxole:

   -¿Cómo te va en la tu mayordomía?

   Dixo:

   -La mayordomía non faze al ome noble, mas el noble omne faze a la mayordomía noble, que era ante noble por usar buena vida e fazer derecho al pueblo.

   Mostró un omne a uno de los suyos. Dixo Alixandre:

   -¿Quánto ha que lo conoçes?

   Díxole:

   -Tanto.

   Díxole Alixandre:

   -Ante lo conoçí que no tú.

   Demandaron dos omes la fija de Nicodemus para casamiento, qu’el uno hera rico e el otro pobre, que si la dar más al pobre que non al rico. Preguntaron a Alixandre que por qué lo fazía. Dixo que porque el rico es más neçio e guisado de ser pobre; el pobre es sesudo e guisado de ser rico.

   Preguntó Alixandre a un sabio:

   -¿Con qué se enderaçará el reinamiento?

   Díxole:

   -Con obedeçimiento de pueblo e con justiçia del rey.

   Fue [a] lidiar con unos omes e salieron a él las mugeres para lidiar con él e non quiso él lidiar con ellas. Dixo:

   -Esta es caballería que, si la vençiésemos, no valeríamos más por ellas; si nos vençiesen, seremos afrontados por sienpre.

   Dixo:

   -Faz bien, si quieres que te fagan.

   Dixo:

   -Quítate del rey mientra está en sus fechos turbado, ca pocos son los que escarneçen la mar estando queda, quánto más quando sus ondas son tornadas por la deversidad de los tienpos. ¡O cómo es fermosa la obra que viene ante qu’el dicho!

   Dixo:

   -La buena franqueza es aver el omne cobdiçia de aver otros omnes.

   Castigóle su [col. b] padre que oyese la palabra de su maestro. Dixo:

   -Non quiero oírla tan solamente, ante quiero conplirla.

   Dixiéronle:

   -¿Cómo ganaste tú tantos reinados seyendo tan poca hedad?

   Dixo:

   -Como fize a mis enemigos amigos e quería toda vía a mis amigos en fazerles algo.

   Dixo:

   -Más feo es al omne aver mengua del seso que del aver.

   Castigó Alixandre el caudillo de sus caballeros:

   -Cata faz que ayan sabor tus enemigos de fuir de delante de ti e déxalos ir. Quando ellos estobier[e]n (332) firmes, estonçes lidia tú de rezio e serás más firme; quando ellos fuyeren, non los sigas e déxalos fuir.

   Dixo Alixandre a sus caballeros:

   -El que sabe la tierra la estraga, que non el omne que non la sabe.

    

   Título de cómo Aristótiles fue engañado de una donzella por consejo de Alixandre, porque le reprehendía mucho que no usase con las mugeres

   Alixandre, veyéndose reprehendido de su maestro Aristótiles, seyendo mançebo, porque se allegaba a mugeres, cató manera para lo reprehender. E tobo manera con una su donzella que lo enartase en esta manera: aquesta donzella se allegó a él con tal ingenio, que le dio a entender que lo amaba más que a sí e púsolo en tal estado, qu’él la amó desigualmente, atanto que le descubrió su amor, la qual, con diligençia por industria de Alixandre, gelo fue dulçemente dilatando, atanto qu’él le dixo que le daría todas las cosas que ella le demandase e faría quanto ella le mandase, la qual le respondió que ella lo deseaba más qu’él, pero que la dexase fazer una poca cosa e después qu’él fiziese en ella su voluntad secretamente, porqu’él era casado e viejo. E respondióle con maravilloso gozo que pidiese lo que quisiese. Díxole:

   -Señor, déxame que bos enfrene e ensille e cabalge en vos con espuelas como caballero en caballo e vos faga pasar carrera de noche, por que non sea sabido, en la grand sala del palaçio a lunbre de candelas quando todos fueren dormidos.

   Aristótiles, maravillado e pesante d’ello, dixo:

   -¡O fija señora!, esto ¿para qué lo as tú, ca es daño mío e poco probecho tuyo? E dime por qué lo quieres esto.

   -Señor, esto quiero yo porque los omes han costunbre de escarneçer de las mugeres quando han conplido sus voluntades, por que, si vos quisierdes burlar de mí después que agora conplierdes vuestra // [Fol. 92 r., col. a] voluntad, que pueda dezir yo cómo cabalgé en vos ante como en caballo.

   E otorgado por él, enfrenólo e ensillólo e, caballera en él, lo fizo correr a quatro pies feriendo d’espuelas. Como Alixandre, que fazía todo esto, estobiese allí escondido tras un paramento e saliese a ellos e díxoles «¿qué es eso, maestro honrado?» e Aristótiles le viese, con grand pesar e mucha vergüeña le dixo:

   -¡O fijo Alixandre!, tú as fecho todo esto. Jamás non te reprehenderé de cosa de mugeres, ca non ay seso de omne del mundo que non sea enartado por amor de muger.

    

   Título de algunos dichos de sabios abrebiados e sacados d’entre muchos dichos de sabios que dixieron como a manera de enxienplos, porque algunas vezes se retraen entre las gentes contando tachas e virtudes sin nonbrar sus nonbres, por ser de cada uno poca cosa e abrebiada

   Dize el profeta Sed el creyente que deve aver diez e seis virtudes: la primera, conoçer a Dios; la segunda, conoçer él el bien e el mal; la terçera, obedeçer al rey; la quarta, honrar los padres; la quinta, fazer bien a los omnes; la sesta, hazer limosna a los pobres; la setena, anparar a los estraños; la ochava, esforçado en el serbiçio de Dios; la nobena, guardarse de forniçio; la dezena, ser sofrido; la onzena, ser verdadero; la dozena, ser derechero; la trezena, non ser cobdiçioso; la catorçena, fazer sacrefiçio a Dios; la quinzena, agradeçer a Dios las ocasiones que le da; la sezena, ser vergonçoso e non profioso.

   E dixo, entre otras cosas:

   -Mejor es el buen amigo qu’el hermano que te cobdiçia la muerte por te deseredar.

   E dixo:

   -Lo mejor de tu tienpo es lo que despiendes en serbiçio de Dios, el mediano es lo que despiendes en vestir e comer e vever e dormir e melezinar tu cuerpo e el poco de tu tienpo es lo que despiendes en malas obras.

    

   Título de los fechos del sabio Hermes, nieto de Adán

   Ermes fue naçido en Egito, que fue fijo de Enoc, fijo de Yare, fijo de Mala, fijo de Gamer, fijo de Enás, fijo de Sed, fijo de Adán, hermano de Caín e de Avel. E fue antes del grand dilubio. E después obo otro dilubio que [col. b] estragó a Egito solamente. E salió Hermes de Egito e andubo por la tierra toda ochoçientos e dos años. E conbidó a todos los omes por obedeçer a Dios con LXXII lenguajes. E pobló CVIII villas. E mostró las çiençias e él fue el primero que fabló las çiençias de las estrellas. E estableçió a cada pueblo del mundo la ley que les conbenía e obedeçiéronle todos los reyes e omnes de las tierras a fazer justiçia. E mandóles fazer oraçiones e ayunos días çiertos en cada mes e lidiar con los enemigos de la fe e dar a los de Dios averes, por ayudar con ellos a los flacos. E vedóles comer carne de puerco e de zebro e de camello e vedóles enveudar de todo vino. E estableçióles muchas fiestas en tienpos sabidos e fazer sacrefiçios a las quatro camines del mundo que se fazen en toda tierra, como son Oriente, Poniente, Sententrión, Meredíe, de todas las casas e de las flores, de las rosas e de los granos, del trigo e de çebada e de la fruta, de las ubas e de los veberes, el vino.

   Este dixo, entre otras cosas muchas:

   -Non vos perjuredes e ponedvos con la verdad e sea el vuestro sí sí e el vuestro no, no. E non fagades jurar a los mintrosos, que abredes parte quando fueren perjuros. E punad por la fe e seguid la verdad e será lo que ganardes por ello más probechoso que tesoro de oro ni de plata. E non puede el omne estorçer el día del juizio, sino por el su seso e por la su castidad e por su buen obrar. E toda cosa se pierde, sinon la buena obra; e toda cosa se puede canbiar, sinon la natura; e toda cosa se puede endereçar, sinon las malas maneras; e toda cosa se puede desbiar, sinon el serbiçio de Dios.

   E dixo un sabio:

   -El que non tiene el su seso en su poder no tiene la su ira en sí.

   Dixo:

   -Las mejores tres cosas son de los sabios: fazer del enemigo amigo e del neçio, sabio e del malo, bueno. E el que te alaba con lo que non es en ti, non te segures en él. Non te trabajes de aprender sino de lo que as en poder.

   E dixo otro sabio:

   -El sesudo es el que retiene la su lengua e demandar consejo es folgura a ti e lazeria al otro. E sigue a los buenos e serás uno d’ellos; e si a los malos, serás otro d’ellos. E quando el coraçón es seguro, ha paz la lengua e el rostro muestra lo que es en el coraçón. El mucho / [Fol. 92 v., col. a] callar faze al omne ser neçio e la profía tuelle el seso. E la catadura muestra lo que yaze en el coraçón más que la palabra. El que piensa antes en sus fechos es seguro de non se arrepentir. El omne bueno es mejor que todas las animalias; el malo, el peor de todas. Non ha cosa más vil que la mentira e non ha bien ninguno en omne mintroso.

   E dixo otro sabio:

   -Quando quisieres fazer algunas cosas, non sigas a tu voluntad, mas demanda consejo. El que quiere ganar amigos ónrelos quando son presentes e déles algo e diga d’ellos bien quando fueren alongados d’él. Hubión fue amigo de amigos e fizo con ellos un grand fecho secreto contra su rey e prendiólo por ello. E díxole:

   -Tú has de morir. E si non me dizes quáles fueron contigo, si no darte he crueles penas.

   E por non los descobrir con el tormento, cortó su lengua con sus dientes. Así morió, mucho penado.

   E dixo otro sabio:

   -Non conbiene al sesudo casar con muger mucho fermosa por que se enamoren muchos d’ella, ca por esto despreçiará a su marido.

   E dixo:

   -La cosa más sabrosa del mundo es la qu’el omne cobdiçia.

   E dixo un sabio:

   -El que es escaso a sí, así lo será a otro; el que es franco a sí, así lo será a otro tanbién. E seis son los que nunca pierden tristeza: el que nunca perdonó; el inbidioso; el que ha nueba riqueza; el rico que teme ser pobre; el que puna en estado que non es para él.

   E dixo:

   -¡Cómo es neçio el que es çierto de dexar este mundo e puna de lo poblar!

   E dixo otro sabio:

   -El que non bençe entre el bien e al mal es vestia. El buen amigo es el que desbía a sus amigos del mal.

   E dixo:

   -Sey a tu padre e madre como querías que fuesen a ti tus fijos.

   E dixo:

   -Los que son más de enpiadar son tres: el uno, que es bueno quando es en reinado de malo, que es sienpre en dolor porque lo vee e oye; el otro es de ser el sesudo governado por el torpe; el otro es el franco, si oviere a pedir al escaso. [col. b]

   E dixo otro sabio:

   -Más seguro es el omne por el callar que por el fablar, que la pro del callar es más que la del fablar. E el sesudo es conoçido por el mucho callar e el neçio por el mucho fablar. El que non calla por sí abrá de callar por otro e valerá menos por ello. E la palabra es en poder del omne enantes que la diga e non después de la aver dicha. El callar es çerradura del mal, ca mejor es qu’el omne cate su palabra antes que gela cate otro.

   E dixo otro sabio:

   -Encubre tu poridad lo más que podieres, ca quando non cabe en tu coraçón, menos cabrá en el coraçón del que te la oyere. El que guarda su poridad es sesudo; el que la descubre es loco. E guárdate de te fiar en el mundo, que nunca dio lo que prometió a ni[n]guno ni lo dará a ti.

   E dixo:

   -Tanto ha entre la verdad e la mentira como entr’el ojo e la oreja.

   E dixo otro sabio:

   -Las mugeres son lazo armado, que non cae en él sinon quien se engaña por ellas.

   E vido una muger que levaba fuego e dixo:

   -El levador es peor qu’el levado.

   E vio una muger enferma en su lecho e dixo:

   -El mal queda con el mal.

   Vio una muger que levavan a soterrar e mugeres que lloraban en pos d’ella(s) e dixo:

   -Duélese el mal porque pierde el mal.

   E vio una moça que aprendía escrebir e dixo:

   -Non crezcades el mal en el mal.

   E dixo:

   -El que quiere estorçer de los engaños del diablo non obedezca a muger, ca las mugeres son escalera para sobir el diablo por ella.

   E dixo:

   -La neçesidad del omne es conoçida por tres cosas: por non aver cuidado dende sacar a sí e por no contrariar la su voluntad e por guiarse por su muger en lo que sabe e non sabe.

   Dixo a sus disçípulos:

   -¿Queredes que vos amuestre con qué vos esforçedes de todo mal?

   E dixieron:

   -Sí.

   E díxoles:

   -Non obedezca ninguno de bos a muger en ni[n]guna manera.

   E dixiéronle:

   -Pues algunos de nos han buenas madres, es bien de las obedeçer.

   E díxoles:

   -Abóndevos lo que vos dixe: todas son semejantes en el mal.

   E vio una muger que se afeitaba e díxo:

   -La muger es como fuego, que por amuchicar la su leña, creçe la // [Fol. 93 r., col. a] su calentura.

   E dixiéronle:

   -¿Qué dizes de las mugeres?

   E dixo:

   -Son el árbol de la adelfa, que ha fermosa e buena vista e el que se entraña e come d’él mátalo.

   E dixiéronle:

   -¿Cómo denuestas las mugeres, que si non fuese por ellas non serías tú varón ni los otros sabios que son tales como tú?

   E dixo:

   -La muger es tal como la palma en que ha espinas. Así entran en el cuerpo del ome; lláganle, pero lieva buena fruta de dátiles.

   E dixiéronle:

   -¿Por qué fuyes de las mugeres?

   E dixo:

   -Porque vedes que fuyen ellas del bien e van al mal.

   E dixo:

   -El catibo de las mugeres nunca es forro.

   E dixo:

   -El que tiene las mugeres en poder es muerto, maguer sea vibo.

   E oyó que se aquexaba un omne e díxol’:

   -¿Qué has?

   E díxol’:

   -E una muger e quiere a otro más que a mí.

   E díxol’:

   -¿No has vergüeña querer a quien non te quiere?

   E díxol’:

   -Bien me has conortado.

   E vio una mançeba que aprendía escrevir e díxol’:

   -Amades al escurpión e vedegunbre sobre su vedegunbre.

   E dixo otro sabio a un viejo que le vio teñir sus cabellos por encobrir las canas:

   -Non esconderás tu vejez.

   E dixo:

   -La muerte es neçesaria e non la avorreçen sinon los que han fecho poco bien e mucho mal e temen la pena d’ello por lo de allá, que es largo.

   E dixo otro sabio:

   -Non te engañe la fermosa palabra e sabrosa quando fuere dicha por mal ni te pese con la palabra braba quando fuere dicha por bien.

   E dixo:

   -Por dos cosas se adereça el fecho del omne en este mundo: por saber con qué se adereça su alma e el acuçiamiento de su vida.

   E dixo otro sabio:

   -Pon en Dios el començamiento de tus obras, ca Él sabe la fin de todas cosas e escoje la mejor.

   E dixo:

   -Non se ayuntan el amor d’este mundo e el del otro en un coraçón.

   E dixo:

   -Non aprovecha el saber al que non ha seso ni el seso aprobecha al que non husa d’él.

   E dixo otro sabio:

   -Por la muerte [col. b] folgarás de tus contrarios e encontrarás con los buenos.

   E dixo:

   -El que faze buena vida, faze buena muerte.

   E dixo:

   -Mejor es la muerte que la vida desonrada en el mundo.

   E dixo:

   -La muerte del malo faze el mundo folgar de la su maldad.

   E dixo:

   -La muerte es buen[a] al bueno e al malo: (e) al bueno por reçebir galardón por las sus buenas obras e se encontrar con los buenos e al malo por non creçer en sus pecados.

   E dixo otro sabio:

   -Libertad es serbir el omne al bien, que quanto más lo sirbe, tanto es él más libre, ca el que non usa el bien non es libre.

   E preguntóle un omne:

   -¿Por qué es el agua de la mar tan salobre?

   E díxol’:

   -Dime la pro que abrás en lo saber e dezírtelo he.

   E dixiéronle:

   -¿Qué pro obiste en la sabieça?

   E dixo:

   -Por ello só como el que está en la orilla de la mar e cata los neçios cómo se trastornan entre las sus ondas.

   E dixo otro sabio:

   -Marabillado só del que olvida por este mundo, que ha fin, el otro mundo, que non ha fin.

   E dixo:

   -Husar mucho omne amor de los omnes fázel’ ganar más amigos.

   E dixo:

   -Mejor es qu’el bien el que obra bien e peor es qu’el mal el que obra mal.

   E dixo:

   -Non ayas sospecha del que non conoçes.

   E dixo:

   -Si non podieres escusar las mugeres, úsalas como el que come las carnes mortezinas, que non las come sinon con neçesidad e si come más de lo que ha menester, mátanlo.

   E dixo otro sabio:

   -Quando tus amigos se ensañaren contra ti, súfrelos en el tienpo de la ira e quando la perdieren, estonçes los mete en culpa.

   E dixo:

   -Di bien de tus amigos con qualquier que te encontrares, que la cabeça del desamor es dezir mal. E el que yerra antes que sepa la verdad mereçe que l’ perdonen su yerro e non al que lo sabía.

   E dixo:

   -Lo mejor de todas las cosas es el miedo.

   E dixo:

   -Sofrimiento ayuda en la obra.

   E dixo otro sabio a sus dizípulos:

   -Fijos, si quisierdes fazer alguna villanía o mal fecho por conplir voluntad a fin d’esfuerço secreto, diziendo que non se bos sabrá, non lo fagades, ca cosa fecha non puede ser sin ser sabida. E d’esto vos podría dar muchos avenimientos, pero dígovos uno: Jantus, / [Fol. 93 v., col. a] el poeta e versificador, fue preso con mucho algo de ladrones en un monte. E como vio que por el algo lo quisiesen matar, rogándoles con Dios que lo tomasen e non le matasen e veyendo que non le montaba nada, catando a cada parte si bería algund socorro, (e) vio unas grúas que pasaban volando e díxoles:

   -Grúas, seredes testigos de la mi muerte e derramamiento de mi sangre.

   E tobiéndolo por loco, matáronle e soterráronle mucho secreto. E Dios, que non escaeçe los malos fechos, guisó de tomar vengança d’ellos por aquellas grúas en aquesta manera:

    

   Título de cómo las grúas los mestruraron

   Seyendo en çelada esta muerte de Jantus, estando estos ladrones en una festibidad con todo su pueblo, guisó Dios que pasasen grúas sobre ellos. E dixieron los unos a los otros como en secreto:

   -Catad allí las grúas que son testigos de la muerte del loco de Jantus.

   E como lo oyó un omne que fazía su neçesidad detrás de un[a] tapia, díxolo al rey. E como estaba cobdiçioso de saber su muerte, fueron luego tomados e, con el tormento, confesaron. E fueron luego muertos de cruel muerte. E por tales cosas dixo el sabio Salamón en sus Proberbios que de los malos secretos las aves del çielo lievan la voz; dando de las alas, denunçiaban la cosa. E el sabio Merlín dixo al rey Artur por una cosa que quería fazer en secreto, de mucho su probecho, pero de grand infamia, si sabido le fuese:

   -Rey, non te trabajes de eso, que la cosa fecha mil estados so la tierra ha de ser sabida.

   E dixo otro sabio:

   -Reçibe desculpamiento de los omes e perderás el su desamor.

   Dixiéronle unos omes:

   -¡Cómo es feo el tu rostro!

   E díxoles:

   -Non devo ser culpado, pues non es en mí de lo emendar, ca lo que era en mi poder bien lo afeití.

   -¿E cómo tú desafeitaste lo que era en tu poder?

   E díxol’:

   -¿Qué es en poder del omne de afeitar o desafeitar?

   E díxol’:

   -El afeitar es en el seso con la sapiençia e enclareçerlo con buen enseñamiento; e amatar la ira con sufrençia; e vençer la cobdiçia e quebrantar la inbidia; e domar el alma fasta que sea obediente al vien. E el desafeitar es encobrir el seso de la sapiençia, ensuziar con el mal enseña-miento, [col. b] ençender la ira e creçer la cobdiçia vestial.

   E dixo otro sabio:

   -Sey leal al que cree en ti e fiel al que fía de ti e serás seguro de non aver mala fin. E faz a los omes como querrías que fiziesen a ti.

   E dixo:

   -Sienbra el bien e siguerás alegría.

   E dixo:

   -La conpañía del sesudo es (333) folgura e la conpañía del neçio es lazerio.

   E dixo otro sabio:

   -Quando te quisieres aconsejar con algund omne en tus cosas, cata ante cómo gobierna a sí; e si vieres qu’él non endereça su alma ni le faze ganar alguna bondad, non te aconsejes con [é]l, ca non te aconsejará con qué te aprobeches, que non preçie a ti más que a sí.

   E dixo:

   -Onra al bueno por que te honre e non desonres al malo por que non te desonre.

   E dixo otro sabio:

   -Dígovos verdad, que me fallé alegre porque aborreçí el oro e la plata e obe mejor sabor que quando lo allegaba, porque se encobran los mis cuidados, ca en el oro e en la plata non ha bien ni[n]guno e las señales que fallamos en ellos es que fallamos en algunas tierras que conpran por mucho oro un poco de hueso de marfil; en otros, canbiarlos por aranbre e por vidrio e por otras cosas. E si el oro fuese bueno en sí, sería amado en cada logar, como es la sapiençia, alabado en todas las tierras. Por esto desamé el oro e la plata e amé la sapiençia.

   E dixo otro sabio:

   -Quien non faze bien a sus amigos quando ha poder, desanpararlo han quando los obiere menester.

   E dixiéronle:

   -¿En qué se conoçe el sabio qu’es sabio?

   Dixo:

   -Quando no se aira quando le denuestan ni se preçia quando lo alabaren.

   E dixo:

   -Non es rico el que ayunta el aver, más es el que se sirbe bien d’él.

   E preguntáronle:

   -¿Qué ha omne de fazer por que non aya a otro menester?

   Dixo:

   -Si fuese rico, viva mesuradamente e, si fuese pobre, endure la su sabor.

   E preguntáronle:

   -¿Quánto aver conbiene al omne de ganar?

   E dixo:

   -Gane de guisa que non aya de pedir a ninguno ni le nieguen nada de lo que ha menester.

   E preguntáronle:

   -¿Quién es bueno para gobernar una villa?

   E dixo:

   -El que gobierna bien a sí.

   E preguntáronle:

   -¿Quién es más neçio en su obra?

   E dixo:

   -El que más se guía por el su consejo e nunca desobedeçe a sí.

   E dixiéronle a otro sabio:

   -¿Quién faze // [Fol. 94 r., col. a] el mayor tuerto a sí?

   E dixo:

   -El que se omilla a quien non deve; el que reçibe alabamiento del que non conoçe. El que non conoçe a sí [es] más neçio que todos los neçios; el que sabe qué es la verdad es sabio. El neçio es el que non sabe que es neçio.

   E dixo:

   -Non alabes la cosa por más de lo que conbiene, que la cosa mesma muestra quál alabamiento mereçe e tornarse á en mengua de ti. E puna(r) por ganar aver e saber e serás señor de todos los omes que son, propios e comunes. E los propios conoçerte han mejoría por lo que sabes; e los comunes conoçerte han por lo que has.

   E dixo otro sabio:

   -Malaventurado es aquel que non le viene en miente de la su fin e non se castiga de las cosas que bee en otros fuera de sí.

   E dixo:

   -Non tardedes de dar algo que bieres de dar al que lo ha menester acrás, ca non sabes lo que te aconteçerá otro día. E si quisieres conoçer natura de algund omne, demándal’ consejo en algunas cosas e de allí conoçerás la su cordura. E quando se alçare el tu estado, puna en falagar los omes. E aquello es el más fuerte castillo e la mayor arma que tú puedes aver.

   E dixo otro sabio:

   -Quando fablares con el que sabe más que tú, no le aluengues la razón tuya. E non te aconpañes con [e]l malo, que la natura tuya furtará de la suya.

   E dixo:

   -El que bien escucha lo que le dizen, él mesmo lo dize.

   Dixo:

   -Conbiene al juez que non sea áspero de palabra contra los malfechores, que si non fuese por ellos, no estaría en el estado de juez.

   E dixo:

   -La bondad de los omes fázebos amar unos a otros e la maldad de los malos fázelos desamar unos a otros. ¿E non bees que el verdadero ama al verdadero e el fiel, al fiel e el mintroso desama al mintroso, el ladrón teme al ladrón e non quiere aver con [é]l vezindad e los males creen quanto mal dizen los omes?

   E dixo otro sabio:

   -Si quisieres aver amor de señor neçio, sigue la su voluntad; del sesudo, en mostrarle las razones que conbienen a él e las que son contra él.

   E dixo:

   -El callar del malo es engaño e el su guardar es la ira.

   E preguntáronle:

   -¿De quién se á omne de guardar?

   E díxol[es]:

   -Del enemigo [col. b] poderoso e del señor robador.

   E preguntáronle:

   -¿Quál es la cosa de qu’el ome deve aver menos cuidado?

   Dixo:

   -Del denuesto del neçio.

   Dixo:

   -El malo es enemigo del bueno.

   E dixo otro sabio:

   -El más torpe de los omes es el que más se guía por el su seso, el que menos va contra sí, el que se atrebe a las cosas por mengua de sospecha.

   E dixo:

   -La mejor cosa d’este mundo es aver la graçia de Dios. Si en Él te fiares, defenderte ha del mal que los omes te quieren fazer.

   E dixo:

   -Non puede aver ninguna onra sinon por desonra de otro ni puede enriquezer si non enpobreçiere otro.

   E dixo:

   -Non despiendas la tu vida en lo que no aprobecha. E sepas que non puede ser ninguno sin tacha; e por alguna tacha que aya en el omne, no dexes de te aprobechar de la su ayuda, por las otras bondades que aya e son en él.

   E dixo otro sabio:

   -La franqueza es de dar al que lo ha menester e lo mereçe segund el poder del que lo ha de dar.

   E dixo:

   -Marabillado só del que corre tras el poder del mundo sopiendo que ha de durar poco en él.

   E dixo:

   -La neçedad es mal conpañero e aver ome a demandar algo a los omes es muerte pequeña.

   E dixo:

   -Non conbiene al señor levar algo de sus pueblos por fuerça, sinon lo que levare por derecho. E non estime mucho los yerros de los omes, ca non pueden ser salvos de yerro. E non las penes mucho e çierra el ojo en algunos yerros d’ellos e perdónalos. Con [ello] se adereçerán sus coraçones a te serbir; pues puna en ser señor de sus coraçones e estorçerás el dezir, que quando los omes podieren dezir, han poder de hazer.

   E dixiéronle:

   -¿Qué es lo que non conbiene dezir, maguer sea verdad?

   E dixo:

   -Alabar a sí mesmo.

   Dixo:

   -La mejoría que omne tiene sobre todas las otras animalias es la razón, pues si non fallare razón, tórn[a]se (334) bestia.

   E dixo otro sabio:

   -Non deve ser ninguno tentado por non responder a lo que le preguntan daque (o) sepa si fizo buena pregunta el preguntador, ca la buena pregunta es razón de la buena respuesta.

   E preguntóle un omne por unas preguntas non onestas e non le respondió cosa. E díxole el preguntador:

   -¿Por qué non / [Fol. 94 v., col. a] me respondes?

   E díxole:

   -A la tal pregunta, en el mi callar debieras aver por respuesta.

   E dixo:

   -Marabillado só de aquel que bien dizen d’él e non es en él e plázel’ con ello e del que dizen mal e es en él [e] pésal’ con ello.

   E dixo otro sabio:

   -El que sufre la ocasión quando biene es de buen seso e de fuerte coraçón e de buena cre[e]nçia, ca non se prueba el omne quál es el tienpo del viçio; pues conórtate con lo que te fincó e gradéçelo a Dios. E la escaseza derrama la honra que dexaron los padres.

   E dixo:

   -El neçio es enemigo de sí; ¿pues cómo será amigo de otro?

   E dixo a sus diçípulos:

   -Abed quatro orejas e con las dos oíd lo que os aprobecha e las otras dos dexadlas para lo que bos non aprobecha.

   E dixiéronle:

   -¿Quál es la cosa más comunal sabrosamente?

   E dixo:

   -La muerte de los malos.

   E dixo:

   -El fornigero non puede ser alabado ni el sañudo, alegre ni el franco, inbidioso ni el cobdiçioso, rico.

   E dixo otro sabio:

   -Así como oyes lo que non conbiene, ¿por qué non oyes lo que conbiene?

   E castigó a otro ome e díxol’:

   -Fazed tal vida con los omnes que quando morieres, lloren por vos e si vos alongardes d’ellos, que ayan deseo de vos.

   E preguntáronle:

   -¿Quién es salvo de los omnes?

   E dixo:

   -El que non les faze bien ni mal, ca el que les faze [mal] (335) quiérenle mal los malos e el que les faze bien quiérenle mal los buenos.

   E dixo otro sabio:

   -Lo que demanda la costunbre es más fuerte que lo que demanda la natura.

   E dixo a un omne:

   -Teme a los omes así como al fuego, que non quieras llegarte a él sino quando lo as menester; e quando te allegares por tomar d’él, allégueste muy guardado e de lexos.

   E dixo a otros:

   -Sed con los buenos e sabios quier sean vuestros amigos e vuestros enemigos, ca los sesos dan los sesos.

   E dixo otro sabio:

   -Non fables sino de lo que tiene pro ni comas sino de lo que ayas sabor; ni demandes sino lo que podrás alcançar ni te duelgas sino por lo que has perdido; ni desmayes por lo que non podrás escusar ni codiçies daño d’escaso. E muestra lo que sabes e da de lo que ti-enes [col. b]. E mantiénete de lo que has, antes que se mantenga otro d’ello. E non fagas tuerto e non te duelgas de tu coraçón mala sospecha. E en cada mano guarda la tu poridad. Guárdate de fazer arte contra ti; piensa en la cosa antes que la fagas. Si dudares en la cosa, quítate d’ella e si cayeres en fuerte cosa, súfrelo. Escrive en tu sello: «Todas las cosas han fin de bien e de mal».

   E dixo otro sabio:

   -La pro que ha el ome e el oír con sus orejas es propio para sí; el pro de la su lengua es para los otros.

   E dixiéronle:

   -¿Quál es la cosa que non es buena, aunque non sea verdad?

   E dixo:

   -Alabar omne a sí mismo.

   -¿E quándo es buena la mentira?

   Dixo:

   -En meter paz entre dos enemigos.

   E dixo:

   ¿Quándo es mala la verdad?

   E dixo:

   -Dezir mal de otro que non es presente.

   -¿E quándo es bueno el dar?

   E dixo:

   -Quando es en su logar.

   -¿E quándo es mejor el quexar qu’el sofrir?

   Dixo:

   -En el mal que conoçer al tu amigo.

   -¿E quándo es mejor el callar qu’el fablar?

   Dixo:

   -En la pelea.

   E dixo otro sabio:

   -Non despiendas la tu vida en balde ni lazdres en lo que no tiene pro.

   E dixo:

   -La raíz del amor es en semejar el un amigo al otro.

   E dixo:

   -Temer el pueblo al rey es mejor que temer el rey al pueblo. En el rey deve aver temor e amor al pueblo.

   E dixo:

   -Quando se cunple el seso, mengua la palabra.

   Dixo:

   -El que non se aguisa para defenderse de las ocasiones, aguísanse d’ellas para él.

   E dixo:

   -Non puede ser ganançia faziendo tuerto ni amistad con engaño ni folgura de coraçón.

   E dixo otro sabio:

   -Non des grandes vozes quando fablares ni te engañes por el tu enemigo; ni seas sobejano en amor de tu enemigo ni te aconpañes con el que te non guía bien ni desobedezcas al que te desengaña. Guárdate de las malas maneras, qu’el tu amigo reutarte ha por ellas; el tu enemigo pasará a ti por ellas.

   E dixo otro sabio:

   -Non te segures en el nezio, por parentesco que ayas en él ni por vezindad ni por amor, que el que está en peligro del fuego es el que está más çerca d’él. E el que se muestra dulçe palabra, amargo á su fecho; aquel es el fino enemigo. E los sabios duran mientra el mundo dura; // [Fol. 95 r., col. a] piérdense sus personas, fincan sus imájenes en los coraçones. E saber los fines las cosas ayudan a obrar bien. E si non podieses ser amado, sey amador.

   E dixo otro sabio:

   -Apremiad a los omes en les fazer algo, que fazer algo a los omnes es condesejo que fabla omne quando lo ha menester. E mejor es la áspera vida en fazer bien que la blanda en fazer mal. E los mezcladores son peores que los ladrones, ca los ladrones tuellen los averes e éstos, los amores. E toda cosa que non sea firmada con saber ha de venir a desonra. E mejor es estar [con] bíbora sorda que estar con mala muger.

   Dixo otro sabio:

   -El más franco de los omes es el que tiene por mucho lo que le dan e tiene por poco lo qu’él da. El que es rico obre por que le abonde lo que ha.

   E dixo:

   -Onra la tu faz e non la desonres en pedir a quien te la fará tornar demudada. E sesudo omne es quien más se guarda de sí mesmo.

   E dixo:

   -Mala vianda lieva el omne d’este mundo al otro si faze en este mundo tuerto a los sierbos de Dios.

   E dixo otro sabio:

   -Çinco cosas son buenas de aver el omne: ser mesurado en comer e en bever, en punar de fazer bien e en ganar amigos e non ser baldonador ni ser muy reidor ni muy triste. E non puede omne llegar adonde quiere si no sofriere mucho de lo que non quisiere.

   E dixo otro sabio:

   -La tenpestad del linaje es la maldad e mala cosa es engraçiarse con los malos. E lo qu’el omne más se arrepiente es en la ora de la muerte que non obró segund debía. E el mucho vino enferma el cuerpo del omne e mengua el seso e [a]duze la ira contra del saber. El mesurado vino esfuerça el coraçón, tuelle la tristeza e aviba la color e cueze la vianda en el cuerpo.

   E dixo otro sabio:

   -La lengua del sesudo es en el su coraçón. E el coraçón del loco es en la su lengua, que quier que l’ pase por él dízelo. E el del grand coraçón es el que se amansa de la áspera palabra del desengañador más que del falago del desengañador.

   E dixo:

   -Más vale bien fablar qu’el buen callar, [col. b] ca el callar non tiene pro sinon al que calla e el fablar aprobecha a los que lo oyen.

   E dixo otro sabio:

   -El callar es adormimiento del seso e el fablar es despartamiento.

   E dixo:

   -Aconpañéme con los ricos e fue grande el mi duelo porque veía mejor[e]s paños que los míos e más fermosos (e) afeitamientos qu’el mío e aconpañéme con los pobres e folgué. E el caudal del sesudo es sufrençia. e el caudal del loco es soberbia. E la verdad es el mandadero de los mandaderos que Dios enbía a los sus sierbos.

   E dixo otro sabio:

   -Non dexes de fazer bien porque beas muchos porque te le non conozcan, ca el bien fazer mucho es mejor que el galardonamiento por él. E conbiene al sesudo que non se trabaje sinon en lo que puede fazer ni fable sinon en lo que le aprobecha ni prometa sinon lo que podiere conplir. E el omne que ha muchos amigos es el que ha fecho con qué se ayude para ser buen cobrador e el linaje para ser noble e riqueza para ser franco, esfuerço para ir contra su enemigo e seso que govierne esto. E quebrantarse omne con verdad es honra e honrarse con falsedad es quebranto.

   E dixo otro sabio:

   -Non es buena la honra que trae a desonra ni la alegría que trae a despesar. E non te tornes a tu yerro porque estorçiste d’él, ca menos vales por ello, maguer que te fallaste bien d’él. E non se puede el omne bien escusar de se allegar bien a los omes, ca alguna pro le viene por ellos, mas conbiene que se guarde mucho d’ellos, que las grandes tenpestades d’ellos se levantan.

   E dixo otro sabio:

   -El que se trabaja de lo que l’ nuze no puede entender qué es lo que le aprobecha.

   E dixo:

   -Maravillado me fago de los que se preçian de ser linpios, seyendo suzios; e por sabios, seyendo neçios; e por verdaderos, seyendo mintrosos. E dixo otro sabio:

   -Non te pagues de la forma qu’es fermosa de fuera e fea de dentro ni de la lengua escorrecha e dulçe, seyendo mintrosa, ni del que ha mucho aver e non lo despiende así como deve ni del que se preçia por los que son pasados / [Fol. 95 v., col. a] ni del rey o señor, seyendo torçiero e robador.

   E dixo otro sabio:

   -El omne non puede estorçer en este mundo de vida trabajosa que, si non comiese, morría e, si comiere algún poco de más de lo de lo que le conpliere, enbargarse ha; e si comiere mucho, enfermará e, si comiere menos de lo que ha menester, abrá fanbre.

   E dixo otro sabio:

   -Acostunbra la tu lengua en dezir verdad e guárdate de mucho jurar e, si esto fezieres, endereçarse ha todo tu fecho e preçiarte han más los omes; e será creída la tu palabra e el tu razonamiento escuchado; e valerá éste en el otro mundo más que en este mundo. E non preçia este mundo más qu’el otro sinon el cobdiçioso e es como el que quiere más la miel con la vedegunbre buelta que la vianda provechosa.

   E dixo otro sabio:

   -Si tú gustares el sabor de las çiençias, e propiamente de la theología, non abrás ningund cuidado de ningún sabor sentible e aborreçerás el mundo e fallarás tu alma más poderosa. E la riqueza verdadera es la de los sabios, que fazen las buenas obras e se quitan de pecados e los que saben l[a] (336) poridad de la obra de Dios en este mundo mientra biben en el otro e después que mueren. Esta es la mejor ventura suya.

   E dixo otro sabio:

   -El que ha en este mundo fiuzia mintrosa abrá en el otro desfiuzia verdadera.

   E dixo:

   -Porque la carrera de la verdad es áspera dexáronla los cobdiçiosos e seguieron sus sabores en este mundo, por mengua de alcançar la verdad. E non te ayudes por el que corronpió su fe por este mundo, maguer aya poder de te defender, que non sabes quál será la fin del tu fecho con el que faze mal a sí, que non somos seguros que non faga mal a otro.

   E dixo otro sabio:

   -Si tú punares en fazer buenas obras e fuir de las malas por el temor de Dios e por el su amor, abrás por ello probecho en este mundo e en el [col. b] otro, la vida perdurable. E los estados de los omes múdanse toda vía. Pues en él en la tu vida requiérelo toda ora, catando si está firme o non. E estar de balde aduze la neçesidad e faze al omne ser desonrado.

   E dixo:

   -El trabaxo que trae aventura, maguer sea lazerio, es mejor que la folgura que trae desaventura.

   E dixo otro sabio:

   -Non puedes escusar en este mundo muchas cosas e puedes escusar algunas otras; pues sigue las que has menester e dexa las otras. E si non te conplieres de lo que has, serás siervo de las tus codiçias. E poca pro tiene el que dize por su lengua «yo só sierbo de Dios» e sus obras obedeçen al diablo. E ante leas este pleito, enpeçedor mortal.

   E dixo otro sabio:

   -La vida del omne en este mundo non puede escusar las cosas del mundo. E los sabios toman d’ellas las que han menester e non pueden escusar e los neçios toman las que pueden escusar e las que non pueden escusar.

   E dixo:

   -Después qu’el mundo te ha de matar, mata tú la tu alma, que, por matar tú las cobdiçias d’este mundo, abrás la vida perdurable.

   E dixo otro sabio:

   -Non te desafuzies de la fin de la bondad porque pudo el omne allegar después, que es mejor en el tienpo que le conviene que en el tienpo pasado. E non ha pro en mucho dormir, mas daño es; pues acostunbra la tu alma en fazer bien de noche como de día, por tal que non vaya la tu meatad de la tu vida en valde.

   E dixo otro sabio:

   -Puna en fazer bien en qualquier estado, quier sano o enfermo, que más te vale fazer bien en la tu enfermedad que fazer mal en la tu sanidad. E si lo non podieres fazer por la enfermedad, mándalo fazer por ti. E la tu alma non dexe de orar a Dios. E conbiene que reçibas de la vianda aquello que te cunple e guárdate de cobdiçiar las cosas sabrosas, que son tenpestades e enbarga[n] mucho el alma e el cuerpo.

   E dixo otro sabio:

   -Non te ayudes de omne mintroso en grand cosa ni en pequeña, ca el omne mintroso es tal como el cuerpo muerto, que oquier que lo pongan, faze daño. E si tú obieres piedad de la tu alma, farás lazdrar el cuerpo en serbiçio de Dios. El que ama a Dios verdaderamente // [Fol. 96 r., col. a] non aborreçe la muerte ni teme a Dios el que faze algund pecado. E non cuides que te aprobeche el saber si non obrares el saber de la obediençia.

   E dixo:

   -El que obiere amor contigo por los sabores del mundo, abrá desamor contigo por los desamores del mundo e el otro que oviere amor contigo por el bien, ni[n]gund mal no le podrá partir de ti.

   E dixo otro sabio:

   -Conoçed e amad a Dios, que el que lo ama de verdadero amor non enbarga el su serbiçio. E pon estudio a tu alma por los pecados grandes e pequeños e puna en destorçer de todos. E quequier que fagas de bien te abonda.

   E dixo:

   -Todos los omnes del mundo son serbidores a Dios e servidores a los sabores. E pues, sey tú de los serbidores a Dios e non de los serbidores a los sabores.

   E dixo otro sabio:

   -Puna en no semejar a las vestias, mas en semejar a los ángeles, que nunca cansan de serbir a Dios. E el que quiere saber si su alma es noble o vil cate qué es lo que cobdiçia. Si son cosas nobles e fincables e probechosas, es noble e, si cobdiçia cosas viles e mudables, es vil, ca toda alma cobdiçia el su semejante, la lienpia, linpidunbre e la suzia, suçiedad.

   E dixo otro sabio:

   -Bienaventurado es el que anda carrera derecha, ca el que anda por ella aína allega a la posada, e malaventurado es el que non anda carrera derecha, que quanto más anda, tanto más alongado se falla de la posada.

   E preguntáronle:

   -¿Quál es la conplida locura?

   E dixo:

   -Demandar de aver los estados de los buenos por las obras de los malos e aborreçer los verdaderos e amar los mitrosos e falsos.

   E preguntaron a otro sabio:

   -¿Qué es la mayor señal de la neçedad?

   E dixo:

   -Amar riqueza e aver luenga fiuzia en este mundo e fuerte cobdiçia.

   E dixiéronle:

   -¿Quál es la señal de la neçedad?

   E dixo:

   -Fiar omne en quien non deve fiar.

   E vido un omne que contaba nuebas palabras que non podrían ser e díxol’:

   -Esto que tú dizes, si otro te lo contó, no lo creas e, si tú lo viste, como dizes, non lo creo.

   E dixo:

   -Non conbiene al omne contar nuebas a do no gelas preguntan; e si gelas peguntaren, diga la verdad.

   E dixo a otro que [col. b] fablaba mucho:

   -Pues aprendiste el fablar, ¿por qué non aprendiste callar?

   E dixo otro sabio:

   -Ganad las bondades, que por ellas se perderán las maldades. E quítate d’escarnimiento, que por él naçen los desamores.

   E preguntáronle quál era la más aguda cosa que espada e dixo:

   -La lengua del omne.

   Preguntóle un omne rico:

   -¿Qué es el tu aver?

   E dixo:

   -El mi aver es mejor que el tuyo, que ninguno no me lo puede tomar si yo no lo diere e, si lo diere, non finca lo mío menguado, e del tu aver no puedes dar a ni[n]guno sin ser amenguado d’ello.

   E dixo otro sabio:

   -En las cuitas se conoçen los amigos.

   E preguntáronle:

   -¿Qué cosa es muger?

   E dixo:

   -Mal qu’el omne non puede escusar.

   E dixo:

   -Si dieres poder oy a tu amigo que ponga el su pie sobre el tuyo, ponerlo ha tras sobre tu pescueço.

   E preguntáronle:

   -¿Quándo es la ora del comer?

   E dixo:

   -Quando el que lo tiene oviere sabor de lo comer; el que lo non tiene, quando los podiere aver.

   E dixo otro sabio:

   -Non mores en tierra que es la costa mayor que la ganançia.

   E dixo:

   -Si quisieres aver amor de señor neçio, sigue la su voluntad e del sesudo, en mostrarle las razones que cunplen a él e las que son contra él.

   E dixo:

   -Quítate de conpañía de omne mintroso e, si non la podieres escusar, non lo creas.

   E dixo a su fijo:

   -Non vayas a seer al más alto logar de la casa o palaçio, que más vale que te suban allá que non que te deçiendan dende.

   E dixo otro sabio:

   -Lo poco, espendiéndolo con mesura, es mejor que lo mucho, espendiéndolo sin mesura.

   E preguntáronle:

   -¿Quál es mejor en demandar, la sapiençia o la riqueza?

   E dixo:

   -Para este mundo, la riqueza e para el otro, la sabieça.

   E dixo:

   -Así como oye[s] lo que non conbiene, ¿por qué non oyes lo que conbiene?

   E dixo a un omne que bio fablar mucho:

   -¿Por qué non callas, ca Dios te dio dos orejas para oír e non más de una lengua para dezir e, por tanto, debes oír dos tanto que dezir?

   E dixo:

   -El omne sañudo nunca lo fallaredes alegre ni al franco, cobdicioso ni al cobdiçioso, rico ni en el ome enojadizo, amor durable; ni omne fará cosa buena faziéndola apresurada.

   E quando el sabio Longine obo acabado de castigar a su fijo e vio que se quería morir de enfermedad, lloró. E díxole su / [Fol. 96 v., col. a] fijo (337):

   -Padre, ¿por qué lloras? ¿Es denunçiamiento de la muerte o por pesar que dexas el mundo?

   E dixo:

   -Non lloro yo, fijo, por ninguna de esas cosas, mas lloro yo porque he de andar grand camino e de pasar fuerte puerto e liebo poco conducho e grand carga e non sé si me alibiarán de aquella carga ni sé si me desbiarán de aquel camino o si non.

   E acabado esto de dezir, pasóse.

   E dixo el sabio Aristótiles, entre otras muchas cosas, que por dos cosas se revolvió todo el mundo: la primera, por omes e por animalias e aves e pescados e toda cosa biva, [que] buscan la mantenençia andando a tienpos en busca d’ella por todo el mundo; e la otra, por buscar los masl[o]s (338) fenbras para multiplicar e tomar plazer con ellas.

   E dixo el sabio Salamón entre los sus Proberbios:

   -Todas las cosas del mundo son vanidad e así como se vienen, se van con la su hedad. E amar a Dios e serbirlo es lo mejor d’él, que así corren los días de la vida de los omes azia la muerte, como el agua del río quando corre rezio azaya la mar.

   E por esto dixo el santo Job:

   -Perdóname, Señor, que pocos son los días del mi tienpo que non tardan ora ni punto.

   E dixo:

   -Quando llega la muerte, pierde el omne el mundo e todas las otras [cosas] (339) que en él son.

   E preguntaron a un sabio:

   -¿Por quántas maneras deve el omne ayunar el día del viernes más que otro día ninguno?

   Dixo:

   -Por nuebe cosas: la primera, porque en viernes fizo e formó (a) Dios a Adán en Paraíso; la segunda, porque en día de viernes mató Caín Avel, su hermano; la terçera, porque en día de viernes mató David a Golías; la quarta, porque en día de viernes vino el Nuestro Señor Jhesuchristo en la Virgen Santa María; la quinta, porque en día de viernes fueron bautizados el Nuestro Redentor Jhesuchristo e Sant Juan Bautista en la fuente Jordán; la sesta, porque en día de viernes fue apedreado Sant Esteban; la sétima, porque en día de viernes fue descabeçado Sant Juan Evangelista (340); la ochava, porque Nuestro Señor Jhesuchristo fue cruçificado en la verdadera cruz en día de viernes; la nobena, porque en día de viernes deçenderá Nuestro Señor Jhesuchristo de los çielos e venirá el día del juizio a juz-gar [col. b] los buenos e los malos en val de Josafac.

   Aquí se acaba el quinto libro de los XXV libros que Lope Garçía de Salazar fizo en esta Istoria de las bienandanças e fortunas estando preso en la su casa de Sant Martín e comiénçase el sesto libro, en que fabla de [cómo] la reina Elisa Dido fundó e pobló la noble e guerrera çibdad de Cartago de África e de cómo se mató porque la burló e desanparó Eneas, el troyano, e de los enperadores que d’ella suçedieron; otrosí fabla del fundamiento e puebla de la grand çibdad de Roma e de los reyes que en ella reinaron; e de cómo fueron echados d’ella por los çibdadanos e comunidad e de cómo prebaleçieron, seyendo comunidad; e de las cosas que cataron a las guerras neçesarias e de la primera guerra avida entre estas dichas çibdades de Roma e de Cartago, seyendo comunidades, e de la causa d’ellas; e de las vatallas e derramamiento de sangre entre ellos fechas por la mar e por la tierra; e de cómo los romanos pasaron la guerra en África e cómo apremiaron tanto a los cartagineses, por que se vieron costreñidos a demandar la paz; e de las condiçiones d’ella a su amenguamiento; e del trabajo que los cartagineses se vieron con sus gentes d’armas e cómo la afinó Amúlcar. E comiénçase en XC(C)VI hoja[s] e acábase en las CXVIII hojas.

_________________

   274.- encroédula, en el manuscrito.

   275.- mundo, en el manuscrito.

   276.- Darío, repetido seguidamente.

   277.- della, en el manuscrito.

   278.- arca, tachado en el manuscrito; çurreaga, interlineado, por otra mano.

   279.- no, interlineado por otra mano.

   280.- el, repetido a continuación.

   281.- con, interlineado por otra mano.

   282.- dexo, en el manuscrito.

   283.- no, escrito por otra mano a la izquierda de la columna.

   284.- [a]catando, la grafía a interlineada sobre la grafía c.

   285.- Darío, inicialmente, aunque luego fue tachado y B anotó Poro a la izquierda de la columna.

   286.- ni, en el manuscrito.

   287.- no, interlineado por otra mano.

   288.- La grafía s parece una adición posterior.

   289.- -ros que ante, escrito al final del folio como reclamo.

   290.- çibdad, repetido seguidamente.

   291.- La conjunción e repetida detrás.

   292.- abes, en el manuscrito.

   293.- es daño, repetido detrás.

   294.- guardadas, en el manuscrito.

   295.- rey, repetido.

   296.- si no, a continuación.

   297.- por, interlineado por otra mano.

298.-    faziendo, en el manuscrito.

   299.- pr[ov]ado, las grafías entrecorchetadas han sido interlineadas por otra mano.

   300.- En el centro del folio aparece dibujada una figura circular dividida en ocho partes, cada una de las cuales contiene una frase. De derecha a izquierda se lee: El mundo es huerto. El su valladar es el reino. Mantiénese por las leyes estableçidas. El rey es su pastor. Mantiénese por la cavallería, goviérnase con [e]l aver. El aver ayúntase del pueblo. El pueblo es siervo de la justiçia. Por la justicia se enderesça el mundo.

   301.- tartardes, en el manuscrito.

   302.- del fijo, repetido seguidamente.

   303.- gordura, en el manuscrito.

   304.- Mieres parece haber copiado nuevamente la misma línea, ya que a continuación se lee escusar las cosas en que pueda.

   305.- que, repetido en el manuscrito.

   306.- vides, en el manuscrito.

   307.- a conplimiento, repetido detrás.

   308.- a, copiada dos veces.

   309.- VIII, en el manuscrito.

   310.- III, en el manuscrito.

   311.- e IV, repetido en el manuscrito.

   312.- VIII, en el manuscrito.

   313.- e VIII, repetido.

   314.- e huela, excepto la última sílaba, el resto parece ser una adición posterior.

   315 Se han borrado algunas grafías en el manuscrito; tenporales, lectura propuesta por R.H., ed. cit., vol. I, p. 296.

   316.- asta, interlineado, por una mano distinta.

   317.- estío, en el manuscrito, tachado y corregido en el margen en agua por B.

   318.- e, repetida a continuación.

   319.- pónenlas, en el manuscrito.

   320.- adezir, en el manuscrito.

   321.- e, tachada a continuación.

   322.- tiniebra, inicialmente en plural, pero ha sido tachada la grafía s.

   323.- frutas, la sílaba ta interlineada por otra mano.

   324.- aires, la grafía y interlineada.

   325.- hazer, en el manuscrito.

   326.- ojo, la sílaba jo interlineada.

   327.- algo que, reclamo al final del folio.

   328.- más, interlineado por otra mano.

   329.- La última sílaba de plogo está repetida en la línea siguiente.

   330.- el, repetido detrás.

   331.- e, tachado en el manuscrito.

   332.- estobieron, en el manuscrito.

   333.- es, repetido a conitinuación.

   334.- tornóse, en el manuscrito.

   335.- bien, en el manuscrito.

   336.- lo, en el manuscrito.

   337.- fijo, la primera sílaba repetida.

   338.- maslas, en el manuscrito.

   339.- cosas, sobreentendido por R.H., ed. cit., vol. I, p. 329.

   340.- Evangelista, tachado en el manuscrito. B:Bautista, en el intercolumnio.