Libro VIII

   [Libro VIII]

   Fállase por las escrituras de los romanos que, como pasaron largos tienpos, por ser vençedores de todos los del mundo, (e) cobrando sus despojos e señoreando todo el mundo con sus buenos fechos, dexando aquéllos, olvidando las pasadas de sus antepasados en todas las cosas de la justiçia e pro común, que ya non curaban sinon de la ut[i]lidad (440) e propio interese; y esto l[o] (441) causó (el) la mucha riqueza de las roberías e tributos que de todo el mundo alcançado avían otros que, por vebir bien e ser señores de lo suyo, venían a morar a Roma con muchas riquezas que consigo traían. Por esto se dize que a la riqueza nunca falleçió soberbia e luxuria, a la soberbia roídos e contiendas e perdimiento de ánimas e de personas e otros muchos errores.

  

   Título de cómo se alçaron contra los romanos anbas las Españas e los gaulos, que son los françeses, e los de Milán e ingleses e escoçeses e erlandeses e catalanes e otros pueblos e de los fechos que Bercuto, el español, fizo contra los romanos

   Continuándose la guerra entre los españoles e los romanos, seyendo cónsules en Roma Gayo Cornelio [e] Letuntelio Luçenio, a seisçientos e seis años // [Fol. 138 r., col. a] que Roma fue poblada, levantóse en España, en la tierra del Andaluzía, un omne de pie que avía nonbre Beriato, el qual fuera primeramente en su moçedad pastor de ganado e después tenedor de caminos, ca era mucho lixero e valiente e ardit e franco e liberal e conplido de todas vondades e esforçado, sobre todo sabio en las cosas [de] (442) guerra e animoso e querible entre las gentes con que conversaba. E ayuntó a sí muchas gentes de pie e después de caballo, (e) andando descobiertamente faziendo guerra contra los aliados de Roma. E tomóles muchas villas e castillos, d’ellos por fuerça e d’ellos por grado, (e) fallándose señoreados del señorío de Roma e quisiéndose defender d’ellos. Como esto sopieron los romanos, enbiaron al pretor Liçio con razonable gente e, non lo tobiendo en nada, (e) falláronse açerca de Moncayo; e los romanos non lo tobiendo en nada, juntándose con él e, avida fuerte vatalla, fueron vençidos los romanos e muerto aquel pretor Liçio e otros muchos de los suyos, en tal manera que de muertos e de presos escaparon muy pocos. E tomó mucho algo de aquella vez e repartiólo todo con aquellos que con él eran, en manera que, todos contentos d’él, se le llegaron muchos más. E así ovo comienço el su fecho e engrandeçió mucho el su nonbre.

   Después d’estas nuebas sabidas en Roma, enbiaron contra él dos juezes de los del Senado con muchas gentes. Como lo sopo este Veriato, ayuntó las más gentes que pudo aver e salióles al encuentro ribera de Guadalquebir, començando la guerra [col. b] contra ellos de aquellos logares que tenían. Veyéndolos más poderosos que a sí, fazíales muchos daños, en manera de salto e de çeladas; e después que así los obo enojado, juntando las más gentes que pudo, ca se le juntaban cada día más por dos cosas, la una porque lo veían esforçado e franco e liberal, la otra por la subgeçión que los romanos sobre ellos tenían, (e) ovo con ellos su vatalla. Vençiólos e matólos anbos a dos con muchos de los suyos e prendió otros muchos d’ellos. E tomóles mucho del algo e partiólo con los suyos.

   Después d’esto sabido en Roma, enbiaron a Gayo, que era otro cónsul, contra España e salió a él Veriato. E peleó con él en vatalla e vençiólo e mató e prendió muchos de los suyos. E tornó a Roma mal destroçado.

   E luego enbiaron los romanos contra él otro juez, que se llamaba Valio Galio, e salió Veriato a él e ovieron su vatalla en canpo mucho ferida. E vençiólos Veriato e mató e prendió muchos d’ellos e tomóles mucho algo.

   E después d’esto, enbiaron contra él un c(l)audillo que llamaban Claudio Intilio, con muy grand hueste. E todos tenían que éste lo avía de vençer. E como lo sopo Veriato, salió a él e ovieron su vatalla. E tráxolo Veriato peor que a los otros e vençiólo e mató e prendió muchos de los suyos. E quanto algo este Veriato ganaba, todo lo que era de su parte lo escondía en los montes e en las cuebas.

   E tobiendo çercado este Veriato un castillo, enbiaron los romanos al cónsul Framino con mucho poderío. E como lo sopo Veriato, non lo osó dar vatalla porque venía mucho poderoso e desçercó el castillo e fuese a sus fortalezas, que eran / [Fol. 138 v., col. a] los montes e montañas.

   

   Título de cómo los suyos mataron a traiçión a este Veriato

   Catorze años contiuos guerreó este Veriato contra los romanos, en que fizo estas vatallas susodichas e otros muchos fechos notables, que serían largos de escrebir; pero tanto fizo que nunca lo podieron vençer ni destroçar fasta que le mataron los suyos, en quien él más se fiaba, a traiçión, diziendo que abrían la graçia de los romanos. Mas ellos no lo fizieron así, ca los non quisieron en todo su señorío, antes fueron desterrados por mal cabo.

   

   Título de cómo los romanos ordenaron de enbiar a Traso e Ponpeo e a Jullio sobre estas probinçias que se les alçaron

   Los romanos, veyendo que, si estas probinçias que se les así acabase quedasen con ellos, que así farían otras muchas que eran del su señorío, (e) por ende acordaron de enbiar tres caudillos de los mejores e más sabios e entendidos de guerras que en Roma abían. E conbiene a saber: a Truso, que fue dada la conquista de la probinçia de la grand Turquía, e a Jullio César fue dada la conquista de los gaulos e de los cunbros de Milán, que es Lonbardía, e de Alemaña e de Inguelaterra e con todos sus señoríos e comarcas e a Ponpeo fue dada la conquista de las Españas fasta Narbona, con todos sus señoríos e probinçias e comarcas, que la temían más que todas por poderosas tierras estas gentes, ca la avían mucho mas grabe de señorear porque quando la conquistaban por un cabo levantávaseles por el otro. E por esto escogieron a este Ponpeo (e) por prínçipe de los de su tienpo.

    

   Título de cómo los turcos mataron a Traso malamente

   Traso fue entrado en la grand Turquía e, fiándose d’ellos por muchas ofertas que le fizieron, fue malamente engañado e vençido de los dichos turcos, en [col. b] manera que todos los suyos fueron muertos, que ninguno no escapó, e él fue preso. E después de dádole muchas penas, matáronlo cruelmente, (e) echándole el oro derretido caliente por la boca e a la garganta, deziéndole:

   -De oro as sed e as grande codiçia e fártate d’ello.

   

   Título de cómo Julio Çésar fue desbaratado en sus conquistas e cómo Ponpeo sojusgó a las Españas e tomó mucho triunfo

   Julio Çésar fue vençido e destroído en las dichas probinçias de Gaula e de Inguelaterra e de Lonbardía, por manera que ovo de tornar a la dicha çibdad de Roma con gran daño e poco onor. E Ponpeo, el grand caudillo, conquistó e vençió e sojuzgó a tod[a]s (443) las Españas de mar a mar, que non le fincó cosa alguna, e púsola so el señorío del Inperio Romano. E con grandes thesoros e riquezas tornó a la çibdad de Roma e lo puso en el thesoro de la república de la dicha çibdad, adonde fue resçebido con el mayor triunfo e alegría que otro entró en la dicha çibdad.

 

   Título de cómo creçió primeramente malquerençia por inbidia entre Jullio e Ponpeo, seyendo suegro e yerno

   E d’esta bienandança e triunfo acaesçido a este Mano Ponpeo creçió gran inbidia al dicho Jullio Çésar, que, aunque eran suegro e yerno, avía tienpos que era la malquerençia entre ellos anbos e dos por inbidia e quál valería más, lo qual fasta entonçes avía seido asosegado por el dicho Treguo, que era terçero entre ellos e poderoso de los poner sosiego por bienquerençia, e aun algund tanto por primia, que non se les fiziese parte entre ellos; por ende, a cada uno le conplazía e otrosí por Jullia, muger de Ponpeo, fija del di-cho // [Fol. 139 r., col. a] Julio Çésar, que ya era falleçida, aunque dexaba fijos en él. E por manera creçió la inbidia e malquerençia entre anbos dos, que toda la çibdad de Roma, faziéndose dos partes, estava para se perder, si no fuera por un çiudadano senador de Roma que ordenó que a Jullio Çésar fuese dada la conquista de Milán e de Lonbardía e de las Gaulas e de Inguelaterra e gente pagada por çinco años e a Ponpeo el Grande la conquista de Turquía e de tierra de Suria e de Egito e gente pagada por otros çinco años, lo qual fasta estonçes nunca fue dado(l) en la çibdad de Roma ofizio ni dignidad ninguna ni conquista más de por tienpo de un año. Para esto se dio a estos dos grandes omes: para quitar la contienda de la dicha çibdad de Roma e por que éstos fuesen a fazer sus guerras e conquistas e en serviçio de la dicha çibdad. E así, partidos los dichos dos capitanes con todas sus gentes, la dicha çibdad quedó en paz e en sosiego por un tienpo.

  

   Título de las grandes conquistas que fizo este Mano Ponpeo en todas las partes que le fueron dadas contra el rey Mitrates

   Andando este Ponpeo el Grande por tierras estrañas de Asia, [v]ençió (444) al rey Mitrandantes (e) de Ponto, que fue mucho poderoso e guerrero, e fízole dexar muchas tierras que avía quitado al pueblo romano. E llegáronle nuevas cómo los españones eran alçados e deçendió luego para ellos e sosególos otra vez. E dexó por capitanes d’ellos a Freneo e a Petreo, dos nobles capitanes.

   Estando allí sopo cómo el rey Mitradantes de Ponto e d’Arabia era muerto, el qual avía dado mucha guerra a los romanos. [col. b] Este rey Mitradantes fue omne de grand saber e de grand consejo e de grand coraçón e muy esforçado; e viscó setenta e dos años e reinó los sesenta e en los quarenta d’ellos mantobo la guerra contra el pueblo romano, lo que non fallamos que feçiesen los de África, que es la quarta parte del mundo, ni los de Greçia ni los d’España ni de otras partes algunas que tantos años la mantobiesen como este Rey. E en todo esto no lo podieron matar los romanos ni prender ni lo podieron conquistar su tierra. E luego que sopo su muerte, pasó en aquella partida e tomó todo su reino e prendió sus fijos.

   E conquistó a toda Asia e a toda Oriente so el señorío de los romanos e conquistó los cosarios, que andaban robando por aquellas mares. E fuese para Roma conplidos los çinco años e conquistó e destruyó la çibdad de Jherusalem e toda tierra de Judea, (e) adonde los romanos nunca ploglo con venida de omne tanto como con la suya. E entró en el mayor triunfo que pudo ser. E venían en el carro delante d’él los fijos de aquel rey Mitradantes e los fijos del Rey de Ungría e Aristóbolo, rey de los indios. E traxo tanto oro e plata que non avía cuento. E contó ante el pueblo cómo en aquellos V años avía vençido XXV reyes poderosos en vatallas e ganara todos sus regnos e thesoros, de lo qual el Senado e el común de Roma le rendieron muchas graçias. E allí le llamaron enperador, lo qual nunca en Roma fue llamado otro tanto, a-unque / [Fol. 139 v., col. a] no entra en la cuenta de los enperadores porque le duró poco.

 

   Título de las conquistas que fizo Julio Çésar en las partes que le dieron

   Jullio Çésar, durante los çinco años que le fueron dados a causa de su conquista, enbiáronle a llamar los de Roma e respondióles que, pues ellos le dieran çinco años, qu’él podía tomar otros çinco para conquistar otras tierras. E fuele otorgado a non poder más fazer. E durante este tienpo conquistó a Françia e Inguelaterra e Alemaña e a Milán e Lonbardía e otras muchas probinçias e reinos e púsolos todos de la su parte. E ayuntó sus poderes e vino con todos ellos contra Italia, allegando gentes e todas las otras cosas neçesarias a guerra.

 

   Título de cómo Jullio Çésar, acabadas sus conquistas que començado avía, como dicho es, se vino con todos sus poderes a Roma, a fin de señorearla él solo

   Ya avía pasado Jullio Çésar los montes de los Alpes e ya avía pensado los grandes fechos d’armas por dónde le conbenía pasar e, quando llegó al río de Rubricón, soñó allí de noche, que le pareçió allí la imagen de la tierra muy triste en la cara e la cabeça alta como torre e los cabellos canos e bueltos por ello e la cabelladura mesada e los braços desnudos e, gimiendo, fablar enbuelta con los gemidos. E dixo así:

   -Varones, oy desde aquí adelante, [col. b] ¿ó levaredes las mis señas? Si çiudadanos sodes, fasta aquí vos conbiene venir.

   E dixo allí:

   -¡O tú, Roma, semejante de alta dignidad! Tú otorga e ten co[n]migo en estos mis començamientos. Non te sigo yo con locas armas e vesme aquí, o estó vençedor por tierra e por mar e tu Çésar en todo logar, otrosí me convenga, aún agora, ser tu caballero e aquel será tu nuçiente, el que a mí fiziere tu enemigo.

   E pues qu’él Çésar ovo dichas razones, pasó apresuradamente las sus señas; e porqu’el río venía avenido, fizo azeitar los caballos por lo mejor pasar. E Ponpeo enbiara allí a dezir a Jullio que non le entrase en aquella tierra. El Çésar, desque se vio pasado el río e en tierra de Italia, dixo así:

   -Aquí d[e]xo (445) yo la paz e los derechos quebrantados entre nos e quiero ir en pos de la ventura. E acomiéndome yo a los fados e la vatalla será juez entre nos.

   E fuese de noche con sus conpañas mucho apresuradamente e entró por tierras de Italia, sus vanderas e gentes esparçidas e poderosas.

   

   Título de cómo Ponpeo, sabida la venida poderosa del Çésar, desanparó a Roma e se fue a Chanpaña para de allí guerrear con Julio Çésar, juntando allí sus poderes

   Con todo esto, Ponpeo, él e su caballería temerosos del Çésar por el grand poder que traía, salió de Roma e fue para Chanpania, porque desde allí, ayuntados sus poderes, iría [a] lidiar con Jullio Çésar. E juntaba allí sus gentes quanto más podía por todas las partes.

   En todo esto, co-mençaron // [Fol. 140 r., col. a] a dudar los prínçipes e çibdades de Lonbardía con quál de aquellos caudillos tenerían, maguer que quisieran luego tener con el Çésar; pero guarneçieron bien las torres e çercas de Roma de todas cosas de guerra. E avía ya el pueblo más voluntad de tener con el Ponpeo que non con el Çésar, e amaban más a Ponpeo, mas temían más al Çésar. En tener con Ponpeo avíanlo a fazer por tener lealtad, ca lo avían prometido; en querer pasar a la parte del Çésar fazíalo el miedo que avían d’él, onde lidiaba en sus coraçones la lealtad con el miedo.

   Julio Çésar, siguiendo las conpañas que fuían tras Ponpeo, alcançó a Domiçio, que fuía con muchas gentes. E fuyendo, cortó una puente, cuidando escapar, e Julio saltó el primero en su caballo en el río e pasólo primero e todos tras él e Domiçio ençerróse en una çibdad con los suyos.

   

   Título de cómo los suyos prendieron a Domiçio e lo dieron a Jullio Çésar por que lo matase e escapasen ellos e de las palabras que en uno ovieron

   Las gentes de Domiçio e los otros çibdadanos, veyéndose çercados del Çésar, prendieron malamente a Domiçio e diérongelo atado a Julio Çésar. E abriéronle las puertas de la çibdad e, entrado dentro, (e) como Domiçio se vio delante los pies del Çésar, fue esforçado e paró la cara como quien amenaza sobre tal fecho como los suyos a él fazían e adereçava la çerbiz deseando que lo degollasen. Y esto fazía él con nobleza de coraçón. E entendió el Çésar que Domiçio avía mayor sabor de morir que no de be-bir [col. b] e que no le demandaba merçed de su vida ni gela demandaría e dixo así:

   -Domiçio, quiero que vibas d’esta vez, aunque tú non quieras. E por lo que yo fago en ti ayan buena esperança los otros a quien yo vençiere e sea esto por enxienplo; e si non quieres, vete e métete en armas e vençe, si podieres, e yo non te demando ninguna postura.

   E dicho esto, mandóle soltar las manos e sacarlo de la presión. E porque Çésar dixo que lo perdonaba, esto tobo Domiçio por peor que non si le mandara descabeçar, teniendo que al culpado perdonan, ca al que en ninguna culpa non cae non le han qué perdonar, e él, en defenderse en serbiçio de su señor, que non errara al Çésar. Encubriendo la saña e sin todo miedo, dixo así contra sí mesmo:

   -¡O malo e sin linage! Tú podrás agora ir a Roma e guardar pazes e non ser en estas vatallas; pieza ha que debieras morir. Pues be priado sin toda tardança e sey çierto e fuye este don del Çésar e non gelo tomes.

 

   Título de las razones que ovo Mano Ponpeo en Chanpana con sus gentes por los ad[e]reçar a ir [a] pelear con Jullio Çésar e, porque los falló temerosos, se pasó a la çibdad de Durao

   En todo esto, Ponpeo, non sopiendo de la presión de Domiçio, adereçábase de lo socorrer; e el día enantes dixo estas palabras:

   -Las conpañas, honradas vengadores de los enemigos que seguides las señas con lealtança, vos sodes el verdadero poder de Roma e a quien el Senado de Roma dio el poder de demandar esta vatalla de todo / [Fol. 140 v., col. a] coraçón. E ya pasan los françeses a(n) nuestras tierras e ya esparçió el Çésar por sus armas mal en los nuestros e esparçió de la nuestra sangre; e quiero yo d’esta vez que demande Roma la pena que la debe ser demandada, que a los fechos d’estas guerras non conbiene llamar las derechas vatallas, mas saña del vengador de la tierra, ni es más vatalla que quando Catelina e Léntulo se trabaxaban quemar a Roma, e non los entrediziendo que yo sea de luenga hedad, como Julio dize, ca cuerpo e esfuerço tengo e entendimiento tengo. E mirad que asaz (e) conquistas yo fize.

   E nonbrógelas allí todas e otrosí los amonestó que luego partiesen con él en socorro de Léntulo. E bien escucharon todos aquestas razones que Ponpeo les dixo, pero non les pareçió que libremente quisiesen ir a la vatalla: tanto estaban atemorizados del Çésar que estaban ya como vençidos. E fuese de allí Ponpeo con su flota a Pulla e entró en la çiudad de Blaudis (446) e allí ayuntó sus poderes.

  

   Título de cómo el Çésar non quiso entrar en Roma por seguir a Ponpeo, cuidándol[o] (447) allar, e [fue] a Chanpana por pelear con él, ca sabía que por vatalla era de librar

   El Çésar, que nunca sopo estar en paz ni darse a vagar de cosa que podiese fazer, aviendo ganada a toda Italia pareçíale que no avía fecho nada, pues Ponpeo estaba en el cabo d’ella. E llegó adonde él era partido, deziendo que andaba avergoñado por aquellas tierras, pues non fallaba con quién pelear; e pesábale porque le avrían todas [col. b] las puertas de las çibdades, ca él más quisiera tomarlas por sangre, pero veíase más temido que querido. E como llegó al puerto donde Ponpeo era partido, mostró su tristeza por non lo fallar allí e tornóse de allí a Roma, desarmadas sus gentes en manera de paz, por cobrar los coraçones de los pueblos.

   E llegado a la vista de Roma, subió en una alta peña e, mirándola de allí, dixo estas palabras:

   -¡O çibdad de Roma, silla de los dioses! Así te dexaron los sus varones, no seyendo aquexados por ninguna vatalla. ¿Por quál çibdad lidiaremos agora? Mas, mejor lo fizieron los dioses, que las sañas de las gentes que han reçebido mal d’esta nuestra Roma non veniesen en buelta de nosotros [a] derramar sangre en ella; e lo libremos en otras tierras.

   E deçendió de allí e fuese para Roma, a fin de tomar los thesoros d’ella. E los de la çibdad estaban tan atemorizados que, aunque los demandase degollar, no osarían torçer las gargantas; e bien asmaban que quanto él podiese, que todo lo faría(n) e do el poder le faltase que no le faltaría la voluntad. E entrado en Roma, no fallaba ninguno sino lo qu’él quería.

   

   Título de las razones e cosas que pasaron en Roma entre Jullio Çésar e el cónsul Metello sobre los thesoros que Çésar tomó

   E juntados todos los viejos del Senado e los otros çibdadanos que fincado avían delante d’él a ver qué era lo que de Roma e d’ellos quería fazer, (mas) levantóse entre todos el cónsul Metello e dixo estas palabras con esforçada cara e voluntarioso de morir por la libertad del pueblo:

   -Çésar, no nos quieras quebrantar nuestra libertad e los fueros que sienpre tobimos con nuestros derechos que ovo esta çibdad, si no, al nuestro poder non te lo sofriremos.

   El thesoro de la çibdad teníanlo (448) // [Fol. 141 r., col. a] [guardado] e condesado en el tenplo de Saturno. El Çésar levantóse de allí e fuese para aquel tenplo para lo tomar e fazer con ello sus fechos. E mandó que gelo abriesen e ellos dixieron que no lo farían ni lo querían. E començó estonçes el Çésar a quebrantar las puertas. E Metello, quando esto vio, guisóse e dio por medio de las compañas del Çésar; e ronpió por ellas e llegó al tenplo e paróse ante las puertas para vedárgelo. E aquí dize el autor qu’el amor solo del oro non sabe temer fierro ni muerte, ca el cónsul Metello e los otros que eran con él dexábanse matar de los del Çésar, que ninguna cosa de leyes ni de franqueza no era aí catada ni onra. Las riquezas, que son la muy vil parte de las cosas, mobieron vatalla en aquel logar. E Metelo, el cónsul e tribuno que bedaba al Çésar que no tomase el thesoro de la çibdad, dixo estonçes abiertamente a grandes vozes contra él:

   -Çésar, sepas que este tenplo que tú quieres quebrantar que d’esta vez non te será avierto, sinon quien pasare a él por los nuestros costados, ni tú, robador, no levarás nada d’estos averes sinon con la nuestra sangre. E verdaderamente este poder quebrantado fallan los dioses, que tornar sobre tal fecho como éste dieron muertes con martirio a Traso e a otros grandes muerte cruel por la desordenada cobdiçia, ca esta conpaña que atiran esta enemiga que tú fazes non es de que tú ayas duda ni vergüeña. En çibdad desanparada estamos e de lo nuestro non levará la enemigadera caballería ningunos galardones e será ende asoldadada; e pueblos e villas e çibdades ay que quebrantes e des. E mencua non te tiene ni apremia por que tú saques paz d’entre nos e liebes este despojo, mas tú as sabor de vatalla.

  

   Título de las razones que Çésar dixo contra el cónsul Me-tello [col. b] sobre las dichas razones que le dixo

   Quando esto dixo Metello fue el Çésar sañudo e respondióle así:

   -Matello, bana esperança de onrada muerte codiçias tú, si de mí esperas que te mate; nunca la nuestra mano se ensuziará de la sangre de la tu garganta ni verná aí aquella honra ninguna que digno te faga de la saña [de] Çésar e será dexada la franqueza de Roma segura por ti e por la tu vergüença; e el luengo tienpo non bolvió aún tanto las altezas con las vageças que, maguer las leyes de Roma por la razón de Metello non sean guardadas, que más non quisiesen ser destruidas por el Çésar.

   E dixo esto el Çésar estando aún el tribuno ante las puertas del tenplo e creçió más la saña. E vio el Çésar espadas de sangre arrededor e olvidó de guardar la paz e meterse armas. E vedó el Çésar que no lo matasen, pero que lo quitasen de allí. E trabóle Cota a Metello e fízolo por fuerça partirse de lo que avía començado; e quitólo de allí e dexó la franqueza del pueblo, que reinos costreñíe. E dixo Cota a Metello:

   -Pues somos vençidos, obedezcamos a tantas cosas e tan desaguisadas; esto es el señero perdón de la vergüença e del vil miedo.

   E pues Metello se tiró delante del pueblo, venieron los del Çésar, abrieron las puertas e tomaron todo el aver del pueblo de Roma, que era condesado allí, que de muchos años non fuera tañido. E fuera aí ayuntado de lo que les dieran los de Cartago e de África e los de Persia e de Felipo, Rey de Maçedonia, e de los de Piro e de los tributos que los ricos pueblos de Asia enbiaron e lo que Creca, la del rey Minus, dio a este Metello, que la vençió, e lo que Catón traxo de Çipión sobre mar e las riquezas que estonçes venieron de Oriente e, lo más de todo, las riquezas que Ponpeo / [Fol. 141 v., col. a] traxo de los reyes que bençió de Oçidente, que era allí condesado. E todo esto sacó de allí el Çésar e fue el tenplo despojado por este robo. E fincó estonçes Roma más pobre por el Çésar que lo non fue en otro tienpo.

   E aquí dize el autor: (e) las costunbres de los estados e guardadores de los algos quequier que vos guardastes del comienço d’ellos fasta este tienpo non los quiere Dios más consentir, ca [de] la cobdiçia desordenada e de la escaseza d’ellas non plaze a Dios.

  

   Título de las cosas que Jullio Çésar fizo después que salió de Roma quando tomó los thesoros del tenplo, segund dicho es, e de los fechos que fizo en España

   El Çésar, después que tomó los thesoros de Roma, salió d’ella más irado qu’el viento e, porque los de Marsella non le acogieron porque tenían la parte de Ponpeo, conbatiólos e afincólos fasta que los conquistó e, a mal de su grado, con mucho derramamiento de sangre d’anbas las partes.

   De allí pasó en España porque estaba por Ponpeo por lo tornar de su parte. E falló en Lérida Afraneo e a Petreo, que eran dos nobles capitanes que gobernaban a España por él, que, sabida su venida, tenían grandes poderes. E temiendo al Çésar, apoyáronse en un otero e, conbatidos allí por [el César] (449) e defendidos con mucha sangre, salieron de allí en anocheçiendo calladamente para pasar a España la de Oçidente, por levantar las gentes d’ella. E como lo sopo Çésar, seguiólos e alcançólos.

   Otro día fízolos asentar su real e asentó él cabo d’ellos. E como [col. b] estando açerca los unos de los otros se conoçieron todos por romanos e los padres a los fijos e hermanos con hermanos, (e) comían e dormían en uno con muchas alegrías. E pesando d’ello Afraneo, temiéndose que todos se tornarían del Çésar e caerían en yerro contra Ponpeo, su señor, punó en los enemistar e dio a desora en ellos e bolvióse la pelea, en manera que los que estaban en sus solazes se mataron los unos a los otros e fueron vençidos.

   Afraneo e Petreo e los suyos ençerráronse entre dos peñas en un valle que non avía otra entrada ni salida, sino por allí, e non avía agua ninguna. E Çésar, que lo vio, fízoles barrera de sus gentes e con artefiçios. Aquexándoles la sed, mataron sus caballos por non los ver morir e íbanse a tomar la muerte, deseándola. El Çésar, que lo vio, vedó a sus conpañas que non los feriesen, ca era vergoñosa cosa matar a los que deseaban la muerte, e que los fiziesen penar. E después de muchos días e penas sofridas, Afraneo, que fuera el azedor e revolvedor d’esta vatalla, fue el primero que enbió a demandar la paz, rendiéndose ya todos.

    

   Título de las razones que pasaron entre Julio Çésar e Afraneo quando, después de rendido, le pedió la vida e la soltura e cómo gela otorgó

   Afraneo, llegado ante Jullio Çésar, su cara alta, las rodillas en tierras, pero con esforçada cara, dixo estas palabras, aunque vençido, en son de // [Fol. 142 r., col. a] caudillo e caballero esforçado:

   -Çésar, si la mi ventura fuese que vil enemigo me oviese vençido e quebrantado, mano avía yo asaz fuerte con que me matase yo mismo; pues agora otro es el enemigo e otra es la razón sobre que yo he de contender. E esto es de pedir salud e rogar por ella, ca de poder de vil enemigo librado só e con noble lo he. Çésar esta es la razón que yo tengo que te fará creer que cosa es derechura de darme tú la vida: que nos non movimos a esta vatalla por razón de vandería ni tomamos armas por razón de ir contra ti como enemigos, mas seyendo nos aquí por Ponpeo e aviendo puesto con él de guardarle toda lealdad e la tierra; e por eso nos dexó él aquí en su logar. E sobrevínonos esta tu batalla çibdadana, de que non cuidábamos, e vimos que non nos estaría bien en fazer ál, sinon guardar la postura e la lealtad en quanto podiésemos, e oviésemos de tomar armas contra ti. Non lo dexara por saber e ser maltrechos quanto lo somos, e aún más, si más fuese, e sofrir muerte por ello. E lo que los fados te han puesto nos non telo tardamos en ninguna cosa de aquí adelante, pues que nos [á] así aconteçido e bas, que te damos las gentes d’España e abrímoste carrera para Oriente e queremos sofrir, ca esta guisa así cae, en razón que vayas seguro d’esta tierra e que la dexes ganada. Esta vatalla non te la ganó a ti sangre que fuese esparçida ni fierro ni manos que en lid cansase, pero que non fincó por lo que debíamos cometer, onde este fecho solo nos perdona tú a nos, que nos [col. b] tenías por tus enemigos, e aquel fecho que te dexamos que vençieses e el mal que nos ha venido en vençer tú eso nos perdona, ca si nos de buena ventura fuésemos, non vençieras tú; e porque somos de mala andança, nos perdona tú e nos asegures, pues que vençidos somos e sin armas, e que nos dexes vebir en paz e pobres como podiéremos. E la vida que nos dieres sea d’esta guisa: que nos non liebes contigo en estas guerras. E vey cómo yasían las nuestras conpañas quebrantadas e muertas por aquellos canpos e los que ende fincamos apartarnos de los tuyos, ca a las armas d’esta guisa malandantes no les conbiene ser mezclados con las bienaventurantes ni perteneçe a nos, presos, levar parte del tu vençer e esta nuestra conpaña sus conbatidos a cabo por do avían de pasar. E esto te demandamos, pues vençidos venimos a ti.

   E d’esta guisa se razonó Afraneo. El Çésar no se detubo en ál, mas, su cara clara e alegre e escontra sonrisante, mobióse de ligero aver piedad d’ellos e perdonóles la pena que les podiera dar e soltólos que non fuesen con él en hueste ni en aquellas guerras.

   E agora diçe aquí la istoria cómo corrían las conpañas de Afraneo e de Petrén las aguas, las posturas fechas e dadas las armas, que ál no les demandó. E salidas afuera de las barreras, que delante las tenían, saltando al reyo, muchos se afogaban con el mucho veber e otros perdían la fabla; e otros muchos males les avenían, espeçialmente a los que no se atenplaban en el veber.

   

   Título de cómo Jullio Çésar partió d’España e, se fuendo a otros reinos, se oviera de perder entre los suyos, sinon que los mató él con esfuerço / [Fol. 142 v., col. a]

   Partido el Çésar d’España e dexándola de su parte, como dicho es, e veniendo vençedor e por caudillo de aquellos que sienpre le fueran mandados e leales e obedientes, e por esto dize aquí el autor que quánto mobedizos son las cosas d’este mundo en se perder, (e) sopo el Çésar allí que armas muchas e fuertes non eran del caudillo, sinon de la caballería, e qu’el caudillo sin sus gentes era tronco sin ramas. Esto era que toda la caballería andaba ya murmureando contra el Çésar, e non oculto, sino público. E quando la gente ha logar de dizir e pierde el miedo, luego á logar e atrebimiento de fazer e non ha poder el prínçipe de la asosegar. E dezíanle allí:

   -Çésar, ayamos soltura de nos ir e partir de la rabia de las menguas de las vatallas. Tú buscas por tierra e por mar fierro e vatallas a estas nuestras gargantas e sacar las nuestras almas, como viles, onde te tollió façia una parte de nosotros e la otra parte España, con duras e fuertes vatallas que allí ovimos; otra parte pudreçe e yaze en Italia e por todo el mundo pereçe nuestra gente. E a nos ¿qué pro nos tiene porque venças tú solo esparçiendo nuestra sangre? En galardón de tantos peligros dístenos agora la çibdadana vatalla e, quando nos presiemos la nuestra Roma, ¿a quáles dioses adoraremos? ¿E agora i[re]mos con toda enemiga a matar nuestros parientes? E ya nuestras canas cansadas, déxanos morir en nuestras tierras, donde nos lloren e sepulten nuestras mugeres e fijos e parientes.

   Con estas [col. b] e con otras muchas razones començó andar en el caballo por todas las conpañas, muy sañudo, buscando al Çésar.

    

   Título de cómo el Çésar, usando de su esfuerço e usando en él la ventura, se esforçó contra sus gentes e fizo matar los rebolvedores de aquel fecho

   El Çésar, usado e acostunbrado de se poner a toda ventura e peligro, non esperó a que más se debulgase aquel fecho entre sus gentes. El miedo qu’el Çésar avía era que la su gente se amansaría para no ir con él a la vatalla çibdadana, que era desaguisada. E paróse en todo esto en medio de un poyo que estaba en medio de sus gentes e díxoles estas palabras, mostrándose mucho esforçado e sin temor:

   -Caballero que te ensañas agora contra mí de dicho y de fecho, traes el cuerpo desanparado e parado a llagas; si saberás e te plaze d’esta vatalla que se non faga, dexa a mí e dexa las armas e fuye de aquí e vete. Este desacuerdo, que no muestra esfuerço, los flacos coraçones descubre, la mançebía, que non cuidastes sinon fuir. Sodes musados por las bienandanças del vuestro prínçipe, que non fue vençido; idvos, como perezosos, e dexad a mí con fado e ventura a las vatallas. Estas mis armas que vos dexaredes manos fallarán e tantos varones me dará a mí la ventura quantas armas yo tobiere. E seguiré a Mano Ponpeo, que va fuyendo, e el vençer me dará conpañas asaz e rezios, ca bos ya cansados sodes e viejos pereçosos, e ganarán los galardones que vos avíades de aver. E non creades que a las mis bien-andanças // [Fol. 143 r., col. a] faría(n) mengua el vuestro fuir, ca, si todos los ríos mena[za]sen (450) a la mar de tollerle las aguas e los ríos que le enbían ende, (e) la mar non descreçiese más por estas aguas non ir allá; así conteçerá conbusco a la mi ventura e a la mi bienandança, que ni cresca por fincar vos ni mengüen por vos ir así. E a los que este mal levantaren e enxendraren no los abré yo, Çésar, mas abrálos la pena. E todos los que esto mobistes baxad las cabeças a tierra e parad los cuellos, ca descabeçados seredes agora, e vos, mançebos caballeros, por cuya fuerça fincarán e estarán las mis huestes, ved las penas d’estos e aprended en ellos [a] ferir e matar a los que lo mereçen; e aprended, otrosí, [a] morir, si fizierdes por qué.

   E ovo miedo el Çésar que no abría aí por ventura quien lo quisiese fazer, ca era nemiga; pero fízose el fecho e fueron aí descabeçados los que la discordia fizieron, e aun más qu’él quisiera. E maguer qu’el fecho fue tan cruel, quedó la discordia e folgó el Çésar. E mandólos él que se fuesen de allí con su flota al puerto de Blandix e juntar allí todas las gentes e nabes que estaban en muchos logares, que es allí en el Tandís buen puerto en la postrimera parte de Italia, e que lo esperasen allí.

   Otras muchas vatallas e guerras continas se fizieron entre los romanos, faziéndose todos dos bandos, obiendo por mayores a estos dos grandes caudillos, Çésar e Ponpeo, de que serían largos para aquí d’escrebir.

   

   Título de cómo el Çésar, después de acabadas las cosas susodichas, se fue a Roma e de las cosas que en ella pasaron e cómo e por qué razón le llamaron bos, que di[ç]e nonbre nuebo [col. b]

   El Çésar, quando obo librado todo lo susodicho, tornó con poca conpaña a Roma, que estaba espantada d’él e avía miedo, que era ya mucho fecha a estar en paz, los quales le rogaron que él tomase la ditaduría solo, que era la mayor honra e el mayor poder de todo el Inperio de Roma, ca el ditador avía poder de justiçiar los omnes, e no cónsul ni otra persona. Esto fazían ellos por que los perdonase e los dexase estar en paz. E él reçibiólo e fizo allí su libro anual, como los otros cónsules.

   Pues qu’el Çesar ganó todos los poderes de Roma e fuendo él solo señor d’ella, el pueblo todo por le losenjar e fazer plazer, pues él avía juntado todos los poderes en sí, llamáronle vo[s] (451), ca antes que este poder alcançase llamábanle tú, que era nonbre de uno; e como alcançó estos poderes, llamáronle vos, que es nonbre de muchos, ca fasta allí a cada prínçipe que era señor de un reino o probinçia llamábanle tú, que era nonbre de uno. E como este Çésar ganó los señoríos todos, o los más del mundo, llamáronle vos, como quiere dezir «señor de muchos pueblos e prínçipes». Allí en él se començó e dura fasta oy; todas las palabras de losonjas, por do mentimos a los señores en que, seyendo él uno e debiéndole llamar uno, que l’ llamamos vos, como a muchos, [s]e (452) començó en el tienpo d’este Jullio Çésar començó a señorear.

   

   Título de cómo Julio Çésar salió de su real de noche callando de sus caballeros e se oviera de perder en la mar en una barca de un pescador de noche / [Fol. 143 v., col. a]

   El Çésar, fecho todo esto, fuese con sus gentes e flotas para Nápoles, donde eran sus poderes; fuese con ellos a tierra de Tasalia, do era Ponpeo, que sabía que estaba apoderado, para pelear con él. E llegado e puesto su real e guardas e velas e rondas, sopo cómo Antonio, su cuñado, que estaba en Blandix con los sus poderes, no le quería tan presto venir como él lo quisiera e quiso pasar allá e (de)ber cómo estaba. E salió solo con pobres vestiduras del real, sin lo saber persona biba; e dexando a todos sus caballeros, salió solo, lo callando, e falló dormiendo sus caballeros e guardas e quexóse d’ello. Mucho era ya la terçia ora de la noche pasada; fuese por la ribera de la mar adelante e falló un nabío pequeño atado a una peña socabada e en el nabío non avía ninguno. Pues que esta nabezilla falló, dexóla así estar e vio allí luego una casilla como choça e un viejo que la gobernaba; e mareaba del día e se mantenía pescando con ella, como mejor podía, e pasaba con su trabajo. Echó el Çésar la mano sobre ella e meçióla toda; e levantóse aquel viejo de su lecho de yerbas en que yazía e dixo:

   -¿Quién anda aquí o quién peligro en la mar o quién sería aquel que arribó en esta mi casilla?

   E levantóse e ençendió fuego por saber si alguno avía peligrado allí. E Çésar, veyéndolo, díxole:

   -Mançebo, si fizieres lo que yo te mandare e me pasares a Bladixe, espera de mí mayores dones, que tú non cuidarás, e alarga las tus esperanças de la pobreza, que tú fasta aquí cuidaste, [pero] (453), si fizi[eres] (454) [col. b] quanto tú podieres, non la traerás de aquí adelante e abrás asaz para en quanto bibas e, en logar d’esta pobrezilla casa, farás grandes palaçios llenos de riqueza.

   E el pescador cat[ó]lo (455) e vídolo mal vestido, pero entendió que las palabras eran de enperador e non de omne de baxa manera e díxole:

   -Sábete que la mar está airada por muchas señales pasadas e de venir, por lo qual no me atrebería [a] entrar en la mar ni pasar allende por todas estas señales, mas, caballero, con todo esto, si peligros ay de grandes cosas, porque sea menester, yo non dudaré de meter las manos fasta llegar a las riberas donde tú dizes, si la mar o el viento non me lo destorbare.

   E después que esto dixo el marinero, soltó la nabezilla e alçó las belas e, començando a nabegar, levantándose los vientos e levantáronse las hondas de la mar. E dixo estonçes el pescador a Julio Çésar:

   -Caballero, ya vees la tenpestad que se levanta e debémosnos tornar, si non, perdidos seremos.

   E el Çésar, fiuçiándose que quantos peligros veniesen todos avían fuir delante d’él, (e) quando esto lo oyó dezir, dixo:

   -Esfuerça e non des nada por las menazas de la mar e alça la vela al viento para que corra airado; e si te reúsas de ir allende por lo que vees en el çielo, atente a mí e esta razón es sola derecha de miedo a ti, que non conoçes al que te lieba, al que nunca falleçieron los dioses e d’ellos mereçe la ventura de lo que yo quiero e después non he aquí ser esforçado. E ronpe por esta mar e ven por medio de // [Fol. 144 r., col. a] las tenpestades seguro por la mi guarda. E este trabajo del çielo e de la mar es e non del nuestro nabío, ca el peso del Çésar, que la apremia e va en ella, la defenderá de las hondas de la mar e d[e] (456) la cruel s[a]ña (457) de los vientos e non averá luengo tienpo para nos poder vençer; más (e) aún: esta nuestra navezilla terná pro a las bondades, que por ella se amansarán e folgarán. E non tornes la nabezilla e desvía con las velas estas riberas de açerca e, si así fizieres, vernás al puerto de Calabria e, desque allí fuéremos, que a [o]tra (458) tierra no vaya nuestro nabío, (e) que es nuestra salud.

   E non avía el Çésar más dicho de su razón, levantóse un torbellino que ferió en el nabío e quebrantó las cuerdas e alçó las velas arriba sobre el maste; e pasaron las ondas de la mar sobre la nabezilla e restremeçió todo el maste, que era flaco, e la varca. E ayuntáronse allí de todas las partes vientos e abríanse de cabo las hondas e abaxábase la nabezilla, que apenas pareçía el maste ni las velas. E estonçes ovo tan grande el miedo el marinero que perdió el gobernar e la maestría e, así, se le turbó el sentido, que non sabía que contra quál onda fuese, quebrantando la nabezilla e feriéndola en el costado. E non avía ya miedo el Çésar ni aquel marinero de peligrar en los estrechos de Sastabán ni (e) en las peñas de Tesalia ni en los malos puertos de Anbrochía (459), sinon en aquellos peligros solos de aquellas hondas. E creía ya el Çésar que aquellos peligros eran derechos para los sus fados e dixo así:

   -¡O dioses, tan grande es el trabaxo que vos tomades por destruir a mí que, seyendo en una peque-ña [col. b] navezilla, me demandades e conbatides tan grand mal! Si la gloria de la mi muerte es otorgada a la mar e nos son negadas las vatallas, que nos non avemos de ser en ellas e morir , dioses, qualquier muerte que vos me dedes yo la tomaré, maguer qu’el día de mi fado venga presurado e ronpa los mis fechos que yo oviere de fazer si visquiese. Pero asaz fize grandes cosas e domé las gentes de Sententrión; los françeses e los otros torné a mí con el miedo solo; los mis enemigos Petrio e Afraneo dio Roma a Ponpeo, segundo so mí, e a mí, adelantado de todo el pueblo romano e de Italia e al mi mandado; e llevé yo a las vatallas las honras que me ellos negaban e estorbaban, que ningund poder de Roma non falleçiera ni los mis loores. E nunca otro sabrá cómo yo muero, (e) dexadas las mis dignidades, sino la ventura sola, que es sabidora de las cosas que yo deseava, que eran aún más que las que sospiro, que vaya yo a las sonbras del infierno conplido de honras e adelantado e cónsul. Dioses, non he yo menester mortaja ni soterramiento ninguno; e tened vos el mi cuerpo despedaçado en medio de las ondas e nin aya luçillo ni sepoltura ni fuego sol, que (460) sea ya temido sienpre e me esperan todas las tierras.

   D’esta guisa se razonó el Çésar contra los dioses e contra la ventura. E deziendo él esto, pasaron nuebe ondas sobre la nabezilla; e desí vino la dezena, tan fuerte que fue grand marabilla, e tomó la nabezilla, ya enflaqueçida de la mucha tenpestad, e alçóla en somo. E non la derribó de a-llí / [Fol. 144 v., col. a] en fondón del mar, mas levóla e dio con ella entre unos foços de peñas angostas e púsola allí en tierra e salió de allí a Terréneo el Çésar. E salido a tierra, cobró tantos reinos e çibdades e la bienandança de la su fortuna.

   E acogióse luego a la su hueste, mas no los enartó en la venida como en la salida. E çercáronle todos llorando con miedo e dixiéronle así:

   -¡O duro Çésar!, ¿dó te levó el tu esfuerço tan atrebido, teniendo a nos por viles, e a qué ventura nos dexabas? ¿E ibas [a] dar tus mienbros a despedaçar [a] las ondas de la mar, seyendo tú de quien cuelga la vida de tantos pueblos e quien fizo cabeça de sí todo el mundo? E todo esto [es] a nos grand vergüeña, todo esto tenemos por grand crueldad en así te aventurar.

   

   Título de cómo se juntaron todos los poderes del Çésar e de Ponpeo en Dureçio e de la pestilençia e fanbre que ovieron en él

   Çerca estaban estos dos prínçipes el uno del otro en las voluntades, igualmente para la vatalla conçertados. E cogieron sus gentes e alçáronse en unos collados altos, adonde se veían los unos a los otros, e el Çésar fizo armar sus gentes e púsolos en vatalla común, llamando a Ponpeo a la pelea, seyendo por él mucho deseada. Mas Ponpeo no lo quiso así fazer, antes se fue a la çibdad de Duraçio e estábase allí quedo.

   E así estobieron un tienpo, en el qual Julio Çésar fizo una çerca contra Ponpeo por le quitar las vituallas; mas él e sus gentes ovieron mucha mengua d’ellas porque Ponpeo gelas quitaba. Otrosí ovo mucha pestilençia [col. b] en los de Ponpeo, así vestias como de omnes, por que anbas las huestes fueron en mucha angustia; pero los del Çésar andaban más libres por fuera de aquella çerca qu’él avía fecho contra Ponpeo. E tenía gentes en guarda d’ella, pero con mucha fanbre de los suyos, toda vía deseando la vatalla; e Ponpeo era abastado de viandas e non quería la vatalla, cuidándolo desgastar por fanbre e por mengua.

  

   Título de la primera vatalla que ovieron Ponpeo e Jullio Çésar entre Petrán e Duraçio, donde Jullio fue vençido e no seguido

   Estando estos dos caudillos así aloxados, como dicho es, largo tienpo catando sus mexorías, estando Jullio Çésar descuidado porque no avía podido sacar a Ponpeo a la vatalla e pensando que lo tenía çercado, de aquella çerca salió Ponpeo con sus vanderas e sus vatallas ordenadas, ronpiendo aquella çerca por el cabo que estaba mas alongada del Çésar. E mataron allí un capitán de la parte de Julio que llamaban Açerba el Español, que era mucho esforçado; e morió faziendo marabillas de su persona con otros muchos, qu’el Çésar lo avía dexado en guarda de aquella çerca. E como el Çésar oyese el sonido de las armas e los grandes polvos sobir al aire, vino con sus señas e azes paradas; e como allegó, fue así reçebido de Ponpeo e de los suyos que cayeron muchos muertos de amas las partes. Pero todavía, como de antes avían los de Ponpeo seido aperçebidos // [Fol. 145 r., col. a] e acometedores e ya estaban como vençedores de la primera mortandad e derribamiento de çerca, ferieron a los enemigos tan de reçio que, derribando muchos d’ellos muertos, los posieron en fuida. E tan grande fue allí la matança en ellos que Ponpeo, como era mesurado prínçipe, doliéndose de las gentes, por ser romanos, fizo tornar a los suyos, por que non seguieron más el alcançe, ca, si seguido fuera, ya Çésar se tenía por perdido, fuyendo por montañas e por valles.

   E por esta vatalla se dixo que Julio no fuera vençido nin Ponpeo supo vençer. E Julio Çésar, fuendo así, recogió todas sus gentes a Tesalia e puso su real ordenadamente, non dando a entender qu’él vençido fuese e mostrándose más esforçado que nunca. E ordenaba de atender allí a Ponpeo, deseando toda vía la vatalla.

   

   Título de lo que fizo Mano Ponpeo después de vençida esta vatalla de Duraçio e Petrán, que fue en tierras de Greçia

   Ponpeo, después que ovo vençido a Jullio Çésar, su suegro, e lo fizo fuir, puso en su coraçón de ir en pos d’él e trabaxáronse los suyos caballeros de le consejar que lo non feziese así, mas que se fuese a Roma, onde non fallaría enemigo ninguno de los suyos, e que se apoderaría d’ella e de todo el Inperio; mas él non quiso e respondióles así:

   -Nunca me yo tornaré a esta tierra nuestra, como fizo el Çé-sar, [col. b] ni me verá nunca Roma fasta que yo vaya a ella muy en paz e sin toda caballería que enojo la pueda hazer; e no la iré [a] robar ni quebrantar ni forçar, como fizo el Çésar. E puedo yo tener a Italia en el comienço d’esta vatalla, si quisiese, e lidiar delante los tenplos de más çerca e en medio de la plaça de Roma; mas por alongar de la nuestra Roma las vatallas e los daños d’ellas, pasaré yo la postrimera tierra de Siçia, que es en cabo de Setentrión, desí a las tierras ardientes de la plaga de Mediodía. Roma, seyendo vençedor, toldré a ti paz e folgança, que fui de ti por que non te apremiasen e te abaxasen las vatallas. Adiós, Roma, antes quiero yo que cuide el Çésar que eres tú suya que non que vaya yo a lidiar en ti y lasdres tú en esta vatalla por que te aya yo.

   E de allí se partió con sus gentes e se fue derechamente a tierra de Tesalia, donde Julio estaba atendalado, e puso su real en las canpos de Emantia, adonde el Çésar estaba atendalado. E desde allí fueron llamados por anbos a dos todos los poderes del mundo que eran estonçes sobjetos a Roma, los quales avían puesto estos dos prínçipes de la su parte casi por medio.

 

   Título de la grande e mortal vatalla que conteçió al pueblo romano e a sus capitanes, Julio e Ponpeo, en los canpos de Emançia, adonde Ponpeo fue vençido e muertos muchos suyos

   Contado ha la istoria cómo estos dos prínçipes e capitanes del pueblo romano estaban atendalados, tobiendo consigo las caballerías e gentes de armas tomar de todo el mundo, en / [Fol. 145 v., col. a] (e) los canpos de Thesalia, adonde estobieron buen tienpo a vista los unos de los otros, catando sus mexorías, e aun andando muchos tratadores entre ellos, así como entre parientes, porque los padres estaban a una parte e los fijos e hermanos e parientes a la otra. E porque las cosas han de pasar como de Dios es hordenado, non fue en poder de los omes de lo contrastar, aunque asaz vieron las gentes sus errores sin sus caudillos, que los veían cobdiçiosos de señorear sobre la sangre del pueblo, aunque a Ponpeo no le movía así como al Çésar.

   En este comedio començaron las conpañas de Ponpeo a murmurar e fazer roído e fue la mayor parte del su pueblo a las señas de Ponpeo, las quales estaban çerca las tiendas. E así, se començaron a querellar porque los detenía Ponpeo e no quería lidiar. E con este aperçebimiento apresuraban la ora de la muerte, que se les venía açerca e, non sabiendo su mal, rabiavan por ir a la vatalla, o les yazía la muerte. E llamaban a Ponpeo tardinero (461) e medroso e muy sofridor de su suegro porque alongaba la vatalla; dezían que le querían dar por señor del mundo, él, que tantas gentes de tantas tierras quería dar so el su poder, e que avía miedo de le demandar la vatalla. E dize el esponedor d’este libro en este logar que vatalla madre es de paz. Otrosí, los reyes e los pueblos de Oriente que eran allí ajuntados querellábanse del alongamiento de la vatalla porque estaban mucho fuera de sus tierras e muy alongados. Los de Ponpeo avían sabor de aver la vatalla allí, [col b] en Thesalia, e allí avía de ser el su destruimiento.

   E entre todos los otros romanos que allí estaban era Tulio Çicero, que sabía poner razón e mostrarla mejor que todos los otros romanos e avía el poder de mandar e vedar en las conpañas e de fablar de paz e guerra e de poner lo que fuese menester, ca era estonçes cónsul. E este Tulio fue aquel ante cuyas armas e la sentençja d’este juiçio (que) temió el prínçipe Catelina. E entendieron los de la hueste su razón por que la razonase contra Ponpeo e él fízolo. E deseando él las leyes e los fueros de Roma e seyendo caballero, tanto avía oído las razones de los otros; e él, callando luengo tienpo, que era ya cansado e sañudo ya por aquellas batallas, començó a razonar, entre otras razones, e dixo:

   -¡O Mano Ponpeo!, la ventura te ruega a ti solo que, por quantos mereçimientos le tú debes de quantos bienes te ha fecho en este mundo, que tú quieras agora husar d’ella e sobre ello te rogamos todos los ricos omes e caudillos e prínçipes e reyes e todas las otras gentes de las tus alvergadas, fincando los inojos ante ti con el mundo que se te omilla, que sufras tú esta vez que sea vençido tu suegro. E esto es lo que todos te rogamos e te pedemos por merçed.

   E quando estas razones oyó el Mano Ponpeo, sospiró e sintió que arterías eran éstas de los sus dioses e fados que contrariaban a lo qu’él quería. E dixo así:

   -Tulio e los otros reyes e prínçipes e toda la otra caballería: si vos plaze d’esta vatalla a todos e el tienpo lo aduze e lo ha menester que querades a mí por caballero e non por caudillo, non quiero yo tardar de aquí adelante los fados de aquello que ha de ser ni vos detengades por eso; e enbuel-ban // [Fol. 146 r., col. a] a todos estos pueblos en un destruimiento e ovieran oy aí grand parte de los mejores omes del mundo (e) para Roma. Juro yo por ti que tome yo, Mano Ponpeo, por ti día en que se perdiesen todos los poderes del mundo a la tu honra e al trabaxo d’esta vatalla; podiérase fazer sin toda llaga e venir sin mortandad de onbres, metido e preso el caudillo por la paz e guerra que quebrantó e querer él paz e estar en ello. ¡O vos, çiegos por los fechos de las vuestras enemigas, que avedes a fazer las vatallas çibdadanas!, ¿qué locura es esta vuestra? ¿Han miedo los caballeros que non podrán vençer sinon faziendo sangre? ¿E non tollimos las tierras del Çésar e le echamos de toda la mar e, aquexándolos de fanbre, fezímoslos paçer las mieses, en que non avía un fruto, e aun las yerbas, e traximos la su hueste a que quisiese más morir a nuestra espada que non sofrir aquella fanbre e así que se dieron a matar a las nuestras caballerías e la mayor parte de la vatalla la fanbre la acabó en ellos? E así los aquexé yo, ca aquellos por quien esto fizo e fazerlos yo osados e atrebidos, porque tan grandes fechos fizieron por el mío esfuerço, e non temiese ninguno d’ellos para fazer lo mejor mucho más fores que yo; e [a]sí, agora aquéllos, por esto que fezieron, ávidos son para fazer buenos e aguardaban las mis señas sin todo miedo, como esforçados. E metido a los mayores peligros que podían ser del grand miedo, fuerte es e bueno e bien faze quien alongar puede e escusar el mal. E pues que plaze a vos las bienandanças del mundo en que avemos seido fasta el día de oy, meterlas [col. b] agora a ventura de duda e el juizio del mundo, que es en la mano de meterlo a espada en esta vatalla e que le da al caudillo que sin lidiar podría vençer, ca sepades que yo sin vatalla vençería, si los mis caballeros quisiesen, mas non quieren.

   E agora dexó Ponpeo de razonarse contra las conpañas e dize así contra el su fado:

   -Ventura, dado me avías tú a mí a mantener al fecho de Roma e del su Inperio e yo creçílo fasta el día de oy e élo parado muy mayor e en mi mejor estado que yo lo tomé; e agora, tómalo tú e deféndilo en esta vatalla çiega e dudosa e esta vatalla no sea pecado ni culpa de mí, Ponpeo, si la su parte fuere vençida, ni su gloria, si vençiere. E, umano, [a] Ponpeo no le será mayor alegría con el vençer que con el ser vençido. E oy será el nonbre de Ponpeo mal querido de los pueblos e acabada esta mortandad, si él vençiere.

   E con esto, las conpañas començaron de ir a la pelea.

   

   Título de cómo Jullio Çésar, veniendo del Erbagobiosa, vio salir las compañas de Ponpeo a la vatalla [e] razonóse con los suyos, dándoles el cargo d’ella, diziéndoles cómo la delibrasen

   Dize la istoria que aquel día el Çésar dexara su hueste e saliera con su seña a guardar los erberos e conpañas que llebava para aduzir conducho e vio a desora la hueste de Ponpeo deçender de los montes e de los collados a los llanos. E tobo que le venía el tienpo qu’él deseaba mil vezes en sí, que veía el tienpo de la vatalla que tanto deseado avía, pero enflaqueçió un poco su coraçón, (e) pero esforçando su voluntad e ensperança en sí la avía avido bien muchas vezes, recobró su apetito e dixo a sus caballerías estas palabras:

   -Caballería, domadores del mundo, vos sodes la ventura e la bienandança de los mis fechos. Ebad aquí el día de la vatalla deseada. / [Fol. 146 v., col. a] E agora non ha menester tardança ni cobardía e en las vuestras manos pareçerá quán grande es el Çésar e quánto lo tenés en coraçón, ca este es el día que me fue prometido a las aguas de Rubicol, por cuya esperança yo cometí este fecho de la vatalla, e este es el día que me dará riquezas e señoríos, las quales yo deseo para vosotros. E agora, sed fuertes e lidiad para ser libres e señores, que en el inizio de la vatalla somos e, si vençiéredes, seredes poderosos e señores de todas las gentes, e yo conbusco en común. E la mi ventura acomiendo yo a los fados e a las manos de vosotros.

   E otras muchas razones dixo Julio Çésar a los suyos, por que sin temor luego se mobieron a la vatalla, la qual duramente se començó. E Ponpeo, de la otra parte, subió en su caballo e començó andar por todas las conpañas deziéndoles:

   -Muy buenos parientes e amigos, aquí viene el cabo de la vatalla çibdadana que bos buscastes; e poned a todas vuestras fuerças, ca vosotros, e yo conbusco, peleamos por la franqueza e libertad del Inperio Romano e Julio Çésar e los suyos por lo apropiar e ganar para sí.

   E con estas e con otras muchas razones entró con los suyos en la vatalla, la qual fue escalentada, e [fueron] vanderas desplegadas por anbas las partes, en la qual en todo el día estobo toda la fazienda en peso, cayendo muchos muertos de la una parte e de la otra fasta ora de vísperas, que Julio Çésar ferió con su gente que escogida tenía para sí en los enemigos de reçio; e non ferió en la trasera ni en la delantera, porque vio que en ellas estaban los buenos e esforçados caballeros de Ponpeo, mas ferió en la parte de medio e donde sopo que estaban las gentes [col. b] comunes e non husadas de guerra. E faziendo grand matança en ellos, les fizo dexar el canpo, (e) tornando e feriendo en las espaldas de los que peleaban, adonde morieron los más e los mexores de la partida de Ponpeo, por manera que Ponpeo e los suyos fueron desbaratados.

   E Ponpeo, veyendo que no avía otro remedio, mandó a los que escaparon que tirasen en pos d’él e fuese derechamente a Egito, al rey Tholomeo, que ende reinaba por su mano. E tomó en la isla de Lerbo [a] Cornelia, su muger; e llegando en las riberas de Fado, el rey Tolomeo, sabida su venimiento e vençimiento, con acuerdo de los del reino enbió sus mensajeros en una barca a la nabe donde venía Ponpeo, deziendo que les plazía mucho con él e que le farían todo serbiçio e que entrase en aquella su varca e que lo llevarían ant’el Rey; e que la otra gente suya que entrase en las naos. E él, creyendo las palabras e del bien fecho que d’él avía reçebido, subió en su barca, a pesar de su muger e de todos los suyos. E así como lo tobieron dentro, sobre el vorne de la varca le cortaron luego la cabeça e echaron luego el cuerpo a la mar. E llebaron la cabeça al rey Tolomeo e condesaron en espeçias adobadas para la presentar a Çésar, si allá veniese. E la causa de su muerte fue ésta: que entendieron que pues Ponpeo iba vençido e era en su poder, que, si non lo prendiesen o non lo matasen, que Julio Çésar los destruiría e, si lo matasen, que les faría mucha merçed; e por ende fizieron tan grand traiçión. E así aconteçió a la muerte de Ponpeo.

   

   Título de lo que fizo Julio Çésar después que ovo vençida la vatalla e de cómo llegó adonde fue poblada Troya, donde era natural, e de las // [Fol. 147 r., col. a] cosas que allí fizo e miró e fizo sus sacrefiçios

   Julio Çésar, otro día después de vençida la vatalla, andudo por todo el canpo e fizo soterrar todos los de la su parte e, así mesmo, a los adbersarios qu’él avía visto morir como onbre[s], lo qual non fizo a ninguno de los otros que bolvieron cara, antes vedó que no los enterrasen por que los comiesen aves e vestias e perros, diziendo que ninguno que a su señor desanparaba en el canpo que non debía aver sepoltura.

   E después d’esto, tiró su camino derecho en busca de Ponpeo, entendiendo que le era neçesario de lo acabar o que non avía fecho nada, por que otra vez no se retornase a la vatalla. E siguiólo por mar e por tierra por donde quiera que fuese e, tirando su camino, arribó adonde fue la çibdad de Troya. E andubo por allí tanto, catando aquellos logares por la grand fama que d’ello avía oído e, marabillándose de aquellos hedefiçios, subió a la montaña Rezión, noble por Archiles e Ajas Talamón, que allí fueron soterrados. E andudo arrededor de la çibdad de Troya, que fue quemada, cuyo nonbre fue e era grande, e buscó las señales de los grandes muros d’ella de que fue fundada; e fue [a] ver el logar donde dezían que fueran las casas de Asaraco, abuelo de Eneas, de cuya generaçión él deçendía, e estaban ya fechas serbas e madera e troncos podridos de robres; e otrosí los tenplos de los dioses (e) tales estaban por la luenga e antigua hedad e, otrosí, los muros cubiertos de çargas e çarças e d’espinas e derribados, por manera que a duro podían ser devisad[a]s (462) las señales d’ellos e del rey Príamo quando conbatió Ércules a Troya e mató [col. b] a Laumedón e priso la çibdad. E andubo catando la selva allí, en llogar donde Ançises, padre de Eneas, fizo sus vodas; e en pos d’esto pasó el rey Luxate. E non sabía el nonbre por donde andaba e andaba seguro poniendo los pies alta yerba, non sopiendo cómo andaba coçeando los huesos de sus anteçesores. E era allí el luzillo e sepoltura de don Étor, mas las piedras eran desbaratadas por la luenga hedad. E pasando el Çésar por allí llegó un montanero e, veyéndolo, díxole:

   -Çésar, non pases por aquí e non cates los altares e el santuario de Étor.

   E aquí dize Lucano del suyo: ¡O tan grande balor de los autores como tú eres de la muerte! Todas las cosas que fablas (e) las guardas en memoria que non se olviden ni mueran e das a los pueblos mortales hedad que les dura sienpre».

   E el Çésar andubo mirando todos aquellos logares e fizo allí altares e sacrefiçios e dixo así:

   -Dioses, qualesquier que sodes d’erriba mí: só de Troya, resçebid este mi sacrefiçio que yo fago por mis anteçesores.

   Ca este Julio Çésar venía de la generaçión de Eneas e de Julio, su fijo, que era nieto del rey Príamo.

 

   Título de cómo Julio Çésar arribó a la çibdad de Alixandría en pos de Ponpeo e mató al rey Tolomeo

   Julio Çésar, después de mirada la çibdad de Troya e su asentamiento, segund dicho es, enbarcó en su flota, que llebava muy grande e buena, e arribó a la çibdad de Alixandre, que era cabeça de Egito, entendiendo que era allí Ponpeo. E llegando a la ribera, los de Egito alboroçáronse e fueron todos en la ribera e Julio Çésar, veyendo tantas gentes, reçelándose d’ellos, recogió toda su flota; e los de Egito, sopiendo cómo era Julio Çésar e veyendo que se reçelaba de salir en tierra, pesólos e temiéronlo e, por aver su graçia, enbiaron aquel malvado Achiles a le presentar la cabeça de Ponpeo por / [Fol. 147 v., col. a] que se engraçiara con él. E llegado en una barca, en su mano púsogela delante e Julio Çésar, quando lo vio, pesóle de coraçón, ca él no lo quisiera ver sino preso o subgeto; e pensó estonçes en el estado d’este mundo e en el de los omes, cómo viben en él, e lloró tanto que le caían las lágrimas por los pechos. E quando lo vio el Rey de Egito, fue arrepentido de lo que fiziera e començóle a dezir cómo lo fiziera por le fazer serbiçio. E Julio Çésar, no le recudiando bien a ello, como avía oído en fazañas que bienaventurado era aquel a quien los agenos peligros fazían aperçebido e savio e se castigaba e guardaba por ellos, (e) guardóse en quanto pudo por lo que acaeçiera a Ponpeo. E el rey Tolomeo e los de Egito se trabaxaron por artes e por falagos para lo aver en su poder, pero él se guardó tan bien que no lo podieron conplir; e quando por aquí no pudo, alboroçó todo el pueblo contra él, por manera que ovieron a pelear muchas noches e días por la mar e por la tierra, por donde Julio Çésar fue vençedor e el rey Tolomeo e los mejores de su reino fueron muertos, d’ellos por espada e d’ellos afogados en la mar, e asosegado aquel reino so el Inperio Romano. E dexó por Reina d’él a Creopata, hermana del dicho rey Tolomeo.

   E de allí partió para tierra de Siria e sojuzgóla toda. E vino a la isla de Ponto e lidió allí con el rey Françés, fijo del rey Mitradantes, e vençiólo e dexólo por suyo. E de allí tornó a Roma, adonde fue muy bien resçebido, e de los más por temor, que no por amor. E fue llamado enperador Çésar Agusto e d’él ovieron todos los enperadores todo este nonbre.

   E de allí partió para España, que la señoreaba[n] Sesto Ponpeo e Gueyo Ponpeo, sus nietos, [col. b] fijos de Ponpeo. E entrando por España, ovo vatalla con Afraneo e Petreo, dos grandes capitanes de Ponpeo, e peleó con ellos açerca de Mérida; e vençiólos e tomólos presos. E después peleó çerca de Lérida con los fijos de Ponpeo, sus nietos, e vençiólos e mat[ó]los (463) e pasólos por espada. E en esta pelea fue Julio Çésar muy aquexado porque bio a los suyos enflaqueçer e fuir e pensó, si tal cosa fuese, de se matar por sí mesmo; e fizo tornar a los suyos e vençió, como dicho es.

   E asosegada toda España, pasó a Roma e, ordenando en ella sus fechos, pasó en Alixandría e vençió al rey Juba e Jugarca, que la señoreaban. E vençiólos e matólos en vatalla e tantos de los suyos que fueron çincuenta; e prendió en aquella vatalla L elefantes. E los que eran foídos en África por reçelo d’él, veyendo que tan bien le iba, matáronse ellos mesmos por no caer en sus manos con yerbas, de los quales fue uno Catón, el grand sabio, que se mató en la su çibdad de Urica, e este rey Juba e su padre se mataron con sus espadas. E aquel Çipión, que era del linage de los otros Çipiones, metióse en una nao para fuir por do podiese e levantóse viento contrario e tornóse adonde avía salido; e quando él vio aquello, dixo así:

   -Esto no lo faze Julio Çésar, sino la su buena ventura e la mi mala andança, mas no será esta vez que por ninguna fuerça torne yo a su poder ni a la su mesura.

   E degollóse él por sus manos.

   E de aquella vez se mató el prínçipe Torquemar con su espada; e prendió allí otros muchos prínçipes e caudillos de la parte de Ponpeo e mandólos matar e de allí tornó en Roma. E los romanos, temiéndose que los quería mucho señorear, posieron quatro moços sobre la çerca de la çibda[d] // [Fol. 148 r., col. a] maestrados que, entrando, le dixiesen estas palabras en latín:

   -Reconoçe a ti mismo cómo eres honbre.

   E dixiérongelo quatro vezes. E de allí adelante tomaron por costunbre los romanos de dizir a todos los prínçipes que de vatallas veniesen aquellas mesmas palabras, por que non se enlocaneçiese[n]. E de allí adelante quedó Julio Çésar por Enperador de Roma e de todo el mundo. Y las vatallas e fechos que a él e a los otros romanos acaeçieron en los otros grandes fechos de Roma para todo se recontar abría menester grande escritura, que (a) las Décadas de Titu Livio e de todos los otros estoriadores non las podieron escrebir conplidamente, e mucho menos podrían aquí ser conponidas, quánto más que dizen e afirman todos los estoriadores por sus escrituras que todos los fechos del mundo fueron escrebidas más cosas de las que pasaron, salvo la Bribia e las de Roma, que no podieron ser escritas tantas como pasaron, por quanto la voluntad de Dios era que allí fuese fecha cabeça de su Iglesia, por que quando Él oviese de venir en el mundo que estobiese todo so un señorío. E así se conplió; e por esto llaman todos en griego a este tienpo «monarcha», que quiere dezir en nuestro lenguaje un señorío.

   

   Título de cómo Julio Çésar arribó a la çibdad de Alixandría en busca de Ponpeo por no lo dexar reposar [e], entendiéndolo allí fallar, lo falló muerto, que lo mató el rey Tolomeo, e cuidó matar a él e cómo Julio mató a Tolomeo (464)

   Después que Julio Çésar ovo muerto a todos sus enemigos e sojuzgado todas las tierras, segund dicho es, e fechas todas las cosas, segund que avedes oído de [col. b] suso, alçáronlo los romanos por Enperador de Roma e metieron en su mano e poderío todo su señorío. Esto fue a V mil CXLII años qu’el mundo e Adán fueron fechos e se començó la primera hedad, a II mil CMX años que fue el Dilubio e Noé e su casa escaparon en el arca en los montes de Armenia e se començara la segunda edad; e a I mil CMLXXVIII años que Abrahán naçiera e el rey Mino e la reina Sengranis reinaran en Egito e se començara la terçera hedad; e a mil DCCCIII años del prometimiento que Dios Abrahán [fizo] (465), e a mil DCCCVIII años que se començó el reino de Atenas en el tienpo que Açiro reinó aí primero; e a mil CDLXVIII años que Moisén sacara al pueblo de Israel de cativerio de tierra de Egito; e a mil CXXXIV años que fue Troya destroída; e a mil LXVIII años que se començara el reino de Judea; e a mil XXVIII años que Dabid fue alçado Rey d’ella e se començó la quarta hedad; e a MCLXIV años que Salamón començó a fazer el tenplo de Jerusalem; a DCCXXVIII años que fue fallado el cuento de las Olinpias del reino de Athenas; e a DCCIV años que Roma fue poblada e reinó Rómulo, su primero rey, en ella; a DXLII qu’el rey Dabucodeonosor levó en catiberio al pueblo de Israel a Vabilonia e a Esedechías, que reinaba en Judea, e se començó la quinta hedad; e a CCCLX años que Alixandre començó a reinar en Greçia, que andaba el Inperio de Roma e un año qu’era aquel primero. E Julio Çésar, desque Julio Çésar fue alçado por enperador, en todas las más tierras del mundo, sin otro conpañero, reinó en él çinco años / [Fol. 148 v., col. a] menos tres meses, segund que falla el cuento de los doze çésares.

   Era Julio Çésar alto de cuerpo e blanco de color en todos los mienbros e la boca un poco larga e muy sano, sin dolençias, e falleçióle a so ora el coraçón. E espantábase entre sueños muchas vezes. E era calbo de fea guisa e por esto traía con las manos muchas vezes los cabellos detrás adelante. E era omne que vebía poco vino e comía de qualquier cosa que le diesen sus amigos quando le conbidasen por los onrar. Era ome bien razonado en su fablar a grand marabilla, así que a todos los de su tienpo e antes d’él vençió a todos. E fizo muchos buenos libros de sus fechos, que fueron loados por verdaderos e plaçenteros e bien conpuestos.

   Muy sabio fue Julio Çésar en el fecho de las armas e del cabalgar e sofridor de trabaxos más que ome non podía creer e sienpre andaba en camino delantero en su caballo e la cabeça descobierta tan bien con mal tienpo como con bueno e pasaba los luengos caminos tan apresurado que era dudoso de lo creer; e él pasaba primero los grandes ríos nadando e, quando las vatallas estaban en peso, él se ponía a pie con todos los suyos por los botar adelante, por que los suyos viesen qu’él non avía de fuir. E era grand cabalgador e criaba sus caballos e no los dexaba cabalgar a otro desde potrillos ni lo consentía el mesmo caballo. Era omne de gran justiçia, pero con piedad e, quando vençía algunas vatallas, dexaba folgar los cavalleros. E nunca les [col. b] llamaba vasallos, sino parientes e amigos e conpañeros de las sus vatallas; e traíalos bien guisados e de ricas armas cobiertas de oro e de plata. E fue muchas vezes ferido de muchos golpes en vatallas e en conbate. E era mucho querido de los suyos e mucho serbido e mucho piadoso de los enfermos e feridos. E non quería oír omes lisongeros; e non quiso acusar a su muger porque le fazía maldad, antes lo desimuló, pero desechóla de consigo. E nunca fue ome que más vatallas vençiese e enemigos matase.

   E nunca dexaba d’estudiar e leer de noche, por trabaxos que del día oviese e deprendió mucho de filosofía. E leía e escrebía más que tres escribanos e notaba a otros tantos quanto escrebir podían, (e) escrebiendo él mesmo tanto como todos tres. E fue omne de tantas virtudes que es [in]posible (466) de creerse por los omes.

   En el año que morió pareçieron muchas señales por el mundo e en sus palaçios, que serían largos de escrebir, por qu’él se podiera guardar de aquella traición, si no lo que es de Dios hordenado non se podía escusar.

   

   Título de la era e tienpo en que Julio Çésar fue alçado por Enperador de Roma e de sus nobles virtudes e fechos e del su enreinamiento después de ser enperador e de la mala e cruel muerte que los suyos le dieron

   En el año mesmo en que conteçieron aquellas señales por todas las tierras, avino así que un día yendo mucho de mañana este Julio Çésar al Capitolio, donde se fazían los consejos, oviendo de librar con el Senado de Roma, allegósele una muger vieja en la carrera e púsole en la mano una carta mucho encobiertamente çerrada e díxole que la leyese luego. E él, como iba depriesa, no la quiso leer, teniendo que (e) // [fol. 149 r., col. a] era alguna querella e que después la leería, e fuese para el Capitolio e entró sin arma ninguna, segund solía fazer las otras vezes. Dos omes poderosos que en Roma eran, que avían nonbre el uno Bruto e el otro Casio, ovieron su fabla con otros CC e LX caballeros romanos que matasen a este enperador Julio Çésar a traiçión; e eran aí todos venidos con sendos estoques escondidos so los mantos e, tanto que se posó Julio Çésar en su silla real, fuéronle a ferir todos. Él, que bio que no tenía arma ninguna con que se anparase ni se podía anparar de la muerte por ninguna manera, non metió en ál mientes, sino en cómo cayese apuestamente con la muerte en tierra e que non pareçiese feo después de muerto; por ende, tomó con la mano diestra la manga de la vestedura que bestía e cobrióse con ella la cara e con la mano siniestra tomó las faldas de sus vestiduras e abaxólas ayuso e cobrióse muy bien con ellas. E nunca se quexó, sino que ximió un poco a la primera ferida que 1e dieron, maguera que le dieron XXIV golpes estando bibo. E así lo mataron los traidores antes que conpliese los çinco años del su inperio, quando avía LVI años que naçiera.

   Quando lo sopo el pueblo de Roma ovieron muy grande pesar e quisieran quemar el Capitolio con todos aquellos fazedores de aquella traiçión, mas ovo ende algunos que lo destorbaron; pero, con todo, no escapó ninguno de todos aquellos que fueron en aquel consejo que non moriese ante de tres años, e aun algunos d’ellos con aquellas armas mesmas que a él mataron. Fue todo el pue-blo [col. b] con grand duelo al cuerpo de Julio Çésar e falláronlo muerto, adonde yazía mucho apuestamente para muerto ser. E tenía en la mano la carta que le diera la buena muger e leyéronla. E dezía en ella:

 

   «Guárdate, Julio Çésar, e non vayas al Capitolio, ca fablada es la traiçión contra ti e matarte han, si allá vas».

   E levaron todos el cuerpo mucho onradamente e quemáronlo en la plaza con la madera de las sillas de los onrados omnes, segund la costunbre de los gentiles romanos, e metieron los polvos d’él en una caxa de oro. E fizieron un pilar muy alto a marabilla e de muy fuerte piedra e posieron aquella maçana de oro en somo d’él con los dichos polvos; e posieron nonbre aquel pilar Julia, por onra de Julio Çésar, e agora es [l]lamado el Ángul de Roma.

   E aquí dexa de contar d’este Julio Çésar e de sus fechos, sinon (467) de su naçimiento e por qué ovo nonbre Julio Çésar, que fue en esta manera: qu’él venía del linage de Eneas, fijo de Julio, su fijo, e nieto del rey Príamo de Troya, fijo de su fija legítima, e estando su madre d’este Julio Çésar de parto (e) morió, no lo podiendo parir; e veyendo las parteras que después d’ella muerta le bollía la criatura en el vientre, fendiéronla por la ijada e sacaron por allí la criatura viva. E salió con una çerda de cabellos luenga en medio de la cabeça e posiéronle nonbre Julio e, por la çerda con que naçió, posiéronle Çésar; e así se llamó Julio Çésar. E él puso de su nonbre al mes que se llamaba quinto julio, por remenbrar su nonbre de Julio, como se llama agora, porqu’él naçió en tal mes.

  

   Título del avenimiento de la noble dueña Paulina e de[l] no-ble / [Fol. 149 v., col. a] mançebo Felipe e del religioso Simeón

   Dize Josefus en la su istoria que en la çibdad de Roma, en el tienpo que la señoreaba este Julio Çesar, que avía un mançebo, su criado e mucho su pribado, llamado Felipo, ome de linage e de alta sangre, rico e poderoso, fermoso e graçioso, esforçado e atrebido, valiente, denodado, ligero, rezio de mienbros, non temeroso, fazedor de armas, ensayador de graçiosas inbençiones, venturoso en las vatallas e fechos qu’el Enperador le encomendaba, presto, sin pereza, muy leal a su señor, cortés e mesurado en comer e veber, mesurado, franco, liberal, bien razonado, justo, de pecado apartado, paçiente donde debía, en su logar conbeniente airado, a toda persona cara alegre e dulçe palabra, piadoso e airado adonde avía, buen conpañero, amado de los suyos, entendido en el palaçio, sabio e discreto en grandes fechos, muy sosegado, noble, de buen consejo, grande tobo çedia de tienpos, usando con ellos segund lo que cada uno requería, gostante, verdadero, enemigo de toda falsedad, grande mirador en conoçer omes, en fiar de cada uno lo que devía, amador de las çiençias, onrador a los sabidores d’ellas, deleitándose de las oír, amigo de las virtudes, enemigo de las maldades, pagándose de fazer grandes fiestas de dançares e de cantares, con mucha graçia traerse linpio e con mucha gentileza, galán con mucha nobleza en su aire, se mostraba ser grand señor, dino de ser amado de aquel grand señor.

   

   Título de cómo este Felipo se enamoró de una noble e fermosa dueña casada que se llamaba Paulina

   Este Felipo se enamoró de una dueña muy fermosa e asaz graçiosa que Paulina se llamaba, la qual non solamente [col. b] en sus ojos pasaba de fermosura a tod[a]s (468) quantas él vio, mas, fallando la verdad, ella era la más pintada dueña que en aquella çibdad de Roma e de su señorío se fallaba ni en su tienpo, la qual no se podía tachar su grandeça de toda cantidad; por çierto, aunque en el mundo no oviese vestidos, a ella poca mengua farían porque sus mienbros [eran] tan bien conpuestos e confaçionados que entre las mugeres espejo pareçerían, las quales, si Galieno oviera visto, en sus libros la oviera figurado por dexar dotrina a sus diçípulos en la física, por que [por] las cosas se conosçe la buena conposiçión.

   -Paulina, de tu igual conplisión, segund la natura de tu ser e el tu buen regimiento, si todos los omes tales fueran, los físicos nunca ovieran mantenimiento; los tus mienbros confaçionados, tus linpias carnes e uesos, más blancos que de marfil, el tu conpuesto talle e bien sacado cuerpo no vastaría ningund debuxador a lo figurar, tu cuello con cabeça e largos e dorados cabellos, con la gentileza de tu cara en tanto grado que las estrellas del çielo te debrían matar, como aquella que amengua su fermosura; las fechuras de tus mienbros, las que perteneçen a tu fermosura, son gruesos e delgados e luengos e pequeños e abiertos e çerrados; tus lindas colores repartidas por sus logares, por tal manera que, si el sol sopiese que sienpre avías de durar, de tu miedo se escondería; la tu buena graçia e desenboltura e tu buena criança, ca tu alegre voz e tu grand discreçión e biba razón e tus grandes virtudes e polidas e vibas palabras non siento ángel que no se encarnase por te ver e mirar e contigo fallar.

  

   Título de las razones que Felipo dixo a Paulina, atormentado demasiadamente de sus amores, non fallando otro remedio // [Fol. 150 r., col. a]

   -Paulina, si los altos dioses por matar a mí a ti quisieron dar tanta nobleza e beldat, mejor fizieran quitar el poder a mi padre de me engendrar e a mi madre de me conçebir e, si todavía querían mi muerte, asaz fortunas e grandes males en este mundo ordenaron, qu’el menor d’ellos era(n) (469) asaz bastante para me matar. E, Júpiter, quando yo peleé con el grand Ponpeo, ¿para qué me diste esfuerço e valentía para vençer e matar fuertes caballeros e cortar sus armas de azero con mi espada e después matarme una muger? E, Saturno, pues la muerte es tan triste e sea cosa avorreçedera, ¿para qué acordaste de me le dar por manos de la más graçiosa e fermosa del mundo? Si verdad dizen los filósofos gentiles qu’el fuego e el amor conbierten las cosas a sus espeçias, tú, mi amada, allega (470) tu real coraçón a mi amor e ama a quien te ama, Felipe, noble caballero de poner sus ojos en fermosura de Paulina, mirando e conpasando sus fermosos mienbros.

  

   Título de la respuesta que Paulina dio a Felipo con onestas palabras

   -Si los dioses quisieran a ti aprobechar de mi fermosura, onrado Felipo, non creçiera mi onestidad sobre ella e, si a ti con ella quisieran matar, no dieran logar a que oyeses, que aquélla aver es enposible, [e] (471) razón para entender que ninguno non debe seguir en morir lo que ser no puede. E mayor muerte no puede omne aver que fazer lo que non debe. ¿E qué mayor maldad que perder mi onestad e verdadera castidad? ¿Quién non dexará morir a otro por non matar a sí mesmo? E, Felipo, ¿cómo dizes que me amas? ¿Quién ama cosa para le fazer mal? ¿E quál mayor mal que de onesta e buena fazer desonesta e mala? El amor e la virtud dizen los sabios gen-tiles [col. b] que tornan las cosas a ti. E si tal fuese el tuyo, naturalmente me convertería yo a él. ¿E cómo quieres, Felipo, que yo ame a quien verdaderamente me avorreçe? Pues yo no só más que mi vondad e aquélla as tú por enemiga, Felipo, queréllome a los dioses de ti, porque deseas de fazer mal a quien nunca pensó de te lo fazer e quieres ser enemigo de quien sienpre te ovo por buen señor e amigo.

   E acabada[s] Paulina sus onestas razones, no dio logar a que Felipo la replicase e dexólo con grande sosiego; e llegóse a las otras señoras que allí çerca estaban, en tal son que ninguna persona entendió sobre qué lo avían, ni después dio logar a XX mil francos de oro que con mensaxeros sufiçientes le enbiase e otras donas ni a su palabra oír quisiese, maguera demasiadamente requerida fuese.

   

   Título de la santidad e religión del saçerdote Simón e de lo que le conteçió a Felipo e a P[a]ulina con él e así a él mesmo

   Simeón era saçerdote en Roma, religioso de su pobre vida, trabaxando en comer e dormir y en toda cosa a las gentes ser santo, tomando los pedaços de sus vestiduras por reliquias e la tierra que en las calles pisaba, seyendo incrédulo, que las noblezas a Roma fechas por su santidad les eran venidas e en tanto grado que en tocar sus vestidos entendían ser salvos, segund la grand [fe] (472) que él en los dioses tenía.

   Felipo, atormentado de amor e desafuziado de toda esperança, todo su fecho le recontó con lágrimas e con XX mil ducados de oro que le presentó, rogándole de secreto que, por aquéll[o]s (473) dando a los dioses, le fiziese dormir una noche con Paulina. E después de muchas razones, [fue] por él acetado, diziendo que con ellos los dioses farían nobles fechos. E oviendo fabla con Paulina, que era su confesor, le dixo:

   -Paulina, escogida eres del dios / [Fol. 150 v., col. a] Danalios. Te manda que vengas esta noche al su tenplo labada e perfumada e, con noble aparato de cama, candelas amatadas, te acuestes en ella, çerradas todas puertas, porque él en forma de omne quiere contigo fablar.

   Paulina le respondió:

   -Yo tengo honrado marido e sin su liçençia no lo faría, pues los dioses me lo dieron por mayor.

   E tomada liçençia d’él, agradablemente se acuesta en la dicha cama e Felipo, yoguiendo detrás del altar, por el saçerdote metido, sale desnudo [e] con ella se acuesta, deziéndole(s) que a ella avía escogido entre las del mundo para engendrar dioses, como de Simeón estaba informado. E conplido su deseo quanto pudo, pero no quanto quiso, (e) se va antes del día.

   Venido Simeón, la lieba a su casa, adonde ella incrédula e gloriosa manefiesta su santidad e todos, tobiéndola por de buena ventura, por cosa santa la adoraban, e su marido sobre todos, non la tocando de cópul[a] (474) carnal ni ella consentir quería.

   Otras muchas cosas pasaron en fablas de aquel erege Simeón e de Paulina e de Felipo sobre esta materia, que serían prolixas para brebe escritura.

  

   Título de cómo fue descobierta toda esta maldad al enperador Julio e al Senado de Roma e fue quemado aquel religioso e sus conpañeros e Paulina se mató por sí e Felipo fuyó e, desterrado, feneçió sus noblezas

   Acabadas estas cosas, Felipo más atormentado que primero por conoçer veldad de Paulina e deseando aquélla, en una festibidad estando, la apartó e [fue] requerida de amores afetuosamente, la qual, tobiéndose por santífica, logar ninguno a oír le dio. Felipo, con congoxa, le dize:

   -Noble Paulina, los XX mil ducados mexores fueran a ti que al religioso Simón e, pues llamándome Fe-lipo [col. b] non pude recaudar, quiérome llamar dios de Anabis.

   E oídas estas cosas, Paulina, discreta e entendida, la materia no lo demostrando a nadie, acabada su festibidad se va a su casa e, llamados su padre e hermanos e marido, todo el proçeso les contó. E acabado, con una nabaxa, que escondida sacó, por sus guargueros corrió e, corta[n]do parte d’ellos, por su ermano le fue quitada. E [fue] fecho saber al Çésar e Senado, con mucho dolor d’él e del pueblo. E Simeón fue atormentado e, confesado por él, fue crudamente quemado bivo con todos sus conpañeros e todos los de aquella orden desterrados e vituperiados e denostados en mucho grado. Felipo, que fue avisado, fuyó de noche a tierras estrañas, a do fue mucho buscado pero no fallado, desatado todo lo suyo por el temor de la justiçia. Paulina, atormentada de muchos dolores, en cama se metió e, non quisiendo conorte de marido ni de padre ni de otros, a cabo de XL días morió, la qual el Çésar, por su onestidad, con las reinas en el tenplo mayor fizo sepultar en su sepulcro su onestidad.

  

   Título del inperio de Otabiano Çésar Augusto, sobrino de Julio Çésar, fijo de su hermana, e de los otros enperadores que suçedieron en el dicho Inperio de Roma después del dicho Julio Çésar

   Después que Julio Çésar fue muerto, porqu’él no dexó fijo que eredase el dicho Inperio de Roma, tomaron los romanos por Enperador e Señor de Roma a Otabiano, su sobrino, fijo de su hermana. Començó a reinar andados DCC e X años de quando Roma fue poblada. Reinó en ella XLVI años e medio. Seyendo mançebo e mucho esforçado, feziera ya en vida del dicho Julio Çésar muchos (475) // [Fol. 151 r., col. a] [e nobles] fechos en armas por su mandado en algunas conquistas. E luego que començó a reinar, llamáronle los romanos, por deseo de su tío, Çésar; por esto fue dicho en muchos logares: «Eredó Otabiano el nonbre e el señorío de Julio Çésar, su tío». En el tienpo qu’él començó a reinar pareçieron muchas señales por el mundo, así como en la muerte del dicho su tío, que serían largas de escrebir, porque las cuenta Paulio Orosio en la su istoria e sería aquí alargar escritura.

   En el su primero año que reinó alçáronse Luçio Antonio e Marco Otabiano con las tierras que de Julio tenían e fue Otabiano Çésar sobre ellos e vençiólos en vatalla a cada uno sobre sí e púsolos so el señorío de Roma; e casó a Marco Antonio con su hermana Otabiana. Después trabaxóse mucho por matar aquellos sus enemigos que mataron a Julio, su tío, e ovo vatalla en los Canpos Felipos con Bruto e Casio, que mataron su tío; e vençiólos e matólos e, con ellos, (e) después a todos los que en ello fueron en aquella traiçión. E después ovo vatalla en Seçilia con Sesto Ponpeo, fijo de Ponpeo, e vençiólo e matólo con otros muchos. E sosegó aquellas tierras so el señorío de Roma, aunque se dize que Bruto e Cayo, veyéndose vençidos, que se fizieron matar a los suyos por no llegar a las manos de Otabiano Çésar.

  

   Título de cómo el enperador Otabiano Çésar levantó la cuenta, que quiere dezir quento, que es XXXIX años después del Naçimiento

   Después d’esto, se le alçó Marco Antonio, su cuñado, e peleó con él e vençiólo. E salióse Antonio de la muerte de Julio, que le acusaban, e llególo a sí. E fizo contar a los quatro años todas las tierras e çibdades del mundo e todas las gentes por que le pechasen todos en persona por nonbre e moradas; e esta se lla-mó [col. b] e llama la era de Çésar, que dize en latín era por cuento, que fue XXXVIII años antes qu’el naçimiento del Nuestro Señor Dios. E pagó cada persona un dinero de oro o de plata.

   E después d’esto lidió este Otabiano Çésar sobre mar con Mene, el grand caudillo de las gentes del gran Ponpeo; e vençiólo Otabiano Çésar e desató su vando. E vino a desora mucha tormenta e perdió mucho de la su flota en aquella vez. E después d’esto, alçáronse contra él los de Siria e de Turquía e los de Erapa e guisóse con sus gentes. E fue a los VI años de su reinado. E vençiólos en vatalla e mató al Rey de Turquía e muchos d’ellos por la muerte de Craso, que ellos ovieron muerto.

 

   Título de la grande vatalla que ovo Otabiano Çésar con Lépido, que era de la parte de Ponpeo; e lo vençió e desterró muchos

   En los años setenos e ochabos e nobenos e dézimos continos unos tras otros, pasó este Otabiano en Seçilia e en Tanormo e en Oriente contra Lépido, un poderoso prínçipe del vando de Ponpeo, con XL e VIII lixiones de caballeros; e tenía el otro en África XX ligiones, (e) más los pueblos que con él tenían, que era mucha gente sin cuenta, e se fizieron mayores poderes que los qu’el Çésar tenía. E ovieron fuertes vatallas e, en cabo, vençiólos el Çésar e mató e prendió muchos caballeros; e desarmó XXX omes que jamás no fuesen caballeros ni oviesen el previllejio de la honra de la caballería porque se armaron contra él tan denodadamente. E falló otros XXX mil omes que fueron sierbos e mandólos dar a los señores cuyos fueran.

   E fechas estas cosas, tornóse Otabiano Çésar a Roma mucho alegre, adonde fue mucho bien reçebido por el común todo con mucha alegría. E otorgóle el común de aquella venida e el Senado el se-ñorío / [Fol. 151 v., col. a] del trebunado e los derechos d’él, con prebilliejio que lo oviese para sienpre, lo que nunca a otro fizieran.

    

   Título de la grande vatalla en que vençió Otabiano Çésar Antonio e a la reina Creopatra e se mataron anbos por non ser en poder de Otabiano

   En los XI e XII [años] fue Otabiano contra Ilerico e Panonia e una partida de Italia porque se alçaron contra Roma e vençiólos en vatallas e sojuzgólos a Roma. E estando allá, en el año XIIIº de su reinamiento sopo cómo Marco Antonio dexara a Otabiana, su hermana, e se casara con Cleopatra, Reina de Egito, que era mucho fermosa, e fue contra él. E juntáronse en vatalla e fue en ella esta Reina. E tantos poderes se juntaron, que fue maravilla de anbas las partes. E duró la vatalla con desigual matança desde la mañana fasta la tarde, que fuyeron Antonio e Cleopatra, su muger, en nabíos por la mar. E quedó Otabiano por vençedor d’esta vatalla, que se fabla que en el mundo no se fizo otra mayor ni más ferida e profidiada. E desde allí lo llamaron primeramente enperador.

   E dende, al XIVº año juntaron él e Antonio sus poderes, (e) proseguiendo su guerra con poderosas gentes; e fue vençido Antonio e fuyó desanparado de los suyos. E matóse él con ponçoña por no llegar a poder de Otabiano. E mandóse levar muerto a la reina Cleopatra, qu’él amaba mucho; e como ella lo vio muerto e vio que Otabiano venía en pos d’él e d’ella e como era de grand coraçón, sentóse a su tabla e púsose dos culebras enponçoñadas a las tetas e matóse con la ponçoña d’ellas por no ser en poder de Otabiano Çésar. E pesó mucho d’ello a Otabiano porqu’él quisiera verla viba por la fama de la su grand fermosura. E ganó a Alixandría e a toda Egito [col. b] e fízola sobgeta a Roma.

   En el su reinamiento de XV e XVI fue Otabiano sobre Asia, que era la terçia parte del mundo, que se le avía alçado, e otrosí sobre Siria; e vençiólos e sojuzgólos por vatallas e tornólos al señorío de Roma. E vínose a Roma, que fue bien reçebido. E çerró de aquella venida las puertas de Janón, que nunca fueron çerradas porque por allí salían las gentes a las conquistas de las tierras que les estaban alçadas, porque de aquélla las fueron asosegadas todas las tierras del mundo so el señorío de Roma, lo que non fueron fasta allí. En los griegos llamaron «monarcha», que dize en griego un señorío, e llamáronle los romanos «augusto», que quiere dezir noble conquistador; e así ovo nonbre Otabiano Çésar Agusto.

 

   Título de cómo Otabiano Çésar vino sobre los españoles porque no querían ovedeçer las leyes de Roma e se mataron muchos d’ellos por no dexar sus contunbres

   En el año XVII e XVIIIº fizo Otabiano abrir las puertas de Janón, qu’él avía çerrado, e salió por ellas con todos sus poderes, (e) porque sopo que España no eran todos de una ley e fazían muchas soberbias d’ellos, espeçialmente los de Cantabria e de Galiçia, e fue para allá mucho poderosamente. E falló los cantabrios e esturianos asonados e a mucho profiados por no dexar sus costunbres e soberbiosos fechos, con los quales de luengos tienpos avían acostunbrado robar e sojuzgar sus comarcanos. E ovo muchas lides con ellos e vençiólos e çerráronse en un monte; e çercóles en él de fuertes cabas e allí se dexaron morir a fanbre e a fierro e a fuego por non querer dexar sus costunbres e franquezas. E por semejante fizo a los gallegos, que, peleando con ellos, vençiólos e mató muchos d’ellos; e los que escaparon de las armas alçáronse a un monte e, çercados allí, // [Fol. 152 r., col. a] por no obedeçer sus mandamientos ni dexar sus soberbias e libertades husadas, allí çerrados se mataron ellos mesmos con fierro, e d’ellos echándose en los fuegos, e d’ellos afogándose en los estanques de aquel monte.

   E así dexó a toda España, que nunca estobieron todos en unas leyes e derechos sino estonçes, que lo fizo él, ca entendió que los otros romanos que fueron para poco, señoreando a todo el mundo, como dicho es, non fazer en [E]spaña esto qu’él allí fizo en los cantanbrios e esturianos e gallegos. E así tornó a Roma.

   En el año de los XVIII fasta los XXV non se falla cosa de sus fechos, sino que estobo todo el mundo so el señorío de Roma, enbiándole a Otabiano todas las probinçias sus tributos e rentas, conoçiéndole sus señoríos mucho en paz, atanto que los suyos le llamaron dios e señor del mundo; pero vedógelo él, sopiendo que otro Dios abía mayor que no él, segund que se cuenta en la General Istoria.

   E de los XXV fasta los XXX no se falla qué contar, sino que porqu’él no avía fijos profijó a Tiberio Çésar, su sobrino, que era fijo de su hermana e mançebo avisado e guerrero. E enbiólo a tierra de Armenia, que eran estonçes rebeladas a Roma, e guerreólas e tornólas a Roma conplidamente. E en esta sazón, fizo çerrar las puertas de Janón por las pazes, que duraron XIV años en paz del señorío a la vejez de Otabiano. En este tienpo naçieron San Juan Baubtista e el Nuestro Señor Jesuchristo, segund se contiene en la Bribia, e mató Erodes los inoçentes e feziéronse otros fechos que son en la Bribia.

    

   Título de cómo Otabiano Çésar fizo contar todas las çibdades del mundo e morió él de su vegez

   En los XL años fasta los L e V no se falla sino que Otabiano e Tiberio, su sobrino, seyendo Enperadores de Roma, fezieron con-tar [col. b] todas las çibdades que obedeçían al Inperio de Roma y fallaron XXC vezes CCC vezes mil e LXX mil de más. En el año de LVI de su reinado, estando en buena vejez e onrado, morió este enperador Otabiano Çésar de su dolençia, a LXXVII años que naçiera e a LVI años e medio que reinara. E leváronlo a Roma a enterrar a el Canpo Marçio, que dezían de las vatallas.

   

   Título del inperio de Tiberio Çésar e de los sus fechos e muerte

   Después de muerto Otabiano Çésar Agusto, fue Enperador de Roma Tiberio Çésar, su sobrino, XXIV años, que era muy entendido. En el tienpo d’éste cruçificaron al Nuestro Redentor Jhesuchristo. E viscó después de su muerte V años.

  

   Título del inperio de Gayo, Enperador de Roma, e de sus fechos e muerte

   Después de muerto este enperador Tiberio, fue Enperador de Roma Gayo, que fue en el tienpo de Sant Pablo Apóstol, que fizo adulterio e fijos en dos hermanas.

   

   Título del inperio de Nero, Enperador de Roma, e de sus fechos e muerte

   Después de muerte d’este enperador Gayo, fue Enperador de Roma Nero XIII años e medio, que fizo descabeçar a San Pedro e a San Pablo, que fue mal ome e amenguó mucho en el Inperio e desató el Senado e mató a su madre e a su ermana e a su maestro Séneca de crueles muertes. Éste fizo la primera persecuçión en los christianos, que mató muchos d’ellos, que fueron mártires de Jhesuchristo; e mató a San Pedro e a San Pablo porque, faziendo milagros por graçia de Dios, fezieron ellos morir a Simón, mago encantador, quando sopo que era dios e se quería sobir al çielo porque lo desbartaban ellos de fazer milagros. Díxole:

   -Sant Simón, mago, si tú s[u]bes (476) al çielo e deçiendes vibo, yo adoraré e serbiré tu dios.

   -E así faré yo -dixo San Pablo.

   E conçertados en esto ante el Enperador, / [Fol. 152 v., col. a] aquel Simeón mago fizo conjuraçión a dos enemigos e tomáronlo en cuerpo e en ánima e sobiéronlo azia el çielo. E dixo San Pedro:

   -Adora a Nuestro Señor que lo faga caer, ca mucho sube.

   E díxole:

   -Déxale [que] suba, que quanto subiere dará mayor caída.

   E seyendo suso conjuro, (e) cayó muerto. E por esto los fizo descabeçar. E faziendo cosas desaguisadas, se levantó el pueblo contra él, e, fuyendo, se mató él por sí por no ser enperador d’ellos e reinó.

  

   Título del inperio de Vaspasiano, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este Nero, fue Enperador de Roma Vespasiano IX años, que fue buen enperador, que destruyó a los judíos de Jherusalem e los esparçió por todo el mundo e los vendió XXX por un dinero, en uno con Titus, su fijo.

   

   Título del inperio de Titus, fijo de Bespasiano, e de sus fechos

   E muerto este Vespasiano, fue Enperador de Roma Titus, su fijo, III años. E fue buen enperador, que fue en la dicha destruiçión con el dicho su padre.

   

   Título del inperio de Dominianus, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este Titus, fue Enperador de Roma Dominiamus, su hermano, XIII años, que en su comienço fue bueno e después malo, que fizo la sangrienta persecuçión en los christianos e desterró a Sant Juan Apóstol e Avangelista.

   

   Título del inperio de Netva, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este Dominiamus, fue Enperador de Roma Netva un año e medio, que desfizo todo el mal que fizo Dominiamus e tornó al dicho apóstol San Juan Evangelista e tráxolo a Roma.

   

   Título del inperio del noble enperador Traxano de Roma e de sus fechos e del miraglo qu’el Nuestro [Señor] (477) mostró por él en el tienpo de Santo Agustín

   E muerto este Netva, fue Enperador de Roma Traxano en esta manera: los romanos avían por costunbre d’esleer enperador sufiçi-ente [col. b] quando bacaba alguno, ca los inperios no vienen de pardre a fijo, e como morió este Netva, sopiendo las vondades d’este Traxano, que bivía en tierra de Siçilia, aunque era pobre pero fijo de algo, aunque pobre, en tierra de Seçilia, (e) enbiaron por él. E venido en Roma, dixiéronle los senadores:

   -Traxano, e[l] pueblo e común de Roma te quiere por su enperador e te mandan estar XL días en el palaçio real a fazer las cosas que cunplen al triunfo de los enperadores e del pueblo.

   E díxoles desenbueltamente e con alegre cara, sin ningund pensamiento, que le plazía.

   E vestido de paños reales, lo posieron en aquel palaçio donde se costunbrava fazer tal fecho con muchos xuglares e serbientes, que eran de los otros enperadores, dándole comeres e todos onores, porque en Roma era costunbre de fazer muchas pruebas a los que así tomaban para ver si eran perteneçientes. Probábanlo de cada día, quando unos e quando otros. Si lo fallaban lerdo o cobarde, echábanlo dentro d’estos XL días, dando sus vestidos e dones; si lo fallaban idonio e perteneçiente, fazíanlo enperador, posiéndole la corona del Inperio a cabo de los dichos XL días. E fallándolo muy perteneçiente, pero por lo más probar, dixiéronle pasados los XL días:

   -Seyendo tú de tan poca potençia, ¿cómo fueste incrédulo tan sópito que te queríamos por nuestro enperador?

   E díxoles:

   -Porque yo conoçí a mí mismo que só bastante para ello.

   E ploguiéndoles d’ello, por le más probar, dixiéronle los senadores e otros nobles del pueblo:

   -Traxano, no te queremos por enperador e vete con la graçia de Dios a tu tierra con esto que dado te avemos.

   E díxoles con alegre cara e con esfuerço:

   -Dó muchas lau-des // [Fol. 153 r., col. a] al Criador porque he estado por Enperador de Roma en XL días.

   E plaziéndoles mucho d’estas señales en él falladas, tomáronle por enperador con grandes solenidades.

   E fuendo este Traxano mucho generoso e conquistador e justiçiero, mató un su fijo que avía, buen cavallero, a un noble omne, fijo de una dueña de la çibdad. E querellándose la madre d’él, mandólo matar. Levando a degollarlo los ofiçiales, levantóse todo el común e tomárongelo, diziendo que fijo de tan noble ome Dios no quisiese que así moriese. E daban mucho algo a la madre por que lo perdonase, pero nunca lo quiso fazer. E saliendo este Traxano con su hueste, trabóle aquella dueña de las riendas e díxole:

   -Señor, tu fijo con sus ojos sanos está e yo sin los del mío vivo.

   El Enperador, con quexa, sacó su puñal e sacó su ojo e diógelo, diziéndole:

   -Buena dueña, yo a pesar de los romanos non podría fazer justiçia, pero fazerlo he de mí: cata aquí un ojo de los míos en pago de los de tu fijo.

   Muerto este Traxano e levando el diablo su alma, tomógela el ángel Sant Miguel e fueron con ella a juizio ant’el Nuestro Señor Jhesuchristo. E dixo el enemigo:

   -Señor, este ángel me faze sinrazón, ca Tú me diste por mías todas las ánimas que no fuesen bautizadas en agua de Espíritu Santo e confesadas e la tu palabra non debes quebrantarla, ca las cosas por ti dichas duraderas son.

   E dixo el ángel:

   -Señor, verdad es lo qu’el diablo dize, pero, Señor, ánima que guardó la tu justiçia tan conplidamente, la qual Tú mandaste a todo el mundo porqu’es comienço e fin de toda cosa buena, que sin ella no ay bien ninguno, como Tú lo saqueste por la boca, no deve ser perdida, ca Tú con muchos dolores quesiste reçebir muerte por salvar los pecadores e la tu misericordia infinita es.

   E Nuestro Señor, oídas las palabras d’ellos, dixo:

   -Poned anbos a dos esta ánima entre el [col. b] infierno e el Paraíso e aya pena allí fasta que Yo enbíe en el mundo a Agostín, mi sierbo, que dé la luenga saña a este cuerpo para qu’él pueda confesar e reçebir bautismo de agua del Espíritu Santo e dende va[ya] a purgatorio [a] purgar sus pecados e de allí vaya a Paraíso.

   E conplido todo esto, veniendo Sant Agostín en el mundo e predicando la Trenidad, pasando acerca de la sepoltura d’este Traxano, oyó grandes vozes en que salía de aquella tunba en que dixo:

   -E santo serbiente de Jhesuchristo, sácame d’esta pena, como por ti fue otorgado, ca deseada tengo tu venida.

   E como aquello oyese aquel santo omne, espaboreçido e faziendo el sino de la [cruz] (478), se llegó a la dicha sepoltura. E abriéndola, vido aquel cuerpo desatado e la lengua entre las quexadas sana e linpia, que començó a fablar con él de lo pasado ant’el Señor. E confesando sus pecados, aquel santo ome, dando graçias al Señor, lo oyó de penitencia e, echándole del agua vendita, lo bautizó e lo asolvió de las penas del Inperio e se fue a purgatorio, veyéndolo el omne santo, e la lengua suya fue luego desatada.

    

   Título del inperio de Adriano, Enperador de Roma, e de los sus fechos

   E muerto el enperador Traxano, fue Enperador de Roma Adriano XXI años. Fizo covalios e ordenó en ellos muchas buenas leyes. E sojuzgó a los judíos e puso una coluna en Roma.

 

   Título del inperio de Antonio, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este enperador Adriano, fue Enperador de Roma Antonio XXII años, que fue yerno del enperador Adriano e profijólo quando casó con su fija, que fue muy bueno en todo.

   

   Título del inperio de Marcho Antonio en uno con su hermano Aurelio

   E muerto este enperador Antonio, fue Enperador de Roma Marcho Antonio, en uno con su hermano Aurelio, XIX años. En esto començó Roma aver dos / [153 v., col. a] enperadores, que fue mucho bueno, pero en su tienpo fezieron lo[s] suyos la quarta persecuçión en los christianos.

   

   Título del inperio de Valerio, [que] fue Enperador de Roma Condio con Lucano

   E muerto este enperador Marcho Antonio, fue Enperador de Roma Codio Lucano Antonio XIII años, que vençió en vatalla a los germanios de Alemania e fue bueno en todos sus fechos.

   

   Título del inperio de Clío, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este enperador Codio, fue Enperador de Roma Clío XVIII años, que fue mucho bueno. Non tomó el inperio por su grado, sino qu’el pueblo de Roma e los senadores. E matáronlo a traiçión los caballeros mayores por la maldad de Salvio.

  

   Título del inperio de Antonio Cantalla, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este enperador Clío, fue Enperador de Roma Antonio Cantalla VII años, que fue fijo del enperador Tiberio. E fue mucho malo este Antonio en todas cosas.

  

   Título del inperio de Alixandre, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este enperador Antonio Cantalla, fue Enperador de Roma Alixandre XIV años. E a este Alixandre llamó la caballería de Roma Çésar; el Senado, Agusto, que vençió en vatalla a los de Persia. Fue degollado en Maniçia.

  

   Título del inperio de Maximiano de Roma e de los sus fechos

   E muerto este enperador Alixandre, fue Enperador de Roma Maximiano un año. Este fue el primero enperador fecho en Roma por mano de la caballería de Roma, consentiéndolo el Senado, que fue grande lidiador e sabidor de fecho de armas e de todas cosas e vençió a los espartos e jernanis.

    

   Título del inperio de Gordián, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este enperador Maxi-miano, [col. b] fue Enperador de Roma Gordián VI años, que fue bueno en sus fechos. E matáronlo con engaño malamente, a traiçión, Felipo e los suyos, que fue después d’él Enperador de Roma con su fijo Felipo. E de la muerte d’él pesó muy poco a la caballería de Roma.

  

   Título del inperio de Felipo, Enperador de Roma, que fue el primero enperador cristiano que ovo en Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Gordián, fue Enperador de Roma Felipo, su fijo (479), VII años. E fue el primero enperador christiano, e vautizólo el Papa Fabián.

  

   Título del inperio de Dezio, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Felipo, fue Enperador de Roma Deçio un año. E fue mal omne en todas cosas e fizo la sétima persecuçión en los christianos e mató muchos d’ellos.

 

   Título del inperio de Gallo, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Deçio, fue Enperador de Roma Gallo, en uno con Bobuscano, II años e medio, que fue mucho luxurioso e mató muchos senadores e salvó a Juliano, su fazedor de las leyes. E su muger diole yerbas e matólo.

 

   Título del inperio de Valeriano, Enperador de Roma, e de los sus fechos

   E después de muerto Gallo, fue Enperador de Roma Valeriano, con su fijo Galieno, XV años. Este Galieno vençió a Sopar, rey de los persianos, en Mesopotania.

  

   Título del inperio de Claudio, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Valeriano, fue Enperador de Roma Claudio II años. Este enperador Claudio lidió con los godos e vençió-los // [Fol. 154 r., col. a] e mató e prendió muchos d’ellos.

  

   Título del inperio de Aurelio, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Claudio, fue Enperador de Roma Aureliano XV años. Este Aureliano vençió a los godos açerca del río de Anubio e, perseguiend[o] a los christianos, matáronlo sus vasallos.

   

   Título del inperio de Táçito, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Aureliano, fue Enperador de Roma Táçito tres años e medio. E este Táçito fue buen enperador.

  

   Título del inperio de Florián, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Táçito, fue Enperador de Roma Florián un año. Este Florián, fuendo enojado de vevir, non se dize la causa por qué, se mandó sangrar e morió así.

 

   Título del inperio de Caro, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Florián, fue Enperador de Roma Caro, con su fijo Carino, dos años. E veniendo este enperador Caro de la vatalla donde vençió a los de Persia, morió en el río Reno.

  

   Título del inperio de Dioclisiano, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Caro, fue Enperador de Roma Dioclisiano, en uno con Malimeano, XX años. Este Diocliçiano fizo la X persecuçión de los christianos e morió de yerbas.

 

   Del inperio de Valerio, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Diocliçiano, fue Enperador de Roma Valerio, con Costançio, dos años. Este Costançio sojuzgó a España e casó con la fija del Rey de Bretaña, que avía nonbre Elena, e fizo a Costantinopla.

  

   Título de cómo fueron traspasados los Enperadores de Roma a Costantinopla e fizieron allí su vibienda asta que las otras probinçias eslegieron enperadores en Alemaña. Título de Costantino, primero Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto el enperador Valerio, fue Enperador de Roma Costantino XXXI años, en uno con Maxenero. E después fue [col. b] malato este Costantino; e bautizólo Sant Silvestre e salió del agua del bautismo sano de aquella gafedad e fue buen christiano. E por esta razón dio todas las dignidades e el poder a la Iglesia de Roma e a Sant Silvestre e fuese de Roma para Costantinopla e fizo allí cabeça de su Inperio.

  

   Título del inperio de Costantino, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Costantino, fue Enperador de Costantinopla Costantino, fijo de Costantino, en uno con Costançio e Gostante, sus hermanos, XXV años. E lidiaron estos hermanos unos con otros, por que amenguó mucho el Inperio de Roma; e a la çima vençiólos Costantino e obo el Inperio e fue christiano.

   

   Título del inperio de Juliano, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Costantino, fue Enperador de Costantinopla Julián VI años e medio. Este Juliano fue sobrino de Costantino. E dexó la christiandad e persiguió a los christianos. E fue muerto de ferida, que non sopieron de dónde. [E] (480) fue llamado aposta e muerto de mala muerte.

  

   Título del inperio de [Jobeniano] (481), Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto Juliano, fue Enperador de Costantinopla Jobeniano VII meses. E fue christiano e ovo paz con Sopar, Rey de Persia. E fue bueno en todas cosas.

   

   Título del inperio de Valerio, Enperador de [Costantinopla] (482), e de sus fechos

   E después de muerto Jobeniano, fue Enperador de Costantinopla Valeriano, en uno con su hermano Valiente, XI años e fue christiano. E ovo muchas lides con los de Sansuña e vençiólos e mató muchos d’ellos.

 

   Título del inperio de Valiente, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Valeriano, fue Enperador de Cos[tan]tinopla Valiente, su hermano, / [Fol. 154 v., col. a] III años e fizo III arcos en Roma que bien pareçían de enperador.

 

   Título del inperio de Todosio, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Valiente, fue Enperador de Costantinopla Todosio, en uno con Valentiano, XI años.

 

   Del inperio de Archadio, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este Enperador de Costantinopla, Todosio, fue enperador Archadio, en uno con Onorio, XIII años. En el tienpo d’estos Enperadores entraron los godos la çibdad de Roma por fuerça de armas e fezieron mucho daño en ella.

   

   Título del inperio de [Onorio] (483), Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Archadio, fue Enperador de Costantinopla Onorio, con Teodosio, XV años. E en el tienpo d’este Enperador mató la cahallería de Roma a Redago, rey de los godos.

 

   Título del inperio de Teodosio, Enperador de Costantinopla

   E después de muerto este enperador Onorio, fue Enperador de Costantinopla Teodosio el Menor, en uno con Venteviano, XV años. E rebelósele Vonifaçio en tierra de África. E enbiaron contra él dos duques con poderosa gente e vençiólos e matólos Vonifaçio con ayuda de los alanos e buándalos e de los españoles.

 

   Título del inperio de Valentiano, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de muerto este enperador Teodosio el Menor, fue Enperador de Costantinopla Valentiano e Marçiano VII años. E en el tienpo d’éstos lidió Atila, rey de los unos, con los romanos en los canpos catalanos e vençiólo Patriçio, caudillo de la caballería de Roma, con ayuda de los godos.

  

   Título del inperio de León, Enperador de Roma, e de sus fechos [col. b]

   E después de muerto Valentiano, Enperador de Costantinopla, fue enperador León XVII años. E éste fizo levar todas las imágines de los ídulos de Roma a Costantinopla e quemólos allí todos.

 

   Del inperio de Seno, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este enperador León, fue Enperador de Costantinopla Seno XVII años, que fue omne mucho entendido e fizo muchas buenas leyes por todo el Inperio.

    

   Del inperio de Anastasio, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este Enperador, fue Enperador de Roma Anastasio XXVI años, que fue bueno en todos sus fechos, aunque no se dize si fue christiano.

   

   Título del inperio de Justino, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos.

   E muerto este enperador Anastasio, fue Enperador de Costantinopla Justino IX años. E fue buen christiano e con buen çelo e entendimiento trataba que tornasen los clérigos a las iglesias que les avían quitado para los arrianos. E como lo sopo Tenderigo, rey de los godos, que era arriano e reinaba en Italia, enbió dezir al Enperador que les fiziese dar a los erejes arrianos todas las iglesias que avían tenido, si no que destroiría a toda Lonbardía. El Enperador, no podiendo ál fazer, fízolo así por duelo de los de la dicha tierra.

   

   Del inperio de Justiniano, Enperador de Roma, e de sus fechos

   Después de la muerte de Justino, fue Enperador de Costantinopla Justiniano XLIII años, que enbió a Valesario, que era patriçio, en Roma contra los de Persia e fízoles mucho daño. En tienpo d’éste morió Atanarigo, rey de los godos, que era moço. Este Justiniano puso muchas leyes en el código e en el Digesto.

   

   Del inperio de Justino e de sus fechos

   E muerto este enperador Justiano, fue Enperador de Costantinopla Justino XI años, que no se dize cosa de sus fechos si los fizo bien o mal.

  

   Del inperio de Tiberio, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos // [Fol. 155 r., col. b]

   E después de la muerte de Justino, fue Enperador de Cotantinopla Tiberio VII años. E en el tienpo d’este Tiberio entraron los godos en Lonbardía e la dañaron e los godos, que eran paganos e erejes, tornáronse christianos.

 

   Del inperio de Mauriçio, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este Tiberio, fue Enperador de Costantinopla Muriçio XX años, que fue noble e venturado en armas todo tienpo.

  

   Del inperio de Foca, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este Mauriçio, fue Enperador de Costantinopla Foca IX años, que por ruego de los apostólicos e del papa Vonifaçio fizo consagrar el tenplo de Roma que llamaban Panteón por honra de Dios e de todos los santos e ordenó que la iglesia de Sant Pedro de Roma fuese cabeça de todas las iglesias de christianos, ca enantes la iglesia de Costantinopla lo era.

  

   Del inperio de Iraclio, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este enperador Foca, fue Enperador de Costantinopla Iraclio, con su fijo Costantino, XXII años, que en el tienpo d’este Iraclio tomó Cosdrue mucho de lo de Roma, que era Rey de Persia; e quemó los logares santos e levó preso al patriarca de Roma a Persia, e la preçiosa cruz de Jhesuchristo con ellos. E a los XII años de su inperio mató este enperador Iraclio al dicho Cosdrue e tornó el pueblo catibo e la verdadera [cruz] (484) e tornóla en Jherusalén. En el tienpo d’este Iraclio se levantó Maomad, el falso profeta de los moros, en Arabia e engañó muchas gentes.

    

   Título del inperio de Costantino, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E después de la muerte d’este Eraclio, fue Enperador de Costantinopla Costantino, su fijo, XXVIII años, que fue muerto en Çeçilia. E en el su tienpo estragaron los moros mucho de lo del señorío de Roma. E fue mal enperador. [col. b]

   

   Título del inperio de Costantino, su fijo, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este enperador Costantino, fue Enperador de Costantinopla Costantino, fijo d’este Costantino, XVII años. E non se falla cosa d’él que escrebirse deva.

   

   Del inperio de Justiniano, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este enperador Gostiano, fue Enperador de Costantinopla Justiniano X años, que [fue] buen enperador e acreçentó mucho en el Inperio de Roma, segund se dize en el Panteón.

    

   Título del inperio de León, Enperador de Costantinopla, e de sus fe[chos]

   E muerto este enperador Justiniano, fue Enperador de Costantinopla León III años, que non se dize de sus fechos ninguna cosa que d’escrevir sea(n).

   

   Título del inperio de Tiberio, Enperador de Costantinopla, e de [sus fechos]

   E muerto este enperador León, fue Enperador de Costantinopla Tiberio VII años, que non se dize ningunos fechos de bien ni de mal d’él.

   

   Del inperio de Jastiniano, Enperador de Costantinopla, e de sus [fechos]

   E muerto este enperador Tiberio, fue Enperador de Costantinopla Justeniano VI años, que fue omne mucho alto en sus fechos e cuerpo.

   

   Del inperio de Felipe, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este enperador Justiniano, fue Enperador de Costantinopla Felipe un año e medio. E non se dize de sus fechos cosa que de escrevir sea.

   

   Del inperio de Anastasio, Enperador de Costantinopla

   E muerto este enperador Felipo, fue Enperador de Costantinopla Anastasio III años e medio. E non se fallan d’él fechos que d’escrebir sean.

   

   Del inperio de Teodosio e de sus fechos

   E muerto este Anastasio, fue Enperador de Costantinopla Teodosio, con su fijo Costantino, XXV años, que fue mucho mal omne e ereje.

    

   Del inperio de Costantino, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E muerto este Teodosio, fue Enperador de Costantinopla Costantino, su fijo, en uno con su madre, doña Irena, X / [Fol. 155 v., col. a] años. E no se dize cosa de sus fechos.

    

   Del inperio de León, Enperador de Costantinopla, e de sus fechos

   E muerto este enperador Costantino, fue Enperador de Costantinopla León, que fue en el tienpo del rey Pepino de Françia, que no se dize[n] señalados fechos d’él, XV años.

    

   De cómo suçedieron los françeses en el Inperio de Roma e de Costantinopla en el tienpo del noble rey Carlos. Título del inperio del rey Carlos de Françia e de sus fechos

   E muerto este enperador León, tomaron los romanos por Enperador de Costantinopla al rey Carlos de Françia, porque era en aquel tienpo el más (e) noble e poderoso prínçipe de todos los christianos ni que tantos nobles fechos fiziese. E fue enperador XIII años.

  

   Título del inperio de los enperadores Otros, que anbos reinaron en uno, e de los sus nobles fechos, por que fueron llamados Moravisia

   E muerto este noble enperador Carlos, fue Enperador de Roma en Costantinopla Otro XII años, en uno con otro, que se llamaba así mesmo Hotos, que fueron anbos a dos tan nobles e tan maravillosos a todas las cosas del Inperio que fueron llorados e llamados «muerte amarilla e sangrienta de moros»; al otro, «marabillas del mundo». Después de su muerte çesó el Inperio sin enperador XII años, que no eslegieron ninguno por discordia.

    

   Título del inperio d’Elcorado, Enperador de Roma, e de sus fechos

   E después de todo esto, fue eslegido por los romanos e Santo Padre de Roma Elcorado en la çibdad de Costantinopla d’él XV años, del qual sus fechos no se fallan qué escrebir.

    

   Título del inperio de Enrique, Enperador de Roma, en Costantinopla

   E muerto este enperador Corado, fue alçado por Enperador de Roma en Costantinopla Enrique XI años. E después de la su muerte, estobo el Inperio sin enperador, no lo podiendo [col. b] eslegir por discordia, XXVI años.

   Después de la muerte d’este Enrique fue Enperador de romanos eslegido en Costantinopla otro Enrique, que en el su tienpo se ganó la casa santa de Jherusalén, el qual ovo gran discordia sobre las dinidades de la Iglesia de Roma.

   E después de la muerte del enperador Enrique, fue enperador por el pueblo romano e por el Santo Padre en la çibdad de Costantinopla Enrique, Rey de Alemaña, e reinó XVI años. Este Enperador ovo mucha contienda e guerra con el Santo Padre Gregorio el Otavo. E la desabenençia era por las tocas e por las sortijas qu’el Enperador daba de los obispos que morían en el Inperio, ca este Enperador las tomaba luego qu’el obispo era muerto. Esta costunbre fuera en Roma levantada en el primero tienpo que los christianos en ella ovieran el mando. Este Enperador, luego que algund obispo o arçobispo o otro prelado moría, daba las dinidades a qualquier clérigo que se le atalantaba e mandaba aquella Iglesia que lo reçebiesen por prelado e por obispo o por arçobispo e que le obedeçiesen, sin fazer otra esleçión. D’esto tenía el apostólico por maltrecho e todos los que razonaban su parte, ca tenían que se fazía contra derecho de la Santa Iglesia. El Enperador dezía que fuera esta costunbre después qu’el primero papa aí oviera e qu’él no fazía sinrazón en ello por usar como los otros por razón de señorío. Si la Iglesia avía alguna cosa, ellos gelas dieran e la fizieron señores de todo. E aún más: que antiguamente los apostólicos que fazían sienpre eran los enperadores en la esleçión e non fazían menos de su consejo. El apostólico dezía que aquella costunbre desfecha era ya, ca los enperadores lo dexaron.

   E otra cosa dezían los prelados que non era bien: ca daban las dinidades a los que las non mereçían. E sobre esta razón el apostólico avía requerido asaz de ve-zes // [Fol. 156 r., col. a] al dicho enperador Enrique, rogándole por mesura lo dexase. E porqu’el Enperador no lo quiso fazer, óvolo de descomulgar. E como el Enperador lo sopo, óvolo por mucho mal e començó a guerrear a la Iglesia e al Papa. E fizo levantar contra él uno que era Arçobispo de Rebeca, que avía nonbre Giriberque, que era mucho letrado e rico; e por deseo de ser apostólico, con el esfuerço del Enperador, fue a Roma e echó d’ella al apostólico. Olvidando todo saber e temor de Dios por la codiçia del señorear, asentóse en la silla pontifical del Papa. Esto se fizo quando la christiandad andaba debedida, como dicho es; desde allí se començó la discordia mayor en ella. El Santo Padre, con temor, fuese de Roma a Pulla, adonde estonçes reinaba nuebamente Ruberte Gisarte, que era françés, que por proeza de armas ganó a Pulla e a Calabria e a otras islas del Inperio de Roma, que lo reçibió bien, e allí morió de su dolençia. Los cardenales que eran con él posieron otro Papa, que fue Gregorio IX, que pedricó la Santa Cruzada, por donde se ganó la santa çibdad de Jherusalén en el año del Señor de mil e LXXX años, en el tienpo d’este rey Enrique en Alemaña, Enperador de Roma.

    

   Título del inperio de otro Enrique Terçero, Enperador de Roma en Costantinopla

   E muerto este enperador Enrique, fue alçado por Enperador de Roma en Costantinopla Enrique Terçero XV años. Este Enrique prendió a su padre e fízolo morir en la prisión. En el su tienpo se abaxó mucho el dicho Inperio de Roma porque Ruberte Gisarte, que era françés, vençió en vatallas a este Enrique. Abaxó (e) a Chicomano e a Costantino, que fueron Enperadores en Costantinopla, que ganó a Pulla e a Calabria e otras tierras e islas.

    

   Título del inperio de Locario, Enperador de Roma en Costantinopla [col. b]

   E muerto este enperador Enrique, fue Enperador de Roma en Costantinopla Locario XII años. E non se falla cosa señalada de sus fechos, sino que sienpre descreçía el dicho Inperio después de [que] aquel Enrique prendió a su padre, como dicho es.

 

   Título del inperio d’Elcorado Segundo, que fue Enperador de Roma

   E muerto este enperador Locario, fue Enperador de Roma Elcorado Segundo XV años, que no se falla[n] cosas qu’él fiziese de uno ni de ál.

    

   Del inperio del enperador Fadrique de Roma en Costantinopla e de cómo le fueron dadas yerbas en el cáliçe de la comunión e de la discordia que ovo en su muerte en el dicho Inperio de Roma

   E muerto el enperador Corado, fue Enperador de Roma en Costantinopla Fadrique XXXV años, que fue mucho bueno en todos sus fechos. E fuéronle dadas yerbas en la comunión en el cáliçe, de que morió.

   E después de la muerte d’éste non ovo otro enperador en Roma fasta en tienpo del papa Juan, en el año del Señor de I mil CCCXX años, que los de Alemaña ovieron de eslegir enperador. E fueron eslegidos dos duques en discordia. El uno fue el Duque de Babera; el otro, el Duque d’Esterbibe. Sobre esta eslegión estos Duques ovieron grandes contiendas. Estando por aver vatalla anbos de consuno, teniendo cada uno d’ellos conpañas para lidiar, algunos prelados e omnes buenos de la tierra posiéronse por avenidores entre ellos. Fue el avenençia que anbos a dos se llamasen enperadores; quando se enbiase[n] cartas el uno al otro que se llamasen Çésares Augusto; desque el uno d’ellos moriese que quedase el otro por enperador. Esta avenençia quedó entre ellos muy poco tienpo e oviéronse a desabenir. E [o]vieron una vatalla grande e fue vençido e preso el Duque d’Esterliche. E sacáronle los ojos e fue puesto en una xaola fuerte de fierro fasta que morió. E de allí adelante llamóse el dicho Duque de Baera enperador, como quier que algunas tierras del Inperio non le obedeçiesen; pero, d’ellos con temor e d’ellos con amor, fue obedeçido por todos.

   El papa Juan, que en aquel tienpo moraba en la çib-dad / [Fol. 156 v., col. a] de Abiñón, dixo que no podía ser enperador sin consentimiento de la Iglesia de Roma, que antes que se llamase enperador avía el Papa a ponerle la corona del Inperio con los pies en la cabeça. Enbióle amonestar que no se llamase enperador ni usase de la aministraçión del Inperio ni tomase cosa d’él, pues no lo toviera segund debiera. Sobre esto el Papa enbió dos cardenales por legados a tierra de Alemaña que amonestasen estas cosas al Enperador e, así mesmo, a los de las tierras del Inperio que l[e] non recodiesen cosa (485) alguna de las rentas. El Enperador les respondió qu’él oviera el dicho Inperio segund derecho e que no lo dexaría por él ni por ellos. E mandóles salir luego de la tierra del Inperio, si no que padeçerían muerte. E salieron fuyendo.

   El Papa, sabido esto, fizo proçeso contra él e descomulgólo con todos los que partiçipasen con él e le llamasen enperador. Porque antes era Duque de Babera, mandó que le llamasen el Bábaro. De los thesoros de la Iglesia dio mucha parte al rey Ruberte de Pulla e de Calabria, Conde de Proençia, por que le fiziese guer[ra]. E mandó pregonar e poner tabla e dar dineros a todos aquellos que quisiesen ir aquella guerra en ayuda del dicho rey Ruberte. El Bábaro mantenía su guerra con ellos llamándose enperador.

   En este tienpo los de la çibdad de Roma ovieron su acuerdo e dixieron qu’el Papa e los cardenales fazían grand injuria porque no iban [a] morar a Roma como solían, porque era cabeça de la Iglesia. Enbiaron mandaderos onrados que los afrontasen d’esto. El papa Juan e los cardenales, que moraban en la çibdad de Aviñón, oída esta mandadería, respondieron que, como quier qu’el Papa podría morar e tener cortes en qualesquier tierras qu’él quisiese, pero [que] (486) por honra de la çibdad de Roma que quería ir allá morar. E los mensajeros tornado[s] con esta respuesta a Roma, el Papa enbió-les [col. b] dezir qu’él, quisiéndose partir para allá, que sopo cómo el Vávaro le tenía en el camino grandes gentes para lo matar e que, moriendo él así, la Iglesia de Roma ni la çibdad no tomaría[n] onra ni probecho. Los romanos, oído esto, cuidando que lo fazía por no querer ir allá, enbiaron sus mensajeros al Vábaro a poner con él sus amistades. En la postura fue que posiesen otro papa en Roma. Tomaron un fraire de Sant Francisco e feziéronlo antipapa. E púsose nonbre Nicolao e fizo V cardenales de su orden. El Enperador veno a la çibdad de Roma e coronólo aquel Papa; e moró allí el Enperador con muchas gentes pieça de días. Porqu’el Enperador traxo ende muchas gentes, reçelándose de los romanos, falleçióle la despensa. E como los alemanes son gentes desgastadoras e soberbiosas do entienden que an poder, tomaban en la çibdad de Roma las viandas por fuerça e fazían otras cosas desaguisadas contra los de la çibdad; por esto, los romanos ovieron su fabla de matar al Enperador e a todos los suyos.

   Porque las cosas que son sin derecho non quiere Dios que turen, este Papa, entendiendo el error en que avía caído, vínose Aviñón. Este antipapa vino, una soga atada al pescueço, e púsose de rodillas ant’el Papa e otra a l[a]s (487) manos. Díxole:

   -Padre, pequé en los çielos e en la tierra e ante la tu cara no só digno de ser llamado tu fijo; e fazme como uno de aquellos que amerçendeas.

   El Papa levantóse de la silla e quitóle la soga e desatóle las manos. Pedricó un grand sermón, en que dixo:

   -Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta e viba.

   El Papa, que podía dezir por esto lo que dixo Dios en el Evangelio «mi fijo, que era muerto, es resuçitado», mandóle que fincase con él en su casa. Fabló con los cardenales que le quería dar algund arçobispado o obispado. Los cardenales dixiéronle que no era bien que por mal fazer diesen a ni[n]guno galardón, que, si bien lo quería fazer, que gelo fiziese de lo de la su cámara en poridad, por que los // [Fol. 157 r., col. a] onbres no tomasen esfuerço que por mal fazer abrían bien.

   En este tienpo avía un cardenal mucho viejo que dezían de Pelagina. Después que todos ovieron dicho al Papa preguntó al cardenal que le dixiese su pareçer en lo que devía fazer de aquel fraire. El cardenal le dixo:

   -Señor, guárdalo como a enemigo e hónralo como a ermano.

   E el Papa fízolo así e mandóle fazer una cámara sin puertas çerca de la suya e púsolo en ella. E por un torno le daban de comer e de vestir e todo lo que avía menester. Estubo allí fasta que morió. El Papa fincó en guerra con el enperador Bábaro fasta en toda su vida.

 

   Título del cómo el Inperio de Roma fue partido en dos partes, conbiene a saber, en Greçia e en Alemaña, e [á] durado e dura por esta causa

   D’este enperador Vábaro en adelante fincó la esleçión del Inperio de Roma en los reinos e probinçias de Alemaña, que es la mayor partida del mundo que christianos sean. Toda la Greçia, con las tierras que tenía allende del braço de Sant Gorge, quedáronse con el Inperio de Costantinopla, esleyendo sus enperadores, non quisiendo ser con los alemanes, fasta que la dicha çibdad de Costantinopla tomó el turco Morat, como adelante se faze mençión. En este dibidimiento d’estos dos Inperios quedaron Françia e Italia, Inguelaterra e Escoçia e España toda e Lonbardía sobre sí so la ovedençia de la Iglesia de Roma e del Santo Padre, en toda obediençia que christianos son tenidos. [col. b]

   Aquí se acaba el otabo libro de los XXV libros que Lope Garçía de Salazar fizo en esta Istoria de las bienandanças e fortunas estando preso en la su casa de San Martín e comiénçase el noveno libro, en que fabla de los fundamientos e pueblos de Lonbardía e de Françia e de las çibdades de Milán e de París ( ) (488) e de algunas pueblas de Alemaña en el río del Rin e de la guerra que ovieron con los romanos por el tributo que les demandaban; e del rey Faramón, primero rey que de Françia se llamó, e del rey Clodones, que fue el primero rey christiano que en ella reinó, e de los otros reyes antepasados; e del noble enperador Carlos; e del grand conde Ugón de París; e del rey Uge Capit, que echó la generaçión de Carlos de Françia e reinó él en ella; e del rey Felipo el (489) Bel e del falleçimiento de sus herederos; e del rey Felipe de Valves e de la guerra que ovo con el gran Duarte de Inguelaterra sobre la erençia del reino de Françia; e de la gran vatalla de Picardía, que este rey Felipo fue vençido; e de la vatalla qu’el Prínçipe de Galaz ovo con el rey don Juan de Françia en el canpo de Llangón e de la prisión del dicho rey don Juan e de los suyos; e de la muerte del dicho rey don Juan e dio a Giana; e de cómo ganó lo más d’ella su fijo, Carlos Quinto, e de su Condestable, mosén Veltrán; e de cómo ovo discordia en Françia por la locura de Carlos Sesto e de la muerte del Duque d’Orles; e de la conquista que Enrique de Inguelaterra fizo en Françia; e de la vatalla de Rosaleque e de la muerte del Duque de Vorgoña; e del reinamiento e fechos del rey Carlos Sétimo e de como por la punçela ovo de Dios graçia, que libró todo su reino; e del reinamiento del rey Lois, su fijo, e de sus fechos; e del Duque de Vorgoña. / [Fol. 157 v., col. a]

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   440.- utolidad, en el manuscrito.

   441.- las, en el manuscrito, pero la grafía s ha sido tachada.

   442.- de, interlineado.

   443.- todos, en el manuscrito.

   444.- mençió, en el manuscrito.

   445.- dixo, en el manuscrito.

   446.- B: Brindez, en el margen izquierdo.

   447.- cuidándola, en el manuscrito.

   448.- Al final del folio se lee guardado y condesado como reclamo.

   449.- B: el Çésar, a la derecha de la columna; en el texto figuraba Ponpeo, que ha sido tachado.

   450.- Otra mano ha interlineado las grafías za, originando, de este modo, menazasen.

   451.- voz, en el manuscrito.

   452.- ze, en el manuscrito.

   453.- para, en el manuscrito.

   454.- En el texto sólo figuraba fizi, pero B ha añadido eres entre las dos columnas.

   455.- catalo, en el manuscrito.

   456.- do, en el manuscrito.

   457.- seña, en el manuscrito.

   458.- B ha interlineado la vocal o.

   459.- La primera sílaba de Anbrochía, repetida.

   460.- que, repetido detrás.

   461.- tardinero, repetido seguidamente.

   462.- devisados, en el manuscrito.

   463.- matalos, en el manuscrito.

   464.- Todo el título ha sido tachado, sin que podamos afirmar a qué mano se ha debido.

   465.- prometimiento, escrito un poco más arriba, repetido aquí.

   466.- Las grafías in interlineadas por otra mano.

   467.- sinon, repetido detrás.

   468.- todos, en el manuscrito.

   469.- bastantes, a continucación. Un poco más abajo se ha escrito bastante.

   470.- a, tachada en el manuscrito.

   471.- e, interlineada.

   472.- Faltaba algo para que el sentido fuera completo.

   473.- aquellas, en el manuscrito.

   474.- cópulo, en el manuscrito.

   475.- e nobles fechos, como reclamo al final del folio.

   476.- sabes, en el manuscrito.

   477.- Añadido ya por R.H., ed. cit., vol. II, p. 117.

   478.- Se ha dibujado una cruz en lugar de escribir esta palabra.

   479.- Felipo, copiado nuevamente.

   480.- e, interlineada por otra mano.

   481.- Juliano, en el texto, pero tachado; B: Jobeniano, en el margen derecho.

   482.- Roma, en el manuscrito; R.H.: Costantinopla, ed. cit., vol. II, p. 125.

   483.- Archadio, tachado en el manuscrito; B: Onorio, a la derecha de la columna.

   484.- El término cruz ha sido sustituido por su dibujo.

   485.- La primera sílaba de cosa, repetida.

   486.- que, interlineado, por otra mano.

   487.- los, en el manuscrito.

   488.- Han quedado dos líneas en blanco en el manuscrito.

   489.- Se ha repetido aquí la primera sílaba de Felipe.