[Libro XI]
Contado ha la istoria cómo Eneas, escapado de la postrimera destruiçión de Troya, vino en Cartago de África [e] casó con la reina Elisa Dido, cómo la dexó porque no fuese sabida su maldad (e) de cómo él avía vendido la dicha çibdad e cómo // [Fol. 178 r., col. a] ella se mató por ser burlada d’él; e cómo arribó en Italia e casó allí e ovo fijos, qu’él e ellos reinaron allí por muchos altos fechos de armas qu’él allí fizo, por donde alcançó reinar allí él e sus fijos Julio e Escanio e Silvias Postino, que alcançaron todos tres sendos reinos, como más largamente se ha contado en la dicha su istoria. E morió este Eneas conplido de sus días en mucha honra e noble estado, reinando Julio, su fijo, en Toscana e fuendo su muger preñada e fallando los estrólagos que lo qu’ella tenía en el vientre avía de matar a su madre e a su padre, segund Dios es. E moriendo ella del parto d’él después d’él naçido e seyendo ya este Bruto mançebo de XIX años e andando con su padre, Julio, a correr monte, atrabesó un venado que iba Julio, su padre, en pos d’él ençima de su caballo a todo correr e, non lo veyendo, este Bruto tiró con una flecha de arco al dicho venado e dio a Julio, su padre, que venía corriendo, por el cuerpo de parte a parte, donde morió a poco rato. El pueblo de sus tíos e suyo ovieron grand pesar por su muerte, como quier qu’el padre mandase que no le fuese acaloñada su muerte, pues que era inoçente d’ella. Pero los pueblos dixeron que era verdad, pero que omne que a su padre avía muerto que no quisiese Dios que sobre ellos reinase, ca el su pecado los podría fazer perder a todos, que en ninguna manera lo tomarían.
Título de cómo Bruto salió de Italia e arribó en Greçia e de las cosas que le avenieron en Greçia e de cómo de allí se partió e pobló en Inguelaterra
Viendo esto Escanio e Silvinis, tíos de Bruto, qu’él no [col. b] podía reinar allí contra voluntad del pueblo, cataron manera para lo enbiar de allí onradamente e diéronle dos naos e gente e todo guisamiento. Dio consigo en alta mar a fin de ir a poblar a Troya, que estaba desierta, donde era natural. El tienpo contrario echólos en Greçia, en el reino de Maçedonia, que reinaba el rey Pandraso, el qual lo reçibió muy bien. En aquel reino avía X mil catibos de los troyanos, sin fijos e sin mugeres, que fueron traídos de la dicha destruiçión de Troya, entre los quales estaba el obispo Eleno, fijo del rey Príamo de Troya, que [avía] seido catibo en la dicha destruiçión e lo avían traído los griegos allí. Otrosí estaban allí Asarato, que de parte de su madre era nieto de Archiles, fijo de su fijo, e de la madre era de los troyanos. Su padre, quando morió, dexóle tres castillos juntos con el reino de Pandraso. Estos obispo Eleno e Asarato trataron con aquellos catibos troyanos que Bruto tomase cargo d’ellos e que se fuesen con él a poblar a Troya. E recogiéronse aquellos tres castillos de Asaraco e basteçiéronse todos con el dicho Bruto, que era omne, aunque mançebo, esforçado e entendido. E fizo catar todas las cosas neçesarias aquel fecho que començado avían.
Título de la carta que Bruto e los troyanos enbiaron al rey Pandraso sobre la deliberaçión de su catiberio e de la dura respuesta
«Al muy alto rey Pandraso, Bruto, de las reliquias de los troyanos, salud:
Como sea muy avorreçida e muy amargosa cosa aquello la antigua generaçión señorea tan larga esquibamente sostener jugo de su suguçión / [Fol. 178 v., col. a] en las sus çerbizes, por ende, la clara e dina de generaçión Dardania, que so el tu duro e espantable señorío estobiese que quieras d’ellos sufrida ser e quieras darles tierra de libertad en tu reino e averlos de aquí adelante por tus buenos amigos. E do esto non te plazerá de darles la salida para en qué vayan a buscar tierra en que poblen, esto que sea por la tu licençia, del qual pedimiento que te fazen entienden tú estar deudor».
El rey Pandraso, reçebida esta carta, dixo con grand ira e saña contra Bruto e los suyos duras e fuertes [palabras] (533) e, levantando todo su reino, fuelos a çercar, a la qual guerra Bruto e los suyos, como aquellos que estaban bien basteçidos en aquellos castillos de aquella montaña, se ovieron bien e sabiamente. Bruto salió muy esforçado e sabio guerrero, por manera que por luenga guerra el rey Pandraso e los suyos fueron vençidos e por muy grand arte presos (e) los sus fijos e hermanos e todos los mexores de su reino. E así presos e todo esto fecho, estando Bruto e los suyos muy gloriosos por esta bienandança que avían avido sobre los griegos, que estaban ricos a maravilla, e partida aquella presa e asosegados, ayuntó Bruto a todas sus gentes para fablar con ellos en fecho de sus aferes e díxoles así:
-Amigos e buenos parientes, ya visto avedes la bienandança que después de tantos trabaxos Dios nos ha querido dar, que le debemos dar muchos loores e graçias; pero bien sabedes cómo estamos en Greçia, donde ha muchos nobles reyes e prínçipes poderosos e, aunque a éste tengamos preso e vençido, no estamos bien seguros, por que es menester que tomemos consejo para lo que queredes fazer: si quere-des [col. b] quedar en esta tierra con voluntad del rey Pandraso, él fará lo que le pedierdes, pues preso lo tenedes, o para vos partir d’esta tierra, que todas las cosas que vos plazerá soy presto, pues que esta carga de vosotros tomé. E agora que tenedes tienpo fazed lo que vos plazerá e entendades que bos cunple, que yo a todo seré contento.
Título del acuerdo que Bruto e los troyanos ovieron sobre las razones susodichas e de lo que les aconsejó el obispo Eleno sobre ello
Quistiones muy dibersas se levantaron entre ellos sobre esta razón, ca los unos aprobaban en lo uno e los otros en lo ál; pero al cabo acordaron todos que por el obispo Eleno, fijo del rey Príamo, que era mucho sabio, e por un noble caballero que se llamaba Menbrudo, que era ançiano e natibo de Troya, fuese determinado este fecho e como ellos lo mandasen así feziesen. E después que ellos anbos ovieron acordado en uno, dixo el Obispo ante todo el pueblo:
-Señores, muy cosa dura es e avorreçida a toda criatura la guerra contina e muy peligrosa, quánto más a los omes, que son razonables criaturas, ca son las guerras en juizio de la fortuna, de la qual su natura es de nunca estar en un prospuesto. E si vos, a esfuerço d’esta bienandança que vos ella dio, aquí queredes estar, a toda Greçia avedes de conquistar ante que segura vida en ella podades fazer. La ventura, que vos esto dio, témome que no tenerá con vosotros mayor deudo que con vuestros anteçesores, que con muy grand logro les demandó aquello que dado les avía. Puesto que a los mançebos parezca bien la guerra, a los que la edad an conplida razón sería que con segurança // [Fol. 179 r., col. a] de paz gozasen la libertad que Dios les quiso dar; otrosí que, con graçia del rey Pandraso, que preso tenedes, querades quedar en la tierra, por quanto vos otorgará todas las cosas que le pedierdes. Mas ¿cómo no pensades que Pandraso jamás vos querrá bien, qu’él bien os quisiese e guardase lo que con vosotros posiese? ¿Pensades que vos querrá bien, qu’él bien vos quisiese? Aquellos a que vosotros matastes padr[e]s e fijos e hermanos no vos guardarían cosa que vos prometiesen, ca, quando el matador paresçe, raziéntanse las llagas. ¿Cómo podría ser fecho de enemigo leal amigo, (e) si de omne que aya fecho calonia alguna no puede ser leal amigo fallado? Por que, si a todos vos ploguiese, que lo que avíades de pedir al rey Prandaso para quedar en esta tierra que le sea pedido para salir d’ella. E Dios, que conoçe este noble caudillo, vos quiso ayuntar e ayudar, Él vos dará adonde quiera que vayades consejo.
Título de las cosas que Bruto e los troyanos enbiaron demandar al rey Pandraso e cómo les fueron otorgadas e salieron de su tierra
A todos los troyanos plogo con este consejo e acordaron en él. E Bruto fizo venir al rey Pandraso allí delante todos e díxole así:
-Rey Pandraso, bien sabes tú cómo, después de tantas e fuertes premias que so el tu brabo señorío los troyanos sentieron, muy omildosamente te enbiaron a requerir que no quisieses que ellos tan largamente durasen en soxuçión, que de tu grado en tu tierra les quisieses dar fiança e otorgarles la antigua libertad en que sus anteçesores vivieron. E tú no queriéndolo fazer, los [col. b] dioses usando del su ofiçio, faziendo justiçia, posiéronte en el su poder. Ellos, no usando de tu crueça, no te quisieron dar las penas que tú tienes mereçidas, mas pídente que les otorgues de tu grado la salida de tu tierra e que les des naos e vasteçimiento con que d’ella salgan en paz e que te soltarán e dexarán toda la tierra, que, si esto por tu voluntad no quisieres fazer, por sí lo entienden cobrar, e aún, do ellos fueren, a ti e a los tuyos levarán en cadenas.
E Pandraso, pagado de la razón de Bruto, dixo así:
-Fazer deben los omes por salvar la vida todas las cosas, e aunque sean de aquellas que vergüeña deban aver, quánto más las que razonables fueren falladas. Por ende, pues los dioses así lo quisieron, yo de mi buena voluntad soy plazentero e otorgo todo lo que por ellos fuese demandado, ca ellos no podrían demandar tanto como en lo que contra mí perteneçe.
E así quedaron por estonçes pagados del rey. E tornáronlo a la presión fasta que les entregase lo que avían menester para su partida. E mirado por los troyanos qué sería lo que avían menester para su conpaña, díxole Asarato a Bruto:
-Yo avía pensado una cosa conveniente, a mi pensar: que pues esta salida se ha de fazer en manera de paz, por que más firme fuese, que Prandaso diese a su fija Inomenis a vos por muger, la qual yo conosco por muy apuesta donçella e en condiçiones la más conplida del mundo, con la qual tú serías bien casado.
E mucho plogo d’esta razón a Bruto e a todos los suyos. E enbiaron al obispo Eleno a la demandar.
Título de cómo los troyanos enbiaron al obispo Eleno al rey Pandraso a le demandar a su fija e a las otras cosas conplideras a su partida
El obispo Eleno era tenido entre los griegos por honrado e discreto después que / [Fol. 179 v., col. a] fuera catibo en Troya, que le acataban mucha onra e autoridad. Llegado ant’el rey Pandraso e ante los suyos que presos estaban, le dixo esta razón:
-Rey Pandroso, los troyanos dizen que les des L naos e vastiçimiento para un año. Pídente todos los catibos troyanos que an quedado en todo tu reino que ellos no podieron aver; que des a Sarato por los tres castillos suyos X quintales de oro; otrosí te piden a tu fija Inogenis para su caudillo Bruto e a tu sobrina Noxia para Asarato e con éstas XX donzellas a tu escogiençia para que casen con caballeros troyanos e que te soltarán e darán los dichos castillos e, donde no, que morirás en su presión. E yo, porque en ti fallé sienpre honra, queríatelo galardonar e dótelo por consejo.
E acordado por Pandraso e por todos los de su reino que con él presos estaban, respondió e dixo así:
-Eleno, los menesterosos no dexan de cobrar de los omes sino aquello que no quieren. E por ende, nosotros, caídos en vuestras manos, queremos fazer todo aquello que pedís. E yo tengo por bien enpleada a mi fija en tan alto e tan noble caballero como en Bruto, que creo que en el mundo no ay otro mejor, quien fuera osado de tan alto fecho començar e tan çierta çima le dar omne desterrado e con poca gente, por esfuerço e seso, sacar todos los catibos del poder de Greçia. E por ende, otorgo lo que pedistes.
E luego fueron fechas las vodas e traídas las naos con todo lo pedido; mas quando se ovieron de partir, la infanta Inogenis dezía con grand dolor:
-¡Ay de mi, triste! ¿Cómo los dioses tobieron tantos males para mí guardados, si fue yo engendrada de las dueñas amazonas, que se deleitan en las pasadas de las mares? E dirán en todas las [col. b] tierras que cómo se pudo poner una sinple donzella como yo a tantos males. En muy grand preçio só yo puesta, pues fue yo fecha preçio e rábida de la mi tierra.
E a las vezes se amorteçía. E Bruto la conortaba muy dulçemente e a las otras tanbién. E mandaba toda vía a los mareantes que levasen la vía de Troya, adonde él e todos los suyos codiçiaban de ir a poblar en la dicha tierra de Troya por que en él e en ellos se cobrase el nonbre troyano.
Título de cómo Bruto e los troyanos entraron en alta mar con su flota e de las cosas que los acaeçieron con las tormentas e gentes
E así entrado Bruto e los troyanos en alta mar, no tardaron mucho que la tormenta no les echase en tierra de Damasco. E después de robada aquélla, entraron en la mar e toparon con muchos cosarios que sabían de su venida, los quales, seyendo más poderosos, avían conquistado e prendido una partida de su flota. E Bruto, veyendo aquello, aferró con la capitana de los cosarios e, saltando dentro d’ella, abraçóse con el capitán d’ellos e echólo en la mar. E tan grande fue el esfuerço que los suyos tomaron en aquello que a todos los cosarios mataron e prendieron e tomaron mucha riqueza, como quier que allí perdió Bruto muchos de los suyos.
E nabegando con todas aquellas naos e presos, tormenta forçosa les echó en tierra de África, cuidando arribar a Troya. E allí fueron reçebidos con mucha guerra. E oviendo vatalla con el señor de la tierra, lo vençieron e prendieron con muchos de los suyos. E por redençión suya les dieron todo el algo de la tierra.
E siguiendo su viaje, arribaron en Germania, que es en Alemania, e fallaron allí a Corneo de la Grand // [Fol. 180r., col. a] Fuerça, que era de la gente troyana que allí poblaron con Antenor. Por promesas que le Bruto fizo e por deseo de tornar a poblar a Troya, fuese con ellos. E nabegando por cobdiçia de llegar a ella con bientos contrarios, ovieron de ser perdidos. E arribaron en la isla de Locaçia, que agora se llama Chipre, que era toda despoblada por cosarios e era toda montes. E fallaron allí un tenplo mucho maravilloso consagrado a la deesa Diana e por consejo de todos el obispo Eleno fizo allí sus sacrefiçios por saber respuesta de los dioses por qué les venían aquellos tienpos contrarios, por que no podían ir a la tierra de Troya.
Título de las palabras qu’el obispo Eleno dixo faziendo el sacrefiçio en el su tenplo e de la respuesta que Diana d’ello dio a Bruto estando dormiendo
Faziendo el obispo Eleno su sacrefiçio, dixo estas palabras:
-Señora Diana, que eres espanto de los montes e tormenta de las mares, deesa de castidad, dinos por qué no podemos ir a poblar a Troya, a la çibdad que fue despoblada de nuestros anteçesores.
E acabado aquel sacrefiçio, adormeçiéronse todos en aquel tenplo. E apareçió Diana a Bruto en dormiendo e díxole:
-Bruto, no te trabaxes de ir a poblar a Troya, ca sentençia fue dada en el çielo contra ella que fuese despoblada por sienpre; pereçeredes todos si más aquella vía ides. Mas pasa los estrechos de la mar Oçíano a la parte de Sententrión; pasada Oçidente, fallarás una ínsola despoblada de gente, que antiguamente fue señoreada de un gigante [col. b] que se llamaba Albión, e allí está aparexada a ti la silla adonde reinarás e así mismo muchos reyes de tu linage e d’esas gentes que van contigo, las quales a muchos reyes e gentes comarcanas e forasteros fartarán de mucha angustia e derramamiento de sangre con sus espadas e arcos e flechas. Tú creçerás en estado e honra e en muchas gentes e estonçes farás tenplo de castidad por que yo sea en guarda de la tu generaçión e que se acaben los tus días en grande honra en aquella tierra.
E Bruto despertó de aquel sueño e llamó al obispo Eleno e a todos los otros de su conpañía. Contóles aquella visión que la deesa Diana le dixiera, con la qual fueron mucho alegres, e muchos pesantes porque más quisieran ir poblar a Troya, donde eran naturales, pero no osaron más profidiar contra la voluntad de los dioses. Tomaron la vía a ellos enseñada e pasaron el estrecho de Marruecos e trabesaron la mar d’España e tomaron tierra por refrescar en Equitania, que agora se llama Guiana. Cuidando allí folgar, fallaron mucho trabaxo de guerra e de gentes.
Título de las guerras e vatallas e fechos que conteçió a Bruto e a los troyanos con el rey Garafio de Guiana e con los catalanes e gaulos
Sopiendo el rey Garafio, que estonçes reinaba en Guiana, la venida de los troyanos, enbióles dezir con un su pribado que le saliesen de la tierra. Razonóse tan mal con ellos que Corineo, que era muy valiente e poco paçiente, diole con un arco por ençima de la cabeça e echólo / [Fol. 180 v., col. a] muerto. E viendo esto, el rey Garafio enbió sus gentes a pelear con[ellos; e fueron vençidos los suyos e muertos e presos muchos d’ellos. Como esto vio el rey Garafio, enbió demandar ayuda a los catalanes e a los gaulos, que agora se llaman françeses. Venidos todos en su ayuda e puesta su vatalla, los troyanos fueron bençedores e mataron e prendieron muchos d’ellos; e los que escaparon recogiéronse a sus fortalezas. En esta vatalla cobró Corineo grand fama de la su fuerça, que fallaban en los muertos el omne cortado por la çinta e otros por los onbros fendidos fasta la çinta e otros pasadas las lanças por las armas e cuerpos de parte a parte.
Señorearon los de Bruto toda aquella tierra e, pasando adelante, ovieron grand vatalla en Lormandía con los françeses; e vençiéronlos e mataron muchos d’ellos e dañáronles la tierra. E morió allí un noble caballero, primo de Bruto, que se llamaba Toreno, e ovieron por él grand pesar. E feziéronle rica sepoltura e por honra d’él poblaron allí una villa e posiéronle nonbre del mesmo Torena, que se llama agora Torres en Torena.
Señorearon Bruto e los suyos toda aquella tierra fasta que fezieron treguas con los comarcanos. E fecha esta tregua, pasó Bruto con todos los suyos en la isla d’Alvión, que agora se llama Inguelaterra, e falláronla toda [col. b] despoblada, salvo en Cornoalla, que fallaron un gigante que se llamava Magós, que era mucho valiente, con pocas gentes. E ovieron conbenençia que luchasen este Magot e Corineo e el que derribase al otro que oviese a Cornoalla. E derribólo Corineo e lançólo a la mar, donde oy día llaman allí donde lo echó la Peña de Magot.
De cómo Bruto e los troyanos poblaron en Inguelaterra e en [E]scoçia e cómo la repartieron e en qué tienpo e se pobló Londres
En el tienpo que señoreaba Josué sobre el pueblo de Israel arribaron Bruto e los troyanos en la dicha isla de Albión e pobláronla de villas e de castillos. Reinó Bruto en Inguelaterra sobre todos e pobló la çibdad de Londres e fízola cabeça del reino. Púsole nonbre la Grand Bretaña. Dio por eredamiento a Corineo a Cornoalla e púsole de su nonbre Cornoalla e dio por erençia Asaraco a Escoçia. Un su fijo que la eredó después d’él, que llamaban Isca, púsole de su nonbre Escoçia. E fizo obispo mayor en este reino sobre todos al obispo Eleno, fijo del rey Príamos, que con [e]llos vino, como dicho es, porque en el tienpo de los gentiles los obispos eran los más poderosos e ricos del reino del rey, en fuera sacando los reyes.
Oy en día la Iglesia es poderosa en Inguelaterra, que ereda la terçia parte de las rentas del reino. Paga la terçia parte de las guerras e de las otras cosas conplideras del reino; la comunidad paga la otra terçia parte; el rey de sus derechos paga la otra terçia parte. Quando esto no vasta, echa talla a todas las cosas que venden. Otrosí en todo el reino de Inguelaterra, así en los // [Fol. 181 r., col. a] ducados e señoríos como en las çibdades, no se faze justiçia ninguna, sino por el rey solamente, ni la toca prínçipe ni caballero nin çibdadano como en los otros reinos. D’este Bruto e de sus gentes suçedieron e suçeden todos los ingleses e escoçes e irlandeses e las otras islas comarcanos. De la costunbre de Troya les quedaron la espada, el arco e las flechas. E sacaron ellos de suyo la acha e las otras visarmas, segund que las han oy día. E así reinaron e suçedieron de unos en otros fasta el tienpo que reinaba en la dicha çibdad de Londres, seyendo cabeça de Inguelaterra, el rey Luçes Pagano.
De cómo arribaron en Inguelaterra Josep Avarimatía e su fijo, el obispo Josefaz, e sus parientes con el Santo Grial, que eran christianos
Andados L años de la Pasión del Nuestro Señor Jhesuchristo, arribaron en la isla de Inguelaterra Josep Avarimatía e su fijo Josefaz, que fue el primero obispo christiano, con la sangre del Nuestro Señor, que se llamaba el Santo Grial, [e] otros sus parientes e grandes omes, que eran christianos por graçia de Dios. E por muchos miraglos que mostró por aquel Santo Grial fueron conbertidos todos los de aquellas islas, o los más, después de muchas predicaçiones e derramamiento de sangre. E reinaron algunos d’ellos en algunas çibdades e reinos e probinçias, segund aquí se dirá. Así, se falla que los primeros christianos del mundo fueron en Inguelaterra, después de los de Jherusalem. [col. b] Este Josep deçendió al Nuestro Señor de la cruz, que gelo dio Pilatos en galardón de su soldada, e lo sepultó honradamente. E allí tomó esta sangre del su costado en un vaso, que se llamó éste Santo Grial, e fue por ello preso XL años por los judíos e confortado por él fasta que lo sacaron Vaspasiano e su fijo Titus, Enperadores de Roma, segund que se contiene en la Bribia. E se dexa aquí de contar por no alargar escritura.
Estos son los que reinaron en Inguelaterra de la conpañía de Josep
Sador, fijo de Ertón, sobrino de Josep, fue Rey de la çibdad de Leonís e d’él suçedió por derecha línea de rey en rey Eledus de Leonís, que fue padre del buen caballero e fermoso Tristán de Leonís, que fue nonbrado caballero.
De Perrón, sobrino de Josep, suçedió de rey en rey por derecha línea el rey Lot de Ortania, que casó con la hermana del rey Artur de Inguelaterra e fizo en ella a Galván e a Gai.ete e Agerres e a Garbaín e a Morderet, que fueron nonbrados caballeros en la Tabla Redonda.
Galaz, fijo de Josep Avarimatía, fue Rey de la çibdad de Lisoarta, que por su nonbre le llamaron Galaz e así la llaman oy. E d’este Galaz suçedió el rey Urián, que casó con Margaina, hermana del rey Artur, que ovo fijo d’ella al buen caballero Ibán, que fue mucho nonbrado caballero en la Tabla Redonda.
Josué, hermano de Sador, sobrino de Josep, reinó en la çibdad de Corberique de tierra forana. D’él suçedió de rey en rey el rey Pelaz, que fue agüelo del santo caballero (534) Galaz, padre de su madre. / [Fol. 181 v., col. a]
El rey Naçián que se llamaba antes que fuese christiano, fue Rey de Ganuz. Suçedió d’él de rey en rey el rey Lançarote, que ovo fijos: el uno, el rey Vores de Ganus, que fue padre de Leonel e de Vores, primos de Lançarote del Lago, que fueron nonbrados cavalleros en la Tabla Redonda; el otro fijo de Lançarote fue el rey Ibán de Benuit, padre del famoso caballero Lançarote del Lago.
Título en que cuenta del naçimiento del sabio Merlín e de algunos fechos suyos porque perteneçe al naçimiento del rey Artur
En el reino de la isla de Inguelaterra, en una tierra que se llama tierra Forana, dormió un diablo que se llama Inquibides con una donzella que fazía santa vida. Ovo poder de la engañar porque, con saña de palabras desonestas que una mala muger su hermana le dixo, olvidósele de se santiguar en dormiendo. Como despertó, salióse corronpida e confesólo a su confesor porque ella no sopo si era diablo o omne. Salió preñada e porque en aquel tienpo era costunbre que muger que adulterio feziese, si no fuese mundaria pública, que la matasen por ello, como se sopo su preñez fue luego tomada de la justiçia e puesta a juizio ante los alcaldes, los quales mandáronla quemar porque no daba padre ni razón de su preñez. E como quier que ella dezía lo que le aconteçiera e concordaba su confesor con ella, pero no le valía nada. E porque era preñada e non moriese la criatura inoçente, diéronle vida de la parir e criar dos años. Metiéronla en una torre çerrada con dos mugeres que la guardasen e serbiesen. Parido un fijo todo velloso e criado de un año, estando un día (e) apartada de la conpañía, miró aquel su fijo e, veyéndolo feo demasiada-mente, [col. b] díxole llorando:
-¡O fijo, que por mala e fea criatura que tú eres tengo de morir de cruda muerte!
Como la criatura lo oyó, que mamaba, alçó la cabeça arriba e, reyéndose, díxole catándole a los ojos:
-Madre, non ayades miedo, que no moriredes por mí, ca no lo tenedes mereçido, que yo vos salvaré.
Como aquello oyese ella, espavoreçióse, de guisa que se le cayó de los braços en tierra, veyendo fablar criatura de un año tan osadamente. E como las mugeres que estaban con ella lo vieron, tomaron la criatura, valdonándola, diziendo que lo quisiera matar. Como ella vino en su acuerdo e les contó todo lo que oyó, fueron maravillados e quisiéronle fazer fablar diziendo mal de su madre, mas no les respondió cosa. E sonando todo esto por el pueblo, fueron mucho maravillados d’ello. E veníanlo a ver, mas no les quiso fablar.
Título de cómo, venido el tienpo de los dos años, Merlín salvó a su madre e de las cosas que con el alcalde e con su madre le contó
[C]onplido (535) el tienpo de los dos años para conplir la justiçia de la madre de Merlín o le diese padre, como ella lo oyese, llorando se acomendaba a Dios e a Santa María, como aquella que era sin culpa. Pero no le valía nada. Como Merlín aquello oyese al alcalde, levantando su cabeça, díxole:
-Alcalde, el que no faze justiçia de sí no la debe fazer de otro; por ende, trae aquí tu madre e déte padre e mi madre dará a mí padre.
Como el pueblo, que estaba presente, esto oyeron, fueron maravillados en oír fablar criatura de dos años tan sabia e osadamente, e sobre todos el alcalde, que avía dado la sentençia.
Díxole:
-Dígote, Merlín, que tienes razón.
E mandó enbiar por su madre e ayuntar todo el pueblo para ver aquel maravilloso fe-cho. // [Fol. 182 r., col. a] E así venidos, dixo a la madre de Merlín, que tenía su fijo en los braços:
-Cata aquí a mi madre e dará padre a mí; e a ti conbiene que des padre a tu fijo, si no oy serás quemada, como estás juzgada. E vos, mi madre, dadme padre antes que esta otra lo dé a su fijo.
Respondióle la madre e díxole:
-Fijo señor, sé que yo padre vos tengo dado a mi señor vuestro padre, que Dios aya, como lo saben todos.
E dixo Merlín al alcalde:
-Señor alcalde, no me pareçe que sodes muy entendido en querer fazer las cosas tan públicamente porque vos podría venir daño por ello; por ende, llamad a vuestra madre e a la mía e quatro onbres buenos del pueblo e allí responderé yo a tu madre e después fágase como quisieres. Esto [no] (536) entendades que lo digo por salvar a mi madre, ca ella salva e inoçente está.
E maravilladas las gentes d’ello, dixieron al alcalde que lo fiziese así. El alcalde dixo:
-Plázeme de lo fazer, pero dígote que, si no dizes verdad, que tu madre será quemada.
Merlín le dixo reyendo:
-No te cures d’eso, que yo te mostraré ante estos omes buenos que tú llamas quién es tu padre [e] (537) quién es el mío después ant’el pueblo.
Con estas palabras se apartaron. Dixo Merlín a la madre del alcalde:
-Vos bien sabedes que quando vuestro marido estaba enojado, fulano, vuestro confesor, vos demandó vuestro cuerpo. Vos le respondistes que lo faríades, sino por miedo de vos enpreñar, que vuestro marido no dormía con vos ya de doliente. Él vos respondió que era de tal natura que no podría enpreñar muger. Con esto, echástesvos con él fasta que vos sentis-tes [col. b] preñada e gelo degistes e, por lo encobrir, fízolo él a vuestro marido que dormiese con vos, mostrándole grand pecado porque no lo fazía. E así fezistes al buen ome creyente que érades d’él preñada.
E díxole otras muchas cosas señaladas que avían pasado entre anbos continuando su mal propósito. En tanto estrecho la puso que no pudo fablar cosa. El alcalde le dixo:
-Como quiera que sea, vos mi madre sodes e yo no vos faré sino como a madre. Por ende, dezid la verdad.
E díxole:
-Fijo, ¿qué te diré, que yo creo que este es el diablo o su fijo, del qual cosa no se puede encobrir?
Dixo el alcalde aquellos que con él estaban:
-Agora vos digo que este moço dezía verdad, que mejor sabía él quién era mi padre que yo. Do por quita a su madre del mi juizio. Pero dime, Merlín, aquí ante todo el pueblo, quién es tu padre, por que sepa dar razón de mí a todos ellos, por que sepan que no fago justiçia de tu madre.
Díxoles Merlín:
-Buenas gentes, sabed que sañudos fueron los diablos quando Nuestro Señor quebrantó los infiernos e sacó d’ellos Adán e a Eva e a los otros que le plogo. Dixieron: «Fagamos omne mortal por que cobremos por él tantas almas como perdimos por aquel Jhesuchristo que vino en carne e nos los tomó de nuestro poder». Díxoles un diablo que se llama Éncobus qu’él avía poder de engendrar fijo. Como Nuestro Señor entendió su maliçia, consentióles de lo fazer, pero no para lo que ellos cuidaron. Fue yo luego engendrado de aquel Éncobus en esta mi madre e diome Dios por aquel diablo a saber todas las cosas pasadas, como los diablos lo saben; e diome por esta mi madre, que es de santa vida, a saber todas las cosas que son de / [Fol. 182 v., col. a] por venir por que yo guardase el su serbiçio.
Estas e otras muchas cosas les dixo Merlín que todos fueron maravillados. Dixo al alcalde en poridad:
-Sabe que tu madre es ida, como tú le mandaste. Como llegare a su casa, llamará al clérigo que es tu padre e contarle ha todo este fecho. Él con grand temor salirá fuera de la villa e enforçarse ha por sus manos. Enbíalo saber por que sepas si digo verdad en todo.
E faziéndolo así el alcalde, fallólo verdad en todo.
Muchas cosas se dexan aquí por no largar escritura.
De cómo reinaron algunos reyes en Inguelaterra, por donde suçedió d’ellos el noble rey Artur, e de sus nobles fechos
Muchos reyes reinaron en Inguelaterra e en las otras islas comarcanas, de las quales suçedió el rey Moines, el qual dexó a su muerte dos fijos legítimos pequeños, que llamaban al mayor Padragón e al otro Úter. E dexólos en guarda e encomienda de un su hermano vastardo, que llamaban Vertiguo, para que gobernase el reino fasta que Padragón, que dexaba por rey, fue de edad para gobernar el dicho reino. Como él se vio apoderado en las tierras, cuidó matar a los sobrinos. E fueron con ellos dos caballeros a Gaula, que agora se llama Françia. Reçelándose d’ellos que, creçidos, tornarían en el reino, fizo muchos castillos en el reino para se defender d’ellos si veniesen, entre los quales fizo el castillo de Dobra, que es en el estrecho de Cáliz. E porque se le cayó tres vezes, fizo juntar sus estrólagos, que eran XII sabios, para que le dixiesen por qué no se tenía aquella obra. E juntados en uno, fallaron que avía de morir por una criatura que era naçida sin padre. E por escusar esto, fueron al Rey e dixiéronle [col. b] que feziese matar un moço que era naçido sin padre e que, con la sangre de aquél untando la cal, estaría la obra. El Rey, maravillado de omne ser engendrado sin simiente de varón, pero con el afirmamiento d’ellos, enbió muchos omes a lo buscar, cada unos por sus partes. Llegados dos d’ellos adonde él andaba trebexando con otros moços e sopiendo él todo aquel fecho, por que lo conoçiesen dio con un palo a uno de aquellos sus conpañeros, el qual, dando vozes e llorando, dixo:
-¿E cómo mató este fijo de sin padre?
Como lo oyeron aquellos dos omes, fuéronse azia ellos. Como Merlín los vio, díxoles:
-Yo só el que buscades.
E contándoles lo por qué venían e despediéndose de su madre, se fue con ellos al Rey. Llegados ant’el Rey. díxole:
-Rey, esto que tú quieres saber d’esta torre por qué cae yo te lo diré, por tal que, si mentiese, que mates a mí, si ellos mentieron, que fagas matar a ellos.
Contentos todos, díxole Merlín:
-Rey, tú te reçelas de tus sobrinos Padragón e Úter e fazes esta torre por los destorbar este paso. E sabe que estos estrólogos preguntaron por su estrología al diablo qué era la causa por que esta torre caía, el qual, negándoles la verdad codiçiando mi muerte, porque me la buscan todos, porque saben que no he de fazer cosa que a ellos venga en pesar, dixieron a ellos que matándome e untando la sangre mía con la cal repararía esta obra. Rey, sabe que so esta obra yazen dos dragones en una pequeña fuente e, como se les carga la obra de suso, rebuelben la tierra e cae así la torre.
E fízolos sacar por cabas e, salidos, matáronse el uno al otro.
Pasaron aquí muchas cosas que serían largas de contar, salvo que dixo a los XII clérigos:
-Vos no moriredes por mí ni lo quiero yo, ca // [Fol. 183 r., col. a] otro vos metió en ello que vos lo quiso fazer. E aquel fue Luçifer, que vos fizo creyentes que por mí avíades de morir por que me vos fiziésedes matar, ca, porqu’él me ha perdido e porque yo no fago las cosas qu’él cuidaba que yo faría, me buscaba la muerte. Mas yo tengo buen Señor que me guardará d’él; vos confesad este pecado e non husedes más d’esta inigromançía, pues no podedes dezir sino lo qu’el diablo vos enseñare, que nunca vos dirá verdad.
Ellos así gelo prometieron.
Como el Rey así lo viese sabio, preguntóle de sus avenimientos, al qual, en secreto ante quatro pribados suyos, dixo que sopiese de çierto que los sobrinos lo avían de matar en fuego porqu’él fuera causa de fazer morir a su padre e avía de reinar en Inguelaterra el uno en pos del otro.
Título de cómo Padragón e Úter, su hermano, seyendo creçidos, pasaron en Inguelaterra e mataron a su tío e después lo quemaron
Creçidos estos dos hermanos Padragón e Úter, pasaron en Inguelaterra e, oviendo fuerte vatalla con el rey Vértiguer, su tío, vençiéronlo e mataron muchos de los suyos. Acogióse Vértiguer a la tierra de Ejeus, su suegro, que era poderoso. Luego reinó Padragón, el qual, aviendo mucho a voluntad la conpañía de Merlín, fízolo buscar por todo el reino. Pero no era cosa que le fallar podiese, si él mesmo no quisiese, ca él sabía todo lo que d’él dezían; trasfigurábase en qual forma de omne quería e de tal hedad. E como él sopo esto, vínose de suyo ante los hermanos e, después de muchas maravillas que ante ellos fizo e fabló, fízoseles conoçer e prometióles su serbiçio porque sabía que d’ellos avía de venir el noble rey Artur. Díxoles cómo Vértiguer, su tío, e Ejeus, su suegro, [col. b] venían sobre ellos con poderosa gente e que saliesen a pelear con ellos. Consejóles cómo fiziesen. Díxoles cómo serían vençedores, pero que sopiesen qu’el uno d’ellos con muchos de los suyos morería allí e el otro que reinara en el reino luengamente seyendo poderoso. E dixo en secreto a Úter, el ermano menor:
-Sey esforçado caballero, que tu hermano Padragón morirá en esta vatalla e tú reinarás después d’él.
Oviendo fuerte vatalla, fueron vençedores los hermanos. Murió Padragón allí como lo dixo Merlín a Úter. E morió Egeus con muchos de los suyos. E acogióse Vértiguer a un castillo e quemólo allí Úter con muchos de los suyos, como Merlín le dixo. E muertos éstos reinó Úter en Inguelaterra e en todas las islas sobre todos los reyes d’ellas luengamente. E por honra de su hermano, que no dexara fijos, por que no quedase sin memoria, por consejo de Merlín llamóse Úter Padragón en toda su vida.
De cómo fue engendrado e naçido el noble rey Artur de Inguelaterra e de los fechos que en su criança acaeçieron
Reinando este Úter Padragón, como dicho es, enamoróse de Ibernia, muger del Duque de Tintoil, que era mucho fermosa. E non la podiendo aver por cosa, mandó en achaque al Duque, su marido, çerca[r]lo en un castillo suyo. E tobiéndolo çercado, con grand cuita de amor descobrióse a Merlín, diziendo que mori(n)ría si él no lo mostrase conplir su voluntad. E Merlín, veyendo su cuita e sopiendo lo de venir, levólo solo con Olfin, su pribado, a un castillo adonde estaba la Duquesa, ca el Rey no la osara çercar por no descobrir que por aquello tenía çercado al Duque. E llegados de noche al castillo, llamó Merlín a la Duquesa diziendo por Úter Padragón que era el duque Auferión, que venía de secreto fablar con ella solo con dos pri-bados / [Fol. 183 v., col. a] suyos. Tresfigurados todos tres en la figura del Duque e de sus criados por los encantamientos de Merlín, dormió el Rey con la Duquesa mucho a su sabor. Conçibió d’él aquella noche al noble rey Artur de Inguelaterra.
Aquella noche mesma salió el duque Auferión de su castillo, cuidando matar al rey Úter Padragón en su tienda, e matáronlo los del Rey. Como el Rey saliese del castillo de noche, Merlín le dixo cómo el Duque era muerto e que avía engendrado fijo que sería noble sobre los de su linage, pero que gelo diese para criar en galardón del su trabaxo, en manera que ninguno no lo sopiese, sino Ulfin, que era allí con ellos. E el Rey, mucho gozoso d’ello, e más por casar con la Duquesa, otorgólo todo. Después casó con la Duquesa, encobriendo todo aquel fecho, mostrando que le pesaba de la muerte del Duque e que por emendar a la Duquesa, que avía dos fijos d’él pequeños, que por eso la tomaba por muger.
Al tienpo que ovo de parir, vino allí Merlín desconoçido e fuele dado el niño en secreto por Ulfin por mandado del Rey, a pesar de la Duquesa, que no sabía del secreto, sino que cuidaba qu’el Duque lo abía engendrado aquella noche. E Merlín lo dio a criar a un caballero en la montaña que llamaban Antor, mandándole por mucho preçio que dixiese que era su fijo, ca sopiese que abía de llegar a grande estado e d’él se le siguiría mucho bien. E el caballero quitó la teta a un su fijo de dos meses e diolo a criar a una labradora que le llamaban Grifet; e dio Artur a criar a su muger, no sopiendo ellos quién era Merlín, sino que pareçía un omne de C años e flaco.
E fue este Úter Padragón noble rey e morió de su dolençia. E antes que moriese fizo la Tabla Redonda de CL caballeros conoçidos por conse-jo [col. b] de Merlín. E yoguiendo el Rey sin fabla, entró Merlín a él e díxole:
-Rey, vete con Dios, que tu fijo Artur reinará algund tienpo.
Esto dixo, él callando, a la oreja d’él.
Del reinamiento del noble rey Artur de Inguelaterra e de la marabilla que Merlín en ello fizo e de su conoçimiento
E muerto este rey Úter Padragón, porque no pareçía dexar fijo que reinase en pos d’él, ovo grand dibisión en el reino quál reinaría. No sopiendo tomar consejo, buscaron a Merlín, (e) demandándole consejo a quién tomarían por rey por que se gobernasen bien, el qual, tomando el cargo, estando todos los mexores del reino en la çibdad de Londres, sin lo saber ninguno, fizo por sus encantamientos venir un padrón de piedra mármol con una espada metida en él por el río de Artamisa adentro e paróse en la plaça de la çibdad. Dezían unas letras de oro que en él estaban escritas: «El omne que esta espada sacare d’este padrón, aquél tomen por su rey los ingleses, ca será rey noble e aventurado a sí e a su reino». E vista aquella maravilla, todos los del reino que algo valían, codiçiando de reinar, se probaron en aquella espada, veniendo de todas partes, en tal manera que, en XX días continos e más, no falló omne que la sacar podiese, atanto que no sabían qué fazer.
En este comedio vino Artur, que era ya de XVI años, mucho fermoso e valiente de su edad, por mandado de aquel que lo criaba a la çibdad, no sopiendo de aquello, por levar çiertas cosas, como otras vezes solía. E pasando por la // [Fol. 184 r., col. a] plaça, estando las gentes a comer, vio aquella espada metida en el padrón e, no sopiendo qué fazía, trabó d’ella e sacóla muy ligeramente; e miróla e tornóla en su logar, ca los moços ni labradores no la probavan. E fuendo a su menester, algunos que lo vieron fuéronlo [a] dezir a los fieles que guardaban el padrón. E traxiéronlo allí, presentes [ya] (538) muchas gentes, e mandáronle que la probase. E él, mucho avergoñado, trabó d’ella e sacóla mucho arrefezmente. E tobiéndolo allí, llamaron aquel caballero Antor, que él les dixo que era su padre. E veniendo, preguntáronle de su fecho, el qual les dixo que era su fijo, como estaba castigado.
E así fue coronado por rey este noble Artur por Merlín, que entendido no se fazía, de todos los del reino, que estaban deseosos de rey, con muchos nobles e estraños juegos e juglares, ca, vestido de paños reales, era el más apuesto omne de todos los del reino e palaçiano en palabra e fechos de todas cosas. E así coronado, díxole callando aquel caballero que lo crió:
-Señor, pues Dios te fizo rey, en galardón de tu criança toma a Giflet, mi fijo, por tu copero e serbidor para su vida, pues es tu hermano de leche; no gela quites por villanía que faga contra ninguno, ca, si la feziere, será de parte de la villana que yo le di por ama, que mamó su leche por dar lo de su madre a ti.
Lo qual él le otorgó de voluntad.
Título de los fechos que acaeçieron a este noble rey Artur de Inguelaterra después que fue coronado por rey
En el año de Nuestro Señor Jhesuchristo de CD años reinó este noble rey Artur en la [col. b] Grand Bretaña, que agora se llama Inguelaterra, segund susodicho es, que, seyendo mançebo e no sopiendo cosa de su linage, se puso a probar en todas las aventuras del Santo Grial que fueron. Eran muchas desd’el tienpo que Josep Avarimatía lo traxo en Ingalaterra e lo dexó en el castillo de Corberique a su muerte, segund dicho es, en las quales él deseó maravillosamente en el fecho de las armas, probándose con nonbrados caballeros uno por otro. En otras cosas, espeçialmente mató un gato demasiado de fuerte en una montaña solo, que avía muerto muchos nobles caballeros e otras gentes que lo iban a buscar e él tomó por sus armas, así como las han oy en día los Reyes de Inguelaterra, que les llaman gatos artuxes del su nonbre. Otrosí mató al duque Flores, cuerpo por cuerpo, que vino sobre él con [e]l poderío de Roma por le quitar el su reino. Seyendo en su corte, vino allí Elena, muger del rey Lot d’Ortania, que era mucho fermosa, con IV fijos pequeños de X años avaxo e enamoróse d’él, que era de gran veldad, e él d’ella, non sopiendo cómo heran hermanos de madre. Dormió con ella e enpreñóla de secreto de un fijo que se llamó Morderet, del qual vino mucho daño en el reino, como se dirá. Estando el su fecho así, Merlín, que mucho lo seguía e guiava, sopiendo que, no envargante el Rey ser tan noble, que el reino no era contento d’él por ser fijo de Antor, fizo descobrir todo el fecho de su engendramiento e naçimiento por su madre e por Ulfin e por Antor e por su muger, que lo criaron, presentes los mejores del reino, en una maravillosa manera, de lo qual todos fu-eron / [Fol. 184 v., col. a] alegres, como la razón lo adeudava.
E acabado esto, casó con Ginebra, fija del rey Leodanga de Norgales, que era, a la sazón, la más noble del reino. Diole con ella la Tabla Redonda con C cavalleros, que la ovo del rey Úter Padragón, su padre; porque no dexaba quién la mantobiese, guarneçióla de los CL caballeros, como le convenía, sino sola la silla peligrosa, que era encantada e no consentía caballero, fasta que vino el santo Galaz.
Del sueño que este rey Artur soñó e de cómo vio la vestia ladradora e de cómo gelo declaró Merlín con su muerte
Estando este rey Artur enseñoreado en todos los reinos de las islas en Gaula, qu’él señoreaba, e fuendo un día a correr monte, alongóse de los suyos tras un çierbo fasta que le cansó el caballo. E descabalgando, echóse en un prado e con el cansançio adormeçióse cabe una fuente. E soñó un fuerte sueño, en que salía del su cuerpo una sierpe rabiosa que con su ponçoña quemaba toda la caballería de Inguelaterra e peleaba con [é]l e la mataba él con su lança. Quedava él ferido de muerte e despertó mucho espantado. E pensando mucho en aquel sueño, oyó muchos ladridos de canes e alçó la cabeça arriba, pensando que serían los suyos, que se les eran idos tras el çierbo, e vio venir una vestia desfigurada d’esta manera: qu’el cuerpo avía como oveja e de su grandor e el cuello de çierbo, la cabeça como de raposo e la boca con pico como águila e las manos como grifo e los pies e la cola como león e toda de largo pelo. E venía más irada [col. b] qu’el viento ladrando dentro d’ella e por su voca ladridos de XXX canes e más quando van tras venado. Como llegó a la fuente, lançóse dentro en la fuente e, veviendo, çesaron los ladridos. E como salió del agua, començaron a ladrar, segund primero, e fuese a todo correr por el monte adelante con tales ladridos. E así, mirando el Rey por dónde se iba, vio venir un omne viejo medio çiego, que no podía venir, e, tornado el Rey a sus pensamientos, díxole:
-Rey, no te maravilles d’esta vestia, ca es de las maravillas del Santo Greal, ni te espantes del sueño que soñaste, ca es cosa que atañe a tu muerte e así ha de ser, que no es cosa que se escusa.
Como esto oyó el Rey, fue más espantado que primero porque le fablava en el sueño, que otro no podía saber. E preguntóle:
-Di, viejo, ¿qué sabes tú de mi sueño e de lo que yo me maravillo?
Díxole:
-Rey, más sé de lo que tú cuidas.
E contóle todo lo que soñara e lo de la vestia ladradora e cómo avía de morir como viera en el sueño e que no se podía escusar.
De cómo Merlín debisó al rey Artur el fecho del su sueño
Oídas el Rey estas razones e seyendo turbado, desfiguróse Merlín de aquella figura e tomó la suya propia por se fazer conoçer al Rey, con lo qual el Rey, oviendo sobejo plazer, lo abraçó e dixo:
-Merlín, nunca tanto te ove menester como agora, por dos cosas: la una, porque fablas en mi muerte; la otra, por saber razón d’esta vestia. E ruégote que me // [Fol. 185 r., col. a] sueltes derechamente como lo soñé.
E Merlín le dixo:
-Plázeme de lo hazer, pues tan cuitado te veo, aunque no te plazerá; pero así á de ser. Rey, la sierpe que tú soñaste que salía de tu cuerpo, que quemaba con su ponçoña toda la caballería de Inguelaterra, es un fijo que tú engendraste en grand pecado, que, seyendo tú conplido de días, estando honrado más que otro rey que en este reino ovo reinado ni reinará de aquí adelante, se alçará contra ti con el dicho reino e peleará contigo e morirá allí toda la noble caballería d’este reino. Tú matarás a él e él te dexará ferido de muerte. Por ende, conórtate, que sabías que avías de morir, quánto más que será onrada tu muerte.
Título de cómo Merlín devisó al rey Artur el fecho de la vestia ladradora
-Rey, el fecho d’esta vestia ladradora es fecho en esta manera porque es de los fechos del Santo Greal: en el tienpo que reinaba en [e]ste reino un rey que llamaban Ipomenes, avía un fijo mucho noble e deboto contra su Dios e avía una fija, que llamaban Ipodonia, que era sabia e mucho fermosa e devota otrosí. E como el diablo se trabaxa sienpre en fazer pecar los buenos, puso en voluntad aquella donzella de se enamorar de aquel su hermano. E siguiólo atanto por que se echase con [e]lla que, no lo podiendo con él acabar, se puso en desesperaçión de se matar por amor d’él o de lo fazer morir. Veyéndola el diablo en tal desesperaçión, vino a ella de noche en forma de omne mucho fermoso e dormió con ella e enpreñóla. E como se vio preñada, aconsexóse con él e consexóla que dixiese que, forçándola, su hermano la enpreñara. Como ella se vio preñada, querellóse al padre, diziendo de su hermano ser [col. b] preñada e que le fiziese justiçia. E luego lo fizo prender e mandó a la fija que ella lo juzgase a lo que quisiese, la qual, ençendida con el diablo, mandó que lo diesen a comer a XXX canes qu’el padre tenía en un corral, los quales daban a comer los omnes malfechores. E como quier qu’el hermano se escusaba con la verdad, no le valía nada. Fue lançado a los canes e dixo en echándolo:
-Ermana, con falsedad me fazes morir cruel muerte, despedaçado e comido de canes; ruego yo al Señor, qu’el mundo ha en poder, que cosa desfigurada salga del tu cuerpo de lo que tú eres preñada e ladrando como canes rabiosos ande por el mundo faziendo lazdrar las gentes en testimonio de la mi muerte cruel e inoçente.
E como los canes estaban fanbrientos, fue luego despedaçado e comido casi vibo. E como el padre oyó aquellas palabras, luego entendió el mal que ella avía fecho e fízola prender fasta que más sopiese. Como vino el tienpo de parir, parió aquella vestia que vos vistes e salió del palaçio irada, como vistes, con aquellos ladridos de canes e andando después acá faziendo mal en las gentes, espeçialmente en los caballeros andantes que la siguen. E á de durar fasta que venga el santo Galaz, que dará çima a todas las aventuras del Santo Greal, que la matará el buen caballero Palomades, el pagano, con la lança d’él. E como el padre vio aquella visión, fizo luego quemar aquella su fija.
Título de cómo Merlín devisó la su muerte mesma al rey Artur pues que le dixo la suya
-Agora, Rey, pues te he devisado la tu muerte, que será honrada, quiérote devisar la mía, que será cruel e desonrada. Sepas que Nuestro Señor me dio a saber todas las cosas pasadas e por venir, salvo de la mi muerte, que no quiso que yo sopiese cosa, e vi una noche dormiendo una visión en esta manera: en un can-po / [Fol. 185 v., col. a] fermoso naçía una rama pequeña de un árbol de robre, e creçía en tanto grado [que] daba grande sonbra e sabrosa desí más que todos los árboles del mundo. E por aquello venían todas las animalias del mundo que calor avían [a] ponerse a la su sonbra, e por el semejante con las friuras, e oyendo la fama de su fermosura. E creçíale al pie una sinple rama e delgada e fea e de otra natura e, como ella començó a creçer, començó el árbol a descreçer azia la tierra, en tanto grado que, ella creçiendo e el árbol descreçiendo, que todo lo fizo somir so la tierra, que no quedó cosa fuera, sino la nonbradía. E querría que vos, Rey, me soltásedes esta vesión.
Díxole el Rey:
-Merlín, eso a vos conbiene dezir, que sabedes las cosas, que no a mí, e ruégovos que me lo digades.
-Rey, pues saberlo quieres, sabed que aquel árbol que naçió en el canpo senifica a mí, el árbol e el canpo senifica (539) el mundo donde yo naçí e la fermosura del roble, que es la más sabrosa sonbra de los árboles, senifica el mi saber e las animalias que con el calor e frío se venían a poner so él senefica que vernán [a] buscar la mi sabiduría, que só el más sabio del mundo. La rama sinple que naçerá cabo el árbol será una donzella de poco saber que se llegará a mí e aprenderá de mí tanto que, así como aquella rama creçió sobre el árbol e lo somió so la tierra, así enterrará a mí vibo so la tierra e me fará morir de cruda muerte; no quedará de mí sino la mi fama, que durará fasta el fin.
E así se conplió después, que una donzella se allegó a él e, enamorándose d’ella, le vezó tanto de [col. b] su sabieza que, desamándolo, por que no la burlase le çerró, dormiendo en el su regaço, en un monumento de piedra, adonde morió a cabo de VIII días con grandes dolores. E esta fue la Donzella del Lago, que después crió al buen caballero Lançarote del Lago.
Título de cómo fue començada la demanda del Santo Greal e se acabó en el tienpo d’este Rey e de la su muerte e de su fijo Morderet
En el tienpo del Nuestro Señor Jhesuchristo, andados de la su Pasión CDLIV años, el día de la Pascua de mayo se conplió la Tabla Redonda de los CL cavalleros porque vino el santo Galaz e se asentó en la silla peligrosa, diziendo en el nonbre de Dios:
-Caballeros, caballero quiero ser en la silla peligrosa.
Estando el rey Artur a comer con ellos a la Tabla con grand plazer, antes que troxiesen las viandas, çerráronse todas las ventanas e puertas del palaçio, en manera que no veían cosa alguna, e perdieron todos la fabla, que no podieron fablar. E vieron entrar el Santo Greal con grand claridad con mucho noble onor e, no veyendo quién lo traía, andobo arrededor de la Tabla Redonda III vezes. E como salió fuera, dexólos a todos fartos de todos los comeres e veberes que cada uno deseaba en la su voluntad; e abriéronse las puertas e finiestras todas e quedaron con maravillosos olores e contentos porque a la salida les dixo una voz:
-Caballeros, este es el Santo Greal.
E tornóles toda su fabla. E fablando unos con otros de aquella maravilla que visto avían de aquel Santo Greal, levantóse Galbán, sobrino del Rey, e juró de otro día partir en demanda de aquel Santo Greal, donde tanto bien // [Fol. 186 r., col. a] avía, e de la seguir un año e día e más, fasta algo saber d’él. E luego lo juraron Galaz e Lançarote, su padre, e Tristán de Leonís e todos los otros CL cavalleros d’ella. E d’esto pesó mucho al Rey e a la Reina porque avían de quedar solos.
E otro día por la mañana, quesiéndose partir, entró una donzella con un[a] espada çeñida e dixo al Rey:
-Mi señor, la Donzella del Lago te manda dezir que a un caballero d’éstos no dexes ir en esta demanda que han jurado, si no, que sepas que han de matar muchos buenos caballeros d’estos que en ella van.
El Rey, que mucho le pesó d’esto, dixo:
-Donzella, si vos me mostrades quién es ese caballero que tanto mal ha de fazer, yo no lo dexaré ir con los otros.
-Señor -dixo ella-, no lo conosco yo más que vos, pero fazedlos probar en esta espada e, el que la sacare tinta de sangre caliente, aquel será el que vos digo yo.
E luego la probaron el Rey e Galaz e Lançarote e Tristán e todos los que allí estaban. Venido Galván, que estaba con la Reina, le dixo el Rey:
-Sobrino, probad esta espada, -diziéndole lo que en ella avía.
Trabó d’ella e sacóla toda llena de sangre caliente e, pesándole d’ello al Rey, díxole:
-Sobrino, non vayades vos en esta demanda.
Díxole:
-Señor, por çierto no lo faré, ca esto es encantamento e no cosa de creer e, que sopiese oy morir, no lo dexaré.
E cabalgando en su caballo, fuese a todo correr.
E así salió verdad, qu’él mató de aquel camino malamente XII caballeros de aquellos de la Tabla Redonda. E fue acabada aquella demanda de las aventuras del Santo Greal por el santo Galaz las más d’ellas e por otros [col. b] algunos. E aquéllos vieron sobir el Santo Greal al çielo, qu’él ni otra aventura non quedó en el dicho reino. Galaz e Pérsibal, que lo acabaron e fueron vírgines, fueron Reyes de Sarras e morieron bien, demandando la muerte a Dios, e los que escaparon vibos, que no eran la meatad, tornáronse al rey Artur, el qual con muchas doloridas palabras los reçibió. Por conortar su reino e mostrar su grand coraçón, forneçió de nobles caballeros las sillas de la Tabla Redonda, que faltaban los muertos, e encobrió todo lo mal fecho de Galbán, que valía mucho.
De cómo el rey Artur pasó en Gaula a la defender de los romanos e se alçó Mordert con el reino, cuidando tomar a la Reina, su muger, e de la vatalla en que morieron anvos a dos
Estando este noble rey Artur reposado e sosegado en su reino, poderoso mucho e honrado, sopo cómo el Enperador de Roma enbiaba muchas de sus gentes por le tomar el reino de Gaula, que estava por él, aunque no eran christianos. Dexó por gobernador del reino de Inguelaterra a Morderet, su fijo, aunqu’él por su sobrino lo tenía, ca los hermanos ya eran muertos, e dexó con él la Reina e mucha de su caballería. E pasó él mesmo en Gaula con la más gente que pudo. Ovo fuerte vatalla con los romanos e, vençiéndolos, mató él por su mano al capitán d’ellos e morieron otros muchos d’ellos.
Acabado todo esto e estando él e los suyos ricos e honrados de aquel vençimiento e onor, veniéronle nuevas cómo Morder, su fijo, se avía alçado con el reino de Inguelaterra, / [Fol. 186 v., col. a] faziendo fama qu’el Rey e todos los suyos eran muertos en aquella vatalla e, pues no dexaba fijo, qu’él devía ser rey, pues era fijo de su hermana, e, quisiendo tomar a la reina Ginebra, que era enamorado d’ella, porqu’él fizo todo esto, alçósele en el castillo de Londres e que la tenía allí çercada. E pesándole d’esto, pasó luego en Inguelaterra, conoçiendo que se le llegaba su muerte, como Merlín le avía dicho; pero ni por eso dexaba él de mostrar su grand coraçón, diziendo entre sí que Dios era fazedor de todas las cosas. E así allegado, ajuntáronse en el canpo de Saravarre. Ovieron fuerte vatalla, adonde morieron toda la flor de la caballería de Inguelaterra, que d’anbas las partes estaba. E como el rey Artur oviese grand dolor de así ver morir los suyos, entró por medio de la vatalla de aquel traidor de Morderet, que fazía maravillas de su persona en el fecho de las armas e avía muerto por sus manos muchos nobles caballeros de la Tabla Redonda e acabava de matar a don Ibán, su primo, al qual el Rey amaba mucho, como fijo de su hermana, e, dándole grandes vozes, le dixo:
-Vente, traidor, que contigo só.
E dexáronse ir el uno al otro brabamente. E el Rey pasó su lança sobre las armas de parte en parte por el cuerpo a Morderet. E sacándogela, fue vista una maravilla, que pasó el rayo del sol por la ferida de parte en parte. E Morderet dio de la espada al Rey por la cabeza sobre el yelmo, que lo llagó a muerte. E allí cayó muerto Moderet e el Rey desbarató a los suyos, que pocos escaparon de muertos. Cortó él mesmo la cabeça d’él e fízola poner en un árbol. E vençida la vatalla e parti-do [col. b] el Rey del canpo, non sentiendo la ferida, yéndosele mucha sangre d’ella, cayóse del caballo del desmayo. Dio sobre Glifet, su mayordomo, que lo cuidó sostener, tal golpe que, con feridas que traía e con el dicho golpe, saliósele el alma allí, (e) oviendo el Rey pesar d’ello porque lo avía serbido desde que fue rey seyendo su mayordomo. E mandólo soterrar allí e poblar una villa e llamarla de su nonbre, como se llama oy, la villa de Can, por el nonbre d’este don ( ) (540). Veyendo el Rey llegada su muerte, fízose cabalgar en su caballo e fuese azia la ribera de la mar solo con Glifed, su copero, que no quiso que otro fuese con él. E llegados en un valle, dezeñió su espada, que se llamaba Escalibor, que era de grand virtud, e díxole:
-Glifed, toma esta espada que Merlín me fizo aver e échala en un lago que fallarás en aquella floresta, que no quiero que después de mí otro la aya, sino quien a mí la dio.
E fuéndose con ella, codiçiándola que no se perdiese tan noble cosa, escondióla. E tornando al Rey, le dixo el Rey:
-Glifed, ¿echéstela?
Díxole que sí e díxole:
-¿Viste alguna cosa en el lago quando la echaste?
Dixo que no e díxole el Rey:
-Glifed, sienpre me fueste leal e mandado e ovediente. ¿E por qué no lo eres agora a la mi fin? E torna allá e échala en el lago, que si la echares señal verás.
Torno allá e, no osando ál fazer, echóla. E vio salir una mano del lago fasta el codo, que la reçibió antes que cayese en el lago e metióse dentro con ella. Como vino dixo que la echara e lo que viera. Díxole:
-Mi buen serbidor, agora sé yo que la echaste, ca esa mano que la tomó me la ovo dado en este lago por arte de Merlín, que me fue leal amigo.
Llegando a la ribera, díxole:
-Glifed, tórnate e vete // [Fol. 187 r., col. a] a do quieras, ca mi postrimera ora es llegada, la qual no quiero que sea sabida más que fue de la mi primera venida, ca en vida fue llamado por el mundo «Rey de las Maravillosas Aventuras» e así quiero que lo sea a la mi fin. Tórnate de aquí e no me fagas pesar más sobre ello, ca mi muerte no ha de ser sabida ni mi sepoltura fallada. E tú, Glifed, puedes dezir que fueste el primero que me aconpañó e el postrimero que de mí se partió.
Título de cómo Margaina levó al rey Artur en la varca a la isla de Brasil e lo encantó, que no puede ser fallada
Gifed, quando más no pudo, partiéndose del Rey sobióse en un otero alto que estava sobre la mar por ver qué se fazía del Rey. Vio venir una varca cobierta de paños de seda e llegó a la ribera. Vio salir a Morgaina, que era hermana del Rey de madre, con dueñas e donzellas en tierra e tomaron al Rey en la varca con sus armas e caballo e fuéronse con él por la ribera adentro al terçero día de la vatalla, ca el día mesmo a la tarde se avía partido el Rey solo con Glifed, como dicho es.
Quando Grifet perdió la dicha varca de vista, fuese la ribera adelante por saber más nuebas del Rey, tobiéndose por pecador en así se partir d’él. E otro día por la mañana falló en la ribera de la mar una iglesia pequeña, una sepoltura nueva [e] letras que dezían en ella: «Aquí yaze el rey Artur de Inguelaterra». E preguntó a un hermitaño que falló allí que si lo viera enterrar allí e díxole qu’el día ante viera salir de una barca a Morgaina con otras dueñas e donçellas e que traxieran allí un ca-ballero [col. b] muerto, que dezían que era el Rey, e que lo sepultaran allí. Giflet, por ser más çierto d’este fecho, alçó la tunba de la sepoltura e no falló en ella cuerpo ninguno; e falló el yelmo mesmo del Rey sobre el que fue ferido en la vatalla, que le viera meter en la varca, e no otra cosa, pesándole d’ello por no fallar más del Rey. E dixo:
-Pues esta es la postrimera cosa que fallo del Rey, mi señor, aquí quiero feneçer mis días a serbiçio de Dios e suyo.
E púsose allí hermitaño.
E dízese por este rey Artur, e aún así lo dizen los ingleses agora, que lo levó Margaina, su hermana, a la isla de Brasil, que es a XXV leguas del cabo de Longaneas, que es en Erlanda, e que encantó aquella isla, que la no puede fallar ningund nabío, ca ella era mucho sabia de encantamentos, que le mostró Merlín, cuidándola aver por enamorada, e que están allí vibos amos. E d’ellos ser bibos no es cosa de creer, pero d’esta isla ser allí no ay duda e de ser encantada, ca todos los mareantes la fallan en las cartas por donde se guían e marean las mares, que fueron fechas en el comienço del mundo, mucho antes d’esto. E dizen los ingleses que aquella isla puede ser fallada si el nabío puede ver la isla ante que la isla al nabío, que una nao de Briscol la falló una alborada e que, no sopiendo que era ella, cargó allí mucha leña para el fuego, que era todo de Brasil, que lo traxo a su dueño e, conoçiéndolo, que enrequeçió mucho; e que fue él e otros en busca d’ella e que no la podieron fallar. E algunas vezes la vieron nabíos e con tormenta no podieron llegar a ella. E es toda redonda e pequeña e vaxa.
Título de los reyes que reinaron en Inguelaterra después d’este noble rey Artur, que fue uno de los IX nobles del mundo e uno de los III que fueron christianos, e de las guerras que ovieron con los françeses e de las causas d’ellas e otrosí de la discordia de los herederos del Duque Giboso / [Fol. 187 v., col. a]
Muchos reyes reinaron en Inguelaterra e en [E]scoçia e en Erlanda después d’este rey Artur de que non faze memoria, sinon por la Corónica de los Reyes de Françia, que se falla que reinó en ella el rey Richarte e eredó su fijo el ducado de Guiana en esta manera:
Contado ha la istoria de los Reyes de Françia cómo los fijos del rey Clodones de Françia, que fue el primero rey christiano de Françia, que eran quatro fijos, que partieron el reino en quatro partes deziendo que así lo mandaba la ley de los christianos. E del uno d’éstos soçedieron duques en el ducado de Guiana. E del primero que se falla memoria, que fue el postrimero, el duque [Ruberte] (541) de Guiana. E oviendo una fija legítima, e non más, quisiéndola casar por aver d’ella generaçión que eredase el ducado, porque en Françia no eredan las fijas, sino los nietos del padre d’ella, e como ella lo entendiese, no le ploguiendo d’ello, salió sola de casa de su padre e fuese de monte en monte, desconoçida, fasta la ribera de Araflor. E falló allí un barco pequeño e metióse en él e fuese la mar adentro. E como Dios quiere guiar las cosas, arribóla en el río de Londres e, saliendo en tierra, púsose con una costurera en la calle a coser. E pasando este rey Richarte, seyendo mançebo, por la calle, viola e, pareçiéndole bien, que era fermosa, preguntó dónde era e dixiéronle que era françesa. Mandó que gela llevasen aquella noche e dormió con ella e fue preñada e, dándole dineros, enbióla a su ama encobriendo su fecho. Como se sintió preñada, tornóse en un nabío a Guiana e, como la vio su padre, ovo terrible alegría, cuidando que la avía per-dida. [col. b] E contándole ella en secreto toda su fazienda e cómo venía preñada del Rey de Inguelaterra, (e) mandóle que lo callase. E venido el tienpo de su preñez, parió un fijo e llamáronle Enrique, como a su padre. Criolo secreto XIII años. E oviendo un gibeleo en Roma, fuese este Rey de Inguelaterra a él en romería; e otrosí fue allí aquel Duque de Guiana e levó su fija e nieto consigo. E como este Duque viese allí al Rey de Inguelaterra, dixo a su fija cómo él quería descobrir aquel fecho, si ella lo entendía fazer çierto, la qual le dixo que sí. E seyendo el Rey e Duque presentes, ella mesma gelo fizo conoçer por las señales que d’ello le dio. Con grande alegría de todos la tomó el Rey por muger e al moço por fijo, faziéndolo el Santo Padre con gran solenidad.
Título de cómo después de muertos el Rey de Inguelaterra e Duque de Guiana, fue Rey de Inguelaterra e Duque de Guiana Enrique, su fijo, por donde ovo por tienpo mucha guerra con Françia
E muertos este rey Richarte de Inguelaterra e reinando aquel Enrique, su fijo, morió el duque Ruberte, su agüelo, e eredó el ducado de Guiana, por ser su agüelo, tobiéndolo so la señoría e Corona de Françia, así como los otros Duques de Françia, e faziéndole omenaje por él e las apelaçiones a París e pagando los derechos reales al Rey de Françia. E así lo eredaron e levaron los otros Reyes de Inguelaterra, fasta el tienpo del grand rey Duarte de Inguelaterra, como adelante se dirá. // [Fol. 188 r., col. a]
Título del reinamiento del rey Richarte de Inguelaterra
E muerto este rey Enrique, reinó su fijo Richarte, segundo d’este nonbre, en Inguelaterra. E fue Duque de Guiana en la manera que su padre, ovedeçiendo a la Corona de Françia, según dicho es, por él, que fue buen rey. E reinó XL años e yaze en Santo Tomás de Conturbe.
Del reinamiento del rey Enrique Segundo de Inguelaterra
Muerto este rey Richarte Segundo, fue Rey de Inguelaterra e Duque de Guiana Enrique Segundo, su fijo d’este nonbre, que fue buen rey e mantobo bien su reino. E fue omne guerrero, pero de buena manera. E reinó XXV años e yaze en Santo Tomás de Conturbel con los otros reyes.
Del reinamiento del rey don Juan de Inguelaterra
E muerto este rey Enrique de Inguelaterra, reinó su fijo don Juan en Inguelaterra, que fue el segundo rey d’este nonbre e fue Duque de Guiana, que fue omne guerrero e mucho volliçioso. E queríanlo mucho los ingleses por ello, porque ellos tales reyes quisieron sienpre. E reinó XVIII años.
Del reinamiento del rey Richarte Terçero
E muerto este rey don Juan Primero, reinó en el reino de Inguelaterra Richarte, terçero d’este nonbre en el reino de Inguelaterra, e fue Duque de Guiana en la manera que los otros reyes, so la ovediençia de Françia. Reinó XXXV años e yaze en Conturbel.
Del reinamiento del rey Richarte Quarto de Inguelaterra
Muerto este rey Richarte, reinó Richarte, su fijo, quarto d’este nonbre, que, reinando en Inguelaterra, casó con una fija del Duque de Lormandía, que era pri-mo [col. b] del Rey de Françia. Tomando malquerençia con ella, cortóle las tetas e enbiógela a su padre, acusándola malamente adulterio.
Título de cómo Guillelmo el Bastardo de Lormandía conquistó el reino de Inguelaterra e reinó en ella e ovo el ducado de Lormandía, por donde ovo muchas guerras en Françia e Inguelaterra
En el año del Señor de mil XCVI años, en el tienpo que reinaba el rey Richarte Quarto en Inguelaterra, era Duque de Lormandía el duque Juan, que, seyendo mançebo, ovo sus amores con una donzella fija legítima del Duque de Bretaña e, dormiendo con ella una noche secreto, soñó que salía de su cuerpo una pequeña rama e, creçiendo, se fazía un árbol tan grande que cobría con la su sonbra a toda Inguelaterra e a Lormandía e ponía mucho espanto en las tierras comarcanas. E despertando pavorido, contólo aquella donzella, la qual mucho alegremente le dixo:
-Señor, tomad plazer e no vos espantedes d’esa visión, ca fijo avedes engendrado en mí que, así como aquel árbol asonbrava a Inguelaterra e a Lormandía, así vos señoreará él con su lança.
E partido el Duque d’ella, fincó preñada. E pariendo fijo, enbiólo a su padre en secreto e llamáronle Guillelmo el Bastardo, que después ovo nonbre, por sus grandes fechos, Guillelmo el Nonbrado. E seyendo ya onbre, llamólo su padre e díxole:
-Fijo, como ves, vino tu hermana desonrada de Inguelaterra, cortadas las tetas por falso testimonio del rey Richarte, e lastima mi coraçón cada día que me siento a mi tabla mostrándome sus pechos, como tú ves cada día. Vete al rey don Lois Lagros, mi señor e primo e / [Fol. 188 v., col. a] cuéntale todo esto e pídele gentes. Toma mis thesoros e gente e pasa en Inguelaterra e faz por vengar esta desonra e yo y mi fija te fazemos legítimo eredero d’este ducado nuestro de Lormandía.
E fecho así, deligentemente pasó con grande gente e flota poderosa en Inguelaterra e, oviendo fuerte vatalla con aquel rey Richarte, que lo esperaba en el canpo, fue Guillelmo desbaratado porque le fuyeron los suyos a las naos que tenían çerca en el puerto; e dexando muchos muertos de los suyos, se [re]cogió (542) en Lormandía. E refecha su armada e gente, pasó otra vez en Inguelaterra e, desenbarcando todas sus gentes en tierra con todas sus cosas, fizo quemar toda su flota. E dixo a los suyos así:
-Mis buenos amigos, por las manos nos conbiene defender o de saltar a la mar.
E oviendo fuerte vatalla, fueron vençidos los ingleses e muerto aquel rey Richarte e toda la caballería de Inguelaterra. E casando con una su fija, (e) reinó este Guillelmo Enoto, que dize en françés Guillelmo el Nonbrado, en Inguelaterra, seyendo Duque de Lormandía, después de muerto su padre, LV años so la ovediençia de la Corona de Françia, como el ducado de Guiana.
Del reinamiento del rey Ricarte de Inguelaterra Quinto
E muerto este Guillelmo Enoto, reinó en Inguelaterra su fijo Guillelmo el Roxo XXXV años. E fue Duque de Lormandía e de Guiana so la señoría de Françia, pagando los derechos reales a la Corona de Françia, como su padre, por Guiana e Lormandía. E yaze en Santo Tomás de Conturbel con los otros.
Del reinamiento del rey Richarte de Inguelaterra Quinto
Muerto este Guillelmo el Roxo, reinó su fijo Richarte Quinto en Inguelaterra, señoreando a Guiana e a Lormandía, como los otros Reyes de Inguelaterra. E morió moço de XXII años e yaze con los otros Reyes [col. b] de Inguelaterra en Santo [To]más de Conturbel.
Del reinamiento del rey Enrique Terçero de Inguelaterra
E muerto este rey Richarte, porque morió moço e no dexó fijos, reinó en Inguelaterra Enrique, su hermano, terçero d’este nonbre en Inguelaterra, e en Guiana e en Lormandía, como los otros. Este rey Enrique ovo mucha guerra con el rey don Felipe de Françia porque se rebeló con el ducado de Lormandía contra la Corona de Françia, no lo quisiendo ovedeçer como los otros Reyes de Inguelaterra. E oviendo fuerte vatalla, fueron vençidos los ingleses e perdieron muchas tierras del dicho ducado de Lormandía. E reinó XL años.
Del reinamiento del rey Richarte Sesto de Inguelaterra
Muerto este rey Enrique, reinó Richarte, su fijo, sesto en Inguelaterra, que fue esforçado caball[er]o e pasó en tierra Suria en conpañía del rey don Luis de Françia e fezieron mucha guerra a los moros. E fizo nobles fechos por sus manos. E venidos de allá, porque estaba rebelde con el ducado de Lormandía, ovo mucha guerra con el rey don Lois de Françia e perdió todo el dicho ducado de Lormandía e el condado de Angeas e las villas e tierras de Amania e Tornay e de Pointo, que las más d’ellas eran del ducado de Guiana, que las perdieron por sienpre. E reinó XXXIX años.
Título de cómo, reinando en Inguelaterra el rey don Juan, segundo d’este nonbre, quitó el reino de Inguelaterra a su fijo mayor, que se llamaba Tomás el Giboso, e lo fizo Duque de Avenca[s]te e dio el reino Anrique, su fijo menor, por donde [á] avido mucho mal // [Fol. 189 r., col. a] en el reino de Inguelaterra entre los erederos de los hermanos
E muerto este rey Richarte, reinó el rey don Juan, segundo d’este nonbre, en Inguelaterra, el qual fue mucho fatigado de los françeses, que, pasando el rey Sant Lois en Inguelaterra en el año del Señor de mil CCXX años, fizo mucho daño en Inguelaterra; conquistárala toda, sino porque los suyos no lo ayudaron como debían. E por esto se tornó en Françia e fizo justiçia en ellos.
Este rey don Juan ovo dos fijos legítimos. Llamaban al mayor Tomás; era giboso e de flaco cuerpo, pero era mucho entendido. E al menor llamaban Enrique, que era mucho valiente e esforçado. E el padre, quesiendo fazer reinar aquel fijo menor e ayuntando cortes en la çibdad de Londres, presentes los mexores del reino, (e) díxole:
-Fijo Tomás, tú sabes que los ingleses, nuestros antepasados, sienpre quesieron reyes que fuesen valientes e esforçados de sus personas por que con la espada en la mano defendiese[n] sus reinos e tierras; e con aquéllos se an defendido fasta oy. E pues a ti no quiso Dios dar tal cuerpo, querría yo, e aun quantos aquí están, que tú renunçiases al título del reino en tu hermano Enrique, a quien lo dio Dios, e que tú tomes para ti la tierra e renta asaz para ti e para tu estado con que bivieses folgado e honrado.
El fijo le dixo:
-Señor, fuerte cosa me demandades; e por ende, datme espaçio de tres días para me acordar co[n]migo mesmo, pues no he otro con quién.
E venido aquel plazo, díxole así:
-Señor, yo he conoçido e conozco que vuestra voluntad e de todos estos que aquí están es que yo no [col. b] reine en este reino después de vos. Pues así es, no envargante que yo con mi sentido entendería gobernarlo mejor que mi hermano con su valentía, pero por conplir vuestro mandado, yo lo renunçiaré, por tal condiçión que vos e todos los del reino me otorguedes III cosas: la primera, que si yo oviere fijos legítimos, qu’el mayor reine en este reino después de vida de mi hermano, aunqu’él aya fijos legítimos; la segunda, que yo no sea tenudo de venir a cortes, sino si yo lo quisiere e, si veniere, que me siente a la mano derecha en mi silla, a par d’él; la terçera, que me dedes el ducado de Avencaste con la terçia parte de todas las rentas del reino, por manera que, adonde oviere tres palmos de tierra, el uno sea mío en toda mi vida.
E fuendo así todo otorgado, llamóse Duque de Lencaste. E muerto el Rey, su padre, eredó el reino su hermano Enrique e él quedóse por Duque de Lancaste con la terçia parte de todo el reino.
Del reinamiento del rey Enrique, hermano del Giboso
E muerto este rey don Juan e reinando este Enrique, hermano del Giboso, luego que ovo fijo legítimo, no curando de los tratos e juramentos pasados entre ellos, fizo jurar por legítimo eredero del dicho reino aquel su fijo, no le valiendo al Duque Giboso cosas que sobre ello fiziese, aunque tenía buenos caballeros fijos legítimos. Reinó XXV años.
Del reinamiento del rey Aduarte, primero d’este nonbre
Muerto este rey Enrique, reinó en Inguelaterra Aduarte, su fijo, primero d’este nonbre, contra voluntad de los fijos del Duque Giboso. E quedaron ellos con el dicho ducado de Lan-caste, / [Fol. 189 v., col. a] espeçialmente con el mayor. E fue este rey Enrique Duque de Guiana so la señoría de Françia porque en el tienpo de su agüelo el rey don Juan lo cometió al rey don Lois de Françia quando fuerte le guerreó. E reinando, mató al Duque de Lancaste, su primo, porque le contrariaba el reino e desterró a otro su hermano. E después de muchas guerras e daños del reino sobre esta causa, venieron en conçierto qu’él reinase e el otro fuese Duque de Lancaste, como su padre. E reinó Aduarte XL años.
Del reinamiento del rey Enrique Quarto de Inguelaterra
E muerto este Aduarte, reinó Enrique, su fijo, quinto en el reino de Inguelaterra, e señoreó el ducado de Guiana como los otros reyes so la señoría de Françia, que fue buen rey e guerrero e mantobo bien su reino. E reinó XIX años e yaze en Conturbel.
Del reinamiento del rey Enrique Quinto de Inguelaterra
Muerto este Enrique, Rey de Ingelaterra, (e) señoreó a Guiana por omenaje al Rey de Françia, segund dicho es. Otros guerrearon a Françia e a Escoçia e Arlanda. Ganó algunos logares en la ribera e reinó XXX años.
Del reinamiento del rey don Juan Terçero en Inguelaterra
E muerto este rey Enrique Quinto de Inguelaterra, reinó su fijo, el rey don Juan, terçero d’este nonbre. Tobo el ducado de Guiana so la dicha señoría, que fue bueno para su reino, pero no mucho guerrero, como los ingleses quisieran. E reinó XXXII años e yaze en Conturbel.
Del reinamiento del rey Aduarte tercero de Inguelaterra [col. b]
E muerto este rey don Juan, reinó su fijo Aduarte, terçero d’este nonbre, que ovo a Guiana como los otros, ovediçiendo por ella a Françia e oviendo guerra con Escoçia e con Erlanda, ca estos dos reinos, después del rey Artur, nunca ovedeçieron a Inguelaterra. E reinó X años.
Del reinamiento del rey Richarte de Inguelaterra
Muerto (esto) este rey Aduarte, reinó en el dicho reino de Inguelaterra Richarte, su fijo, XXVI años. E tobo el ducado de Guiana con omenaje del Rey de Françia, segund los otros. Mantovo bien su reino en paz lo más del tienpo e yaze en Santo [To]más de Conturbel.
Del reinamiento del rey Enrique de Inguelaterra
E muerto este rey Richarte de Inguelaterra, reinó Enrique, su fijo, Sexto. E tobo a Guiana por omenaje de Françia, como los otros reyes d’ella, que ovo sienpre guerra por la mar con los françeses con plazer de los de su reino; otrosí guerreó a los erlandeses. E reinó XXIII años.
Del reinamiento del rey Enrique Sétimo de Inguelaterra
E muerto este rey Enrique, reinó su fijo Enrique Sétimo, que casó con Isabel, fija del rey Felipe de Françia que llamaron el Grande, e ovo fijo d’ella Aduarte Quarto, que llaman los ingleses el Grande. E andando a correr monte, falláronlo tres omes solo, que se avía apartado de los suyos, e leváronlo aquellos ladrones a un castillo que era ençima de un monte. E matáronlo allí e fuyeron a Castilla. E fueron tomados por el rey don Alonso el Sexto e Bueno e enbiados al rey Aduarte, su fijo, a Inguelaterra. Como quier que fueron penados, nunca quisieron dezir por qué lo mataron, sino de-zían // [Fol. 190 r., col. a] que por sus pecados. Pero dezíase que moriera por consejo de la Reina, su muger. Reinó XXV años.
Título del reinamiento del grand rey Aduarte de Inguelaterra e de la guerra que ovo con [e]l Rey de Françia, su agüelo, sobre que le tenía tomada a Lormandía e después con el rey Felipe de Françia, que llamaron de Valves, sobre el ducado de Guiana e cómo se llamó Rey de Françia e lo vençió en la vatalla de Carse e de otros sus fechos
E muerto este rey Enrique, como dicho es, reinó Aduarte Quarto, su fijo, en Inguelaterra, al que llaman los ingleses el Grand Duarte. Luego començó la guerra con su agüelo, el rey Felipe de Françia, deziendo que le tenía tomado el ducado de Lormandía e que perteneçía a los Reyes de Inguelaterra por Guillelmo el Bastardo, segund dicho es. E oviendo los flamenques en su ayuda, que avían echado al conde Ruberte, su señor, del condado, pasó en Françia e conquistó mucho en tierra de Rochela e en [a]saz villas e islas e a Blaya e otras villas e castillos sobre la ribera de la mar; e conquistó la çibdad de la Rochela e a toda su tierra e fizo mucho mal en el reino de Françia.
En el año del Señor de mil CCLXXXVI años, reinando en Françia Felipe, que fue Conde de Valves, que eredó a Françia por falleçimiento del dicho Rey de Françia, Felipe el Grande e de sus fijos, que era su primo, enbió dezir por sus enbaxadores a este rey Aduarte de Inguelaterra que le feziese omenaje por el ducado de Guiana, como lo avía fecho a los otros Reyes de [col. b] Françia. E él le respondió que no lo faría, que así como él eredara a Françia por el rey Felipe, su primo, que devía él eredar a Guiana por ser nieto suyo, que era más çercano, que, como quier que en Françia non heredaban las fijas, que lo heredaban los nietos. E non se acordando sobre esto, llamóse este rey Aduarte Rey de Françia e puso las flor de lises a quarterones con las armas de Inguelaterra, diziendo que a él perteneçía reinar en ella por ser nieto legítimo del Rey antes que a él por ser primo. Sobre esto venieron a la guerra mucho afincada entre ellos.
Título de la vatalla de Carsi, en Picardía, que ovieron el rey Aduarte e el rey don Felipe e de los grandes gentes e omes que en ella morieron
En el año del Señor de mil CCXXVIII años, oviendo guerra entre Françia e Inguelaterra, pasó este rey Aduarte en el reino de Françia con toda la caballería de Inguelaterra faziendo mucho daño, quemando e robando e matando quantas gentes tomaba. E conquistó a Sant Germán de la Isla e destruyóla toda. E vino a Lormandía e tomó a Candestrán e a otros logares e destruyólos. E vino aquel rey Felipe de Françia con todo su poder en defensión de su tierra e ayuntáronse en vatalla açerca de la villa de Carsi, en Picardía. Después de avida entre ellos fuerte vatalla, fueron vençidos los françeses e muertos e presos muchos d’ellos, entre los quales morió allí el Rey de Boemia, suegro del rey don Juan de Françia, que era çiego, que vino allí por honra de caballería. E otrosí morieron allá el conde Ruberte de Flandes, que era con el Rey de Françia, que andaba echado del condado por el pueblo de los flamenques. E otrosí morieron allí el Conde de Alançón, hermano d’este rey don Felipe, e otros seze condes e grandes / [Fol. 190 v., col. a] señores de Françia de casas señaladas e otros muchos caballeros e escuderos de Françia. E otrosí morieron allí II mil vallesteros genobeses que estaban al sueldo del Rey de Françia.
E vençida esta vatalla, çercó este rey Aduarte la villa de Cáliz por la mar e por la tierra. E tomóla por fanbre a cabo de diez meses que la çercó porque no la pudo socorrer el Rey de Françia, porque los flamenques eran vezinos e contrarios. E basteçióla e forteficóla. E tiénenla fasta oy los ingleses e se preçian mucho d’ella.
Título de los fijos que este rey Aduarte [ovo] e de sus fechos señalados
Este rey Aduarte ovo IV fijos, que fueron nobles caballeros. El primero fue Aduarte, que fue el primero Prínçipe de Galaz, que ovo fijo al rey Richarte de Inguelaterra. El segundo fue mosén Leonel, que fue Duque de Clarençia, que ovo dos fijas: la mayor casó con el Conde de Nortamolán, que ovo fijo en ella a mosén Arridepersi, que fue Conde de Nortamolán; e otra fija que casó con el Conde de La Marcha, que ovo en ella Aldic de Giorque. E ovo otro fijo terçero, que fue mosén Juan, Conde de Quenc e Duque de Alencaste porque casó con la duquesa doña Blanca, que eredó aquel ducado por el duque Anrique, nieto del Giboso; e ovo en ella fijo Enrique, que fue Rey de Inguelaterra, [e] a doña Felipa, que casó con el rey don Juan de Portugal. E después casó con doña Beatriz, fija del rey don Pedro de Castilla, e ovo en ella a doña Veringuela, que casó con el Conde de La Marcha, que ovo en ella al Duque de Guiorc; e ovo otra fija a doña Catalina, que casó con el rey don Enrique de Castilla. El quarto fijo fue moisén Ayurón, Duque de Ayora, que casó con doña Isabel, fija menor del rey don Pedro, que ovo en ella fijo al Duque de [col. b] Ayora.
Título de la vatalla de Pites, que ovieron los françeses e ingleses, e de la presión del rey don Juan de Françia e de los grandes señores e gentes d’armas que en ello morieron e comedió el ducado de Guiana
En el año del Señor de mil CCCLVI años, reinando Aduarte en Inguelaterra, pasó el Prínçipe de Galaz, su fijo, con la flor de la cavallería de Inguelaterra en Françia e atrabesó por medio del reino quemando e robando e matando quando podía. Salióle al encuentro el rey don Juan de Françia, fijo del rey Felipe, con toda la caballería de Françia e ovieron su vatalla açerca de la villa de Pies. E por mala hordenança fueron vençidos los françeses. E morrieron en esta vatalla el Duque de Vorbón e el Duque de Atenas e el Condestable de Françia e mosén Juan de Claramont, Mariscal, e mosén Gudofre de Charluy, alferze del pendón del Oriflama, que es vandera de los Reyes de Françia, e mosén Rinalte, camarero mayor del Rey de Françia, e mosén Jaques de Clisón e otros muchos grandes omes e grandes señores, fasta DCCC caballeros señalados, e otras muchas gentes de omes d’armas e vallesteros. Fueron presos el dicho rey don Juan e su fijo Felipe, Duque de Vorgoña, que después fue Conde de Flandes, e mosén Jaques Vorbón, Conde de Poita, e mosén Xira Juan Denricote e mosén Arcois, Conde de Deo, e Charles, su hermano, Conde de Tangarvila, e mosén Langois de Fare e mosén Charles, su hermano, e mosén Juan de Tangarvila, Conde, e mosén Juan de Merli, su hermano, e mosén Andofer, Conde de Batanduir, e mosén Jaques, Conde de Anpudia, e Túbal, Conde de Bandesune, e mosén Ricardi, Conde de Suluburri, e mosén Óliber, Conde de Maisón, e el marichal de Audenac. Otros muchos grandes omes fueron tomados allí [e] LII vanderas prinçipales de caballeros que allí en aquella batalla fueron muertos e presos. E fue el Rey levado a Ingue-laterra (543) // [Fol. 191 r., col. a] e todos aquellos señores ant’el rey Aduarte. E fizo trato con él e soltáronlos a todos porque le dieron todo el ducado de Guiana con La Rochela, quito de todo tributo de la Corona de Françia, e grand suma de oro, por la qual dexó en rehenes dos fijos suyos. Fizo omenaje por ellos e, porque ellos se pasaron fortiblemente en Françia, tornó él a la presión de Inguelaterra e morió allá de su dolençia.
Título de la vatalla que ovo mosén Leonel con el Rey d’Escoçia e lo prendió en vatalla e lo traxo preso al rey Aduarte de Inguelaterra
En este año mesmo entró mosén Leonel, su fijo segundo, en el reino d’Escoçia faziendo mucha cruel guerra. E salieron a su encuentro el Rey d’Escoçia con sus gentes e, después de avida fuerte vatalla, fueron vençidos los escoçeses e muertos muchos d’ellos; e fue preso el Rey d’Escoçia e otros muchos de los suyos. Fueron levados a Londres, al Rey, su padre. E dízese que solía este rey Aduarte tener los dichos Reyes de Françia e d’Escoçia asentados a par de sí e que ponía al Rey de Françia a la mano derecha, que tenía a todos los otros caballeros que eran françeses e escoçes a otra tabla con la mayor honra que se podía fazer.
Título de las [alianças] (544) que ovieron el rey Aduarte e el rey don Pedro de Castilla e de la vatalla de Náxera e de lo que pasó en ella. Título de lo que este rey Aduarte fizo por el rey don Pedro de Castilla
Estando mucho poderoso e honrado este rey Aduarte, llegó en Vayona el rey don Pedro de Castilla, que iba echado de su reino por su hermano Enrique, a demandarle (545) [col. b] (le) ayuda. E enbió mandar al Prínçipe, su fijo, que estaba en Guiana, que fuese con él a le fazer cobrar su reino. Dexaron sus fijos en Vayona por el sueldo. Vino con él a Castilla e vençieron en vatalla açerca de Náxera al rey don Enrique e a los castellanos, adonde fueron muchos d’ellos muertos e presos. E dexándolo por rey en su reino, se tornó en Guiana, segund se contiene en la Corónica de Castilla.
E vivió este rey Aduarte C años e reinó en los LX años. E morió vençedor e acabador de sus fechos en el mayor estado e nonbradía que rey que reinado oviese en Ingue1aterra ni en Françia, aceptos el rey Artur de Inguelaterra e el rey Carlos de Françia. E por esto lo llaman los ingleses el Grand Duarte.
Del reinamiento del buen Prínçipe de Galaz en Inguelaterra
E muerto este rey Aduarte, fue Rey de Inguelaterra Aduarte, su fijo. Como quier qu’él tomase el poder del reino, pero nunca se quiso llamar rey, sino Prínçipe de Galaz e Duque de Guiana, por no dexar el nonbre de prínçipe, porqu’él fue el primero Prínçipe de Galaz que ovo en ella, e por no perder las honras que seyendo prínçipe avido avía. E coronó por Rey de Inguelaterra a Richarte, su fijo, pero tobiendo él el mando e el gobierno del reino. E vivió X años sobre su padre e yaze en Santo [To]más de Conturbel.
Del reinamiento del rey Richarte de Inguelaterra e de sus fechos
Muerto este Prínçipe de Galaz, reinó su fijo Richarte en Inguelaterra e en Guiana. Casó con la fija del rey Carlos Sesto de Françia e ovo sienpre mucha paz con los françeses, ca mosén Leonel, su tío, era muerto después que su padre de su dolençia, que avían perdido mucho / [Fol. 191 v., col. a] del ducado de Guiana e a La Rochela. E d’este su casamiento no plogo a los ingleses, e más por la paz, e porque dio los castillos de Breste e de Xarabor (que) en estos tratos al Rey de Françia, su suegro, seyendo ya muertos los Duques de Alencaste e de Ayora.
E reinando este rey Richarte, como dicho es, lebantóse malquerençia entre él e Anrique, Duque de Lancaste, su primo, porqu’él dezía mal del Rey por esta que avía fecho con los françeses e otrosí porque, después qu’el Duque, su padre, moriera e alcançara el ducado de Lancaste, profiaba en dezir a él perteneçer reinar por ser visnieto de la generaçión del Duque Giboso. E non se podiendo defender del Rey, fuyó al Rey de Françia. E andando allá por mal cabo perdido lo de Inguelaterra, fue tomado preso de noche este rey Richarte en sus palaçios de Londres, dormiendo, por algunos de aquellos que querían bien al Duque e de otros; e díxose que por su consejo. E fue llebado de noche al castillo de Ponfret, cabe Alencaste. E penado mucho, poniéndolo so la tierra de los sobacos abaxo colgado que no tocase los pies a tierra, puesto de los sobacos sobre tablas e dándole de comer manjares adobados e faziéndole reberençias e escarnios e quitándole la vianda al primero vocado, le fezieron comer las manos a pedaços. E después de así muerto, echáronlo en un saco a un río, adonde nunca pareçió.
Título de la contienda e guerra que ovo en Inguelaterra el dicho Anrique de Lencaste e de mosén Arridepersi a quál d’ellos reinaría en Inguelaterra e de la grande vatalla que sobre ello ovieron
Sabida la muerte del rey Richarte por aquel Duque de Alencaste, vino prestamente en Inguelaterra e llamóse rey diziendo que, pues el rey Richarte no dexaba fijos, [col. b] qu’él debía reinar por ser nieto legítimo del rey Aduarte e otrosí por ser bisnieto e legítimo heredero del Duque Giboso, a quien perteneçía el reino. E de la otra parte, mosén Arricdepersi, Conde de Nortamola, llamándose rey, dezía qu’él devía reinar por ser nieto del duque Leonel de Clarençia, fijo segundo del rey Aduarte e mayor que su padre, el Duque; e quanto a lo del Duque Giboso, que ya tienpo avía que lo perdieran sus anteçesores [e], en caso que lo oviera, lo devía perder todo porque fizo matar al rey Richarte, su señor, e ome que tal crueldad fizo en caso de traiçión que no debía reinar. E dezía el dicho Duque qu’el dicho reino por fuerça fuera tomado al Duque Giboso e a sus deçendientes e que por eso no pereçiera su derecho; e quanto a la muerte del Rey, que, pues quisiera matar a él, qu’él no errara en fablar en su muerte, ca cosa razonable era matar el omne al que sabe que lo quiere matar, quánto más que en abaxamiento de la Corona de Inguelaterra casara con la fija de Françia e le diera castillos e tierras, tobiéndole tomado a Lormandía e mucha parte de Guiana, que tal rey no avían de menester los ingleses.
Estas e otras muchas razones pasaron en este fecho, en tanto grado que todo el reino se fizo dos partes e se juntaron en dos reales açerca el uno del otro a tiro de IV vallestas, a vista los unos de los otros. E posiendo treguas, algunos religiosos se trabaxaron entre ellos catando si fallarían caso de derramar tanta sangre entre christianos. Entendiendo en ello, estobieron dos me-ses // [Fol. 192 r., col. a] en los dichos (546) reales esforçando cada uno la su parte, por tal manera que, no podiendo fallar partido entre ellos que útil fuese porque cada uno de las partes codiçiaba reinar e sus valedores quesiendo sobrepujar a la otra parte con la codiçia, qu’es ramo de todo mal, e desechados todos los partidos, asinaron canpo a día señalado. Acordaron estos dos capitanes con sus prinçipales, porque no se fiaban en algunas gentes que consigo tenían porque los padres e hermanos e fijos e parientes estaban mezclados en los dichos dos reales, de los partir en esta manera e pregonaron con estrumentos e con fuertes juramentos para que seguramente se pasasen las gentes que quisiesen con armas e caballos e vienes voluntariosamente del un real al otro, dándoles término de IX días, en manera que no querían t[e]ner (547) consigo conpañas contra voluntad, en tal manera que muchos se trocaron adonde tenían sus voluntades.
En esta vatalla tenía este Enrique quatro fijos legítimos de XVII, XVI e de XV e de XIV años faziéndolos tomar armas, qu’eran: Anrique, que después fue rey, e Tomás, Duque de Clarençia, e Felipe, Duque de Betafort, e mosén Juan de Olanda. E llamándolos dixo así:
-Fijos, en esta vatalla va a mí e a vos de enreinar en Inguelaterra e quien de nos venirá o de lo perder para sienpre. E por ende, non enbargante que sodes de poca edad e fuerça, pero acatando a la generaçión donde venides, sed vençedores o muertos, que yo así faré.
E respondiénrole todos que así lo farían, e sobre todos Anrique, el pri-mogénito, [col. b] que le dixo:
-Señor, vos fazed vuestro debido, que nos faremos por vos aguardar e onrar o morir.
E començada fuerte vatalla e después de muertas muchas gentes de anbas las partes, fueron vençidos los de la parte del rey Richarte e muerto mosén Arridepersi, Conde de Nortandolán, e todos los mexores de su parte. E porque duró aquella vatalla de la mañana fasta la tarde, morieron XXX mil omes de los vençidos e, de los vençedores, XV mil omes. E fueron causa de vençer esta vatalla dos caballeros alemanes hermanos porque, estando mucho en pe(n)so en medio de la vatalla, mataron aquel mosén Arripersi, que fazía maravillas de armas. E llegó allí aquel Enrique, fijo mayor, e diole de la punta de la acha por la voca; e fue este Enrique ferido de una flecha por la cara.
Título del reinamiento d’este rey Enrique, vençedor d’esta vatalla
E muerto este mosé[n] Arridepersi, reinó desenbargadamente este Anrique, Duque de Lancaste, en Inguelaterra e en Guiana e sosegóse su reino, ca todos los de la otra parte que algo valían fueron muertos. E fizo duques a sus fijos. E reinó VIII años e no más, que morió gafo.
Título del enreinamiento de Anrique, el que llaman los ingleses el Conquistador, e de los sus grandes fechos qu’él fizo en Françia e de la grand vatalla del canpo de Blangín, que vençió a los françeses
E muerto este rey Enrique, fue alçado por rey en Inguelaterra e en Guiana Anrique, su fijo, el que llaman los ingleses el Conquistador. E en el comienço del su reinamiento sopo cómo el Conde [de] La Marcha lo quería matar, diziendo qu’él debía reinar en Inguelaterra por ser nieto legítimo de mosén Leonel, fijo segundo del rey Aduarte el Grande, fijo de su fija menor, pues que mosén Arridepersi era muerto, que era fijo de la mayor. Eran con él en esta fabla muchos de los de aquella opinión, que quedaron pequeños fijos de los muertos, que eran ya creçidos. / [Fol. 192 v., col. a] Un día llamólos este Rey para ir a monte e, cuidando ellos matar a él, mató él aquel Conde de La Marcha e otros IV de los mayores porque se falló más poderoso que ellos.
E luego que esto ovo fecho, dexó a su hermano, el Duque de Vetafort, por gobernador de Inguelaterra e pasó en Françia, (e) veyendo que tenía tienpo para ganar a Lormandía por la grande guerra que era entre Orleas e Vorgoña e estaba decaída la casa de Françia porqu’el rey Carlos Sesto estaba perdida la memoria. E çercó la villa de Araflor e tomóla a cabo de IX meses que la çercó por conbates e fanbre e afincada guerra. E dexando en ella al Conde de Rosed, su tío, hermano de su padre, con buenas gentes, tomó su camino derecho a Cáliz para se pasar de allí en Inguelaterra.
Los françeses, veyendo el daño que los ingleses fazían en el dicho reino, juntáronse todos los duques e condes e grandes omes, fuera sacando el Duque de Vorgoña, porque no podía ir en conpañía del Duque de Orleas, pero allí eran sus hermanos, los quales eran éstos: el Duque de Orleas e el Duque de Vorbón e el Duque de Arlançón e los Condes de Foxleas e d’Armenanca e toda la casa de Lebred e el Duque de Bramante e el Conde de Sant Pol, hermanos del Duque de Vorgoña, e toda la caballería de Françia, en que avía muchas vanderas de omes señalados, e mucha gente de armas e arqueros. E fuendo su camino derecho Araflor para la deçercar, sopieron cómo la avía ganado el Rey e que se iba a Cáliz. E saliéronle al camino para aver vatalla con é1 e falláronlo en Picardía, açerca de la villa de Blangín. E allí hordenadas sus vatallas los françeses, como eran muchos más, fezieron VII vatallas. Como los ingleses viesen aquello, de VI mil omes d’armas escogidos que eran de [col. b] la casa de Inguelaterra, e no más, fezieron de todos una gruesa vatalla; e de X mil arqueros que consigo avían, fezieron dos alas. E estando quedos, llegaron los françeses en ellos, veniendo a pie. E dieron los ingleses en ellos e, como las sus vatallas, que eran delgadas, daban en la suya, que era gruesa, esbaratábanlas una a una; e los arqueros, por al trabés, matábanlos con sus flechas e, juntados a las manos, con sus espadas e broqueles ferieron en ellos, dexando sus arcos. E así fueron vençidos los françeses e muertos e presos muchos d’ellos, entre los quales morieron el Duque de Arlançón e el Duque de Bramante e el Conde de San Pol e otros muchos nobles omes, caballeros e escuderos e vallesteros. E fueron presos el Duque de Orleas, el Duque de Borbón e otros muchos caballeros e escuderos de Françia.
E vençida esta vatalla, pasáronse los ingleses a Cález e dende a Inguelaterra.
Título de la vatalla del cabo de Caoz de los françeses e ingleses
El Conde de Rosed, que estaba en Araflor, salió d’ella con çierta gente e entró [a] correr aquella ribera de Araflor. E salió a él el Conde de Armenac con mucha gente de armas de françeses, que estaba frontero d’él, e ovieron fuerte vatalla. E fueron vençidos los ingleses e morieron mil D omes d’ellos en el canpo. E el Conde de Rosed recogióse a un mançanal que era çerrado de vallados e, no les podiendo entrar, conbatíanlos con truenos; e matando muchos d’ellos, con la ansia de la muerte arremetiéronse a desora e tomárongelos donde las tiraban. E moriendo asaz de todos, recogiéronse a su estançia porque ya cargaba[n] las gente[s] sobre ellos. E tobiéndolos así cercados e mucho aquexados de fanbre e de set e tratando pleitesías de se dar, vino // [Fol. 193 r., col. a] la noche con la tiniebla e, belándoles los françeses, sobrevino mucha grande niebe, ca era por Nabidad, e los françeses que los guardaban arredráronse, no podiendo sofrir la niebe. E los ingleses, con neçesidad, salieron todos juntos, fasta la cinta en la niebe. Entraron por unas peñas adentro a la ribera de la mar e repararon, en el cabo d’ella ordenados, de esperar allí a los françeses, ca no avían por dónde ir. Los françeses, que cuidaron que los tenían para tomar otro día, falláronlos idos e seguiéronlos por el rastro de la niebe. E veyéndolos en la ribera, començaron a derramar por logares angostos e fragosos; e como entraban pocos a pocos, matábanlos a fachadas, como a puercos, no veyendo los traseros a los de delante muertos. En éstos morieron allí Gonzalo Gallo, que era un buen capitán d’España, e otros buenos capitanes de gentes, fasta VI mil omes de armas e vallesteros. E el Conde de Armenac e la otra gente quedáronse en lo alto, que no probaron más entrar a ellos.
E los ingleses pasáronse de aquella ribera Araflor en nabíos. Otrosí, en esta sazón, troxieron los françeses IX carracas, las más poderosas de Génoba, e muchas naos de Castilla al sueldo e vasteçiéronlas de gente d’armas e vallesteros de los françeses e forasteros a guardar la canal d’abán d’Araflor e ellos por la tierra guerreándola mucho. E venieron el Duque de Clarençia e la caballería de Inguelaterra con grande flota e desbarataron a las carracas e naos e tomaron e ganaron muchas d’ellas; e así deçercaron su villa.
Título de cómo morió el [col. b] Duque de Clarençia e otros ingleses por los escoçes e fue tomado el Rey Loco de Françia preso en París con el Duque de Vorgoña e muerto el Conde de Armenac e cómo el Dolfín mató a este Duque de Vorgoña porque entró el Rey de Inguelaterra en París
Tomada e desbaratada esta flota sobre el cabo de Araflor, fuese el dicho Conde de Armenac a París porque gobernaba el reino de Françia con el Rey Loco, ca los Duques eran presos. E pasó el Duque de Clarençia, hermano del Rey de Inguelaterra, con buena gente en Araflor por guerrear en Françia e fue muerto en una topada que fizo con el Conde de Vocán, que era Condestable de Françia, que era escoçés; e morieron con él algunos de los suyos, que los mataron escoçes, e los que escaparon tornáronse Araflor, ca no fue grande pelea, sino de topadiza, como escaramuça.
Otrosí en este tienpo entró el Duque de Vorgoña en la çibdad de París de noche porque le dieron la entrada los de París, deziendo que más querían ser gobernados por él que no por el de Armenac, e tomó en su poder al dicho Conde de Armenac e fízolo morir de cruel muerte. E fuyeron el Proboste de París e mosén Varbán con el dolfín Carlos Sétimo a La Rochela e apoderóse el Duque del Rey e Reina e fija e de la çibdad de París. E después fue muerto este Duque de Vorgoña por el dicho Dolfín, segund que todo esto se á contado más largamente en el libro que en esta escritura fabla de los Reyes de Françia.
E como el dicho Duque de Vorgoña fue muerto, enbió su fijo Felipe, que quedó apoderado en París, por el rey Enrique de Inguelaterra por que le ayudase contra los françeses con ciertos tratos que ovieron. E así pasado el dicho Rey de [Inguelaterra] (548) con toda la caballería de Inguelaterra, entró / [Fol. 193 v., col. a] la çibdad de París e tomó por muger a doña Catalina, fija del rey Carlos, e con ayuda d’este Duque de Vorgoña, que le daba por vengar la muerte de su padre. E ganó todas las villas que eran XX leguas en torno de la çibdad de París. E saliendo d’ella, ganó la çibdad de Roán, que es cabeça del ducado de Lormandía, a Candestrán e a Unaflor e Veoflor e Picaflor e Charaborc e a todo el ducado de Lormandía.
E tobiendo ganado la meatad del reino de Françia, con Guiana, que era suya, e más, (e) morió del mal de Sant Briac en París e leváronlo a enterrar a Inguelaterra. E levaron con él a la reina Catalina e a su fijo Anrique, que era de tres años, e tomáronlo por rey en Inguelaterra. E morió este rey Enrique, que llaman los françeses el Conquistador, en el año del Señor de mil CDXXX años e yaze en Conturbel.
Del reinamiento d’este rey Enrique, fijo de Enrique el Conquistador
E muerto este rey Enrique el Conquistador, reinó su fijo Enrique, que era de III años, en Inguelaterra, so guarda e regimiento de los duques e condes del reino. E quedaron en Françia en defensión de París e de las tierras qu’el dicho rey Enrique avía ganado el Duque de Betaforte, su tío, e los Duques de Selesbérit e de Arbi e de Claoçestra [e] toda la caballería de Inguelaterra. E tobiendo çercada la villa de Quebrán largo tienpo, venieron en socorro d’ella los françeses, que eran capitanes d’ellas el Señor de la Tramolla e el Vizconde de Narbona e el Conde de Vocán con los sus escoçeses, e toda la gente de armas que era en Françia, ca los Duques eran presos en Inguelaterra. E ovieron fuerte vatalla al pasar de una ribera e fueron [col. b] desbaratados los franceses e muertos III mil omes de armas e vallesteros de la parte de Françia; e fueron muchos presos, entre los quales fueron Gonzalo de Guzmán e Juan de Merlo, dos caballeros castellanos que andaban en Françia, seyendo mançebos, por ganar proeza en el fecho de las armas. E fue ganada aquella villa por los ingleses.
Título de cómo ovieron vatalla los françeses e escoçes con los ingleses en la villa de Verbuel e de las gentes que en ella morieron
E muerto el rey Carlos el Loco, en París de su dolençia e reinando su fijo Carlos en Françia, venieron con la fija del Rey d’Escoçia, para la casar con él, el Duque d’ellos e Jaimis, su fijo, el Conde de Volcán, su yerno, Condestable de Françia, con X mil escoçes. E continuándose la guerra en Françia, ovieron muchas escaramuças e fechos contino[s] de guerra. E tobiendo çercada los Duques de Inguelaterra la villa de Vervuel e mucho afincada, juntáronse todos los françeses e escoçes que fallarse podieron e fueron en socorro de ella. E llegados a vista los unos de los otros, cada unos cataron qué gentes tenían. E falláronse los françeses VI mil omes de armas e vallesteros; e falláronse los escoçes otros VI mil con el Duque e su fijo e yerno. E fezieron dos batallas de sí en esta manera: el Vizconde de Narbona e otros caballeros de Françia tomaron la delantera con los VI mil françeses e estrangeros e el Duque de Blas e // [Fol. 194 r., col. a] los VI mil escoçes tomaron reguarda. E los ingleses, que se fallaron VI mil, fezieron una vatalla de sí e de otros VI mil que fallaron de Lormandía e de Guiana; e de las tierras que tenían en Françia fezieron otra vatalla e diéronles la delantera. E juntáronse los VI mil lormanes e picardes con el Conde de Narbona e con los VI mil françeses e, oviendo fuerte vatalla, morieron los más d’ellos; e morió aquel Vizconde de Narbona a guisa de buen caballero.
E en este comedio nunca se movieron los ingleses ni los escoçes fasta que vieron muertos e feridos aquellos otros. E estonçes mobiéronse los unos contra los otros e ovieron mucho braba e dura vatalla, andando a las fachas e a las espadas, dexadas las lanças e los arcos. E después de mucho tienpo pasado, fueron vençidos e muertos los escoçes todos VI mil con el dicho Duque de Blas e con Xaimis, su fijo, e con el Conde de Vocán, su yerno. E de los VI mil françeses que eran con [e]l Vizconde, morieron los más de ellos; e morieron VI mil ingleses e lormanes e picares de su valía.
E así fue esta vatalla de Vervuel mucho ferida e profiada entre ellos, que no se falla ninguna más en Françia.
Título de que fabla de las vitorias e de las muertes e pérdidas que ovieron los ingleses que tobieron en las guerras de Françia e de las adversidades que se les aconpañaron en ellas
Començándose esta guerra de ingleses e de françeses, çercaron los ingleses la çibdad de Orleas, ca el Duque era preso en Inguelaterra [col. b] en XL años, que non lo quesieron soltar por que no gobernase en Françia, aunque andaba en Londres suelto e onestamente gastando de sus rentas, que le levaban de sus tierras. E tobiendo çercada grand tienpo e mucha afincada, estando el rey Carlos Sétimo mucho apasionado por la no poder acorrer, vino a él aquella pastora virgen que ha contado en la su istoria de los françeses, diziéndole que venía por mandado de Dios a le fazer cobrar lo suyo. E con gente del Rey fue a la decercar. E antes que allá llegase, fue muerto el Duque de Selesbérit, que era capitán de aquella çerca, que le levó una lonbarda la cabeça. E por esto e por grandes fechos de armas que esta pastora fizo con los suyos, fueron levantados los ingleses de la dicha çerca. E así como desd’el tienpo qu’el rey Aduarte el Grande reinó fasta este día fueron vençedores e acabaron todas las cosas que començaron contra los françeses, (e) así de aquel día en adelante fueron vençidos, (e) perdiendo del que ganado avían fasta en el año del Señor de mil CDXL años, que este rey Carlos Sétimo los echó de toda Françia e de Guiana, igualándose con el duque don Felipe de Vorgoña, que ganó el Bastardo de Orleas, capitán de sus gentes, las çibdades de Vurdel e de Vayono e a todo el dicho ducado, el qual ingleses avían tenido en CCC años e más.
E después d’esto, pasaron mosén Talabot, noble capitán, [e] el Bastardo, fijo del rey Conquistador, en Guiana con XXX mil conbatientes e fueron muertos estos dichos dos capitanes en vatallas e en conbates e guerras continas los más d’ellos; e los otros salieron perdidos del todo. E quedó toda Françia desen-bargada / [Fol. 194 v., col. a] d’ellos, sino solamente la villa de Cáliz.
E después d’esto, çercó el Duque de Vorgoña, por consentimiento e trato del dicho rey Carlos, la dicha villa de Cáliz con fuertes reales e cabas por tierra e, conbatiéndola fuertemente, venieron los ingleses por la mar en su socorro. E desenbarcados e estando en ella peleando cada día entre el real e la villa, moriendo muchas gentes, estando los del dicho Duque seguros en su real, fueron anegados de mar; e abriendo los ingleses las conpuertas fasta las çintas e saliendo a ellos, dexaron todo el real con sus artellerías. Fuéronlos siguiendo X leguas fasta donde estaba el Duque con otra gente.
Título de cómo se levantó otra vez la guerra en Inguelaterra entre la generaçión del Duque Giboso de Alencaste e la del rey Richarte e de las grandes vatallas e muertes de los grandes señores que en ella nuebamente morieron
En el año del Señor de mil CDLVIII años, reinando en Inguelaterra Enrique, fijo de Enrique el Conquistador, en uno con su muger Margarita, fija del rey ( ) (549) e con el fijo de[l] Príncipe de Galaz, su fijo, que era moço, levantóse discordia e mucho volliçio entre él e el Duque de Guiorc, fijo del Conde de La Marcha, que su padre avía muerto, como dicho es, deziendo este Duque de Guiorc, nieto del rey don Pedro de Castilla, que este rey Enrique no era sufiçiente para gobernar el reino ni lo gobernaba por sí, sino por su muger e pribados e, como quier pues fuera alçado por rey e ju-rado, [col. b] qu’él quería que reinase en su vida, pero después que reinase este Duque de Guiorc porque le perteneçía por ser visnieto legítimo de mosén Leonel, fijo segundo del grand rey Aduarte, pues del Prínçipe, su primogénito, no avía erederos, como antes dicho es e, demás, qu’él venía del Duque de Alencaste, fijo terçero del dicho rey Aduarte; e otrosí que la gobernaçión del dicho reino le devía ser luego dada a él, pues el otro no era para ello, e después de sus días le fuese dado el dicho reino, o a sus herederos, si él no vebiese tanto.
E sobre esto contradixiéronlo muchos en el dicho reino, espeçialmente el Duque de Somoset e el Duque de Monquedán e el Conde de Nortamorlán, el Conde de Claoçestra, almirante de Inguelaterra, e otros muchos grandes omes e comunes del reino. E otrosí otros grandes omes e comunidades, espeçialmente el Duque de Cloaçestre, hermano del rey Enrique, padre d’éste, dezía qu’el Duque de Guiorc demandaba razón e que le debía en todo valer, espeçialmente en el gobernamiento, porqu’el dicho rey Enrique no era sufiçiente. E así era la verdad, ca la Reina e otros gobernaban por falta d’él. E creçiendo esta profidia, fue muerto malamente este Duque de Claoçestre de noche dormiendo en los palaçios de Oesmóster, cabe Londres.
Título de cómo se ronpió la guerra entre estos señores por la muerte d’este Duque
El Duque de Guiorc e el Conde de Selesbérit fuéronse de sus tierras con grand armada de naos e gentes a la isla e reno d’Erlanda e apoderáronse en todas las riberas d’ella, que son de la señoría de Inguelaterra, ca las montañas son a ella rebeldes e contrarias con muchos que se llaman reyes, e estobieron con su flota en ella una grand sazón. E Aduarte, Conde de la Marcha, fijo d’este Duque de Guior, que era mançebo e mucho // [Fol. 195 r., col. a] valiente, fuese a Cáliz al Conde de Baruc. E juntadas sus naos, fuéronse a Erlanda. E juntados con su padre, el Duque, tomó este Conde de La Marcha con la más de aquella armada e tomó por conbate la villa de Sanduch. E morieron en aquel conbate el Señor de Diñán e otros muchos que eran con él de su parte.
Tóbose toda aquella tierra con él e, juntándose estos Duques e Condes e gentes, fuéronse derechamente por tierra a la çibdad de Londres. E como lo sopieron el Rey e Reina e Prínçipe e los otros duques e condes que eran con ellos, fuéronse todos con el Prínçipe e con la Reina a sus tierras [a] buscar gentes e dexaron al Rey en Londres deziendo que la çibdad se defendería. E el común de la çibdad querían mal al Rey e a la Reina, deziendo que eran françeses e que por ellos avían perdido a Guiana e a Lormandía. Dieron entrada en la çibdad a los dichos Duques e Condes e entraron en ella e tomaron preso al Rey e apoderáronse de toda la çibdad. E dende a XV días, venieron la Reina e el Duque de Somoset e el Duque de Bonquindán e el Conde de Nortamolán e el Conde [de] Creocesta, almirante, e otros grandes omes con muchas gentes a XV leguas de Londres en demanda del Rey preso. E luego salieron a ellos el Duque e los Condes, sus vatallas ordenadas, en grand puxança de los suyos e de la çibdad; e sacaron consigo al Rey e diéronle X mil omes de armas e arqueros que lo aguardasen. E ayuntaron su vatalla los unos contra los otros e, matándose cruelmente, ganó el Rey las voluntades de aquellos X mil omes que lo aguardaban, prometiéndoles muchas dádibas, e dieron con él en las espaldas de los adversarios. E fueron desbara tados el dicho Duque de Guiorc e su fijo e el Conde de Barruque e el conde [de] [col. b] Selesbérit e todos los otros de su parte. Morieron XIV mil omes e más e los señores que escaparon fuyeron a Londres con ellos restantes e estobieron allí grand tienpo.
Título de la segunda vatalla que ovieron estos señores e de los señores que en ella morieron
Estando así el Rey e la Reina e los otros señores de la su parte apoderados en todo lo más del dicho reino, pasó Aduarte, fijo del Duque de Guiorque, con buena armada en Galaz. E traxo mucha ge[n]te de armas e arqueros. E vino Astón Elifonso a demandar canpo al Rey e a los de su parte e, salidos todos con el Rey a la vatalla, después de mucho profiada, fueron vençidos el Rey e los de su parte. E morieron allí el Duque de Bonquindán e el Conde [de] Nortamolán e otros seis grandes varones e XII mil omes de armas e arqueros de los mexores de los suyos e los vençidos que escaparon recogiéronse a su real, que tenían refortificado. E de los vençedores morieron fasta II mil omes e los otros recogiéronse así mesmo a su real. E estando así asosegados, catando por las cosas que cada unos avían menester, oviendo muchos feridos, dieron salto los del Rey en el real de los otros a desora e mataron al dicho Duque de Guiorque e al conde Rotelán, su fijo, e al Conde de Selesbrit e al su fijo mayor. E degollólos por su mano el Duque de Semosed. E de las otras gentes no quisieron matar muchos después destroçadas.
De la terçera vatalla avida entre estos señores e de sus muertes
El Conde de La Marcha, fijo d’este Duque de Guiorque, que se llamaba Aduarte, quando su padre morió no era allí, ca era ido a vuscar gentes por sus tierras. Sabidas estas muertes, vino con las más gentes que pudo aver e juntóse con el Conde de Barunc, que no era tanpoco allí, ca era así mesmo a buscar gentes, e recogieron a los que escaparon de aquellas / [Fol. 195 v., col. a] muertes. Feziéronse mucho grande gente e fueron en busca del Rey e de la Reina e de los de su parte, que otrosí avían allegado muchas gentes, e juntáronse en vatalla açerca de Giorc. E después de avida brava e profiada vatalla, fueron vençidos el rey Enrique e los de su partida. E morieron allí el Duque de Cloçestre e el Conde de Atendulia e otros muchos señores e XXXV mil omes de los suyos, ca duró el alcançe mucho. E el Rey e la Reina e los que escaparon de su parte fuyeron a la Dolorosa Guarda, que es frontera d’Escoçia. Estobieron allí grand tienpo, fasta que [fue] mosén Pieres de Brasil, senescal de Lormandía, con XII mil françeses e escoçes en su ayuda e, non podiendo fazer cosa, se tornaron en Françia.
Título de cómo fue alçado Rey de Inguelaterra Aduarte, fijo del Duque [de] Guiorc, e da la quarta batalla que ovieron él e el rey Enrique
E después d’esto, en el año del Señor de mil DCLXV años ayuntaron estos dos reyes, Enrique e Aduarte, muchas gentes por todo el reino en el mes de julio d’este año e de otras quantas podieron. E aplazaron vatalla para en el canpo de Longaxera, que es entre la dicha Dolorosa Guarda e el dicho ducado de Guiorc. E ordenadas por los dichos Reyes e capitanes e amonestados por ellos mucho afetuosamente, mostrando cada unos a los de su parte cómo en esta vatalla iba todo el reinamiento de Inguelaterra, e andando en esto de la parte del rey Enrique el dicho Duque de Somoset, que era de la parte del rey Enrique, como esforçado caballero acaudillando a los de su parte, e no menos el Conde de Baruque, que era de la parte del rey Aduarte, e por semejante todos señores e grandes d’anbas las huestes, e juntadas sus vatallas e peleando brabamente, después de muchos muertos, fueron vençidos el rey Enrique e los suyos. E morieron de la su parte el dicho Duque de Semoset e [col. b] el Conde de Ros e mosén Talabres e Anriquepersi, nieto del otro Arridepersi [e] otros quinze grandes señores, fasta seisçientos de gentiles omes, que, después de vençidos, no quisieron matar más. E fue preso el rey Enrique e levado al castillo de Londres. E fuyeron la reina Margarita e el Prínçipe de Galaz, su fijo, con pocos que con ellos quedaron, a la parte de Velnorte, junto con Escoçia, e quedó desenbargadamente por Rey de Inguelaterra el dicho rey Aduarte.
Título de la nueba guerra e contienda e vatallas que se recreçieron en el reino de Inguelaterra entre el rey Aduarte e los del reino e, después, entre el dicho rey Aduarte e del Conde de Veruque e de las causas de todo ello
Reinando este rey Aduarte en Inguelaterra, como dicho es, e prebaleçiendo mucho, casó a su hermano, que era Duque de Clarençia, con la fija mayor del Conde de Barruque, que valía mucho en el reino, ca lo querían las comunidades mucho porque quería sienpre traer armados e sostener malfechores. E el rey Aduarte quería paz con estranxeros, espeçialmente con castellanos, diziendo él ser nieto del rey don Pedro de Castilla. E sobre esto entró malquista entre este Rey e Conde de Varuque e por esto cató manera de poner al Rey en contienda e volliçio con las comunidades del reino. E como era ome engenioso e artero en todas cosas, fabló de secreto con todas las comunidades del dicho reino en que demandasen cuenta al Rey del thesoro qu’el reino le avía dado para fazer guerra pasando en Françia, pues que no la avía fecho. Respondióles el Rey qu’él avía fecho mucha costa en los bulliçios del reino e que no avía por qué dar más cuenta, ca sería fuerte de la dar. E sobre esto levantóse // [Fol. 196 r., col. a] toda la comunidad del reino contra él. El Conde mandó a todos sus capitanes e amigos que se tobiesen con la comunidad en secreto.
E sobre éste levantáronse el Conde de Riberas, suegro del Rey, que era thesorero del reino, e Lor Alberto, un grand señor de Galaz, e el Conde d’Estanforas con la gente del Rey contra las comunidades. E ovieron fuerte vatalla açerca d’Estanforas e fueron vençidos los del Rey; e morieron allí estos Condes de Riberas e de Santfort e Lor Alberco e un su hermano e el fijo mayor del Conde de Riberas e otros muchos gentiles omes, fasta mil D omes de pelea, ca no quisieron matar más después de vençidos.
Título de cómo fue preso este rey Aduarte en la çibdad de Londres
Sabido este vençimiento, venieron el Conde de Varuquet e el Duque de Clarençia, su yerno, hermano del Rey, [e] el Arçobispo de Guiorque, hermano del Conde de Varuquet. La otra caballería que era de su parte [llegó] (550) antes que allí lo sopiesen e prendieron al rey Aduarte de noche, dormiendo en su cama, al primer sueño. E toviéndole preso, fiziéronle jurar de no aver enojo por aquello que fecho le avían de gobernar por ellos e metiéronlo en la çibdad de Londres. E sacaron la Reina del monasterio de Sant Pablo, donde se avía metido quando sopo la presión del Rey e muerte de su padre. E estobieron allí VI meses.
E dentro d’este año se trató el Rey con las comunidades de secreto e avínose con ellos, (e) tornando en su estado, en tanto grado qu’el Conde de Varruque e los de su valía no osaron quedar en el reino e fuéronse con sus mugeres e fijos con su armada Araflor e dende al rey Lois de Françia, que estaba en París, e quedó el dicho Aduarte asosegado en su reino con sus gentes.
De cómo [col. b] fue suelto el rey Enrique e alçado por rey en Londres e cómo fuyó el rey Aduarte a Flandes por miedo del Conde de Barue e de los de su parte e de la vatalla que ovieron e muerte d’este Conde e de los de su partida
Después d’esto, a cabo de seis meses partiéronse este Conde de Varuque e el Duque de Clarençia, su yerno, del Rey de Françia [con] gentes e dineros que les dio, dexando a sus mugeres en gajas del sueldo. E enbarcaron en su flota, que tenían en Araflor, e desenbarcaron en Arcamua, que es en Inguelaterra, e tiraron camino derecho para Londres, adonde estava el rey Aduarte descuidado. E como sopo su venida, temiéndose de los de la çibdad, enbarcó en dos naos con asaz poca gente e fuese para Olanda, al duque Charles de Vorgoña, su cuñado. E llegados el Conde de Varuque e el Duque, su yerno, entraron en la cibdad, reçebiéndolos todos muy bien, ca era mucho querido este Conde en el reino porque era guerrero, espeçialmente de los mareantes e malfechores. E así entrados en la dicha çibdad, sacaron al rey Enrique, que estaba preso en el castillo, e vestiéronlo de nobles paños reales e cabalgáronlo en un caballo. E andobieron por toda la çibdad llamando «Real, real» por el rey Enrique e fue reçebido por todos e que gobernase el reino con él el Conde de Baruque.
El Duque de Clarençia, yerno del dicho Conde, veyendo a su hermano dispuesto de rey e veyendo reinar al rey Enrique, que era su enemigo, como quier qu’el Conde era su suegro e no tenía fijo, sino a su muger e otra fija pequeña, que era desposada con otro su hermano que era moço e Conde de La Marcha, puso en su coraçón de ser de la parte de su hermano e de lo fazer reinar o de morir sobre ello. E fízogelo saber mucho en secreto, mandándole que se / [Fol. 196 v., col. a] veniese, ca él e otros muchos serían con él. E como el Rey ovo esta nueba, ploguiéndole mucho con ello, fablólo con el duque don Charles, su cuñado, el qual le avía reprendido mucho porque así saliera del reino, tobiendo villas e çibdades algunas por sí e que debiera sofrir más miedo e catar sus ayudas, ca ningund rey ni grande prínçipe no deve dexar su reino e señorío sin tomar ventura de la vatalla, ca non ver otro remedio. E dándole ayuda de gente e de naos e de dinero, lo fizo enbarcar con sus gentes, ca estando allá, en VIII meses que allí estobo, se le avían recreçido gentes de Inguelaterra de los que eran de su parte.
E así envarcado, pasó a Velnorte e reçibiólo allí el Duque de Clacestra, su hermano menor, con VIII mil omes e con el Señor d’Astingas, su camarero. E vino a la çibdad de Guiorque e no lo quisieron reçebir por rey, pero recibiéronlo por duque e señor. E de allí tomó camino de Londres, que abía LXV leguas todavía. Oviendo nueba secreta del Duque de Clarençia, su hermano, que llegase adelante, qu’él sería con él al tienpo de la vatalla, e tirando su camino, fallóse con el Conde de Varuque e con los de su valía, que eran LX mil omes de armas e arqueros, açerca de Alencaste. E ordenadas sus batallas, entre ellos se començó fuerte vatalla e, así començada, el dicho Duque de Clarençia, su hermano, que tenía XV mil omes de aquellos que con el Conde e con él estaban, dio en las espaldas del Conde, su suegro, deziendo a los suyos que más quería por rey a su hermano que a su enemigo Enrique. E por tal manera fueron feridos Baruque e los de su parte, que fueron vençidos e muertos allí el dicho Conde de Baruquet e sus hermanos, el Arçobispo de Giorque e el Marqués de Guntigan e otros muchos gentiles omes e arqueros, fasta VIII mil conbatientes; e otros muchos fueron presos.
E fuéronse de allí a Londres e diósele toda la çibdad e puso en presión al dicho rey Enrique en el alcáçar de la çibdad.
Título de la vatalla del rey Aduarte e de la reina Marga-rita [col. b] e del Prínçipe de Galaz, su fijo, e de la muerte del rey Enrique, su padre, e d’este mezquino Prínçipe e de otros muchos e de la presión de la Reina
Acabado todo esto, salió este rey Aduarte e sus hermanos e cavallería de Londres e fuese buscar a la reina Margarita, muger del rey Enrique, e al Prínçipe de Galaz, su fijo, que estaban con muchas gentes çerca de Víscol. E fallándose con ellos en el canpo, ordenadas sus gentes por amas las partes e esforçando cada uno la su gente, espeçialmente la dicha Reina e Prínçipe, su fijo, aunque era mançebo, pero valiente, segund su hedad, e discreto, diziendo a los suyos que se doliesen del Rey, su padre, traxiéndoles a memoria los grandes fechos qu’el rey Enrique, su agüelo, en Françia feziera por anoblezer la Corona de Inguelaterra; e de la otra parte, no menos el dicho rey Aduarte, aunque estaba más orgulloso e poderoso por sus bienandanças. E començada fuerte vatalla, fueron vençidos los de la parte del rey Enrique e muertos el dicho Prínçipe de Galaz e otros muchos grandes e gentiles omnes e otras gentes, fasta VII mil omes e más, e presa la dicha reina Margarita e otros muchos.
E tornado así este rey Aduarte en Londres, degolló él por su mano al dicho rey Enrique e enbió a la dicha reina Margarita a Françia, onradamente, al Duque de Angeos, su hermano. E quedó asosegado e aseñoreado en todo el reino de Inguelaterra sin contrario alguno que omne fuese.
Aquí se acaba el onzeno libro de los XXV libros que Lope Garçía de Salazar fizo en esta Istoria de las bienandanças e fortunas estando preso en la su casa de Sant Martín e comiénçase el dozeno libro en que fabla de Maoma, [que fue] (551) profeta de los moros e naçió en tierra de Arabia, e de // [Fol. 197 r., col. a] las muchas gentes neçias que convertió e de las muchas tierras que conquistó; e de los que después d’él suçedieron e de las persecuçiones que en los christianos fizieron; e de Coforne, Rey de Persia, e de los sus fechos; e del rey Araxid e de sus buenos fechos; e de Eraclio, Enperador de Roma, e de sus buenos fechos; e de lo que fizo el soldán Bolquid de Persia contra el Enperador de Costantinopla; e de cómo por los trabaxos de los christianos que de los moros sufrían fue pregonada cruzada por el Santo Padre Urbano en el grand Conçillio de Roma e de los grandes omes que tomaron la cruz e fezieron voto de ir en Suria; e de la generaçión de los turcos e de cómo fueron levantados; e del Caballero del Çisne e de sus nobles fechos e del noble duque Gudofre de Vollón, su nieto; e de los otros altos prínçipes e prelados e gentes menudas de Françia e de Inguelaterra e de Alemaña e de Flandes e de Italia e de Pulla e de otras tierras que en esta santa cruzada fueron e de los fechos que en ella fizieron; e de algunas gentes menudas que, por su mal usar, en el camino pereçieron; e de cómo ganaron la santa çibdad de Jherusalem e otras çibdades e de cómo dexaron por rey (al) e señor al noble duque Gudofre; e del tienpo que la tobieron christianos e cómo, dexándola por fuerça, se recogieron a la isla de Rodas. Comiença a fojas CXCVII.
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533.- vatallas, en el texto; B: palabras, en el margen izquierdo.
534.- caballero, repetido seguidamente.
535.- e onplido, en el manuscrito.
536.- no, interlineada, por otra mano.
538.- Interlineado, por otra mano.
539.- senefica, repetido detrás.
540.- El nombre ha quedado en blanco en el manuscrito.
541.- Ruberte, escrito por la misma mano, pero fuera de la caja de escritura, a la izquierda de la columna.
542.- recogió, las grafías re interlineadas.
543.- laterra, reclamo al final del folio.
544.- alabanças, en el manuscrito; B: aliancas, a la derecha de la columna.
545.- demandarle, las dos últimas sílabas debajo de la columna y enmarcadas como si se tratase de un reclamo.
546.- fechos, en la caja de escritura; dichos, escrito encima por la misma mano.
547.- tuner, en el manuscrito.
548.- Françia, en el manuscrito.
549.- Espacio en blanco en el manuscrito. R.H.: Renato de Anjou, ed. cit., vol. II, p. 277.