Libro XVII

    [Libro XVII]    

   Muerto el noble rey don Alonso, commo dicho es, los castellanos alçaron por Rey de Castilla e de León a don Pero, su fijo, primero d’este nonbre, que fue el XIII Rey de Castilla e de León, que era de XV años e medio. Todo su reinamiento fue XX años, los XVII en [col. b] su poderío e los tres en discordia con don Enrique, su hermano. Començó a reinar en el año del Señor de mil CCCLIII años. Morió en el año del Señor de mil CCCLXX años e sus prinçipales fechos fueron estos que se siguen:

   Contado ha la istoria cómo morió el rey don Alonso en el real de Gibraltar e cómo los castellanos salieron con el su cuerpo e cómo luego començaron bulliçios. En el primer año de su reinamiento fue presa doña Leonor de Guzmán, mançeba que fuera del rey don Alonso e madre de sus fijos don Enrique e don Fadrique e don Tello e don Sancho, en Sevilla por la reina doña María, por consejo de don Juan Alonso de Alborquerque, mayordomo del Rey, que era pariente de la Reina. Fue levada al castillo de Talavera e después muerta allí con yerbas. E luego que ella fue presa, salieron luego de la corte sus fijos e sus parientes, los de Guzmán, por donde se siguió mucho mal en Castilla en el tienpo d’este rey don Pero, segund adelante se dirá.

        

   Título de la dolençia que ovo el rey don Pero, que cuidaron que moriera, e de la discordia que avía sobre quién reinaría en Castilla    

   Estando el rey don Pero en Sevilla en este año que reinó, adoleçió de que cuidaron que moriera, por lo qual ovo mucha profidia sobre quién reinaría en Castilla e León poqu’el Rey no dexava fijo ni hermano legítimo, que los unos dezían que devía reinar el infante don Ferrando de Aragón, su primo, otros dezían que devía reinar don Juan Núñez de Lara, Señor de Vizcaya, porque venían de los de la Çerda, de la rodilla del infante don Ferrando, eredero de Castilla. Estava el reino en tienpo de se dañar, sino porqu’el Rey escapó.

        

   Título de las muertes qu’el rey don Pero fizo en Burgos    

   En el segundo año de su reinamiento mató a Garçilaso de la Vega en la çiudad de Burgos e a Pero Ferrández de Dobro e a Juan Ferrández Escrivano e Alonso // [Fol. 313 r., col. a] Garçía Tarmigo por consejo de don Juan Alonso de Alborquerque, su mayordomo, que privava ya mucho con él porque don Juan Núñez de Lara, Señor de Vizcaya, era luego muerto, diziendo que eran de la su partida porqu’él tenía toda pribança con él, diziendo que posieran alboroço en la çiudad por la venida del Rey. Otrosí çercó a don Alonso Ferrández Coronel por su consejo en Aguilar porque era de la parte del dicho don Juan Núñez e tomólo por fuerça e conbate. E mató a él e a Juan Alonso Carrillo e a Pero Coronel e a Juan González de Aça e a Pero Díaz de Quesada e a Rodrigo Í[ñ]iguez de Viedma e a otros con ellos e dio a todos sus bienes.

        

   Título de cómo el rey don Pero fizo bodas con la reina doña Blanca de Borbón e cómo la dexó por doña María de Padilla e de los males e daños que ovo en el reino sobre ello   

   En el quarto año de su reinamiento llegó a el Rey don Juan Alonso de Alborquerque a Valladolid e díxole cómo doña Blanca, fija del Duque de Vorbón, por quien él avía enbiado para casar con ella, era llegada en la çiudad de Burgos, que gela enbiava el Rey de Françia, su tío, e que fuese la su merçed de la reçebir como devía por muger, pues era de tal linaje, pues él la enbiara demandar lo avía mandado, porque así conplía a su serviçio e pro e común de sus reinos porqu’él no tenía fijos ni hermanos legítimos. E llamó a esta fabla a las Reinas, su madre, e a su tía para que le ayudasen. E esto fazía don Juan Alonso por lo quitar e arredrar de doña María de Padilla, su mançeba, que amava mucho, como quier qu’él avía seido en el consejo de gela dar porque era criada de doña Isabel de Meneses, su muger, e andava en su casa cuidando aver por ella más privança con él, pero salióle al contrario, ca ya privavan las hermanas e parientas d’esta doña María más que [col. b] no él con el Rey.

   E como quier que al Rey no plazía ya d’este casamiento por la dicha bienquerençia d’ella, enbióla al castillo de Montealbán a buen recaudo e fizo sus bodas contra su voluntad; pero plazía a todos sus reinos. E fechas sus bodas con las solenidades que conplía, a cabo de tres días dexó [a] la reina doña Blanca con toda su cavallería e fuese casi solo a buscar a la dicha doña María de Padilla e tráxola consigo. E fizo prender a la dicha Reina, su muger, e levar a Medina Sidonia, donde morió con yervas después e nunca la vio más el Rey.

   E como esto vieron todos los grandes e menores e villas e çiudades, toviéndolo por mal comienço, esparçiéronse cada unos a sus logares. E los parientes de doña María fueron creçiendo en la privança del Rey e sus amigos con ellos. E como esto vio don Juan Alonso, no osando ir al Rey, fuese Alborquerque e de allí se trató con el Rey. E cuidando tornar a la su pribança, le envió en rehenes a su hijo Martín Gil, que no avía otro eredero; e no acabando nada esto, lo fizo el Rey matar después con yerbas en la presión.

   E por este fecho d’esta doña María de Padilla e de la presión e muerte de doña Leonor de Guzmán, mançeba que fue del rey don Alonso, e por los malos consejos que este don Juan Alonso dio al Rey en quanto fue en su poder, se recreçieron todos los males e daños que pasaron en el tienpo d’este Rey e de sus hermanos en Castilla.

        

   Título de cómo se levantaron todos los cavalleros mayores contra el rey don Pero e se juntaron [con] él XXX por XXX armados e cómo lo fezieron benir, casi preso, a Toro    

   En el día qu’el Rey dexó [a] la Reina, como dicho es, se fueron todos los cavalleros poderosos / [Fol. 313 v., col. a] a sus tierras, entre los quales ovo mucha guerra e discordia con el Rey e con los parientes e amigos de doña María de Padilla, los quales se relatan más largo en su istoria, salvo que en el quinto año se levantaron contra el Rey los infantes don Ferrando e don Juan de Aragón, sus primos, e el conde don Enrique e el conde don Tello e el conde don Sancho de Alborquerque e don Fadrique, Maestre de Santiago, sus hermanos bastardos, e don Juan Alonso de Alborquerque e los Maestres de Calatrava e de Alcántara e Diego Pérez Sarmiento e Pero González de Agüero e Ferrand Pérez de Ayala e Ferrand Gómez de Albornoz e Sancho Roiz de Rojas e Ruy González de Castañeda e Pero Álvarez de Osorio e Álvar Rois de Aça e Pero Ramírez de Guzmán e Pero Ferrández de Velasco e Gonzalo Alonso Carrillo e otros muchos; e con ellos las reinas doña María, su madre, e doña Leonor de Aragón, su tía. E juntaron V mil de cavallo e mucha gente de pie e veniéronse a Toro e juntáronse con el Rey, que estava en Urueña con DCCC de cavallo, XXX por XXX a cavallo armados, pero todos sin lanças e sin pajes, sino del Rey un paje en un cavallo con una lança e del otro cavo un paje del infante don Ferrando con otra lança.

   E así ayuntados en Tejadilla, fabló Juan Pérez de Padilla, tío de doña María, por parte del Rey, que así lo avían acordado, e díxoles lo que al Rey conplía. E los cavalleros, que avían acordado que fablase el infante don Ferrando, desque vieron que no fablava el Rey, mandaron fablar a Ferrand Pérez de Ayala e dixo estas palabras:

   -Señor, estos cavalleros que aquí son vos piden por merçed, por sí e por todos los otros vuestros reinos, que tomedes a vuestra muger, la Reina, conbusco contina en vuestra corte e la tratedes commo [col. b] a vos e a ella perteneçe; e que eches de vuestra casa e corte a doña María de Padilla e a todos sus parientes que se vayan a sus heredamientos e que ordenedes vuestra casa e reino con estos que aquí están, que desean vuestro serviçio e pro e común de los dichos reinos.

   E como el Rey vio la poca ovidiençia e mejoría que le catavan en venir así armados e tantos como los suyos e traer paje con lança e capaçete e cavallo el infante don Ferrando, su primo, e fablar cavallero por ellos, como por él, (que) se le demudó el coraçón e, no veyendo logar de ál fazer, (que) llamó a los suyos en son de fablar con ellos e, (que) salido aparte, les envió con su paje qu’él les tornaría respuesta. E fuese con tanto a Nurueña, donde avía salido, e los cavalleros tornáronse a Toro. E estovieron así algund día juntando gentes.

        

   Título de cómmo morió don Juan Alonso de Alborquerque de yerbas que le fizo dar el Rey al físico que lo curava    

   En esta sazón adoleçió don Juan Alonso de Alborquerque e ovo fabla el Rey con un físico romano que lo curava que lo matase con yerbas en el vevedizo que le avía de dar por grandes eredamientos que después le dio. E como él se vio muerto, mandó a su gente, que eran DCCC de cavallo, que no lo enterrasen ni se partiesen de aquellos cavalleros con él fasta que se acabase aquella demanda qu’él e ellos avían tomado. E así lo traxieron en andas adobado. E fablava el su mayordomo por él en todos los consejos que fazían fasta que se acavó e lo enterraron como él lo mandó.

   E dízese que este rey don Pero profió quanto pudo // [Fol. 314 r., col. a] en este fecho e, quando más no pudo, que se vino con las Reinas, su madre e tía, a poner en poder de los cavalleros a Toro por conplir todo lo que pedido le avían, a pesar de todos los sus pribados, e que no quiso ninguno venir con él por miedo de muerte, sino Juan Ferrández de Inistrosa, tío de doña María, que dixo al Rey que más valía ir a ponerse con los suyos que no que ellos alçasen al Infante por rey e qu’él iría [a] tomar la ventura que Dios le quesiese dar, pues era su fechura.

        

   Título de cómo fizieron los cavalleros en la venida del Rey e cómo prendieron algunos que iban con él e repartieron los ofiçios del reino e cómo él se les fue atado    

   Llegado el Rey en Toro con çiento de mulas, todos los cavalleros lo salieron a reçebir, pero armados encubiertamente; e así mismo el cuerpo de don Juan Alonso con ellos. E vesó las manos a la Reina, su madre, e abraçó a la Reina de Aragón, su tía; e la madre le dixo:

   -Fijo señor, yo veo buen día en vos ver con estos señores, que desean vuestro serviçio.

   E la Reina, su tía, le dixo con duras palabras:

   -Señor sobrino, mejor vos pareçe aconpañado así commo agora sodes de todos los grandes de vuestro reino que andar de la guisa de fasta aquí avedes andado, dexando vuestra legítima muger apartado por los castillos; pero vos no avedes culpa, segund vuestra edad, que era de XXI años, sino los que vos lo consejan, que son los dos Juan Ferrández de Inistrosa e don Semuel Leví, que aquí están con vos e otros. E sería bien que éstos sean arredrados de vos e que bos governedes de aquí adelante por otros más honrados que caten mejor por vuestro serviçio.

   E el Rey dixo que aquellos dos que con él eran venidos no tenían culpa e que del mal que les fiziesen [col. b] que le pesaría d’ello. Pero como estava ya ordenado, luego fueron anbos a dos presos delante del Rey. E partieron luego todos los ofiçios de la casa d’él e del reino en esta manera luego, antes qu’el Rey partiese del palaçio de la Reina, su madre: qu’el Maestre don Fadrique, su hermano, fuese su camarero mayor e el infante don Ferrando fuese su chançiller mayor. E tomaron luego los sus sellos al su chançiller; e el infante don Juan de Aragón, su primo, fuese su alferçe mayor. E entregáronle luego los pendones. E fizieron a don Ferrando de Castro su mayordomo mayor.

   E así se partieron todos de allí, el Rey viose preso porqu’el Maestre, su hermano, posava en su palaçio como camarero e no lo dexava fablar con quien él quería. E temíase mucho de muerte. E luego que estos cavalleros tovieron al Rey en su poder, dexaron de ordenar las cosas que fueran serviçio del Rey e pro común del reino e tomaron cuidado de partir entre sí todos los ofiçios del reino, como dicho es, lo qual tovo grand daño adelante. E luego, esto fecho, demandó don Ferrando de Castro por muger a doña Juana, fija del rey don Alonso e de doña Leonor, porque gela avía prometido don Enrique, su hermano, por que se igualase con ellos. E fizo luego sus vodas con ella, pesando mucho al Rey porque la avía criado en su cámara.

   E como esto vieron los señores e cavalleros, entendiendo que las cosas no iban commo conplía e que no podrían durar, començaron a catar cada uno por aver la parte del Rey e fizieron sus tratos algunos con él encobiertamente. E allí fue tractado qu’el Rey diese a la Reina de Aragón, su tía, la villa de Roa e / [Fol. 314 v., col. a] al infante don Ferrando, su fijo, a Madrigal e a Real de Maçanares e Aranda e al infante don Juan, su hermano, a Vizcaya e a Lara e a Valdecorneja e Oropesa e el adelantamiento de Castilla e Cartajena e a don Juan de la Çerda a Gibraleón e a Diego Pérez Sarmiento a Busto e a Villalva de Losa e Peñaçerrada e Vergança e a Villasana de Mena e a don Álvar Pérez de Castro a Salvatierra en Galizia; e dio a Sancho Ruiz de Rojas la merindad de Burgos. E asosegados éstos con el Rey, quedaron adefuera don Enrique e don Fadrique e don Tello e don Sancho, sus hermanos, e don Ferrando de Castro, que no traxieron pleitesía con el Rey ni sabían d’ella, sino que gelo dezían pero no podían ál fazer, ca los que se tratavan eran ya muchos. E cavalgó el Rey una mañana, deziendo que iba a caça, e con él fasta dozientos de mulas e de cavallo; e con niebla que fazía tiró camino de Segovia. E llegado allí, todos los de la su fabla se fueron para él, ca ya los avían entregado todo lo que mandado les avía enteramente.

        

   Título de las cosas qu’el rey don Pero fizo después que salió de Toro e llegó a Segovia e de cómo se querelló d’ello en las cortes que fizo en Burgos e de las muertes que fizo en Medina   

   Después qu’el rey don Pero fue apoderado de gentes, salió de Segovia e fuese a la çiudad de Burgos e fizo allí llamamiento de cortes. E ayuntados en ellas, querellóse allí delante todos, seyendo presentes los infantes don Fernando e don Juan, sus primos, de todo lo que pasó en las vistas de Tejadillo e presión de Toro e pidióles ayuda de gentes e de dineros para traer a su serviçio a la Rei-na, [col. b] su madre, e a don Enrique e a don Fadrique e a don Tello e a don Sancho, sus hermanos, e don Ferrando de Castro, que le estavan alçados faziéndole guerra de muchos logares. E todos gelo otorgaron.

   E saliendo de allí, entró en la villa de Medina del Canpo e fizo matar en su palaçio a Pero Ruiz de Villegas, Adelantado Mayor de Castilla, e a Sancho Ruiz de Rojas e a Martín Núñez de Aranda. Fizo prender a Juan Rodríguez de Çisneros e Asuer Pérez de Quiñones e puestos en Castroxeriz. E después d’esto salió de Medina e fue para Toro, donde estavan alçados la Reina, su madre, e el conde don Enrique e otros muchos cavalleros, e pelearon con ellos los del Rey a las barreras; e morió allí de la parte del rey Ferrand Ruiz Girón. E porqu’el Rey no quiso dar la su tierra, Alonso Téllez, su hermano, púsose dentro de la villa con los contrarios con XXX de cavallo. Allí venieron al Rey Juan Ferrández de Inistrosa e don Semuel Neblí, su tesorero, que fueron sueltos de la presión por dineros e rehenes que dieron a la Reina e a don Tello, que los tenían presos desde lo de Toro, commo dicho es. E desde allí partió don Enrique para Talavera porque sopo qu’el Rey se iba a Toledo porqu’el hermano don Fadrique estava en la dicha villa de Talavera.

        

   Título de las cosas e muertes qu’el rey don Pero fizo en la çiudad de Toledo e en la villa de Toro e en sus comarcas e cómo pasaron otros muchos fechos en este tienpo    

   Estando el Rey en comarca de Toro peleando con los d’ella, tomó a Valderas e a Rueda, que estavan contra él, e perdonó a los que estavan en ellas e que lo serbiesen. E fue de allí sobre Rue-da, // [Fol. 315 r., col. a] que es fuerte logar, que estava por el conde don Enrique; e no la podiendo tomar porque era fuerte, pleiteó con los de dentro que no le fiziesen guerra d’ella por tienpo çierto. E allí sopo cómo el conde don Enrique era pasado a Galizia a se juntar con don Ferrando de Castro por fazer d’ella la guerra por qu’él afloxase la guerra de Toro, pero él no quiso dexarla. E estando allí sopo cómo el infante don Juan, su primo, ganara por trato la villa d’Estrepeaña, que estava por don Tello, su hermano, e se venieran con él al Rey Pero Ferrández de Velasco e Gonzalo Alonso Carrillo e Pero González Carrillo, su fijo, e otros que estavan en ella; e les fizo el Rey merçed. E mandó al infante que, pues no osava entrar en Vizcaya, a do don Tello estava, por ser la tierra fuerte, que le fiziese la guerra de Santa Águeda. E envió desde allá conpañas suyas con Traba en Cartaçona a cavallo e fueron destroçados en el valle de Gordojuela por la gente de pie, que estavan por don Tello, su Señor de la Encartaçión, de mala manera. E otrosí en esta sazón entraron cavalleros e escuderos d’este infante don Juan en Ochandiano e fallaron allí a Juan de Bendaño, que era con don Tello e omne poderoso en Vizcaya e tenía muchas conpañas. E fueron desbaratados los del Infante e muertos e presos algunos d’ellos, ca la tierra era mucho fragosa para gente de cavallo.

        

   Título de cómo el rey don Pero fizo grande thesoro    

   Estando el rey don Pero en Morales, dando guerra a Toro, jugando un día los dados e toviéndole un su donzel dos arquezones en que avía fasta XX mil doblas dixo don Semuel Neblí, que era su thesorero, al Rey:

   -Señor, oy dixo [col. b] la vuestra merçed delante muchos cavalleros que todo vuestro thesoro era XX mil doblas, con que tomávades plazer jugando a los dados. Señor, esta palabra tengo que la dexistes por mí; es mi vergüeña, pues só vuestro thesorero mayor, en no aver puesto mejor recaudo en vuestra fazienda. Señor, verdad es que después que vos reinastes fasta aquí sienpre ovo algunos bulliçios en el reinos e los ay oy, por lo qual vuestros arrendadores se atrebieron a fazer algunas cosas que no conplían ni devían e yo no les pude tomar cuenta asosegadamente, así como era razón; enpero, loado sea Dios, vos sodes ya en estado de XXII años e todos los de vuestros reinos vos aman e temen e tengo que podedes tomar cuenta de todo lo vuestro, segund razón. E señor dame dos castillos e yo quiero ponervos en ellos thesoro en poco tienpo, en guisa que vos digades que avedes thesoro más de l[a]s (748) XX mil doblas que dezides.

   E al Rey plogo d’ello mucho e mandóle dar los alcáçares de Trogillo e de Hita. Don Semuel reçibiólos e puso en ellos omes fieles e de recaudo como conplía. E fecho esto, llamó por cartas del Rey a todos los que avían seido sus arrendadores e recaudadores después que reinara; e venidos, mandó llamar todos los qu’el Rey avía librado en ellos e sopo d’ellos el coecho que les avía levado mandándoles dar la meitad d’ello porque lo dixiesen. E ellos iban contentos, pues lo tenían perdido, e así quedaba el Rey de II uno e el otro levava su dueño; e no se encobrió ninguno en todos lo reinos. E así fizo para el Rey dentro de un año grandes thesoros en los dichos castillos e otrosí falló por las dichas cuentas muchos maravedís que eran quedados en los dichos arrendadores. E así fue el comienço del thesoro del rey don Pero, que fue grande demasiado.

        

   Título de cómo el Rey fue a Toledo e de las merçedes que fizo    

   Estando el Rey en Toro, sopo cómo Toledo era alçada por la Reina e eran entrados en ella don Enrique e don Fadrique, sus hermanos, e dexó sobre Toro sus fronteros e fuese derechamente a los buscar. E llegado allí, diéronle entrada algunos d’ella; e entrando por / [Fol. 315 v., col. a] la una puerta, salieron ellos por la otra, (e) no los podiendo alcançar. E prendió al Obispo de Barroso e a Lope de Velasco e fizo matar a Ferrand Sánchez de Rojas e a Gonzalo Gómez, Comendador; e otrosí fizo matar XXII omes buenos de la çiudad porque fueron en aquella fabla. E mandando matar a un fijo de un platero que avía LXXX años, (e) pidió merçed al Rey que matasen a él e dexasen a su fijo; e así fue fecho. E prendió a Gonzalo Meléndez e Lope de Velasco e a Tello González Palomeque e a Pero Díaz, su hermano, que eran IV cavalleros buenos, e posiéronlos en castillos. Sosegada la dicha çiudad para su serviçio, tornóse aquende los puertos recogiendo gentes para tornar sobre Toro.

        

   Título de cómo el conde don Enrique e el Maestre, su hermano, entraron en Toro por acorrer a la Reina e de lo que se fizo    

   Sabida por la Reina la venida del Rey, su fijo, sobre ella e seyendo atemorizada d’ella, enbió por el conde don Enrique e por el Maestre, su hermano, que, pues ella se omiçiara con el Rey por ellos, que la veniesen [a] socorrer, los quales e el Maestre don Pero Estébanes Carpenter partieron de Talavera con mil CC de cavallo e mucha gente de pie e venieron derechamente a Toro.

   El rey don Pero, sopiendo que de la villa de Cuenca le fazían guerra, que estava en ella don Álvar Garçía de Albornoz, (e) fue sobre ella e, no la podiendo tomar porque era mucho fuerte, pleiteó con él que çesase aquella guerra por tienpo çierto. E enbió a Ínigo López de Orozco e a Pero González de Mendoça por fronteros a la villa de Santa Olalla, porque de Talavera le fazían guerra gentes que allí dexaran don Enrique e el Maestre, e vínose derechamente a Toro. E como lo sopo don Enrique, fue a Galizia diziendo que a fazer guerra a don Fernando de Castro, pero díxose que lo fizo más por no ser çercado del Rey, ca nunca lo avía querido ser. E puestos sus reales sobre Toro, tomó por conbate la torre e puente de Toro e apremió mucho los de dentro, peleando cada día a las varreras, moriendo muchas gentes de cada [col. b] parte.

   En esto tratóse el Maestre don Fadrique con el Rey e salióse a la su merçed, que fue cosa que desmayó mucho a la Reina e a todos los que estavan con ella. E trató el Rey por la entrada de la villa e diéronle una puerta; e alboreçiendo entró dentro d’ella e fuese al alcáçar, donde estava la Reina, su madre, e otros muchos que a ella se recogieron. E salieron con ella todos a la su merçed, ca no pudo ninguno salir de la villa porque puso guardas en las puertas; e tomó luego presa a la Condesa, muger del conde don Enrique, e fizo matar a Pero Estébanes Carpenter, Maestre, e a Martín González de Castañeda e a Martín Alonso Tello e Alonso Téllez, su hermano, e a Gómez Manrique de Gimarela [e] a Diego, Marqués de Gudoy, e otros algunos. E como la Reina, su madre, vio esto, cayó amorteçida en tierra sin acuerdo; e como recordó, dio grandes vozes maldiziendo al Rey, su fijo, diziendo que la avía desonrado e que más quisiera que la matara. El Rey la fizo levar al su palaçio e dende a çinco días con liçençia d’él se fue a Portugal, adond’el Rey, su padre, la fizo matar con yerbas dende a poco por su mal usar de su cuerpo.

        

   Título de cómo el rey don Pero tomó la villa de Palençuela e cómo quiso matar a los grandes cavalleros    

   Acabados estos fechos de Toro, como dicho es, fuese luego para Palençuela, que la tenía por el conde don Enrique Diego Sánchez de Terrazas e Juan Ferrández, su hermano, [e] diérongela por grandes conbates e premias que les fizo, perdonando a los de dentro. E así tomada, tenía conçertado de matar en el alcáçar, llamándolos a jugar los dados, al infante don Ferrando de Aragón e al infante don Juan, su hermano, sus primos, e al Maestre de Santiago, su hermano, e a don Juan de la Çerda, fijo de don Alonso, estos quatro, que estavan allí con él, porque jamás podía olvidar la presión e la desonestidad que en la vista de Tejadilla e en la presión de Toro le fuera fecha, commo dicho es, de todos quantos en ella fueron. E como las cosas no pueden ser conplidas sino a su ora, // [Fol. 316 r., col. a] llegáronle cartas del conde don Tello, su hermano, que era en Vizcaya, que lo perdonase e que se vernía a la su merçed. E por deseo de lo matar con esto, perdonólo e mandólo venir; e estovo allí algunos días esperándolo. E porque mató en Bilbao a Juan de Amendaño no pudo venir tan aína e desconçertósele todo aquel fecho al presente en esta manera. E fuéndose a Tordesillas, fizo matar dos onrados omes de Toledo que avían andado con el Maestre. E savidas estas cosas, el conde don Enrique, que era en Galizia, no (f)osando más reparar en el reino, enbió demandar seguro al Rey para se ir fuera del reino; e enbiógelo e por la otra parte mandóle tener los caminos para que lo matasen. E con esto fuese desconoçido por la costa de Asturias e de Vizcaya porque allí no avían avido mandado del Rey, ca cuidava que no iría por allí, e pasóse a Vayona e a Françia. E así fizieron todos los que no tenían la graçia del Rey e quedó en este tienpo todo el reino en poder del Rey desenbargadamente, sin contienda ninguna.

        

   Título de cómo se levantó la guerra entre Castilla e Aragón e de la poca causa, por donde suçedieron muchos males    

   Estando el rey don Pero en Sevilla, mandó armar una galea para ir [a] ver la pesca (749) de los atunes e, llegando en Sanlúcar, falló allí a mosén Françés en Penélopez con X galeas del Rey de Aragón, que iban en ayuda del Rey de Françia, que avía guerra con el Rey de Inguelaterra; e aquel capitán arribó allí en Barrameda con aquellas galeas por reposar e falló allí dos vaxeles de lazentines cargados de azeite que iban para Alixandría e tomólos, deziendo que los bienes d’ellos eran ginobeses, con quien avían los catalanes guerra. E llegando el Rey a Sanlúcar, enbió el Rey un cavallero e un secretario suyo a requerir aquel capitán de Aragón que, pues aquellos dos navíos estavan seguros en aquel su puer-to, [col. b] que non los tomase, quánto más que los devía dexar por onra del Rey, pues él se avía açertado allí en persona. E respondióle que los avía tomado de los enemigos del Rey, su señor, e de su buena guerra e que no los dexaría. E el Rey le enbió dezir con grand malenconía que si no los dexase, qu’él enbiaría tomar todos los catalanes que estavan en Sevilla con todas sus mercadorías. E el capitán no los quiso tornar e vendiólos por dar dineros e fuese a la guerra de Françia.

   Como este Rey era mançebo en hedad de XXII años e valiente de cuerpo e de grand coracón e amava sienpre guerra e bulliçio, tomó tanta malenconía de aquel fecho que partió de Santlúcar por tierra e andovo seze leguas aquel día; e llegó a Sevilla e fizo prender todos los catalanes e tomó todos sus bienes e fizo armar siete galeas e seis naos. E fueron armadas en ocho días e enbiólas en busca de aquellas galeas de Aragón, porque cuidava que las fallaría en la costa de Portogal; e fallaron que se eran pasadas a la parte de La Rochela e tornáronse al río de Sevilla, de lo qual pesó mucho al Rey. E luego enbió al su alcalde Gil Gómez al Rey de Aragón a le recontar todo aquel fecho e cómo pasara e de la poca honra que aquel su capitán le catara en su persona e en su reino e que lo requeriese que le entregase aquel su capitán para qu’él fiziese d’él lo que su merçed fuese; e que si fazer no lo quisiese, que lo desafiase de su parte e que le dixiese que luego le faría la guerra, el qual, continuando su camino, llegó a Varçelona, adonde estava el Rey de Aragón e delante los de su consejo le dixo todo aquel fecho onesta e declaradamente.

        

   Título de la respuesta qu’el rey don Pero de Aragón tornó al mensajero del rey don Pero de Castilla    

   El rey don Pero de Aragón, oída la mandadería del dicho / [Fol. 316 v., col. a] alcalde, (e) pesóle mucho d’ello. E avido su consejo, díxole al alcalde:

   -Dezi[d] a vuestro señor, el Rey, que de qualquier enojo que omes de mi reino le fiziesen me pesaría d’ello e que aquel mi capitán no es tornado en mi reino e que, quando veniere, que yo lo oiré e faré justiçia d’él, en manera qu’el Rey deva ser contento.

   E quando aquel alcalde Gil Vázquez vio que no le otorgava cosa de lo qu’el rey don Pero quería, desafiólo de su parte e díxole que le faría la guerra a él e a todo su reino. E quando aquello oyó el Rey, dixo:

   -El Rey, vuestro señor, fará su voluntad, pero él no terná razón de lo fazer; pero póngolo todo en el juizio e poder de Dios.

   E fízolo luego saber a su reino e vasallos.

        

   Título de la primera guerra que se fizo entre Castilla e Aragón    

   Luego [que] (750) esto fue fecho, el rey don Pero armó sus galeas e enbiólas a la isla de Ibiça e fezieron grand daño; e fue preso en un conbate de una villa Pero Gómez de Porras, que era castellano. En este año puso el rey don Pero frontero en Molina a Garçi Ferrández de Toledo e entró en Aragón [a] fazer guerra; e salió a pelear con él el conde don Lope Ferrández de Luna e fue vençido Garçi Ferrández e morió allí Gómez Carrillo, su fijo, e otros castellanos. E así se iba cada día esforçando la guerra por muchas partes entre estos reinos.

        

   Título de la primera entrada qu’el rey don Pero fizo en Aragón e de los fechos que en ella fizo    

   En el seteno año del reinamiento d’este rey don Pero entró en el reino de Aragón, e con él el infante don Juan e don Fadrique e don Tello, sus hermanos, e toda la cavallería de Castilla, que eran VII mil de cavallo e II mil de la gineta e mucha gente de pie, e fezieron mucho daño. E tomó la villa de Taraçona e seis castillos e villas en rededor de su comarca e llegó a la villa de ( ) (751), donde estava el conde don Enrique, su hermano, con DCCC de cavallo; e no salió fuera, ni el rey [col. b] don Pero de Aragón, que estava en Çaragoça. Vino el Cardenal de Voloña por mandado del Santo Padre [e] púsoles (752) treguas por un año.

   Estando allí sopo cómo don Juan de la Çerda, que se partiera d’él, fuera desbaratado del conçejo e cavallería de Sevilla e fuera preso él. E plogo mucho d’ello al Rey e enbió un ballestero de maça que lo matase. E fízolo así e el Rey tornóse a Sevilla.

        

   Título de cómo mató el rey don Pero al Maestre de Santiago, su hermano, e después al infante don Juan, su primo    

   En el año del Señor de mil CCCLVIII años (753), estando el rey don Pero en Sevilla, enbió por el Maestre, su hermano; e como sopo que benía, llamó al infante don Juan, su primo, e díxole cómmo quería matar al maestre don Fadrique, qu’él fuese en ello e que dende iría a Vizcaya e que mataría a don Tello e que le daría el señorío d’ella. E el infante gelo tovo en merçed; e aún le dixo qu’él lo mataría, si a él ploguiese. E díxole Diego Pérez Sarmiento, que estava con el Infante:

   -Señor, vástavos que lo faga el Rey.

   E d’esto pesó mucho al Rey e de aquel día en adelante sienpre lo quiso mal el Rey fasta que lo mató.

   E venido el Maestre e entrando en el palaçio, luego fue muerto delante el Rey por los ballesteros de maça; e mataron con él a Sancho Roiz de Villegas, su mayordomo, e a Martín Cabarca, el que avía escapado en Toro.

   E muerto el dicho Maestre, partió ese día mesmo después de comer el Rey, e con él el intante don Juan. E llegó en seis días en Aguilar de Canpo, cuidando matar al conde don Tello, que estava allí. E el Conde, que era ido a caça e fue savidor, fue a Vizcaya e enbarcó en una pinaça en Vermeo (754) e fuese a Vayona; e el rey don Pero tiró tras él e llegó aquel día mesmo qu’él e enbarcó e[n] quatro pinaças en la dicha villa de Vermeo e tiró tras él. E tomóle una tormenta e tornóse a Lenquentio, e más porque sopo qu’el Conde // [Fol. 317 r., col. a] era pasado a Vayona. E de allí vínose a Vermeo e allí pidióle merçed el Infante que, pues el Conde era ido, que le diese a Vizcaya, pues le perteneçía por su muger e que la avía mandado. E respondióle el Rey que iría a Gernica e que gela faría dar por la junta de toda ella allí. E fue a la dicha junta con cautela e díxole que en Vilvao gela entregaría e ya el Infante íbalo entendiendo. E llegados en Bilvao e entrado el Infante a la posada del Rey, que era sobre la plaça, mandólo matar a los vallesteros. E muerto, fízolo echar d’ençima a la plaça e púsose el Rey a las ventanas e dixo:

   -Vizcaínos, ebad allá vuestro señor.

   E salió luego de allí e llegó a Roa; e prendió allí a la reina doña Leonor, madre del Infante, e a doña Beatriz, su muger, fija de don Juan Núñez de Lara, e púsolas en el castillo de Castroxeriz e tomó todos sus bienes.

        

   Título de cómmo el infante don Ferrando de Aragón entró en tierra de Soria e de lo qu’el Rey fizo    

   El infante don Ferrando de Aragón, como sopo la muerte de su hermano e la presión de su madre, la Reina, no curando de las treguas puestas por el Cardenal, entró por tierra de Soria quemando e robando e fizo mucho daño. E como lo sopo el rey don Pero, armó doze galeas en Sevilla e seis de genobeses que le venieron allí e fue por su persona dentro d’ellas a la villa de Guardamar, que era de aquel infante don Ferrando, e conbatióla por la tierra con las gentes que estavan fronteras en Murçia e con los de las galeas; e tomó la villa, pero el castillo no lo pudo tomar. E estando conbatiendo el castillo, vino una tormenta e perdiéronse las seze galeas, que dieron en tierra e quebráronse allí, ca las gentes estavan en tierra, e escaparon dos galeas. E con esto dexó el conbate del castillo e quemó la villa; e las galeas quebradas levó los aparejos d’ellas a Sevilla. E dexó fronteros e fuese a Sevilla. E salió de Sevilla e fuese Almaçán, que tenía allí III mil de cavallo fron-teros, [col. b] e entró por el reino de Aragón faziendo mucho daño; e tomó dos castillos, que eran Castiel Mino e Castiel de Artos, e dexó en ellos fronteros e vínose a Sevilla aderezar armada para ir [él] mesmo en ella.

        

   Título de cómmo el rey don Pero fizo matar a la Reina de Aragón e a doña Juana, Señora de Vizcaya e de Lara    

   En el nobeno año del reinado d’este rey don Pero, que fue en el año del Señor de mil CCCLXIX años, fizo matar en Castroxeriz a la Reina de Aragón, que estava allí presa por despecho, qu’el Infante, su fijo, le fazía guerra, e fizo matar con yervas a doña Juana de Lara, muger del conde don Tello, Señora de Vizcaya, e a doña Isabel, su hermana, muger del infante don Juan, en el castillo de Almodóvar del Río, que estavan presas. E en éstas se feneçió la generaçión de los Señores de Vizcaya e de Lara. E otrosí fizo matar con yerbas a la reina doña Blanca de Borbón, su muger, que estava en el castillo de Medina Sidonia.

        

   Título de cómo el rey don Pero entró en su flota para ir [a] pelear con el rey don Pero de Aragón   

   En este año en el mes de abril salió este rey don Pero con su flota, que era esta qu’él levava XXVIII galeas suyas e dos galeotas e quatro leños e LXXXIII naos de Castillo Dabant e tres galeas que le enbió el rey don Pero de Portogal, su tío, e una galeota con el su almirante Lançarote Peçaneo, genovés, e X galeas que le enbió el Rey de Granada, que era su vasallo; e así levava en esta flota XL galeas e tres galeotas e quatro leños. E en cada una de las sus galeas iban por patrones sendos cavalleros de casas conoçidas e d’estado de todos los mejores de sus reinos, como aquel que iba a fin de pelear con el Rey de Aragón, que otrosí armava grand flota para pelear con él. E llegó Algezira e dende fue azia / [Fol. 317 v., col. a] la costa de Aragón e ganó la villa e castillo de Guardamar e basteçiólo; e de allí llegó a Tortosa e subió por el río d’Ebro arriba e dende vino a Barçelona, que estava aí el Rey de Aragón, e estovo tres días delante la çiudad peleando con los d’ella. E dende fuese a la isla de Ibiça e çercó aquella villa; e toviéndola çercada por mar e por tierra, supo cómo el Rey de Aragón era venido a Mallorcas con XL galeas suyas para pelear con él e dexó aquella çerca e adereçó su flota. E puso en la su galea, que era mucho grande, CLX omes de armas e otros tantos ballesteros en tres castillos que fizo en ella, cada uno con su alcaide. E llegó a Calpo, cuidando aí fallar al rey don Pero de Aragón, e sopo de çierto cómo los aragoneses e catalanes no consentieran al Rey de Aragón ir en persona a pelear con él e que se quedara en la çiudad de Mallorcas e que su almirante venía [a] pelear con él.

   E savidas estas nuevas, dixiéronle al rey don Pero el su almirante e otros muchos que fuese la su merçed que, pues el Rey de Aragón no venía en su flota, qu’él se saliese d’ella e se fuese por tierra Alicante, donde estava su cavallería, e que ellos irían [a] pelear con el almirante e flota de Aragón. E el Rey les dixo que lo no faría, que, si el Rey de Aragón avía dexado de venir a pelear con él en persona, que lo avía fecho con cobardía e mengua de coraçón e no commo cavallero e qu’él quería tomar su ventura con sus naturales porque entendía que darían buena cuenta d’él. E con tanto fuese [a] buscar la flota del Rey de Aragón, que pareçía en la mar; e porque llegó la noche, no podieron llegar a ella. E aquella noche entróse la flota del Rey de Aragón por el r[ío] (755) de Guardamar arriba; e porque no pudo entrar por ella fuese con su flota a Sevilla e los otros a Por-togal [col. b] e a Granada e las naos a la costa de Viseo.

        

   Título de la batalla de Arabiana, que ovieron castellanos e aragoneses e de la muerte de don Juan Ferrández de Inistrosa    

   En este año entraron en Araviana el conde don Enrique e el conde don Tello, su hermano, e don Pero de Luna e don Artal, su hermano, ricos omes de Aragón, con DCCC de cavallo e salieron a ellos don Ferrando de Castro e Juan Ferrández de Inistrosa e Ínigo López de Orozco, que estavan fronteros con mil D omes de cavallo, e pelearon a vanderas desplegadas en el canpo de Arabiana, que es al pie de Moncayo; e fueron vençidos los castellanos e morieron allí Juan Ferrández de Inistrosa e muchos de los suyos con él. E otrosí morieron allí Gómez Suárez de Figueroa e Ferrand Garçía Duque e Pero Vermúdez de Sevilla e Gonzalo Sánchez de Ulloa, alferze de don Ferrando de Castro, e Juan González de Baomón e otros; e fue preso Ínigo López de Orozco e otros muchos e don Ferrando de Castro escapó en un cavallo.

   E savidas estas nuevas por el rey don Pero, ovo mucho pesar e con la malenconía de la muerte de don Juan Ferrández, qu’él quería mucho, fizo matar en Carmona a don Juan e a don Pero, sus hermanos, fijos del rey don Alonso, hermanos de los dichos don Enrique e don Tello, que eran de XIV e de XV años.

   El rey don Pero partió de Sevilla e mató en tierra de León a Pero Álvarez Osorio e a Pero Núñez de Guzmán e al arçediano Diego Arias Maldonado e a Juan Ferrández e a Ferrand Sánchez, fijos de Pero Ferrández de Valladolid, porque dexaron la frontera de Huete, dond’él los avía dexado, e otrosí en un troque de cavalleros qu’él e el Rey de Portogal fizieron (e) ovo para matar e mató a Martín Rodríguez Tenorio e a Fernán Godiel de Toledo e a Ferrand Sanz Calderón, que gelos dio el rey don Pero de Portogal por otros qu’él le dio portogueses, que estavan en Castilla, qu’él le dio para matar porque avían seido // [Fol. 318 r., col. a] en la muerte de doña Inés de Castro, qu’él avía tomado por ( ) (756).

        

   Título de la batalla que ovo el rey don Pero con los Condes e gentes de Aragón en Nájara e de los fechos que en ello acaeçieron   

   En este año entraron el conde don Enrique e el Conde de Uzuna con grandes gentes de Castilla e de Aragón en Castilla e corrieron fasta Nájara e tomaron la villa por conbate d’ella en las comarcas e tierras. E sopiéndolo el rey don Pero, que estava en Sevilla, vino a todo poder a Burgos; e juntadas sus gentes en Burgos, llegó a Santo Domingo de la Calçada e puso su real en Açafra e otro día llegó a Nájara. El conde don Enrique e el Conde de Usuna posieron su batalla en un otero çerca de Nájara e los que iban en la delantera del Rey pelearon con los Condes e luego fueron desbaratados; e no podiendo el Conde entrar en la villa porque los del Rey tenían la entrada, rodeó la villa e foradaron la çerca los suyos e por allí lo metieron en ella. El Conde de Usuna, no podiendo entrar en la villa, allegóse a la çerca e por allí lo sobieron los suyos con cuerdas; e morieron allí muchos de los suyos. E todos consejaban al Rey que çercase al conde don Enrique allí en Nájara e que abría cabo esta guerra. E él no lo quiso fazer e tornóse a la noche a su real de Açafra.

   E otro día fue a Nájara para la conbatir e vio qu’el Conde e todas sus gentes iban por la Sonsierra de Navarra mucho mal destroçados; e el Rey quisiéralo seguir, pero el cardenal que allí estava no lo dexó. E por esto e porque un clérigo le dixo aquella mañana que Santo Domingo le dixiera aquella noche en sueños que dixiese al rey don Pero que se guardase, si no, qu’el Conde, su hermano, lo avía de [col. b] matar; e por çierto si lo çercara en la noche o lo siguiera aquel día lo tomara, pero tovieron los omes que no lo podieran acabar, ca no era voluntad de Dios, sino qu’él moriese a sus manos, como después se fizo, que todas las cosas por Él ordenadas han de ser conplidas.

        

   Título de las muertes que este Rey fizo en el dezeno año del su reinamiento    

   En el dezeno año del su reinamiento fizo matar a Garçi Ferrández de Toledo, toviéndolo frontero en Alfaro, el qual fue muerto más porque le retraía las cosas demasiadas que fazía que en lo qu’él mereçía. E otrosí, fizo matar a Gómez Carrillo de Quintana, sospechando d’él que se tratava con el conde don Enrique, enbiándolo en una galea con cartas Algezira que lo tomasen por alcaide d’ella; e mandó al patrón que lo degollase e echase a la mar. Otrosí en este mes prendió a don Semuel Leví, su thesorero, e a todos sus ofiçiales. E muertos con muchos tormentos en Toledo, fallóles C e LXX mil dineros en oro e en plata, IV mil marcos e CXX arquetas de paños de oro e de seda e de otras joyas, ochenta moros e moras e moresnos. E ovo más de parientes d’este don Semuel Leví: CCC mil dineros de oro, aunque las más eran de las sus rentas que recaudaban del reino.

        

   Título de la guerra terçera qu’el rey don Pero fizo en Aragón e villas que tomó    

   Entró este rey don Pero en este año en el reino de Aragón con poderosa gente e ganó las villas e castillos de Verdejo e de Torrijo e de Alama e de Ariza e otros logares. El rey don Pero de Aragón era en Terrer, açerca de Calatayud, e eran con él todos los nobles de su reino. E don Enrique e don Tello e don Sancho, sus hermanos, querían pelear con el rey don Pero, veyendo que por guerra no se podía conponer con él, e queríalo poner a ventura de vatalla. / [Fol. 318 v., col. a]

        

   Título de las treguas qu’el Cardenal puso entre Castilla e Aragón    

   Estando estos Reyes para pelear, el Cardenal de Roma, que mucho se trabajava entre ellos, fizo treguas en esta manera: qu’el Rey de Castilla tornase al Rey de Aragón todos los logares que le tenía tomados e qu’el Rey de Aragón echase todos los castellanos fuera de su reino. E así fue conplido todo. E esta paz fizo el rey don Pero mucho contra su voluntad, por quanto el rey Vermejo de Granada le fazía guerra en el Andaluzía por consejo e arte del Rey de Aragón, e fuese a Sevilla e puso sus fronteros porque era inbierno.

        

   Título de la pelea que ovieron los moros e los christianos en el frontera    

   En este tienpo pelearon Diego Garçía de Padilla, Maestre de Calatrava, e Anrique Enriques, Adelantado de Castilla, e otros cavalleros del Andaluzía con la cavallería de Granada cabo Huesca, que eran entrados a correr tierra de christianos, e fueron vençidos los moros e muertos e presos muchos d’ellos porque les tomaron un paso al río de Guadix.

        

   Título de la guerra que fizo el rey don Pero en el reino de Granada    

   En el mes de abril d’este año entró el rey don Pero en el reino de Granada con el rey Maomad, su vasallo, con CD de cavallo, que andava echado del reino por aquel rey Vermejo que se le alçara en él, e ovieron pleitesía que los logares de moros qu’el Rey ganase que fuesen suyos e los que se diesen al rey Maomad que quedasen por él. E tomó el Rey por fuerça las villas e castillos de Sagra en el Burgo e de Canete e de Ardales e de Purón e de las Cuebas e otros castillos. E fecho esto, tornóse a Sevilla, dexando sus fronteros, los quales eran el dicho Maestre de Calatrava e Anrique Enríquez, adelantado, e otros, [col. b] los quales, entrando en tierra de moros, cayeron en una çelada açerca de Guadix. E oviendo fuerte batalla, saliendo las çeladas de la villa, fueron vençidos los christianos. E morieron allí Diego Sánchez de Rojas e Diego Sánchez de Sandoval e Gimén González de Lid e don Pero de Mendoça e Juan Rodríguez de Villegas e Juan Ferrández de Erera e Juan Ferrández Cabeça de Baca e Diego López de Porras e Diego Ferrández de Jaén e otros muchos fijosdalgo e omes de pie; e fueron presos el dicho maestre Diego Garçía de Padilla e Pero Gómez de Porras e Ruy González de Torquemada e don Sancho Pérez de Ayala e Lope Ferrández de Balbuena e otros muchos cavalleros e escuderos e levados a Granada.

        

   Título de cómo mató el rey don Pero en Sevilla al rey Vermejo de Granada e a otros cavalleros e de la causa d’ello    

   Los moros, sentiéndose del mal que les avía venido por la discordia del rey Maomad e del rey Vermejo por el rey don Pero, como dicho es, dixieron al rey Vermejo que fuese [a] ganar amor del rey don Pero por que no les guerrease o que se pasase allende la mar. E con esto tomó el algo que pudo e a don Edrix, que era onrado moro, e CD moros a cavallo e llegó al rey don Pero a Sevilla e díxole que lo tomase por vasallo, que mejor lo servería él qu’el rey Maomad, e, si no lo quería, que lo dexase pasar la mar. E como el Rey lo oyó, no toviendo olvidado las treguas que le fizo fazer con el Rey de Aragón amenguadas e dañosas, fízolo sobir en un asno e traer por la çiudad pregonando que lo mandava matar porque fuera traidor contra su señor, el rey Maoma de Granada, que era vasallo d’él. E cavalgando en un ginete, diole con una lança por las espaldas que gela sacó por los pechos e díxole:

   -Toma ésta por las villas que en Aragón me fiziste dexar.

   El moro, commo se vio ferido, dixo:

   -¡O Rey, nunca mejor cavallería fagas!

   E cayó luego muerto. E fizo matar // [Fol. 319 r., col. a] a don Edix e a otros XXX moros de los mejores que con él eran e dexó ir a los otros.

        

   Título de cómo el rey don Pero, quebrantando las treguas que avía fecho con el Rey de Aragón, entró en el su reino e de los daños que les fizo    

   Estando allí en Sevilla, fizo aperçebir todas las gentes de sus reinos para que fuesen con él a día çierto en la villa de Soria, porqu’él avía savido que los françeses le querían entrar en su reino por causa de la reina doña Blanca de Borbón, su muger que fuera, [e] pagóles allí su sueldo. E por que los aragoneses no lo entendiesen, enbió poner amistades con el rey don Carlos de Navarra, que estava mal con el Rey de Françia. E al Rey de Nabarra plogo mucho d’ello, cuidándolo aver por ayuda, pues el rey don Pero tenía ya paz con Aragón e con Granada; pero vínole al rebés, ca por esto óvolo de ayudar contra los aragoneses.

   E llegado el rey don Pero en Soria e recogidas sus gentes, entraron los Reyes anbos cada uno por su parte en el reino de Aragón e çercó la villa de Calatayud; e toviéndola çercada, ganó Arriza e Ateca e a Terrer e a Moros e a Çea e el Alama e a Tórtola e a Vertuita e a Terroyo e a Maluenda e a Menbraya e a Menbrela e a Épila e a Terrula e a Torralva e a Turrón e a Cuellas e a Vilmonte e a Vilmatela e a Çerbera e Aranda e otros logares. E apremió mucho aquella villa de Calatayud, fasta que la tomó ocho días andados del mes de agosto. E basteçióla con todos los dichos logares e dexó en ellas al Maestre de Santiago e otros cavalleros e gentes en guarnición de las mejores gentes que tenía e fue [col. b] a Sevilla.

        

   Título de la segunda entrada qu’el rey don Pero entró en el reino de Aragón después de las treguas e de las villas que ganó e de las gentes e cosas que consigo metió    

   En el XIV año de su reinamiento en el mes de março juntó las más gentes que pudo e entró en el reino de Aragón e ganó en comarca de Calatayud a Chodos e a Triada e a Maluenda. E tomó la ciudad de Taraçona, qu’él avía ganado en el año pasado e gela avía vendido su alcaide Alonso González, e prendió en ella a fray Arbelto, Comendador, e enbiólo con don Pero de Luna e con el Conde de Usuna, que avía prendido en Calatayud, a la taraçana de Sevilla. E tomó la villa de Vorja e tomó en ella a don Juan Ximénez de Sant Peire e a don Carror, que eran dos cavalleros de Portogal. E tomó la villa de Magallón e tomó en ella al Vizconde d’Épila e otros cavalleros e escuderos de Cataloña e de Rosellón e enbiólos a Sevilla. E çercó a Carinaña e, porque lo denostaron de palabras injuriosas de su naçimiento, fízolo entrar por fuerça de armas; e tomóla e fizo pasar por espada a todos, mayores e menores e fenbras. E estando allí llegaron en su ayuda don Gil Ferrández de Carballos con CCC de caballo que le enbiava el rey don Pero de Portogal, su tío, e otros tantos de pie. Otrosí vino el infante don Luis, hermano del Rey de Navarra, e el Cautal de Buhe, un grand Señor de Guiana, con muchos buenos omes de armas e vallesteros. Otrosí bino allí don Farax Roduán con DC ginetes qu’el rey Maoma de Granada, su vasallo, le enbiava. E partiéndose de al1í con todas aquellas gentes, (e) tomó a Torvel e a Castiel a Vini, e Adamús e Villel e otros castillos que luego se le dieron. E fue a la çiudad de Segorve e tomóla; e tomó en ella a don Pero / [Fol. 319 v., col. a] Maça, rico omne de Aragón. E tomó a Gérica, fermosa villa, e tomó en ella a don Gimén Daris. E fue a Monbriedo e tomóla con estas villas e castillos de Almenara e de Eana e a Burel e a Maças e a Mengo Gil e a Leria e Avoçén e otros castillos. En todos estos logares dexava gentes en guarniçión e fuese sobre la çiudad de Valençia, que estavan en ella muchos nobles cavall[er]os. Estovo allí ocho días peleando cada día con ellos a las barreras.

   Estando allí sobre Valençia, el Rey de Aragón, que estava en Perpiñán, avía traído de Françia al conde don Enrique e a don Tello e a don Sancho e otros capitanes de las conpañías de Françia, que eran III mil omes d’armas e que venían a pelear con él, e vínose de allí a Monbredo. E tratando el Cardenal pazes entre ellos, mataron al Rey de Aragón e el conde don Enrique al infante don Ferrando, su hermano, en el su palaçio porque se quería ir a la guerra de Françia e levar consigo todos los estrangeros, quesiéndolo prender, porque se puso en armas.

        

   Título de la terçera entrada qu’el rey don Pero fizo en Aragón e de las villas que ganó    

   En el XV años de su reinamiento entró el rey don Pero en el reino de Aragón e ganó Alicante e a Xixona e a Gandía; e llegó a Valençia e allí sopo cómo el Rey de Aragón e sus hermanos venían a pelear con él. E él no se avía atrevido ni atrevía a dar batalla en canpo porque no se fiava en los suyos, que lo desanpararían, e no por mengua de coraçón ni por otra cosa; e sopiendo esto, los contrarios buscavan la batalla. E tornóse a Monbredo e sopo cómo XXXII galeas suyas e XL naos eran llegadas açerca de allí; e dexó allí sus gentes cabo Monbredo bien ordenadas e a recaudo e entró en las galeas e fuese con su flota sobre Valençia. E ovo allí muchas escaramuças e ovi-érase [col. b] de perder en las galeas de una tormenta que les entró e fuese a Monbriedo. E dexando sus fronteros, fuese a Castilla. E allí ovo nuevas cómmo mataron los de Valençia e otros nobles de Aragón al maestre Gutier Gómez de Alcántara e a otros, levando la recua de viandas. E saliendo de Aragón, ganó la villa de Oriuela e fuese a Sevilla.

        

   Título de cómo entró el conde don Enrique en Castilla con muchas gentes de las conpañías de Françia e de otros estrangeros e se llamó Rey de Castilla    

   Andados XVII años del reinamiento del rey don Pero, entró el conde don Enrique, su hermano, con XXX mil omes de armas e de pie estrangeros que andavan en las guerras de Françia, así ingleses como françeses e aragoneses e castellanos, porque era fecha paz entre Françia e Inguelaterra, que se venían con él por ganar de comer e por muchas promesas qu’el Conde les fizo de los eredar en Castilla si gela ayudasen a ganar. E llegado en Calaorra, diéronle la çiudad e allí, con acuerdo e voluntad de todos, llamóse Rey de Castilla e de León e tiró su camino de Burgos. E como lo sopo el rey don Pero, que era en Sevilla, enbió mandar a (757) todos los suyos, que avía dexado en Aragón, que dexasen las villas e castillos que tenían por él en Aragón e que se veniesen a él a la çiudad de Burgos. E fecho por ellos así, los más d’ellos se fueron al rey don Enrique e los otros a él. E como él sopo qu’el rey don Enrique era en Virviesca, salió de Burgos con pocos de los suyos dexándolo todo de mal donario e fuese para Toledo e dende a Sevilla; e porque la çiudad se alboroçó contra él ovo mucho temor en su alcáçar.

        

   Título de cómo el rey don Pero se fue a Galizia e dende a Vayona al Prínçipe de Galaz e cómo entraron anbos en Castilla e de las gentes que con ellos venieron    

   Estando el rey don Pero en el su alcáçar de Sevilla, sopiendo que en Burgos avían reçevido por rey a don Enrique, fizo poner to-do // [Fol. 320 r., col. a] su thesoro en una galea, que eran XXXV quentos de oro, para que gelo levasen a Galizia e partióse para Portogal. E como conteçe a los que van mal, no lo quiso acoger el rey don Pero, su tío, e fuese para Galizia. E estovo allí esperando aquella galea con el thesoro fasta que sopo cómo el almirante miçer Gillo e otros de Sevilla armando navíos la avían tomado açerca de Sant Lúcar. E estando allí en Santiago, fizo matar al Arçobispo e al Deán de Santiago por saña que les tenía e vínose por 1a mar a Vayona de Gascueña. E levó consigo el thesoro que le quedó e levó tres fijas suyas que avía de doña María de Padilla, que llamavan infantas. E falló allí açerca al Príncipe de Galaz, fijo del rey Aduarte, que lo reçibió bien e mucho onradamente. E trató de allí con el rey Aduarte e con él qu’el Prínçipe veniese con él a lo reparar en su reino con çiertas conbençiones que con ellos ovo. E pagóle el sueldo que pudo e por lo otro diole de sus joyas; e por el rastante diole aquellas tres Infantas en rehenes. E pasaron los puertos de Ronzesvalles con muchos nobles señores e conpañas de Inguelaterra e de Guiana, que era estonçes de los ingleses. E llegaron en Navarra e continuando su camino llegaron en Logroño, que es término de Castilla.

        

   Título de las cosas que fizo el rey don Enrique desque supo qu’el Prínçipe de Galaz e el rey don Pero eran partidos para entrar en los reinos de Castilla   

   Reinando el rey don Enrique en todos los reinos de Castilla, sino en pocos logares, sopiendo la venida d’estas gentes llamó todas las más gentes que pudo e vínose derechamente a Rioja e puso su real en el enzinal de Bañares con propósito de les [col. b] dar batalla. E sopiendo que los adversarios eran en Logroño e se venían su derecho camino, ordenó allí sus gentes para dar la batalla en esta manera: que las gentes que con él venían eran éstos los forasteros de Aragón: don Alonso, Conde de Denia, que después fue Marqués de Villena, e don Felipe de Castro e don Juan de Luna e don Pero Ferrández Dexar e don Pero Rodríguez Jordán de Arze. E del reino de Françia eran éstos: mosén Veltrán de Claquín, Conde Estable de Françia, e el Mariscal de Audenac. E de Castilla eran todos los señores e cavalleros d’ella, sino don Gonzalo Mexía, Maestre de Santiago, e don Juan Alonso de Guzmán, Conde de Niebla, que eran en el Andaluzía. Los castellanos que eran allí eran éstos: don Tello, Señor de Vizcaya, e don Sancho, Conde de Alborquerque, sus hermanos, e el conde don Alonso de Gijón, su fijo, e don Pero, Conde de Trastámara, su sobrino, fijo del Maestre de Santiago, su hermano, e los otros cavalleros que aquí se fará mençión. E el Rey ovo su acuerdo que, pues los enemigos venían a pie, de ordenar sus gentes a pie; e ordenólas en esta manera: en la avenguarda puso a mosén Veltrán de Claquín e al Mariscal de Audenac, a Vegé de Villanes e otros cavalleros de Françia; otrosí puso con el su pendón de la vanda, de que era alferz[e] Pero López de Ayala, al conde don Sancho a Pero Manrique, Adelantado, e a Pero Ferrández de Velasco e a Ruy González de Castañeda e a Pero Ruiz Sarmiento e a Ruy Díaz de Rojas e a Sancho Sánchez de Rojas e a Juan Rodríguez Sarmiento e a Pero González de Mendoça e a Sancho Ferrández de Tovar e a Suer Pérez de Quiñones e a Garçilaso de la Vega e a Juan Ramírez de Arellano e a Garçi Álvarez, Maestre que fue de Santiago, e a Juan González de Avellaneda e a Men Suares Clavero e a Garçi González de Errera e a Gonzalo Vernaldo de Quirós, que eran todos fasta mil omes de armas a pie. Puso en la ala isquierda / [Fol. 320 v., col. a] a cavallo al conde don Tello, su hermano, e a Gómez Pérez de Porras, prior de Sant Juan, que eran mil omes a cavallo, que avía e n ellos muchos cavall[er]os armados, e en la ala derecha puso a cavallo a don Alonso, Marqués de Villena, e al Maestre de Calatrava, e a los comendadores Ferrando Ozores e Pero Ruiz de Sendobal e otros castellanos, que eran todos fasta otros mil de cavallo. En la reguarda fue el dicho rey don Enrique e con él el conde don Alonso, su fijo, e don Pero, su sobrino, fijo del Maestre, e Ínigo López de Orozco e don Álvar Garçía de Albornoz e don Ferrand Pérez de Ayala e miçer Anbrosio Vocanegra, almirante, e don Alonso Pérez de Guzmán e don Juan Alonso de Aro e Gonzalo Gómez de Çisneros e otros muchos cavalleros e fijosdalgo de Castilla e forasteros, que eran todos fasta mil D omes a cavallo. E así tenía el Rey aquel día allí fasta IV mil D omes d’armas e VI mil omes a pie de Asturias e de la Encartaçión e de Vizcaya e de Guipúzcoa, aunque le aprovecharon poco, ca la pelea toda fue en los omes de armas.

        

   Título de cómo el Prínçipe de Galaz e el rey don Pero ordenaron sus batallas e de los grandes señor[e]s que en ellas fueron ordenados    

   El Prínçipe de Galaz e el rey don Pero, como llegaron en Navarrete e sopieron la venida del rey don Enrique, ordenaron sus batallas en esta manera: en la avenguarda del Prínçipe de Galaz iba el Duque de Alencaste, su hermano, mosén Ruberte de Cábalas e mosén Yuyo de Carbalac e mosén Óliver de Alizone e otros muchos cavalleros e escuderos de Inguelaterra, que eran III mil omes de armas a pie e otros tantos arqueros; e en la una ala manderecha iba el Conde d’Armenac e el Señor de Lebro e sus parientes, el Señor de Moidán e el Señor de Riged e otros muchos [col. b] cavalleros e escuderos de Guiana, que eran dos mil omes d’armas a pie e otros tantos arqueros, e en la otra ala iba el cautal de Buch con toda la parentela del Conde de Fox e otros capitanes de las conpañías e de Alemaña, que eran otros II mil omes de armas a pie e otros tantos arqueros; e en la reguarda iban el Prínçipe de Galaz e el rey don Pero de Castilla, que avía DCCC de cavallo castellanos, e el rey don Jaimes de Nápol e el pendón del Rey de Navarra con sus ricos omes e otros muchos ricos omes e cavalleros e escuderos de Inguelaterra e de Guiana e de Bretaña, que eran III mil omes de armas e otros tantos arqueros.

        

   Título de la carta qu’el Prínçipe de Galaz enbió al rey don Enrique desde Navarra sobre el fecho de la batalla e de otras cosas    

   <<Doarte, fijo primogénito del rey Aduarte de Inguelaterra, Prínçipe de Galaz e de Guiana e Duque de Cornoalla e Conde de Cloçestra, al noble poderoso don Enrique, conde Trastámara:

   Sabed que en estos días pasados el muy alto e poderoso Prínçipe Rey de Castilla e de León, nuestro muy caro e amado pariente, llegó en las partes de Guiana, do nos estávamos, e nos fizo entender que quando el rey don Alonso, su padre, morió que todos los de los dichos reinos de Castilla e de León paçíficamente lo reçibieron e tomaron por rey e por señor natural, e entre los quales vos fuestes uno de los que lo reçibieron e ovedeçieron e ovedezistes e estovistes en grand tienpo en su ovidençia. E dize que después d’esto, agora puede aver un año que vos con gentes de muchas naçiones que llegastes e entrastes en sus reinos e gelos ocupastes e vos llamades Rey de Castilla e de León e le tomastes sus thesoros e rentas (758) // [Fol. 321 r., col. a] e le tenedes forçado e tomado así su reino e dezides que lo defenderedes d’él e de todos aquellos que ayudarlo quisieren, de lo qual somos mucho maravillados de un tan noble como vos sodes e fijo de tal rey topar e caer en tal caso. E el dicho rey don Pero enbió mostrar todas estas cosas al dicho Rey, mi señor e padre, Rey de Inguelaterra, e le requerió, lo uno por el grand deudo e linaje que (759) las casas de Inguelaterra e de Castilla sienpre ovieron e otrosí porque las ligas e consideraçiones qu’el dicho rey don Pero tiene fechas con el dicho Rey de Inguelaterra e co[n]migo, que le fuese ayudar [a] (760) cobrar el su reino e todo lo suyo. E el dicho Rey de Inguelaterra, mi señor e mi padre, me enbió mandar que, pues el dicho rey don Pero le enbiava demandar cosa tan justa e derecho e cosa razonable a que todo rey deve ayudar, plógole de lo fazer; e así enbiónos mandar que con todos sus vasallos e valedores e amigos que le veniésemos ayudar e confortar, segund cunple a su onra, por la qual razón nos somos llegados aquí e estamos oy en el logar de Navarrete, que es en los reinos de Castilla.

   E porque si voluntad de Dios fuese que se podiese escusar tan grand derramamiento de sangre como podría conteçer de christianos, si batalla oviese, de lo qual sabe Dios que nos pesa mucho d’ello, vos rogamos e requerimos de parte de Dios e con el mártir Sant Jorge que, si vos plaze que nos seamos buen medianero entr’el dicho rey don Pero e vos, que nos lo fagáis saber e nos trabajaremos cómo vos ayades en sus reinos e en la su buena graçia e merçed grand parte por que onradamente e bien podades pasar e tener vuestro estado; e si algunas cosas se ovieren de librar entr’él e vos, nos con la merçed de Dios entendemos poner en tal estado commo vos seades bien contento. E si d’esto no vos plaze e todavía queredes que se vea por batalla, sabe Dios que nos pesara mucho d’ello, pero no podemos escusar de ir con el dicho [col. b] rey don Pero por el su reino; e si algunos quesieren enbargar los caminos, nos e los que con él imos faremos mucho por lo ayudar con la ayuda e graçia de Dios.

   Escrita de Navarrete primero día de abril.

        

   Título de la respuesta qu’el rey don Enrique enbió al Prínçipe de Galaz por su carta con el su faraute mesmo    

   El rey don Enrique, reçevida la carta qu’el Prínçipe enbiara, reçebió muy vien al faraute e diole de sus donas oro e seda; e no enbargante que algunos le dezían que, pues no le llamara rey por su carta, qu’él devía escrevir por otra manera, pero no quiso escrevir sino como devía e respondióle así:

   <<Don Enrique, por la graçia de Dios Rey de Castilla e de León, al muy alto e poderoso Prínçipe de Galaz, primogénito del Rey de Inguelaterra, Duque de Guiana e de Cornoalla, Conde de Çestre:

   Reçebimos con vuestro faraute una vuestra carta, en la qual se contenían muchas cosas e razones que bos fueron dichas por partes d’ese nuestro adversario que aí es, e no nos pareçe que avedes sido bien informado ni cómmo regió estos reinos en los tienpos pasados, que los regió por tal manera que todos los que lo saben e oyen son maravillados porque tanto avía durado en el su señorío que tovo e todos los de los reinos de Castilla e de León, con muy gran trabaxo e daño e peligro de muertes e de manzillas, sostovieron las obras qu’él fazía fasta aquí e no las podieron más encobrir ni sofrir, las quales cosas serían largas de contar. E Dios por su merçed ovo piedad de aquestos reinos por que no fuesen en este mal cada día más e como todo desimulado e sofriendo contra él con toda ovediençia, estando todos para lo ayudar e servir e defender los dichos reinos en la çiudad de / [Fol. 321 v., col. a] Burgos, Dios Nuestro Señor dio su sentençia contra él, [el] qual de su propia voluntad los desanparó e se fue de todos los dichos reinos de Castilla e de León, (e) oviendo d’ello (761) [grand plazer] e toviendo que Dios enbiava su misericordia para los defender e delibrar de su señorío tan duro e peligroso commo tenían con él; e todos los de los dichos reinos de su voluntad propia venieron a nos por nos tomar por su rey e por su señor, así prelados e cavalleros commo fijosdalgo e çiudadanos e çiudades e villas e logares. E por tanto, entendemos que estas cosas susodichas fueron obra de Dios e de todo el reino e vos no avedes razón ninguna por que nos destorbar; e si plaze a Dios que batalla oviere de ser, sabe Nuestro Señor que nos desplazerá, pero no podemos escusar de poner nuestro cuerpo ni defender nuestros reinos, a quien tenudos somos, contra qualquier que contra ellos quisieren ser. Por ende vos rogamos e requerimos con Dios e con el apóstol Santiago que no querades entrar en nuestros reinos faziendo daño alguno en ellos, ca, no lo faziendo, no podemos escusar de defenderlos.

   Del real de Nájara, segundo día de abril.

   Después qu’el Prínçipe ovo esta carta, mostróla al rey don Pero e a los otros cavalleros e fue dicho por todos que estas razones no eran sufiçientes para se escusar la batalla, pero que todo esto era en la voluntad de Dios e que no avía otro remedio sino lo qu’él fiziese e poner luego la batalla.

        

   Título de la carta qu’el Rey de Françia enbió al rey don Enrique conse(n)jándole que escusase la vatalla o feziese guerra    

   Estando el rey don Enrique en el su real de Nájara, antes que los ingleses llegasen a Navarrete ovo una carta del rey don Carlos de Françia Quinto en que le enbiava rogar e aconsejar que no diese batalla al Prínçipe de Galaz, ca sopiese e fuese çierto que toda la flor de la cavallería del mundo venía [col. b] con él e que basteçiese sus villas e sus castillos de gentes probeídas por que feziesen guerra cada unos de sus logares, ca los estranjeros con esto se enojarían e no podrían andar por el reino, sino con mucho trabaxo, e que ellos se irían e salirían de su reino por su neçesidad, e que así lo escrevía a mosén Veltrán de Claquín, su Condestable, que gelo consejase.

   Leída esta carta del dicho Rey de Françia delante todos los cavalleros del rey don Enrique, todos o los más dixieron qu’el consejo del Rey de Francia era bueno e que así se devía fazer. Pero el rey don Enrique dixo que bien savían todos cómmo el rey don Pedro era derechero Rey de Castilla, sino por su mal usar, e que por aquello todos los del reino lo avían reçevido por rey deziendo que los avía de defender d’él e que, si él agora reusase la batalla, que le ternían por vençido e que se pasarían todos al rey don Pero e por ende qu’él quería dar la batalla.

        

   Título de la batalla de Nájara e de los fechos que en ella acaeçieron e de los señalados omes que en ella fueron muertos e presos    

   El rey don Enrique tenía (762) su real asentado por donde avía de venir el rey don Pero e el Prínçipe de Galaz, en guisa qu’el río de Nájara estava entre el real e el camino por donde avían de venir el Rey e el Prínçipe, e ovo su acuerdo de pasar el río de Nájara e poner su batalla en una grand plaça que es contra Navarrete, por donde los otros avían de venir. E fízolo así, de lo qual pesó [a] (763) muchos de los suyos, ca tenían primero su real (764) a mayor aventaja que después lo asentó. Pero el rey don Enrique era omne de grand coraçón e de mucho esfuerço e dixo que en todas guisas quería poner la batalla en la plaça llana sin aventaja alguna.

   E el rey // [Fol. 322 r., col. a] don Pero e el Prínçipe de Galaz partieron de Navarrete sávado por la mañana en la ordenança que dicha es; e llegados allí, apeáronse todos e posieron sus batallas una grand pieça antes que llegasen a los otros. E el rey don Enrique ordenó así mesmo sus batallas en la manera que dicha es e lo tenían ordenado. E luego, antes que las batallas se juntasen, algunos ginetes con el pendón de Santestevan del Puerto, que allí eran con el rey don Enrique, pasáronse a la parte del rey don Pero e luego movieron los unos contra los otros. El conde don Sancho e mosén Juan de Claquín e todos los cavalleros que deximos que estavan a pie con el pendón de la vanda fuéronse juntar con el Duque de Alencaste e con los que con él eran en la avenguarda del Prínçipe e del rey don Pero, donde venían el Duque e el Condestable de Inguelaterra e mosén Juan Chandos e los otros que dicho es. E los del Prínçipe de Galaz traían por sobreseñales escudos blancos con cruzes vermejas por Sant Gorje; los del rey don Enrique traían bandas blancas por sobreseñales. E tan de rezio se juntaron los unos con los otros que cayeron las lanças en tierra e juntáronse cuerpos con cuerpos e luego se començaron de ferir con las espadas e fachas e dagas. E los del Prínçipe e del rey don Pero llamavan «Guiana, Sant Gorje» e los de la parte del rey don Enrique, «Santiago, Castilla». Los de la parte del Prínçipe retraxiéronse quanto una pasada, por manera que los castellanos cuidaron que se vençían e llegáronse más a ellos e començáronse más a ferir. E don Tello, hermano del rey don Enrique, Señor de Vizcaya e de Lara, que estava a cavallo a la mano isquierda de la avanguarda del rey don [col. b] Enrique, no avía para pelear e los de la ala derecha del Prínçipe, que eran del Conde de Armenac e los de Lebred e otros que venían en aquella ala, adereçaron contra don Tello; e él e los que con él estavan no les esperaron e movieron del canpo, a todo correr fuyendo. E quando vieron los del Prínçipe que fuían los de don Tello e no los podían alcançar, tornaron sobre los de la avenguarda de Castilla e diéronles en las espaldas d’ellos e (765) començaron a matar en ellos; e así mesmo fizo la otra avenguarda del Prínçipe en la avenguarda del rey don Enrique, que estavan con el pendón de la vanda a pie, por manera que todos fueron muertos e presos, ca ninguno no los acorría, que estavan çercados de cada parte.

   E el rey don Enrique llegó dos vezes en su cavallo armado de loriga por acorrer a los suyos que estavan a pie, tobiendo que así lo farían todos los suyos que estavan con él de cavallo, que veía el su pendón de la vanda estar infiesto, que no era derribado; e quando allegó adonde era la priesa de la batalla e no ovo socorro de ni[n]guno e no podiendo sofrir los enemigos, que eran muchos, ovo de volver; e así fezieron todos los de cavallo que con él eran en el canpo. Partieron fuyendo e los ingleses e gascones los siguieron fasta la villa de Nájara e con la priesa [no vieron] que por allí era el camino para fuir de los enemigos. E allí fueron muchos muertos e presos de los de la dicha avenguarda del rey don Enrique, qu’él mandara estar a pie con el su pendón de la vanda con el conde don Sancho, su hermano, e con mosén Veltrán de Claquín, Condestable de Françia, que pocos d’ellos escaparon de muertos o de presos; e de los prinçipales aquí se faze mençión.

        

   Título de los que morieron e fueron presos en esta batalla    

   Los que allí morieron fueron éstos: Garçilaso de la Vega e Gutier Pérez de Quinoñes e Sancho Sánchez de Rojas e Juan Rodríguez Sarmiento e Juan de Men-doça / [Fol. 322 v., col. a] e Ferrand Sánchez de Angulo; con ellos fasta CCC omes de armas escogidos. E fueron presos d’estos que estavan a pie el conde don Sancho e mosén Veltrán de Claquín, el Mariscal de Audenac, el Vego de Villanes e don Felipe de Castro e Pero Ferrández de Velasco e don Garçi Álvarez de Toledo e Pero Ruiz Sarmiento e Gómez González de Castañeda e Juan Díaz de Aillón e Juan González Clavero de Calatrava e Garçi González de Ferrera e Pero López de Ayala e Sancho Ferrández de Tobar e Juan Ramírez de Arillano e otros muchos que estavan a pie. E otrosí fueron presos de los que estavan a cavallo el Conde de Denia, que fue Marqués de Villena, e el conde don Alonso de Gijón, el conde don Pero de Trastámara e don Pero Núñez, Maestre de Alcántara, e Men Rodríguez de Liedma e don Álvar Garçía de Albornoz e don Veltrán de Guebara e Juan Furtado de Mendoça e Pero González de Mendoça e don Pero Tenorio, Arçobispo de Toledo, e don Juan Garçía Palomeque, Obispo, e Pero González Carrillo e don Pero Buil de Aragón e don Juan Martines de Luna e don Pero Ferrández de Ixar e Pero Jordán de Ares e don Ferrando Ozores, Comendador, e Garçi Jofre Tenorio e Sancho Sánchez de Mostroso e Gómez Carrillo de Quintana e otros cavalleros e escuderos de Castilla e de León e de Aragón.

        

   Título de los cavalleros que mató el rey don Pero vençida la batalla    

   E después de presos, mató el rey don Pero por sus manos, luego que la batalla fue vençida, a Gómez Carrillo de Quintana e a Sancho Sánchez de Orozco e a Ínigo López de Orozco e a Garçi Jafre Tenorio del almirante miçer Gillo.

   E vençida la batalla, commo dicho es, el rey don Pero, [col. b] que andava a cavallo, tomó una lança en la mano e, andando entre las gentes, mató por sus manos a todos los sobredichos, que estavan rendidos en poder de omes d’armas, los quales que los tenían se quexaron mucho delante el Prínçipe de Galaz, presente el rey don Pero, deziendo que les avía muerto sus presioneros e que no lo avían tanto por la rendiçión que d’ellos podían aver como por ser rendidos a ellos e por los aver segurado de muerte e de lisión.

        

   Título de las razones que ovieron el Prínçipe e el rey don Pero sobre los presos    

   El Prínçipe se quexó mucho d’ello e dixo al rey don Pero que avía fecho mal en ello, que bien savía él que entre todas las otras cosas que avían pasado entre ellos, estavan apuntadas e ordenadas e juradas era una de los prinçipales d’ello qu’el rey don Pero no matase cavallero ni omne de cuenta estando el Prínçipe allí fasta que fuese juzgado por su derecho, salvo si fuese alguno de los qu’él sentençiara antes d’esto, e que aquellos cavalleros qu’él ma(n)tara no eran de aquellos qu’él oviera senteçiado e que bien pareçía que no avía a voluntad de le guardar cosa que con él avía puesto. E el rey don Pero se escusó lo mejor que pudo e así partieron aquel día mal contentos d’en uno.

        

   Título de cómo el rey don Pero pidió los cavalleros presos e de lo qu’el Prínçipe le respondió    

   Otro día el rey don Pero pidió al Prínçipe que todos los cavalleros e escuderos que eran presos le fuesen entregados los que eran naturales de Castilla e que los apreçiasen en preçio razonable e que los pagaría a los que los tenían e qu’él faría su obligaçión al Prínçipe por las quantías que montasen, ca, si los oviese en su poder, qu’él faría con ellos que fuesen de su parte, ca, si los cavalleros que los tenían los librasen por su rendiçión, que sienpre los abría por contrarios. El Prínçipe le dixo al rey don Pero que, salva su real ma-gestad, // [Fol. 323 r., col. a] ca no podía ni dezía razón, ca aquellos cavalleros e escuderos que los tenían los avían ganado guardando su honra e serviçio d’ellos e que eran tales que por todo el oro d’este mundo no los darían a él, ca entendían que los quería matar, e que en esto no se trabaxase más, ca no era cosa qu’él podía acabar, enpero que, si tales cavalleros avía presos de los qu’él pasara por sentençia antes d’esta batalla, qu’él gelos faría entregar. E el rey don Pero dixo al Prínçipe que, si estas cosas así oviesen de pasar, que más perdidos tenía sus reinos que no primero, ca todos aquellos que eran presos le avían fecho perder su reino, e que, si no los avía en su poder para los poner de su parte, que no fazía cuenta de lo que le avía ayudado el Prínçipe, mas entendía que avía despendido sus thesoros en valde. E[l] Prínçipe fue mucho sañudo por estas razones que le dixo el Rey e díxole:

   -Señor pariente, a mí pareçe que bos agora tenedes más fuertes maneras para cobrar vuestro reino que no primero, quando lo posistes e lo registes en tal manera que lo ovistes de perder. E yo vos consejaría que vos çesades de fazer estas muertes e fazer manera por cobrar las voluntades de los vuestros naturales e vasallos; e si de otra manera vos governades e segund que primero lo fazedes, estades en peligro para perder el reino e vuestra persona e llegarlo a tal estado qu’el Rey, mi señor, ni yo, aunque quisiésemos, vos podríamos valer.

   Estas e otras muchas razones pasaron allí entr’el Rey e el Prínçipe allí donde fue la batalla, por los quales fueron mucho descontentos el uno del otro e nunca se fiaron uno de otro mucho.

        

   Título (766)    

   Estando allí, vio el rey don Pero a Pero López de Ayala, que lo tenía un cavallero inglés preso, e llamólo aparte e díxole estas palabras:

   -Pero López, ¿por qué te fueste de Ágreda, donde yo te de-xé [col. b] por frontero?

   E respondióle:

   -Señor, porque me dixieron que me mandávades matar e fui por miedo de la muerte.

   -Ver[d]ad (767) te dixieron, porque te avían mezclado co[n]migo, pero después sope que no me avían dicho verdad; pero dígote que, no enbargante que me veo agora vençedor, que ploguiera al Nuestro Señor Dios que antes moriera yo de mala muerte e todos quantos criados e vasallos co[n]migo eran en esta batalla que no que estas gentes mezquinas que co[n]migo venieron vençieran al poder de la Corona Real de Castilla en el canpo, como los han vençidos e muertos e presos, por donde somos desonrados todos por sienpre.

   E tan grande era el coraçón d’este rey don Pero que sobre todas cosas codiçiava la onor de sus naturales e reinos.

        

   Título de las palabras que ovo el Mariscal con el Prínçipe    

   Otro día después de la batalla fueron traídos delante del Prínçipe todos los cavalleros presos, entre los quales fue uno el Mariscal de Audenac. E como lo vio el Prínçipe, llamóle traidor e fementido e perjuro e que mereçía muerte. El Mariscal le respondió e dixo:

   -Señor, sodes fijo de rey e no vos respondo tan conplidamente en este caso, pero no soy traidor ni fementido.

   E el Prínçipe le dixo si quería estar a juizio de cavalleros con él este caso, ca él probaría que lo era así. E el Mariscal dixo que sí. E desqu’el Prínçipe ovo comido, posieron doze cavalleros, los IV ingleses e los IV de Guiana e los IV bretones, por juezes. E el Mariscal fue allí traído e el Prínçipe le dixo:

   -Mariscal, vos sabés que en la batalla de Pites, que yo vençí e prendí al rey don Juan de Françia, vos fuestes preso, e vos tove preso e vos puse a rendiçión e me fezistes pleito e omenaje, so pena de traidor e de fementido, que vos no armaríades contra el Rey de Inguelaterra, mi señor, ni contra mí, si no fuese contra el Rey de Françia, vuestro señor, o con omne de su linaje de la flor de lis, fasta que pagásedes vuestra rendiçión, toda la qual fasta aquí vos no avedes // [Fol. 323 v., col. a] pagado; e agora no fue aquí en esta batalla el Rey de Françia, vuestro señor, ni omne de su linaje de la flor de lis e veos armado de todas vuestras armas contra mí, no oviendo pagado (768) vuestra rendiçión, segund que lo posistes co[n]migo. E por tanto dígovos que sodes perjuro e fementido e caído en mal caso, (e) pues falsastes la fe e juramento que me fezistes, e sodes caído en caso de traiçión.

   E muchos cavalleros que aí estavan les pesava d’esta razón porque tenían qu’el Mariscal tenía mal parado su fecho e no se le podía escusar su muerte, que todos querían bien, ca era buen cavallero, ca era en edad de [se]senta años. E desque el Prínçipe ovo dicha su razón delante los doze cavalleros que eran juezes, dixo el Mariscal al Prínçipe:

   -Señor, muy omilmente vos pregunto si vos plaze de dizir más contra mí d’esto que avedes dicho delante d’estos cavalleros que vos ordenastes que oyesen e viesen pleito.

   E dixo el Prínçipe que no. E estonçes dixo el Mariscal así:

   -Señor, yo vos soplico que no ayades enojo por yo dezir mi derecho, pues toca en mi fama e neçesidad.

   E el Prínçipe le dixo que seguramente podía fablar lo que le conpliese, pues era fecho de cavalleros e era razón que cada uno defendiese su verdad e fama. Estonçes dixo el Mariscal al Prínçipe:

   -Señor, verdad es que yo fue vuestro presionero en la batalla de Pites con el Rey de Françia, mi señor, e verdad es que vos fize pleito e omenaje e vos di mi fe aquel día que me no armase contra el Rey de Inguelaterra ni contra vos fasta que toda mi ronçón fuese pagado, la qual aún no he (769) pagado, salvo si [me] (770) armase con el Rey de Françia, mi señor, o con omne de su linaje de la flor de lis; pero con todo esto yo no só caído en mal caso ni he mentido, ca yo no me armé contra vos, ca vos no sodes el capitán e cavo de la batalla, ca el capitán e el cavo de la batalla fue e es el rey don Pero e a su sueldo e gajas soldadado sodes vos venido d’él como yo del rey don Enrique e vos no venides como mayor de la hueste. E así, [col. b] señor, pues vos no venides ni sodes cavo d’esta batalla, sino gajero e asoldado, yo no fize yerro ninguno en me armar en esta batalla, pues no me armé contra vos, sino contra el rey don Pero, que es el capitán mayor de vuestra partida e cúya es la requista d’esta guerra.

   E los doze caballeros qu’el Prínçipe ordenara para oír este pleito e delibrarlo entendieron qu’el Mariscal tenía e dezía razón e se defendía bien segund cavallero e así lo dixieron e diéronlo por quito de toda aquella acusaçión. E al Prínçipe e a todos los otros cavalleros plogo mucho porqu’el Mariscal toviera tan buena razón para se defender de aquel caso, ca el Prínçipe sienpre fizo onra a los nobles cavalleros donde quiera que fuesen. E por esta sentençia se libran después los semejantes autos.

        

   Título de las razones que dixo mosén Beltrán de Claquín al Prínçipe de Galaz sobre la su salida e rendiçión    

   Contado ha la istoria cómo mosén Beltrán de Claquín fue preso en esta batalla de Nájara, el qual fue levado preso a Guiana. E quando tornó el Prínçipe allá, enbió dezir al Prínçipe que su merçed le posiese a rendiçión, ca no era cavallería estar en fecho de tal señor como él tener cavallero preso quesiendo pasar su ronçón. El Prínçipe le mandó dezir qu’él avía savido cómo se esperava prestamente la guerra entre Françia e Inguelaterra e que avía avido su acuerdo que mosén Veltrán era un tal cavallero que era mejor para lo tener preso durante la dicha guerra e perder la codiçia de lo qu’él podría dar por su rendiçión; e fízole dar esta respuesta. E como éste le fue dicho a mosén Veltrán, díxole al cavallero que gelo dixo:

   -Cavallero, dezid a mi señor el Prínçipe que entiendo que la mayor merçed que Nuestro Señor Dios me fizo en este mun-do // [Fol. 324 r., col. a] espeçialmente en fecho de cavallería, entre otras muchas que me fizo, que es esta en que la mi lança sea temida en el reino de Inguelaterra, por manera que yo sea tenido preso por temor d’ella durante la guerra entre los reinos de Françia e de Inguelaterra; e dezilde que yo gelo tengo en mucha merçed e que más por onrada tengo la mi presión que no la mi deliberaçión e soltura, ca todos los que lo oyeren dirán que yo reçibo onra de su merçed e de mi cavallería, ca la vid[a] (771) d’este mundo mucho aína pasa.

   Como el cavallero todo esto ovo dicho al Prínçipe e él lo ovo entendido e pensado en ello, dixo al cavallero:

   -Tornad e dezid a mosén Veltrán que dize verdad e que yo lo quiero poner a rendiçión e qu’el preçio d’ella sea qu’él e quanto él quisiere; e aún le dezid que, si por una sola paja quesiere dar por sí e no más, que yo lo otorgo por ella su deliberaçión.

   E la voluntad del Prínçipe fue que, quanto por menos quantía mosén Veltrán saliese, que tanto salería con menos onra e le plazería a él más por que no dixiesen que lo avía él miedo de soltar, commo él dicho avía. E mosén Veltrán, entendida muy bien la intençión del Prínçipe, díxole:

   -Dezid a su alteza que yo lo tengo en merçed esto que me faze e yo quiero señalar la quantía de mi rendiçión.

   E todos cuidaron que señalaría alguna poca quantía, ca mosén Veltrán no avía en el mundo sino el su cuerpo. Mosén Veltrán dixo al cavallero:

   -Dezid a mi señor el Prínçipe que, como quier que yo sea pobre cavallero de oro e de moneda, pero que con esfuerço de parientes e de amigos que yo daré C mil francos de oro por mi rendiçión e que le daré d’ello buenos recaudos.

   E como el Prínçipe oyó esto qu’el su cavallero le dixo de los C mil francos, fue mucho maravillado, lo primero del grand coraçón de mosén Veltrán de Claquín e lo otro que, seyendo cavallero [col. b] pobre, dónde podría él pagar tanta quantía. E dixo al cavallero:

   -Dezidle que, pues él ha señalado la rendiçión, que la quiero tomar e que me dé recaudos d’ella e que salirá luego de la presión.

   E oído esto del cavallero por mosén Veltrán, luego enbió a Bretaña a grandes señores e varones e cavalleros sus amigos a les fazer saber cómmo él era rendido por quantía de C mil francos de oro que avía de dar al Prínçipe e que les rogava que le enbiasen fazer recaudos e seguridad d’ellos, por manera qu’él fuese delibre, ca él esperava en la merçed de su señor el Rey de Françia que luego qu’él fuese libre pagaría esta quantía por él e quitaría a ellos de la quantía que por él segurasen. Todos aquellos a quien él enbió sus cartas le respondieron que ellos estavan prestos de enfiarlo en la quantía qu’él quisiese echarlos e que por que más prestamente saliese de la presión que le enbiavan sus sellos con sus escuderos con su poder bastante para se obligar por quanto él quisiese. E en Françia e en Inguelaterra la más certenidad que cavallero o fijodalgo puede dar es su sello, porque dizen que en el sello va el nonbre e las armas, que son onra de cavallería. E falláronlo en Vordel e dixiéronle cómmo sus señores le enbiavan sus sellos e recaudos e que echase a cada uno por lo que le ploguiese por que luego fuese delibre. E con ellos fizo sus recaudos al Prínçipe e salió de la dicha presión; e fuese al Rey de Françia, don Carlos Quinto, que era en París, el qual lo reçibió mucho bien e le plogo con él. E díxole un día que quánta rendiçión prometiera por sí e mosén Veltrán le dixo que de C mil francos de oro diera los sellos de sus parientes. E contóle todo lo que pasara con el Prínçipe e el Rey le dixo que bien savía él que aquellos C mil francos no los prometiera él, sino a esfuerço d’él. E luego / [Fol. 324 v., col. a] mandó al su thesorero que los pagase en París; e mandóle dar otros C mil francos para que se encabalgase e se adereçase para la guerra e para lo que neçesario le fuese.

        

   Título (772)    

   El rey don Pero e el Prínçipe partieron de Nájara e llegaron a Burgos. E posó el Prínçipe en Las Huelgas e fue todo el reino por la ovediençia del rey don Pero e partióse el rey don Pero de allí, deziendo que iba a buscar dineros para la paga del sueldo del Prínçipe, e no tornó más a saver d’él. E llegados en Burgos, luego fueron sueltos los cavalleros e escuderos que fueron presos en la batalla de Nájara por preçio razonable e brevemente porque se temían los que los tenían, e ellos mesmos, de ser en poder del rey don Pero, porque savían que, si averlos podiese, que no los dexaría a vida por todas las cosas del mundo.

   EI Prínçipe de Galaz, veyendo qu’el rey don Pero era ido e no le enbiava los dineros del sueldo, segund entre ellos avía pasado, ni le dava a Vizcaya e Castro de Ordiales, segund con él avía puesto, e otrosí que savía que gentes de las conpañías que solían andar en Françia le fazían guerra en Guiana en manera de conpanías e enten(den)diendo que le salía del Rey de Françia e que se avía de rebolver la guerra, aunque las treguas no eran salidas, partióse con todas sus gentes para Guiana, entendiendo que tenía allá las tres fijas del rey don Pero qu’él avía dexado en rehenes del sueldo, robando e quemando todo lo que de Castilla fallavan por donde iban

        

   Título de las cosas qu’el rey don Enrique fizo después que salió de la batalla de Nájara e cómo se fue a Françia   

   El rey don Enrique, después que ovo muertos e presos [col. b] e fuidos todos los suyos, fuese en su cavallo para la villa de Nájara e, no lo podiendo levar su cavallo de cansado, diole Ruy Ferrández de Gauna, su criado, un ginete folgado e cavalgó en él; e tomó camino de Soria e dende para Aragón e de allí llegó al Conde de Fox e diole dineros e cavalleros que fuesen con él fasta Tolosa de Françia, que falló allí al Duque de Angeos, hermano del rey Carlos Quinto de Françia, que lo reçibió bien. E de allí escrevió al dicho Rey pidiéndole merçed de socorro, el qual le mandó dar LX mil francos de oro e el condado de Seseno, que avía quatro villas, (e) más el castillo de Piedra Pertusa, en que se mantoviese e toviese su merçed e fijos, que iban fuidos de Castilla para allá, e con ellos muchos cavalleros e escuderos de Castilla. E luego gelo fizo dar todo el dicho Duque de Angeos; e diole más: L mil francos de los suyos. E estovo allí algunos días recogiendo todas sus gentes que eran fuidas e fuían cada día de Castilla por temor del rey don Pero e del Prínçipe de Galaz, que se iban cada día para él, e enbió Aviñón a conprar armas e cavallos; e aperçebíase de toda cosa de guerra.

        

   Título de la carta qu’el rey don Pero escrivió al filósofo Avençimatín de Granada e de la respuesta que sobr’ello le enbió   

   El rey don Pero partido de Burgos, donde dexava al Prínçipe de Galaz, escrivió una carta al grand filósofo Avenamatín de Granada, que era mucho su amigo, faziéndole saber cómmo avía vençido e corrido a su hermano don Enrique e avía cobrado sus reinos e que le enbiase aconsejar en lo que le convenía fazer, el qual le respondió por su carta en larga escritura. E el tenor d’ella es esta que se sigue: // [Fol. 325 r., col. a]

   <<Las graçias sean dadas a Dios, criador de todo:

   A vos, el grand rey publicado e noble, alléguevos Dios la tierra del mundo fincable e la ventura del mundo durable e acuérdevos cómmo Él sea servido de vos, la salud sobre vos.

   Sabed que yo só en parte del Andaluzía faziendo saver a las gentes d’ella del poder que en el vuestro nonbre es atitulado e amo saverlo Dios e adereçar el vuestro onor, segund el mi pequeño poder, que no podría segund el vuestro alto estado, pues que vos me demandades que cunpla los vuestros conplimientos, como atal que a vos perteneçe, sería a mi muy grave si alguna duda, demás que non soy ni puedo aver apartamiento para estudiar e otros muchos negoçios que me enbargan sobre todo esto, el poder del ome tal commo yo, que es pobre para alcançar cosa conplida. E digo a conparaçión qu’el que alcança una de las cosas del mundo conplidamente es falleçido en otras muchas; otrosí, en su casa come con su conpaña lo que querría, quánto más en las cosas del mundo, que lo formó Dios en diversas maneras e sentençió en él diversas maneras e sentençió en él sus juizios como la su merçed fue e otras cosas que enbargan al omne de alcançar su voluntad. E si catáredes con derecho mis razones e me reçebierdes las mis escusas, con ello me alegraré e pido a Dios que vos alegre en todas aquellas cosas que a Él plaze, así del fecho como del dicho, que a lo que demandastes de mí que vos faga saber de lo que me pareçe en los vuestros grandes fechos e fieles, Rey alto, sabed que los males son en semejante de las melezinas amargadas e pesadas para el que las veve e sean avorreçidas d’él, enpero el que las puede sofrir e atener e penar el su mal savor e estar al esperança del bien e de la salud; pero no sufren las tales amarguras salvo aquellos que son perteneçientes lo que por ellos sofrir se alcança.

   E ya se me adelantó que vos fize savidor de algunas cosas atales e vistes [col. b] las sus verdaderas; e como quier que a las vuestras puertas avía buenos e savios a quien non sean encobiertos los tales fechos, pero cada uno desprende lo que tiene segund la parte que Dios le dio e el vuestro conplimiento encúbrelas e no culpará por cosa lo que por culpa mereçe. E lo que yo fallare de lo de vuestras faziendas ençiérrase en dos cosas: el un caso en lo que at[a]ñe (773) a vuestra fazienda e de semejante vuestro e del vuestro enemigo; el segundo caso es en lo que atañe a vuestra fazienda.

   Bien savedes que los christianos que fezieron contra vos vergonçosa cosa que sea suma obra de dizir e de fazer, en guisa que no se pueda labrar sino después de gran tienpo, (e) no la ovieron de fazer por mengua de vuestra fidalguía ni por no ser vos perteneçiente a onra e señorío real, mas ocasión d’ella fueron cosas que pasaron, que vos savedes, asta que se fizo lo que vistes (774). E agora que Dios vos acorrió e vos tornó a ellos e ellos se catan e se veen por pecadores, no por manera de los penetençiar, ca no pueden ser conoçidos los de vuestro estado real sin ellos, pues señor, obrad contra ellos al rebés de la manera que por que bos avorreçieron, ca mucho más breve les es arredrarse agora de vos que la primera vez. E semejante es esto a quien quiso alçar una cosa pesada e quebrósele el braço e guareçió e tornó otra vez antes que fuese bien soldada la quebradura: falló mucho más en sí aparejado de se quebrar que antes. Pues dadles cosas sus perteneçientes e comunal guisa e sosegad los coraçones espantados; e dad a gostar a las gentes pan de paz e de sosiego e apoderaldos e enseñorealdos en sus algos e en sus vidas en sus fijos, que asaz pasen por ellos penitençias e afincamientos en cosas que no ovistes d’ellos, sino conplir voluntad e todas las cosas por que bos avorreçieron sean quitadas con las sus contrarias. E mostradlos a todos el arrepentimiento de todo lo pasado e honrad a los grandes e gu-ardadvos / [Fol. 325 v., col. a] de las sangres e de los algos de vuestros súditos, sino con derecho e justiçia. E alegrad el rostro e abrid la mano e cobraredes la bienquerençia. E no aventajedes a los que no tovieron con vos en los vuestros menesteres sobre los que tovieron con vos a la dicha sazón por que la enbidia aya logar. E dad los ofiçios a los que los perteneçen, puesto que no los querades bien, e non los dedes a los que no son perteneçientes a ello, aunque los querades bien; e bien los podedes hazer otros bienes a los que bien queredes. E guardadvos de los honrados que enfranbreçistes e de los de pequeño estado que engrandeçistes. E reparad en el reino lo que se estruyó por que olviden las gentes los yerros e quiten de sus coraçones lo que vos enseñaron e fincaron. E avenidvos con vuestros comarcanos en tal sazón commo agora estades, ca las llagas son aún frescas; e con esto faredes çerca entre vos e vuestros enemigos sin costa. E guardad vuestros algos en lo que cunple, ca sin otras gentes que las aves asosiegan e se fartan con lo poco en el tienpo del inbierno e el vuestro enemigo vivo es e el curso del mundo no es durable e no savedes qué conteçerá e Castilla es ya asolada e esparçida de gentes estrañas e muchos de los grandes de vuestros reinos son rescatados d’ellos e dañados en estas guerras e los algos falleçidos. E tal fazienda menester ha gran remedio e no ha otro remedio sino el conorte e el sosiego e encobrir lo que se descubrió de la vergüeña. E dixo un savidor consejando al honrado:

   -Que olvide los fierros que le son fechos.

   E dixo otro savidor:

   -Si oviese entre mí e las gentes un cavello no se cortaría, que quando ellos tirasen yo afloxaría e quando ellos afloxasen yo trabaría.

   E reçebid sienpre los desculpamientos de los vuestros, puesto que sepades que son mintrosos, que así bos es menester e no se escusarán de servirvos [col. b] a la ora del v[uest]ro menester.

   E sabed que las ocasiones de los mandamientos de las faziendas de los reyes son muchos, enpero nonbraré algunos d’ellos: e la prinçipal es tener las gentes en poco; e la segunda es tener grand codiçia en allegar los algos; e la terçera es querer omne conplir su voluntad; e la quarta es despreçiar los omes de la ley; e la quinta es usar de crueldad. E el primer caso, que es de tener los omes en poco, es locura manifiesta, que en los omes ay muchos de los males saveres e de los malos comedimientos e verter la sangre sin mereçimiento e muertes d’ellos e de los profetas; fezieron muchos males en este mundo, desfaziendo todas las posturas e mandamientos que fueron dende hasta oy, e esto esforçó a los grandes maestros e savidores de fazer libros de leyes e ordenamientos por guardar a las gentes de sus daños. E este corto tienpo de la vida aprovecháronse de ser llamados conpañas de Dios e sus requeridos e sus amados e muestran las carrerras de ser e pone en ellos saber para se salvar de los pecados e perdonar los fechos. E saved que aquella omildança qu’es por fuerça de los omes que no es durable e la que es por voluntad e por grado es propia e durable; e quando se dañan sus voluntades, muévense los coraçones e los ojos e las lenguas e las manos e, puesto que bos no creades de sus juramentos, devedes vos temer de sus maldiçiones e de pensamientos de sus coraçones, que, quando se juntan las voluntades de los coraçones sobre qualquier cosa, son oídas en los cielos, (e) como se provó e prueva quando se detienen las aguas e en los grandes menesteres. E puesto que no temades del uno ni del otro, devedes vos temer de la vuestra nonbradía en la vida e en la muerte de lo que pue-dan // [Fol. 326 r., col. a] dezir; e la buena nonbradía es vida segunda de los buenos religiosos: avorreçieron la vida e amaron la muerte por cobrar la buena nonbradía después de la muerte. E público es que no pueden escusar los reyes a los onbres e es en duda si podrán dezir el contrario e en los escusar no es cosa que ser pueda.

   E diz que un rey estava en un palaçio e los suyos venieron [a] demandar cosas que a ellos conplían e afincávanle por ello e esperavan su respuesta a la puerta del alcáçar; e ensañóse el rey e dixo a su alguazil:

   -Ve, diles que no me cunple.

   E yendo el alguazil con la respuesta tornóse e dixo al rey:

   -Señor, mostradme qué les responderé si me dizen ni nos a el rey.

   Estonçes calló el rey un rato e díxole el rey:

   -Vete e diles que quiero fazer lo que me demandan.

   La segunda ocasión del mandamiento del rey es grand codiçia de allegar los algos; quando sale de regla esta es ocasión de muchos (775) dañamientos e los algos de los reyes usados con las guerras, que se usaron las creençias en las leyes, que, si de golpe pujase en las creençias, no lo conplerían onbres. E los algos son mudados a los onbres (que) por ser colgada la honra en ellos; e ay otros que preçian sus algos más que a sus honras. E el rey que quiere adereçar sus reinos semeja al que quiere labrar sus cámaras con çimientos de sus palaçios e fuerça les es fazer sinrazón e el que se acuçia de algo allegar; e dizen los amigos que puede durar la discreçión e no la sinrazón. E la manera del rey con sus gentes es semejado al pastor con su ganado; savida cosa es del uso del pastor con su ganado, la grand piedad que ha con él, que anda a buscar la mejor agua [col. b] e el mejor pasto e la grand guarda de los contrarios, así como los lobos, e tresquilar la lana (776) desque apesga e ordeñar la leche, en manera que no [cau]se (777) daño a la ubre ni apesgue sus carnes ni fanbriente sus fijos.

   E dixo un omne a sus vezinos:

   -Fulano, un cordero tuyo levava un lovo e eché tras él e toméxelo.

   E díxole:

   -¿Pues qu’es d’él?

   E díxole:

   -Degollélo e comílo.

   E díxole:

   -Tú e el lovo uno sodes.

   E si el pastor usa d’esta guisa con el ganado, lieva mala vida o se dexará de ser pastor.

   La terçera ocasión de dañamiento del rey es que quiere conplir su voluntad e tal como éste fázese siervo, puesto que sea rey, e apodérase sobre él su apetito e con su voluntad e fázelo ser cativo e su siervo e tira d’él su nobleza e su propiedad e quémale el espíritu que ha de mejoría sobre las vestias. E el que no save apoderar sobre su voluntad no sabrá apoderarse sobre su enemigo e es fea cosa el que quiere que los omes sean sus cativos e fázese él cativo del que no deve. E la peor de las voluntades es la forniçión, por quanto el que se envençe en ella le naçen muchos daños, perdiendo el alma e el cuerpo e el sentimiento e los sentidos; e cobran mala nonbradía e dañan sus generaçiones. E tal ome commo éste es conparado a las vestias. E el Dios, que dizen los christianos e sus savidores que se vestió en carne e en figura de onbre por salvar, (e) no ovo ninguno que más arredrado fuese d’este pecado qu’Él; e fue en el tienpo que fue pareçido en carne e en sangre. E el buen omne savidor faze mucho en quanto puede en semejar a su Dios e entiende de alcançar mucho en ello, quánto más el rey, que es por el Rey de los çielos e su teniente logar en la tierra. Las ocasiones que (a) / [Fol. 326 v., col. a] acaeçen a los reyes por el forniçio públicos, (e) uno d’ellos fue quando el conde don Illán metió los moros al Andaluzía por lo qu’el rey fizo a su fija.

   Quanto a la quinta (778) ocasión del dañamiento del rey, que es al despreçiamiento a los omes de la ley, tal omne commo éste es ponçoña mortal, que la ley es cosa general e es la ley verdadera e el rey su siervo e su guarda; e el que la despreçia tienen los omes qu’él faze a ellos desviar de despreçiarle e no ha menester la ley si no es guardada de aver pena en este mundo e la ira de Dios en el otro, ca esto es amonestamiento sin duda, que, por tanto, le tienen las gentes por menguado e despreçiado al rey que la su ley despreçia e no finca en su jura ni en su omenaje, qu’el rey no ha juez que le juzgue, sino su omenaje e su ley, [e] (779) quando no fían d’él no podrá regir su reino.

   Quanto a la quinta ocasión del dañamiento del rey, la crueldad e la mengua de la piedad, el rey que d’ella usa recreçerá en él e en los suyos grande escándalo e fuirán d’él commo el ganado fuye de los lovos por natura e por avorreçençia e escusarán el su serviçio e provecho e buscarán manera para ello. El rey que faze justiçia por cosas qu’él no sigue(n) de salvar d’ellas e defiende cosas qu’él no puede escusar por ellos e podrá ser que oye aquél maldezir de omne que no le quiere dar la vida, (e) deve temer a Dios quando da pena al pecador; e sepa cómo es omne commo él e allégale su yerro e su pecado a este mal estado e sea justiçiado por lo que es forçado de la ley e de la justiçia e de los reyes.

   Señor, estas palabras en esta razón son muy pocas, de muchas que se podría dezir en esto, e, si [col. b] comienço a fablar en ello, es commo la mar, que no ha cabo. En razón de las gentes estrañas, dañosas son las gentes estrangeras que conbusco venieron; e saved que vuestro consejo e su imaginança es cosa ya fecha [e] (780) el aperçevido es [el] que se guarda de la cosa ante que contezca e el orgulloso es el que piensa cómmo salga de la cosa después que naçe. La su ayuda de la tal gente es tal como la propiedad de las ponçoñas que se veven por escusar otra(s) cosa peor que ellas eran manera. Pareçe con ellas al omne que caçava un león e caçava con él las animalias e aprovechávase d’él; e un día falleçió al león de comer e comió a un fijo de aquel que lo criava e él, desque vio aquello, mató al león e dixo:

   -Este es el que no mata su pro quando su daño.

   E es verdad, que dizen d’esta gente que ha grand poder, commo dezides; el poder d’ellos es semejante al fuego, que, si se olvida, quema quanto alcança. E pues que ellos son grand gente, como dezides, e mucha e començaron a tener en poco a los de Castilla e vençieron sus gentes e cativaron sus grandes e mataron sus omes e sus christianos e no mudaron su ley, (e) el que de tal guisa es muy ligero será de tornar e de cobrar todos los reinos e pasarlos a sí. E de las cosas que vos devedes aperçebir es que tienen en su poder muchos de los grandes de vuestros reinos e sus gentes de los presos e vuestras çiudades e villas quexadas de vos e las mostrarán e afuziarán de lo vuestro; e desque vean vuestras villas e fortalezas codiçiarlas han e devedes guardar que no se apoderen de algunas d’ellas. E cogerán conpañas que las pueblen, e demás si fuere villa en la ribera de la mar; e podrá ser que las contentarán e apaziguarán e vuestros enemigos ayudarlas han. E abrán estos tales reinados guerra asentada e durable contra vos. E muchas de las cosas a-tales // [Fol. 327 r., col. a] han acaeçido; e nonbraría algunas d’ellas, sino por no alongar.

   Oí dezir que tomades algos de los vuestros por fuerça e dádesgelos a ellos por les pagar lo que les devedes de la venida que conbusco fazen a esta guerra; e en esto á tres daños: primeramente, la inimistad de los comunes. Como quier que sean usados de pechar, no querrían que fuese todo para el rey solamente, salvo cosa que aprovechase a ellos e a las villas donde moran los pecheros, que los pecheros de las tierras otra vez se tornan a ellos los dineros e aprovéchanse dende; mas de lo que dierdes a los estrangeros en oro e plata así lo querrán levar a sus tierras. La segunda cosa del daño sobredicho es que enflaqueçedes los vuestros e esforçades conpañas estrañas e a primera vista pareçe el caudal que en vos e en los vuestros ha. La terçera cosa es que recreçe la codiçia en los estraños veyendo el mucho algo que les dan. E el mi consejo es que les mostredes que estades en grand menester e el falleçimiento del algo que es en vuestro reino e que sodes conlevado de conlevar las gentes vuestras que no las podedes agora apremiar como solíades: las llagas son frescas e la tierra poblada de enemigos. E devedes enbiar fazérgelo saver todo esto con los grandes prelados de vuestro reino, de quien abrán vergüeña e creerán sus dichos; e con esto asosegarán e no quedarán desfuziados e alargaredes tienpo. E con esto farán una de dos cosas: o tornarse han a sus tierras, e es lo más çierto, o se enflaqueçerá el poder que han, si mucho tardan en la tierra. Otrosí, en les dar algunos luego e la enemistad no tirada fasta que vayades cobrando los más de los coraçones por vos entre vos e [col. b] ellos sería peligro; e así, alongad.

   E este es mi consejo, si son los fechos así como suenan e el que está presente lee más d’esto e, si el fecho no es así e a los del reino no les pesa darles sus algos, es otra demanda, pero el consejo d’esto es acuçiar por que salgan del vuestro reino; e si pelear quisieren con vos, no es de creer después que vos ayudaran, si omes de bien fueren, no vendieran lo que por vos fizieran por preçio e prendas e deviérales avondar lo que robaron en vuestra tierra e la rediçión de los prisioneros que tomaron de los vuestros e los algos de los vuestros comunes e armas de vuestras gentes. E los fechos de los reyes e de los grandes son contrarios de los fechos de los mercaderes e ellos no deven mostrar codiçia, pues son reyes e non mercaderes. Saved qu’el que oy demandare pelea contra vos, veyendo vuestra buena querençia con los moros, vuestros vezinos, aviendo quanta gente e noble tenedes, sería vençido con el ayuda de Dios; e probado lo avedes la su grand querençia de los moros con bos e la enemistad con los vuestros enemigos, lo que vos no fallastes en lo de vuestros grandes e de vuestros criados. E esta es cosa que vos no fezistes por vuestras manos, mas fízolo Dios, que puso entre vos e su rey grande amistança e bienquerençia ser mayor manera en coraçones de hermanos e de parientes; pues agradeçed a Dios por ello e guardad esta cosa e esta amistad grande.

   E la cosa por que me escuso de vos dezir lo que querría es aquel açidente por que conteçió lo que fasta aquí a paso es presente e el enemigo vivo e los vuestros que dixiéronlo que no devían vivos e el mundo, que es tal como quien juega con las gentes, así como juega el enbaidor con sus juegos, e no es duradel; e el tienpo que ha menester es corto sosiego más qu’el fervor. E te-ned / [Fol. 327 v., col. a] pagados a los vuestros mucho más que a los estraños, que no ay duda que no irán despagados e no vos cunple arrepentirvos e ayudarlos; e no abredes poder de los quitar de lo que quisieren e ellos abrán el poder sobre vos e despreçiarán a los vuestros e serán ocasión de vos dañar con aquellos que vos guardarán sin porqué. Saved que toda cosa tiene tienpo que l’ perteneçe e a este tienpo perteneçe sosiego. E yo, por Dios e de lealtad e de voluntad con vos e a quantos de mí demandan, daré leal consejo e a otro ninguno no diré lo que yo dixe, salvo a su rey que l’ crié; e yo faré por vos lo que faré por él, seyendo anbos unos. E el seso adeuda quanto vos he dicho e por la prueva pareçerá; e puede ser que me serán juzgadas algunas menguas del parte del traslalador e d’ésta puede ser carta que vos enbío e no de mi parte. E yo vos pido por merçed que me conozcades quanto he dicho e perdonadme lo que contra voluntad dixe, (atrevíme e) atreviéndome a la vuestra merçed e a la vuestra bienquerençia, que sodes grand rey e segund vuestra grandeza deven ser contadas vuestras noblezas e el vuestro poder. E Dios vos dé el bien qu’Él por bien toviese e vos lieve adelante la ventura e vos mantenga a su serviçio e vos esfuerçe del su esfuerço>>.

   E el rey don Pero ovo esta carta e plógole con ella, enpero no se llegó a las cosas en ella contenidas, lo qual le tovo grand daño.

        

   Título de las muertes qu’el rey don Pero fizo después que partió de Burgos    

   El rey don Pero, después que partió de Burgos, donde dexó al Prínçipe de Galaz, como dicho es, mató en Toledo a Ruy Ponçe Palomeque e a Ferrand Martínez del Cardenal, que eran de los onrados omes de la çiudad, e fue a Córdova e andovo armado con gente al primero sueño por la villa e fizo matar diez y seis omes de los más onrados de la çiudad, diziendo que ellos fueran los primeros en reçebir al rey don Enrique. E dexó aí por mayor a Martín [col. b] Ferrández de Córdova, su privado mayor, e mandóle matar XX cavalleros los mejores d’ella; e porque no los mató oviera él de morir, ca lo fizo él prender por arte en el castillo de Martos; e si no por miedo del Rey de Granada, que lo escrevió que lo soltase, que luego fuera muerto. E porque era su amigo, lo fizo soltar e lo perdonó.

        

   Título de los qu’el rey don Pero fizo matar en Sevilla    

   E partiendo el rey don Pero de Córdova e llegando en Sevilla, fizo matar a miçer Gillo Vocanegra, almirante, por el thesoro que le tomó e a don Juan Ponçe, Señor de Marchena, e a doña Urraca Osorio, porque su fijo don Alonso, que después fue Conde de Niebla, (que) andoviera sienpre con el rey don Enrique, de mucho cruel muerte. E otrosí fizo matar otros muchos de la dicha çiudad porque se alboroçaron quando él fuyó d’ella e fue a Vayona, commo dicho es.

        

   Título de lo que escrivieron Logoño e Vitoria e otras villas al rey don Pero e de lo que respondió   

   Estando el rey don Pero en Sevilla, ovo cartas de las villas de Logroño e de Vitoria e de Santa Cruz de Canpeço e de Salvatierra, que estavan por el Rey, que sopiese que estavan mucho afincados de los que tenían la parte del rey don Enrique, si podiese; e donde no lo podiese fazer, que les diese liçençia para tomar al rey don Carlos de Navarra por señor para que los defendiese e que más querían ser d’él, que era su amigo, que no del rey don Enrique, que era su enemigo, e, si Dios lo tornase en su reino, que luego tornarían a su serviçio.

   El Rey los respondió que les gradeçía mucho el trabajo e peligro que pasado avían e pasavan e que se esforçasen, qu’él entendía socorrerlos en breve e les remediaría; e do no podiesen fazerlo así, que los mandava e rogava que antes se fuesen al rey don Enrique e fuesen de la Corona de Castilla que no del Rey de Navarra, que sienpre fueron enemigos de los Reyes de Castilla. Pero como quier que esto pasó así, estas villas, por el mucho afin-camiento // [Fol. 328 r., col. a] en que estavan, fuéronse al reino de Navarra. E fue en estos tratos con ellos el conde don Tello, que estava en el su señorío de Vizcaya, que no quería ayudar al rey don Enrique, su hermano, después de la batalla de Nájara.

        

   Título de cómmo entró el rey don Enrique en Castilla después de vençida la batalla de Nájara e prevaleçió en ella    

   Estando el rey don Enrique en el condado de Seseno, qu’el Rey de Françia le avía dado, con sus fijos e muger, commo dicho es, oviendo nuevas de Castilla cómmo el Prínçipe de Galaz era partido descontento del rey don Pero e pasado a Guiana e otrosí que muchas gentes e villas e castillos de Castilla tomavan la su voz e tenían la su partida e se esforçavan cada día e otrosí porque cada día le recreçían conpañas de Castilla, que iban fuidos del rey don Pero, fizo buscar las más gentes que pudo de las conpañías de Françia e de Aragón, de las quales falló muchas e buenas, e vínose para Castilla. E entrando en el término d’ella, deçendió del cavallo e fincó las rodillas en tierra e fizo en ella una cruz; e vaxóse sobre ella e vesóla con la boca e dixo que jurava a Dios e aquella cruz que, por bien ni por mal que le aveniese, que nunca saliría de Castilla. E esto fizo él porque, venido en Nájara, no reparara en el reino. E vino a Burgos e allí fue bien reçevido; e allí le enbiaron ovedeçer todas las çiudades e villas que eran de Córdova acá, sino la çiudad de Toledo, que estava por el rey don Pero, e las villas de Vitoria e de Logroño e de Salvatierra e de Santa Cruz, que estavan por el Rey de Navarra, como dicho es, e de la villa de Getaria, que estava por el rey don Pero e lo estovo en toda su vida. E ayuntada toda la cavallería de Castilla de Córdova acá, fuese [col. b] a Toledo e çercóla por todas partes con pertrechos e vastidas e púsola en apetrado lo más que pudo.

        

   Título de la guerra qu’el rey don Pero e el Rey de Granada fezieron a Córdova    

   El rey don Pero, después que sopo en Sevilla cómmo el rey don Enrique era tornado en Castilla e reçevido por todos e tenía çercada la çiudad de Toledo, juntóse con el rey Maoma de Granada con IV mil D omes de cavallo e VI mil peones que consigo tenía; e vino el dicho rey Maoma con VII mil de cavallo e con LXXX mil de pie, que avía en ellos XII mil ballesteros, e çercaron la çiudad de Córdova e tomaron el castillo viejo. E tan fuerte la conbatían los moros, deziendo que avían d’entrar en la iglesia de Córdova, que la tenían por su casa santa e morían por la tomar, e otrosí el rey don Pero teníales grand saña e raviava por los pasar a todos por espada, [qu]e los de Córdova, sopiendo esto e otrosí porque las dueñas e donzellas e otras mugeres menudas andavan en cabellos rogando a los omes honrados e comunes con doloridas e amanzillosas palabras que oviesen duelo d’ellas e de sus fijos por que no fuesen cativas e penadas, (e) con esto e con el peligro que veían sobre sí, si tomados fuesen, avivaron sus coraçones e votáronlos fuera del dicho alcáçar e de toda la villa.

   E dende a quatro días tornaron otra vez sobre la dicha çiudad de Córdova estos dichos reyes e conpañas, pero no la fallaron a tan mal recaudo como primero e dexáronla. E fue el Rey de Granada sobre la çiudad de Jaén e conbatióla con todas sus gentes e entróla por fuerça; e mató e cativó todos los d’ella, mayores e menores, sino los que se acogieron al alcáçar, e aqué-llos, / [Fol. 328 v., col. a] porque no tenían provisiones, pleitearon que los dexasen por muchas doblas que dieron. E quemaron los moros la villa toda e derrocaron las çercas.

   E fueron dende a Úbeda e entráronla por conbate e quemó la villa, sino el castillo. E llevaron d’ella e de Córdova XVI mil personas mayores e menores cativas. E otrosí ganó d’esta vez este Rey de Granada doze villas e castillos que avían ganado este rey don Pero e el rey don Alonso, su padre, e el rey don Ferrando, su agüelo, e fezieron mucho daño en tierra de christianos, entre las quales villas que así tomó fueron las villas de Marchena e de Utrera e de Ardales e de Canbil e de Alcaudete e de Turón e el Burgo e Canete. E tornáronse los moros a Granada, que ya el rey don Pero era ido a Sevilla.

   El rey don Pero avía grand ansia por ir [a] socorrer a la çiudad de Toledo, que avía diez meses que estava çercada e estava mucho afincada por mengua de viandas, e catava por aver las más gentes que podía aver para la socorrer e esperava gentes del Rey de Granada e de algunas villas e çiudades que estavan por él. Porqu’él avía fallado una profeçía de Merlín que endereçava toda a su persona, enbióla aquel moro Avenamatín, filósofo del Rey de Granada, que le avía enbiado la carta de los castigos de suso contenidos, el tenor de la qual es este que se sigue:

        

   Título de la profeçía de Merlín, qu’el rey don Pero enbió al filósofo Avenamatín, e de lo que por ella le enbió dezir de su fecho    

   Ensalçado Rey e señor, que Dios onre e guarde, amén:

   El tu siervo Avenamatín, pequeño filósofo del Rey de Granada e del su consejo, con todo recomendamiento e umildad, poderoso e nonbrado Rey entre los reyes, no niego yo qu’el mi serviçio no sea sienpre aparejado a la tu honra e ensalçamiento e señorío real en quanto el mi saber alcançare e el mi poder sofrirlo pueda las que la adeudan quáles e quántas son. Pues tú eres ya savidor con grand diligençia e acudiçia de gran [col. b] custodio otrosí por manera de grand seso que en mí fallavas en tus negoçios que te fiziese savidor en quál manera podrías palpar por verdadero saber un fecho de profeçía, el qual dizes que fue fallado en los libros de profeçías que dizes que Merlín fizo, del qual las sus palabras por los términos que los yo reçeví son estos que se siguen:

        

   Síguese la carta    

   En las partes de Oçidente, entre los montes e la mar, naçerá una ave negra comedera e robadera. Todos los panares del mundo querrá coger en sí, todo el oro del mundo entrará en su estómago e después gormarlo ha e tornará atrás e no pereçerá luego por esta dolençia, ca dize caérsele an primero las péñolas e secársele han las plumas al sol e andará de puerta en puerta e no la querrá ninguno acojer; e ençerrarse á en la selva e morirá ende dos vezes: una al mundo e otra ante Dios. D’esta guisa acava.

        

   Sigue la carta    

   Rey alto, rogásteme; en todo es en poder rogar e mandar que yo pensaría quán grave era e podría ser, segund el menester en que estás e el deseo grande en que estás por ser çerteficado en el entendimiento d’esta profeçía en qué manera podrías ende ser savidor, e, por la amistança e deudo de servidunbre que yo en la tu merçed he, traspasase yo en mí toda la mayor carga que podiese tomar d’este tu cuidado por que por el plazer de la mi espalanaçión, que en las mis palabras atiendes, ovieses buena fizusa de sofrir lo avenidero e todavía que la verdad no te fuese negada por amorío que contigo oviese, maguer que en algunas cosas o en todo podrías tomar mayor pesar de lo que entiendo.

        

   Sigue la carta    

   Rey alto e poderoso, save que yo con grand ovediençia del tu mandamiento, con cuidoso estudio, seyendo partido de todos qualesquier negoçios mundanales que d’ello me agraviasen, esforçé la natura // [Fol. 329 r., col. a] mucho sobre ello; estudiéme por todas partes el mi saber por conplir lo que me enbiaste mandar e lo que por este mi estudio mi saver pudo alcançar e en acuerdo en que fue ayuntado con otros grandes savios e sin vandera e sin sospecha e fallaron en esta misma materia, no por manera de adivinança en que algunos fechos se ponen, las quales repoidas en todo buen saver e salvo sienpre ante e después en cada logar él solo e mejor de Dios e el su non semejante e poderío, al qual toda cosa es ligera, e fue esta profeçía perpretada por la forma contenida, la qual es en cada sello d’ella e trae que ha de ser traída a esecuçión en la tu persona real, de lo qual Dios solo te guarde. En qué manera ella es e á de ser puedes saverlo por las esplanaçiones que se siguen.

        

   Sigue la carta    

   Rey alto ensalçado, save que esta profeçía endereça el hito contra el rey que en ella era, que en fin del libro que enbiaste dezir que sería rey d’ella, en la qual tierra agora no es visto ser Rey dende otro alguno, sino tú, que por derecho [e] antigüedad lo tienes, quánto más, pues, es manifiesto que tú eres el rey en que la profeçía dize que naçerá entre los montes e la mar, ca el tu naçimiento fue en la çiudad de Burgos, segund entendí, que bien puede ser dicho que es en tal comarca; así, entiendo qu’el primer seso de los artículos de la profeçía, que fabla del primer naçimiento, que se prueva quanto cunple.

        

   Sigue la carta    

   Síguese adelante que dize esta ave así naçida que será comedera, robadera. Rey, save que los reyes que comen de los averes e algos e rentas que a él no son devidas son llamados estos tales comedores e robadores; pues si tú comes e gastas de las tus rentas propias al tu señorío conbenientes, tú solo saves, mas la tu fama es contrario, ca diz que tomas los algos e vienes de tus naturales do quier que los puedes aver e de otros, e fazes tomar e robar e que esto por el puro derecho. E así esplana qu’el [col. b] tu comer e robar es tal como lo que tiene la segunda esplanaçión del segundo seso de la profeçía.

        

   Sigue la carta    

   Otrosí dize que todos los panares del mundo querrá cojer en sí. Rey, save pensando esta esplanaçión solamente por la traer a buena concordança creedera, que fable que quando el rey don Alonso, tu padre, era vivo, e aún después de su finamiento e después acá que tú reinaste algund tienpo, que todos los del tu señorío vivían a gran plazer de la vida por las muchas buenas costunbres que usava tu padre; e este plazer les fincó pendiente después del finamiento en tienpo del tu señorío, el qual plazer avían por tan deleitoso que (781) bien podrían dezir que dulçor de panares de miel ni de otro savor alguno no podría ser a ello conparado, de los quales plazeres son tirados tienpo ha a todos los tus súditos porque tú eres el açidente d’ello por muchas amarguras e quebrantos e desafueros en que los has puesto e pones de cada día, faziendo en ellos muchas cruezas de sangre e de firmamientos e otros muchos agravios, los quales lengua no puede pronunçiar. E así tengo que desplana este terçero seso d’esta profeçía de los panares, pues el tu açidente fue el robador d’ellos.

        

   Sigue la carta    

   Otrosí dize que todo el oro del mundo meterá en sí e en su estómago. Rey, save, lo qual creo que eres bien savidor, maguer pareçe que no curas d’ello, que tan manifiesta es la tu codiçia desordenada de que usas que todos los que han el tu conoçimiento por uso e por vista, e aun eso mesmo por oídas o por otra qualquier conversaçión, tienen que eres el más señalado rey codiçioso desordenado que en los pasados ovo aí en Castilla ni en otros reinos; e tan grande es la tu codiçia e tan descobierta que muestra en acreçentar thesoros desordenados que, non tan solamente avonda lo ordenado, mas aún más mal que comas e sobras algunos bienes de las iglesias e casas de oraçiones. Así acreçientas todos estos thesoros, que te non vençe conçiençia ni vergüença; atán grande / [Fol. 329 v., col. a] es la codiçia que pones en la codiçia, que fazes muchas obras e fuertes, así de castillos commo de otras fortalezas e labores, donde puedes asegurar estos tales thesoros, por que no puedes caver en ellos en todo el mundo, andando fuyendo con ellos de un logar a otro toda vía con ellos, porqu’el partir d’ellos te es grave de los probar, por lo qual todos afirmando el testo de la profeçía en este caso. E bien creo que, si en el tu estómago lo podieses meter, por te non partir d’ello e traerlos contigo, que te ofreçerías a ello; e asaz se muestra así verdad, porque bien saves quánto tienpo ha en cómo el tu enemigo que se atituló en el tu nonbre de rey con otros tus enemigos la segunda vez entrados por las tierras e señoríos dende e donde tú te llamas rey, afirmando el título que ha tomado real, e por no te partir d’esta codiçia fázete olvidar vergüença e vondad e estás asentado en los postrimeros del tu señorío en esa frontera, açerca contigo de tus thesoros, pues de ti no los entiendes partir ni otrosí levar contigo metidos en tu estómago, do los querrías poner si caso fuese e podiese ser, e donde olvidas la honra e el estado que avías, el qual te va menguando cada día. E así tengo que se esplana este quarto seso d’esta profeçía.

        

   Sigue la carta   

   Otrosí, lo ál que d’esto se sigue, dizen que lo gormará, rey, çierto es qu’el mucho codiçioso codiçia e con escazeça desordenada, que es su hermana, allega thesoros en esta manera. Puédele conteçer como conteçió al omne glotón que pone en su estómago más vianda que la natura pide que puede sofrir; así, por el poner de la demasía, qu’el estómago no puede sofrir de gormar lo ordenado e lo desordenado, por lo qual no se puede escusar que no crezca por ello el açidente, en qu’él traye desmayo e flaqueza en todos los otros mienbros. E pues tú por esta mesma manera allegas thesoros con codiçia desordenada, tengo que te abrá [de] aconteçer por esta mesma forma, que (per) [col. b] perderás lo ordenado por lo desordenado e comunalmente todo en uno, que lo gormarás por su perfuleidad que es tu ocasión e creçerte ha el açidente por ello, el qual verná en ti aquella dolençia que diz que pone Merlín en este quinto d’este profeçía e que no sería fallado remedio para ello ninguno de sanidad. E así tengo que es esplanado el quinto seso d’esta profiçía.

        

   Síguese la carta    

   E dize otrosí que se secarán las péñolas e se le caerá la pluma. Rey, save que los filósofos naturales, entre los otros negoçios que d’ellos mudaron, trataron buenamente, ca en tales materias o en semejantes, seyendo por esto el caso e dispustada la quistión entre ellos, (e) la asolviçión es ésta: que las péñolas con que los reyes anobleçen a sí mesmos e anparan e defienden sus tierras e su estado que son los más grandes en sangre e en linaje, que son sus naturales, por que éstos conparados e llamados alas con que los reyes buelan a unas tierras e a otras e con quien fazen sus consejos e con las péñolas, que después tales alas se crían en los cuerpos de los reyes e nobleçen mucho sus personas e sus figuras e que se refazen mucho apuestos por ello e creçen en su orgullo e apremian en ello mucho sus contrarios; e con estas alas pueden fazer muy ligeros buelos los reyes quando los sus naturales son pagados d’ellos, en lo qual deven mucho afirmar los reyes por que entre ellos e los reyes e los nobles en sangre no aya desmano e a culpa del rey, pero toda vía guardando el conoçimiento real del rey e la su alteza, lo qual en ninguna guisa no deve ser quebrado. E quando así en ellos se guarda es Dios terçero por guarda e por entre medianero e es el rey çierto de sus alas en el tienpo de sus menesteres, de lo qual desplaze mucho a sus enemigos. E d’esto todo por ventura muestra ser contra ti lo contrario, por lo qual temo que la profeçía quiere çerrar de grado en ti seguiendo // [Fol. 330 r., col. a] su esecuçión, que en ti no aya alas de buelo ni péñolas con que afermoses tu persona, así que no pareçe en ti esfuerço alguno por fazer voladera sin ligión de tu cuerpo sin grand daño del tu estado, ca tus malquerientes pujan en la tu osadía e, puesto que alguna muestra quieras fazer so color de buelo diziendo que tienes plumas, sabe que muy fuerte cosa e muy grave es de encobrir lo que es manifiesto, ca estas tus plumas con que en esa tu color piensas fazer no son tales con que puedas fazer buelo ninguno, por muy pequeño que sea, sin te estar aparejada la ligión antedicha mayormente por el grand menester en que estás, ca lo manifiesto de ti, si as en las plumas enteras de los cochillos que solías aver en tus alas con que volar solías, que son caídas, pues todos los tus naturales más nobles e más poderosos a esto eran conparados, que fasta aquí tenías por péñolas de tu buelo, han puesto en olvido el amorío que te solían aver e el señorío tuyo, [que] fasta aquí ovedeçían, tratáronlo con el tu contrario e la ocasión e el [a]çidente (782) por quien vino, fuera de Dios, tú eres el savidor d’ello. E así tengo que en esto se dispone este sesto seso de la dicha profiçía.

        

   Sigue la carta    

   Otrosí aún dize más: que andará este Rey de puerta en puerta e que ninguno no lo querrá acoger. Rey, save que todo lo savemos, que tan manifiesto es solamente esto contra ti que sinple saver de qualquier omne puede fazer su esplanaçión porque mal pecado tengo que los del tu señorío no quieren acojerte irado ni pagado en quanto ellos podiesen, porque sienpre quesiste ser de los tuyos más temido que loado; e commo quier que en esa çiudad onde estás agora asentado te ovieses [de] apoderar, pero Dios te libre del poder del diablo que d’él no sean tentados los que aí son por que fagan algund movimiento contra la tu persona, que oí dezir que dizen de ti e he temor que se querrán mover e fazer contra [col. b] ti. E así tengo que se desplana la razón d’este sétimo seso.

        

   Sigue la carta    

   Dize otrosí que se ençerrará en la selva e que mor[i]rá hí dos vezes. Rey, save que lo que a mí fue más grave e el mayor afán que en esto tomé sí fue por apurar el seso d’este vocablo que dize en la selva; e para esto acarreé su entrepetraçión en esta guisa: yo regí los libros de las conquistas que pasaron fasta aquí entre las casas de Castilla e de Granada e de Velamarín e por los libros más antigos de los fechos que pasaron fallé escrito que quando la tierra que llamavan Alcaraz, que en el tu señorío era poblada de los nuestros moros e fue perdida e fue cobrada de los christianos, que avía çerca d’ella un castillo que a ese tienpo era llamado por nonbre Selva, el qual fallo por estos mesmos libros que a esta sazón perdió luego este nonbre que avía de Selva e fue llamado Montiel, que agora es así llamado; e si tú eres aquel rey que la profezía dize que ha de ser ençerrado luego, esta es la selva e el lugar de ençerramiento, segund por esta profeçía se pone. En él abrá de conoçer estas muertes e lo ál que la profeçía dize Dios solo es d’ello savidor, al qual perteneçen los tales secretos.

   E porque en este logar cansó el mi saver e en este caso que era de menester de saver no pude más alcançar, ca lo pasé a mayor otro logar e no ove por industria, salvo por quanto se dexó (783) vençer de alguna opinión que la mi imaginança no parte después a que se desí tiene, que bien así commo en cada uno de los otros mienbros esta profeçía faze contra en cada materia, segund siguía por las profiçías, que bien así irán faziendo su curso por su conclusión de uno al otro de grado en grado contra esta ave negra que así dize que naçerá, en la qual todas estas cosas han de ser conplidas; e porqu’el postrimero seso en que faze conclusión del ençerramiento sería antes adevinança que no asentamiento de saver, lo qual en todo buen saver deve ser repetido e dexada su esplanaçión aquel en quien es el poderío que lo tal resería en sus secretos e tu ventura que la / [Fol. 330 v., col. a] querrá Dios guiar e desbiar por que las cosas antes dichas no ayan logar de fazer en ti la esecuçión que trae tan espantosa, en el qual yo sería muy agradable, maguer que en mis juizios fincase contrario e no verdadero, lo qual sería grave e verdadero e muy ligero de lo sofrir porque mayor buena andança sería a mí en la tu merçed del bien e vida segura que ovieses que no del contrario que temo, ca en lo que te conplirá mándame como a tuyo e en esto me farás grand plazer; mas no me escrivas este vocablo rogar porque en el tu reino me fazes pesar e no cae en razón. E si algo fue atrevido, no culpes la mi osadía porque de la parte del tu cudioso seso me atreví e mandásteme por tu carta que la verdad d’esto no [te] (784) fuese negada en aquello qu’el mi saver alcançase. Yo fablé contigo segund lo entendí sobre ello, mas no por otra çertidunbre que podiese afirmar; pero según la tu corte ay omnes savidores e justos de quien las tales cosas no se encubren e me terné a la mejor corruçión del su saver.

   Escrita en Granada a XX de enero.

        

   Título de cómo el rey don Pero salió de Sevilla para acorrer a Toledo e cómo fue vençido e muerto por el rey don Enrique    

   En el año del Señor de mil CCCLXIX años, en el mes de março, partió el rey don Pero de Sevilla para ir acorrer la çiudad de Toledo. E llegado açerca de Montiel, aquella que antiguamente fuera llamada Selva, que quiere dezir en latín monte, el Rey, toviendo derramada su gente por las aldeas e por descansar e como venía de camino, no se temiendo de cosa porque tenía qu’el rey don Enrique no dexaría la çerca de Toledo, el rey don Enrique, sopiendo su venida, dexó recaudo sobre la dicha çiudad e andovo noches e días con las más gentes que pudo, andando de noches con achas e candelas e linternas ençendidas e del día por los logares desbiados de los caminos, e falló al rey don Pero a mal recaudo, como dicho es; e quando lo vio, no pudo recoger todas sus gentes ni las más d’ellas porqu’el día llegaron sobre él. E con todo púsose en batalla mucho esforça-damente. [col. b] Pero commo con él eran pocos e con el rey Enrique muchos e venían aperçevidos, luego fueron desbaratados el rey don Pero e los suyos; e él e los mejores que con él eran metiéronse en el castillo e villa de Montiel, donde luego fue çercado. E veyéndose afincado porque no tenían viandas ni socorro de ninguna parte, ovo su fabla con mosén Veltrán de Claquín, Condestable de Françia, prometiéndole muchas villas e dineros e otras dádivas por que lo sacase de aquella villa e lo posiese en salvo de noche. E conçertado con él, ovo su fabla con el rey don Enrique para lo vender por aquel preçio mesmo qu’el rey don Pero le dava e sacólo de noche sobre su fe e omenaje e tráxolo a su tienda de noche ençima de su cavallo e unas coraças verdes vestidas; e llegando a la tienda, fízolo descavalgar contra su voluntad, deziéndole que luego lo levaría en salvo. E en esto, fízolo saver al rey don Enrique, el qual vino armado de todas armas e, entrando por la tierra, dixo:

   -¿Quál es el traidor de mi hermano?

   E el rey don Pero luego lo conoçió en la palabra e dixo altas vozes esforçadamente, aunque beía su muerte, «yo só, yo só» dos vezes e fuese abraçar con él con su daga en la mano e cayeron anvos en tierra. E el rey don Enrique cayó devaxo e el rey don Pero sobre él, ca era mucho valiente e esforçado; e yoguiendo devaxo, diole el rey don Enrique por el rostro con la daga un golpe e, quando los françeses e castellanos vieron qu’el rey don Pero andava buscando con la daga por dónde diese con ella al rey don Enrique, que estava todo armado e con bacinete e visera, trabáronle de las piernas e volviérongelo devaxo. E con el ayuda d’ellos cortóle la caveça e fízola echar en un río, donde nunca pareçió, e el cuerpo levaron a la Puebla de Alcoçer.

        

   Título (785)    

   Este mosén Veltrán era nativo e natural de Bretaña e omne de poca manera, aunque era de buen linaje de los d’ella e por proeça de armas fue nonbrado cava-[llero] (786) // [Fol. 331 r., col. a] e rico e preçiado en la corona de Françia; e fue Condestable e Governador d’ella. Enpero todas sus prohezas que alcançó fasta aquel día le fueron e son e serán retraídas porque a tan grande traiçión e sobre su fe vendió e fizo matar a tan alto e noble rey e prínçipe, de lo qual todo aquel algo que por ello reçibió lo ovo de dexar acá; e d’ello no levó sino la infamia e sin ello e con ella pasó d’este mundo.

   E morió este rey don Pero en hedad de XXXV años e medio e era muy fermoso e asaz de cuerpo grande e blanco e rubio e çeçeava un poco en la fabla. E era muy caçador de aves e fue muy fermoso e sofridor de trabajo e de guerra, más que prínçipe christiano que fuese. E era bien conplido e bien razonado e tenprado en su comer e vever e dormía poco. E fue mucho amador de mujeres e ovo muchas d’ellas. E fue muy codiçioso de allegar thesoros e joyas; e valieron las joyas que fueron falladas en su cámara XXX cuentos en piedras preçiosas e en aljófar e de oro e de plata e paños de oro e de seda e de otros apostamientos. E avía en Sevilla en la Torre del Oro e en el castillo del Almodóbar del Río sesenta cuentos. E así ovo el rey don Enrique en todo CLX cuentos. E mató muchos de su reino e son estos que se siguen: primero a Garçilaso de la Vega e a don Alonso Ferrández Coronel e a Juan Alonso Carrillo e a Pero Coronel, su sobrino, e a Juan González Trincado e a Ponçe Díaz de Castañeda e a don Rodrigo Rodríguez de Viedma e a don Juan Núñez Maestre e a Pero Rodríguez de Villegas e a Rodrigo Roiz de Rojas, Adelantado, e a Martín Núñez de Aranda e a Pero Roiz de Marchena e a Ferrand Sánchez de Rojas e Alonso Gómez, Comendador.

   E mató en Toledo quando tomó la Reina XX çiudadanos e a don Garçi Meléndez, Comendador, e al conde Velasco de Toledo e a Gil Pérez Palomeque e a Tenorio Rodríguez, su hermano, e a Pero Estávanes, Maestre de Calatrava, e a Ruy González de Casta-ñeda [col. b] e a Martín Alonso Carrillo de Quintana e Alonso Tello, su hermano, e a Gómez Manrique Serbantes e a Diego, Marqués de Godoy.

   E mató en Toro XX escuderos que estavan con la Reina e a don Juan de la Çerda e a don Fadrique, su hermano maestre, e a Sancho Roiz de Villegas e al infante don Juan, su primo, e a la Reina, su muger, e a Lope Sánchez de Mendaño, Comendador, e a Pero Cabrera de Córdova e a Martín González de Gaete, Comendador, e Alonso Jafre Tenorio e a Lope de Fermosilla e a doña Isabel, Señora de Vizcaya, e a don Juan, fijo de doña Leonor.

   E mató muchos alcaldes e çiudadanos poderosos en las villas, que serían largos d’escrevir por sus nonbres. E fizo matar con yerbas a la reina doña Blanca de Vorbón, su muger. E fizo matar en Toledo XX regidores e a Diego Álvares Maldonado e a Pero Ruiz Sarmiento e a Juan González de Soto e Alonso González de Edobro. En Miranda mató tres escuderos por robo e Amén Rodríguez Tenorio e a Ferrand Godiel de Toledo e a Furtún Sánchez Calderón, prior de Sant Juan, e a don Pero Núñez de Guzmán e a don Gutier Ferrández de Toledo e a Gómez Carrillo de Quintana e a Gutier Díaz de Caballos, prior de Sant, e a don Semuel Leví, su thesorero, e a Ferrand Delgadillo del Pliego e con yerbas a don Juan Alonso de Alborquerque e a su fijo don Miguel. E mato a Juan Ferrández de Tobar e al [A]rçobispo (787) de Santiago e al Deán de Santiago e a Ínigo López de Orozco e a Sancho Sánchez de Orozco, su hermano, e a Gómez Carrillo de Córdova e a Garçi Jofre Tenorio, fijo del almirante, e a Ruy Ponçe Palomeque e a Fernán Martínez de la Xerena e Alonso Arias de Quirós e a Pero Martínez de la Xerena e a dos regidores de Sevilla e a doña Juana de Osorio, madre de don Alonso Péres, e a Martín Roiz de Córdova e a don Gil Vocanegra e al rey Vermejo de Granada e a don Edros e otros XXX onrados moros en Sevilla. E todos estos sobredichos mató el rey don Pero, segund dicho es. / [Fol. 331 v., col. a]

   Aquí se acava el XVII libro de los XXV libros que Lope Garçía de Salazar fizo en esta Istoria de las bienandanças e fortunas estando preso en la su casa de Sant Martín e comiénçase el XVIII libro, en que fabla del rey don Enrique Segundo de Castilla e de la çerca e toma de Carmona e de la entrada e guerra que fizo en Portogal; e de la batalla del puerto del Bue de Galiçia e de la armada que enbió al Rey de Françia; e de la muerte del conde don Sancho, su hermano, e de la guerra que fizo a Navarra; e de la enbaxada que enbió al Rey de Aragón sobre el reuto de don Juan Ramírez de Arellano; e de la muerte d’este rey don Enrique e del reinamiento del rey don Juan Primero; e de la presión e muerte del adelantado Pero Manrique e de la carta que ovo del Soldán de Vavilonia sobre el Rey de Armenia; e de la guerra de Portogal e de la batalla de Aljubarrota e de la de Troncoso e de Xerez; e de la guerra e pestilençia del real de Lisbona, que fue antes d’ella; e de las Cortes de Guadalajara; e de la muerte d’este rey don Juan e del reinamiento del rey don Enrique Terçero; e de la presión del Duque de Venavente e de la çerca de Gijón e destierro del conde don Alonso; e de la muerte d’este noble rey don Enrique e del reinamiento del rey don Juan Segundo; e de los Infantes de Aragón e presión del infante don Enrique e de su soltura e muerte; e de las vatallas de Olmedo e de Panpliga; e de la presión del dicho rey don Juan e de sus fechos; e de la muerte del dicho rey don Juan e del reinamiento del rey don Enrique Quarto; e de sus fechos primeros e de todos los otros fechos acaeçidos en los tienpos d’estos dichos quatro Reyes, espeçialmente de los prinçipales. Comiénçase en fojas CXXXI.

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   748.- los, en el manuscrito.

   749.- En el texto se lee claramente pesta; B ha interlineado encima la sílaba ca.

   750.- que, interlineado por otra mano.

   751.- En blanco en el manuscrito.

   752.- pusosoles, en el manuscrito.

   753.- R.H. afirma que está en blanco y propone 1368. No hay un espacio en blanco, sino que un borrón dificulta la lectura: mil CCCLVIII parece leerse este año figura también en el ms. 1634 de la B.N., fol. 717 r., pero realmente debe tratarse de 1368, octavo año de su reinado, porque, de acuerdo con el propio texto, 1369 fue el noveno. Véase Bienandanzas, ed. cit., vol. III, p. 224.

   754.- Verbemeo, en el manuscrito.

   755.- rey, en el manuscrito. Ya había dado esta lectura R. H., ed. cit., vol. III, p. 227, aunque no anota la del códice.

   756.- Espacio en blanco en el manuscrito.

   757.- mandar a, copiado dos veces.

   758.- e le tenedes, reclamo al final del folio.

   759.- que, escrito nuevamente detrás.

   760.- e, en el manuscrito.

   761.- Falta algo para que tenga sentido y otra mano ha añadido grand plazer en el margen izquierdo.

   762.- tenía, repetido detrás.

   763.- a, interlineada, por otra mano.

   764.- ca tenían primero su real, copiado dos veces.

   765.- Copiado dos veces el signo tironiano.

   766.- Ha quedado en blanco el espacio reservado para el título.

   767.- vertad, en el manuscrito.

   768.- pagado, repetido detrás.

   769.- aún, copiado otra vez detrás.

   770.- me, interlineado, por otra mano.

   771.- vide, en el manuscrito.

   772.- El resto del título ha quedado en blanco.

   773.- ateñe, en el manuscrito.

   774.- fezistes, tachado; vistes, escrito al lado, fuera de la caja de escritura. No puedo determinar si se ha escrito por la misma mano o no.

   775.- manda, tachado por el propio copista; daña , añadido por él mismo a la izquierda de la columna, fuera de la caja de escritura.

   776.- e tresquilara la lana, repetido detrás.

   777.- Un borrón en el manuscrito impide afirmar que esta sea la lectura correcta.

   778.- Debería ser quarta.

   779.- a, en el manuscrito.

   780.- a, en el manuscrito.

   781.- que, copiado dos veces.

   782.- oçidente, en el manuscrito.

   783.- por industria salvo por quanto se dexó, repetido detrás.

   784.- te, interlineada, por otra mano.

   785.- Véase nora n. 19.

   786.- llero e rico, reclamo al final del folio.

   787:- Orçobispo, en el manuscrito.